jueves, 26 de mayo de 2011

OKUPAS EN LA PUERTA DEL SOL. 15-M



Siguen en la plaza, y ya van más de  10 días que los “indignaos” han plantado sus reales en la Puerta de Sol de Madrid. Se lo han montado con modelito a medio camino entre comuna y poblado chabolista, y por la tarde-noche hasta la madrugada es un mix de feria veraniega y botellón urbano, aunque, me dicen que “la organización” no ve con buenos ojos el consumo de bebidas alcohólicas. Con buen criterio han debido considerar que podría resultar un pelín desagradable el acumulo de potas pestilentes, al uso de lo que nos tienen acostumbrados en otros lugares de ocio joven y popular, que dejan los portales, aceras y demás lugares donde los vulgares ciudadanos transitamos para ir a nuestras casas o a nuestros curros, o a la oficina del paro, que no hay quien donde poner los pies sin recibir por los sentidos, el olfativo sobre todo, las miasmas efervescentes y estomacales de los jóvenes que deciden ponerse primero ciegos y luego bizcos de vomiteras, meadas y hasta cagadas, con perdón, en la vía pública por no hablar de los residuos de latex impregnados de fluidos corporales que como setas crecen los fines de semana en nuestras aceras en la madrugada. Pero vamos a lo de la sentada, más bien acampada, mayoritariamente juvenil de la Puerta del Sol.

Yo me había propuesto no tocar el tema, sobre todo porque lo de las acampadas no va conmigo, ni siquiera las montañeras tan saludables, dicen, desde todo punto de vista. Pero el rollo campestre no va conmigo, que le vamos a hacer. Soy una vulgar urbanita, hija del asfalto y usuaria de la polución atmosférica, y el oxigeno en demasía, me da mareo. Me produce algo así como el mal de altura que dicen las gentes del Altiplano, y me quedo pálida y con mal cuerpo, al tiempo que mi cara adquiere el tono nada favorecedor color de acelga. No es que no me guste la Naturaleza, no.

Adoro la vida en el mundo de los animales y de las plantas, y no puedo ver un esqueje de geranio sobre la acera caído de alguna terraza sin conmoverme con su desvalimiento y llevármelo a casa para darle una nueva oportunidad de futuro en alguno de mis tiestos. Por otro lado, a lo largo de mi vida he convivido en casa con, al menos un gato, lo que constituye un espectáculo privilegiado. Toda la fuerza de los mundos salvajes se oculta en las pupilas de los ojos de un gato, plenos de magia y de misterio. También he tenido perros desde casi el primer momento que me emancipe, de eso hace ya muchos años, porque a diferencia de lo que sucede hoy, tenía poco mas de dos décadas de vida cuando ya me la gestionaba con absoluta independencia del nido materno. Mis perritas, para ser mas exacta, me han permitido comprender la grandeza de la gratuidad del amor. Si, ya se que parece excesivo hablar de amor cuando nos referimos a animales, pero no se me ocurre otra palabra que mejor describa la gratuidad del afecto desbordante e inocente que el dueño de un perro recibe de su compañero peludo a cambio de casi nada. Ahora también recuerdo a mi pajarito Merlín, cojo de una pata durante años, al que le construimos una especial plataforma para que descansara de la fatigosa tarea de mantenerse sobre su única patita; mi humilde canario que me saludaba insistente y cantarín cada vez que me acercaba a su jaula para saludarle y decirle las cuatro tonterías que le encantaban, o cuando le limpiaba puntualmente su jaula, y renovaba el alpiste y poniéndole alguna chuche especial para pajaritos, de suculenta miel aderezada con deliciosas semillas. Mi canario cantor de mil músicas, que alzaba su voz de pío pío sin pudor alguno, unas veces barítono y otras tenor, por encima de las voces humanas, sobre todo las que emanaban de la TV como un tóston, lanzándonos a todos su mensaje inescrutable y feliz desde su jaula, como si de un púlpito se tratara.

Si, adoro el mundo natural.

