martes, 16 de julio de 2013

MIGUEL ANGEL BLANCO… IN MEMORIAM



“Era un chico muy nervioso y activo, bastante extrovertido. Contaba chistes con frecuencia y tenía un carácter fuerte, de esos que perseveran en los objetivos" Así definía su hermana a Miguel Ángel Blanco. La semana pasada, el día 13, se cumplieron 16 años de su asesinato a manos de dos terroristas vascos de ETA, después de torturarle durante más de cuarenta y ocho horas. Tenía 29 años.

El Gobierno democrático de la nación española fue chantajeado por la banda de terroristas con la exigencia del traslado de los asesinos presos de la banda a las cárceles ubicadas en la comunidad autónoma vasca. Ante la negativa de acceder a sus exigencias por parte del presidente Aznar, los asesinos cumplieron su amenaza y mataron al joven concejal del PP de dos balazos en la cabeza.

Le pusieron de rodillas. Le ataron las manos a la espalda con un alambre. El primero de los tiros se lo dieron bajo la oreja derecha y no fue letal por lo que Miguel Ángel no perdió la consciencia. Sintió, ya con la cabeza rota y manando abundante sangre, como le hacían violentamente ponerse de rodillas, y mientras otro terrorista sujetaba a Miguel Ángel, le pegaron el segundo tiro a bocajarro en la nuca. Le disparó Francisco Javier García Gaztelu mientras Luis Geresta Mujika le sujetaba para que su compañero pudiera disparar cómodamente un segundo tiro a bocajarro. Le dejaron tirado en un solar, cuando aún respiraba como un pajarito moribundo. Fue encontrado,  agonizante, por unas personas que paseaban a sus perros.

Punto y final a la vida de Miguel Ángel.

Se ha hablado y escrito muchísimo desde entonces de la vigorosa reacción contra la ETA de la sociedad española y como parte de ella, de la sociedad vasca, inmediatamente antes y después del espantoso asesinato. Los medios de comunicación retransmitieron en tiempo real la angustia de la nación que se temía que la matanza iba a perpetrarse fatalmente en la persona de ese chico cuyo rostro de expresión inocente y un poco perpleja, salía constantemente en las pantallas de los televisores de todo el país; un chico joven, corriente, igual a cualquier otro, parecido a nuestro hijo, nuestro vecino, nuestro hermano … Han corrido ríos de tinta, se han hecho sesudos análisis por parte de politólogos y sociólogos a cerca de la actitud de rechazo de la ciudadanía al execrable crimen, de la entereza democrática de los españoles para superar el sufrimiento causado por el terrorismo vasco de Eta etc, etec.

Hace unos años los padres ancianos ya de Miguel Ángel decidieron llevarse a Galicia donde nacieron, los restos de su hijo, cuya tumba estaba siendo profanada con frecuencia en tierra vasca, sufriendo continuos ataques. Lo hicieron discretamente, silenciosamente, en la intimidad de su dolor. Nada más elocuente de lo que somos, de aquello en lo que nos hemos convertido.

Punto y final a las victimas.

El tiempo pone las cosas en su sitio, descubre la verdadera naturaleza de las personas, y desnuda de impostura los comportamientos colectivos. Ha bastado y sobrado los escasos años transcurridos desde el asesinato de Miguel Angel para dar por amortizado su sufrimiento. Es más, los asesinos han seguido ejerciendo de terroristas desde entonces, acumulando en su siniestra despensa de votos, asesinatos, amenazas, violencia y terror. Lejos de ser opinables, los réditos obtenidos por los terroristas son en mi opinión objetivos conseguidos y fácilmente constatables. Los terroristas están en el Parlamento de la nación, en los ayuntamientos vascos, mantenidos con nuestros impuestos. El PNV, el Partido Socialista, el Partido Popular, los partidos de Izquierda, todos ellos, con la complicidad de los jueces de nombramiento político, con el apoyo de los medios de comunicación vendidos a la subvención, los representantes del famoseo que se llaman a si mismos creadores, (evidentemente y como no podía ser de otro modo, con el apellido de progresistas) y para redondear la jugada, con la Iglesia y el clero vasco, cuyos seminarios fueron durante décadas abono fértil para los alacranes, no se si a la cabeza o a la cola, han decidido pasar página y hacer realidad el deleznable dicho, del muerto al hoyo y vivo al bollo.