Los paisajes marinos o de montañas rocosas, se me meten en el alma, y ahí se quedan, prendidos de mi y yo de ellos, y se que algún día les pertenecí, hace ya algunos milenios. Y, cuando me pasmo ante su imponente grandeza, algunas de mis neuronas se estremecen con el recuerdo que pernocta en la lenta e imparable evolución de la que formo parte y un escalofrío de terror me devuelve al tuétano mismo de la vida de mis antepasados y puedo imaginar como si los viera mismamente, que le arrancan a la Naturaleza, a fuerza de mordiscos y curiosidad, la supervivencia de mi especie. Si, la Naturaleza está ahí mas presente para mi, cuanto más ausente del asfalto que piso diariamente. A cambio, me queda la otra, su hija pequeña y delicada; la de las flores multicolores de las rosaledas, de las fuentes cantarinas; de las islas ajardinadas entre los semáforos, de los parques amables y frescos, en los que juegan los niños y se recuesta la vejez al sol, mirando como corretea una ardilla que acaba de saltar sorpresiva y llevada de alguna urgencia, en ese árbol que habita el Parque del Retiro. Ríos de naturaleza verde y frondosa serpentean mi amada ciudad, Madrid, donde anidan los gorriones y crecen pensamientos y azaleas, que reciben las caricias diarias de esos hombres vestidos con un mono verde, de rostros curtidos y manos expertas, que alimentan sus raíces y esculpen cuidadosamente los brazos cansados de los árboles preparándolos concienzudamente para que vistan sus mejores galas cada Primavera.

Si, amo la Naturaleza y tengo que confesar que no me gusta nada compartir mi comida con las hormigas ni con las moscas. Que quieren, una es así de milindres. Por si eso fuera poco, me encanta beber el agua bien fría en vaso de cristal fino, a ser posible, y comer en una mesa sobre su mantel con platos de loza o de porcelana. Además, me horroriza dormir a raso. No es porque las estrellas no me fascinen, o que la luna me sea indiferente, no, al contrario. El firmamento salpicado de luces en el firmamento es un espectáculo incomparable que me ayuda a transitar por el camino del silencio nocturno, hasta los rincones mas ocultos del alma y del recuerdo. En cuanto al sueño, no hay nada para mi como una cama blanda con almohada dúctil y mullida. Para otras cosas, acceder a un baño sin dar demasiados rodeos es condición indispensable que no estoy dispuesta a negociar a ningún precio. Por lo que se refiere a la compañía, tengo que decir que me gusta la gente, pero el olor de las personas con las que se roza mi piel prefiero elegirlo, a lo que debo añadir que la intimidad de la madrugada necesito tenerla a salvo de desconocidos, por si se me escapa del alma algún secreto. En fin, así las cosas, es fácil comprender porque no soy amiga de las acampadas ni “naturales” ni, muchísimo menos urbanas

martes, 17 de mayo de 2011

LA IZQUIERDA Y LA LIBERTAD, COMO EL AGUA Y EL ACEITE



El día 14 de marzo de 2010, hace apenas un año, en esta mi casa virtual, estábamos de luto. Embargada por la tristeza y llena de rabia, colgué en una de sus ventanas, un artículo titulado “Tres lágrimas por Cuba”. Acababa de conocer que el régimen comunista cubano había llevado hasta la muerte al ciudadano Orlando Zapata Tamayo, tras una terrible huelga de hambre de 83 días en protesta por las inhumanas condiciones carcelarias a que estaba siendo sometido. Se había perpetrado un atentado contra los derechos humanos verdaderamente repugnante. Orlando Zapata estaba muerto, y solo quedaba rezar por su alma y maldecir al régimen político responsable directo de su muerte. Denunciar al comunismo cubano, que ha convertido Cuba en un gran cenagal de dolor y de sufrimiento.

Ha pasado poco más de un año, y nuevamente el mundo ha conocido la noticia del asesinato de otro ciudadano opositor al régimen. Juan Wilfredo Soto García asesinado a manos de la policía cubana cuando se encontraba en un parque público. Los esbirros del régimen le mataron de una paliza. Con una impunidad escalofriante le esposaron, le inmovilizaron, y después, le mataron a golpes.
Cuba permanece hoy, en los albores del Siglo XXI, sumida en el terror bajo la bota del monstruo, mientras éste sigue alimentándose de la sangre de los inocentes, de los valientes hombres que no pueden dejar de ser libres sin dejar de ser hombres, en un lugar del mundo en el que, como siempre ha sucedido en los países social-comunistas, los seres humanos tienen la única consideración por parte del poder político de sujetos de adoctrinamiento y objetos de explotación. He visto en algún medio que Alemania ha pedido explicaciones al gobierno cubano sobre las circunstancias de la muerte de Juan Wilfredo Soto y poco más… La mayor parte de los países occidentales, sobre todo y fundamentalmente España, siguen dándose besos en la boca con ese régimen abyecto y cruel, con esa meretriz vieja y ajada, que apesta a descomposición, que sigue jugueteando lascivamente con los Organismos Internacionales, mientras babea la sangre de sus víctimas.

Recuerdo con vergüenza ajena, que en octubre de 2010, España abanderaba el acercamiento al régimen comunista cubano por boca de sus Ministra de Asuntos Exteriores. La señora Jiménez decía textualmente: "Cuba ha hecho innegables progresos en estos meses. Hemos pedido a nuestros colegas una señal, un cambio, en la forma en que la UE se relaciona con Cuba con el objetivo siempre de respaldar de una manera más eficaz sus procesos y sus reformas", abriendo la posibilidad de cooperación comercial y política con el Gobierno cubano. Doña Trinidad dijo todo esto, y algunas otras cosas más de semejante jaez, sin sonrojarse, sin avergonzarse, que para eso ya estamos los ciudadanos españoles que no somos de izquierdas, que sentimos la arcada en la garganta cuando vemos a nuestro país apuntalando la complicidad internacional con este régimen asesino.

La izquierda de la España de hoy, la que se entiende con Castro y con Chaves, con los hombres de paz de la ETA, sigue alzando el puño, públicamente, en la calle de todos, pensando que es suya, que le pertenece. Entona la Internacional, y lo hace, sin pudor alguno delante de todos aquellos que les quieran mirar. Hasta el Presidente Sr. Rodríguez Z. se vanagloria y autodenomina con el adjetivo de "rojo", y lo hace, como todo lo que hace él, con una sonrisa que a muchos nos da miedo. Siempre nos tememos lo peor, y siempre acertamos desde hace casi ocho años.

La izquierda de la España de hoy, reivindica orgullosamente su protagonismo en la Segunda República, de ferocidad insospechada contra todos aquellos a los que consideró sus enemigos que eran, al menos, la mitad de la nación. Falsas creencias de igualdad y de libertad que avivaron el odio más ardiente en las mentes más obtusas, en los estómagos más hambrientos y en los mas crueles corazones; condecora al hombre anciano al que la vida ya se les escapa de las manos pero cuyas pupilas siguen iluminadas por la llama del rencor y de la venganza. Manda callar, airado, sin contemplaciones, cuando se le pregunta ¿Por qué?, ¿Por qué también aquellos que solo eran unos niños? ¿Por qué? ¡¡“Estoy hasta los colgajos, contesta, de explicar “lo de” Paracuellos¡¡. No se atreve a ponerle nombre a lo que allí sucedió. Muchos lo sabemos, se llama, exterminio.