Cada uno en el papel que ha elegido, por interés o por estupidez; por acción o por omisión, todos ellos han intentado y lo siguen haciendo, enterrar en cal viva la memoria ciudadana que un día ya lejano, parecía querer alzarse al grito de libertad y la justicia, contra aquellos que pretendían desangrarnos en la persona de Miguel Angel Blanco agonizante, inerte y solo. Deberían saber que el mas sofisticado de los perfumes no puede ocultar el hedor que desprende la piel sucia o el cuerpo enfermo, que muy al contrario, el aroma de la flor sobre la muerte, no hace otra cosa que potenciar su fortaleza hasta la nausea. Es tan insultante, tan humillante, da tanta vergüenza constatar día a día que los amigos de los asesinos se alimentan de nuestro trabajo, que tienen voz y voto en la sede de la soberanía popular … su presencia hace tan evidente nuestra debilidad, nuestra indignidad, que no podemos dejar de reconocernos como los perdedores en esta lucha terrible contra la vida, la democracia y la libertad, en la que solo han muerto asesinados los buenos y de entre ellos, los mejores.

Miguel Ángel fue asesinado por ser español, por pertenecer al Partido Popular, por defender la idea de una País Vasco formando parte una España democrática. Su muerte es hoy más que nunca una vergüenza para la nación capaz de comerse el recuerdo de una sentada y sin pestañear; su muerte es la ignominia de un Presidente de Gobierno del PP, con su presidente a la cabeza, y con un ministro de Interior del Opus Dei, que a fuerza de mirar para otro lado han terminado contemplando como único horizonte el mostrado por Parido Socialista de Eguiguren y el nunca suficientemente denostado presidente Rodríguez Z. protagonista de una negociación en la que los asesinos seguían poniendo sobre la mesa miedo y cadáveres de persona inocentes; con los cuerpos aun calientes de los fallecidos en el atentado terrorista de la T-4 en Madrid, el presidente del último gobierno socialista salía por la televisión luciendo corbata enlutada, y impostando un gesto doliente.

Mintiendo. Mintiendo. Mintiendo.

En este tiempo aciago, en el que el protagonismo absoluto lo ostenta la crisis económica; en el que la corrupción política inunda los despachos de los hombres mas influyentes de nuestro país, ahora, que parece no haber lugar para otra cosa el lamento por la pérdida del bienestar que un día nos pareció que jamás pudiera faltarnos, ahora, quiero que mi recuerdo sea para la ausencia, para los besos de Miguel Anguel que murieron en sus labios, para los hijos que no pudieran nacer de aquel chico inocente vasco y español; para el miedo que debió secar su boca, anegando de cada poro de su piel, para cada una de sus lágrimas, para las inútiles y desesperadas súplicas que debió alzar al corazón pestilente y despiadado de sus asesinos.

Mi memoria, en este tiempo que vivo con una mezcla de curiosidad y de desprecio, toma nota, cuidadosamente, de las formaciones y partidos políticos, las instituciones sociales, las mas altas instancias del estados, de aquellos que elegimos democráticamente para proteger nuestra Libertad, ejercer la Justicia, gobernar con rectitud, honrar a las victimas y respetar su memoria. Señalo en mi conciencia a todos aquellos que nos han traicionado. Al igual que la distancia mas corta entre dos puntos sigue siendo la línea recta, los hechos se alían con el inexorable paso del tiempo para que cada cual ocupe el lugar que le corresponde en la Historia. Ahora ya no tenemos excusa, sabemos quienes son y como se ha comportado, donde están sus responsabilidades y sus culpas. “Por sus hechos los conocereís…, incluso a aquellos que se disfrazan de sepulcros blanqueados”. Es la hora del recuerdo, de la reflexión madura, de la consciencia, de la responsabilidad. Es el momento de la desconfianza; nunca es tarde para decirles con toda serenidad y con toda firmeza:

Con mi voto, NO.

En este tiempo, que me cuesta tanto comprender, mi recuerdo es hoy para Miguel Ángel Blanco.  Que vuele y le busque ... y le encuentre entre los ángeles del Cielo. Que le alcance como un beso de cumpleaños eterno.