La izquierda de la España de hoy, se atreve a hablar de memoria histórica y lacera las almas de los todavía supervivientes a un gobierno republicano ideológicamente rojo y teñido de la sangre de  decenas de miles de ajusticiados por ir a misa o por ser de derechas, que venía a ser lo mismo. ¡¡Ah,  su memoria de la historia¡¡ que silencia las fosas comunes que son de los otros, y cuando encuentran en ellas a menores entre los cadáveres, despachan la cuestión diciendo eran hijos de los ricos… La izquierda que, implacable y embustera, oculta a la opinión pública la existencia de hombres y mujeres, viejos y jóvenes, abocados bajo su despótico poder a ser héroes o mártires, o simplemente, reos y condenados sin juicio, en un país sin democracia y sin ley. Que manipula y retuerce la realidad de manera torticera hasta acomodarla a su propio molde, contestada cada día con más contundencia por los datos y los hechos que con el paso del tiempo han adquirido naturaleza de históricos.

La izquierda en España de hoy, esta crecida y alardea de una supuesta supremacía moral que pregona a las cuatro vientos, y cuando disentimos, o nos oponemos a sus presupuestos sacrosantos y osamos desmontar el mecano ideológico que se ha construido, desvelando la falsedad de sus presupuestos teóricos, cuando airamos lo que consideramos sus abusos de poder, su manipulación de la justicia, el terrorismo de estado (GAL) practicado por su gobierno y que muchos no olvidamos porque puso a los pies de los caballos a nuestra endeble y joven democracia; cuando denunciamos la corrupción que ha socavado los cimientos de la vida política allí donde su influencia y poder se ha hecho más presente, su peligrosa capacidad para comprar voluntades y destruir a los discrepantes, entonces, nos llama derecha extrema o fascistas. Ponen en marcha la maquinaria del insulto y la descalificación, la marginación política y personal, llegando hasta donde sea conveniente, donde haga falta.

La izquierda española no soporta la independencia y le aterra la libertad. Porque en una sociedad asentada en principios liberales, de ciudadanos maduros y emancipados del poder político, cuya razón de ser y de estar no fuera otra que la de estar al servicio de una ciudadanía exigente y responsable, la izquierda española, digo, no tendría sillón en el que asentar sus posaderas, ni ámbito de lo público en el meter la mano habida cuenta de sus estrecheces intelectuales y de su escasa moralidad en la gestión de lo que es de todos, argumentando que aquello que es de todos, no es de nadie, como dijo la inefable ministra socialista de educación Sra. Calvo.

Por eso, por todo eso, frente a los deseos de libertad de los ciudadanos disidentes cubanos, no pierde ocasión de echar una mano al régimen comunista. La izquierda española de políticos de medio pelo, culturetas con vocación de clá y artístillos de quinta fila, lame las botas con entusiasmo de una de las más deleznables dictaduras vivas del planeta. Mientras los ciudadanos cubanos sobreviven como pueden en la pestilente, oscura y gigantesca cárcel revolucionaria, la progresía española enseñoreada de un glamour hortera y casposo, sonríe a la Habana, que es lo suyo.

La posición española en la política exterior del gobierno socialista español es una manifestación más de la ideología socialista, que por otro lado, no hace otra cosa que reproducir la actuación que viene manteniendo en política interior y que alcanza su máxima dimensión en las negociaciones llevadas a cabo con la ETA causando un terrible sufrimiento a las victimas de la organización asesina, y de vergüenza y rabia a los ciudadanos que consideramos que únicamente la mano de la Justicia y de la Libertad, es posible vivir en una sociedad digna de ese nombre.
Aquellos que pensamos que los seres humanos somos más que una especie natural; mas que una clase social, mas que un producto de ingeniería sociológica o cultural; aquellos que defendemos nuestra individualidad innegociable, innegable e inabarcable para ningún diseño de compás y cartabón, maldecimos, criticamos y denunciamos, cualquier fórmula política que humille al hombre, que pretenda arrancarle sus sueños, que amordace su palabra, que destierre a su dios, que destruya su familia, y le arrebate su propiedad. Nosotros creemos que no hay cárcel, ni castigo, ni cadenas, ni sufrimiento que pueda silenciar a un hombre libre, que pueda destruir su esperanza, por eso, muchos, no dejaremos de apoyar a los disidentes de Cuba, de Venezuela, de China, de Irán, de Nigeria etc… de todos los lugares del Planeta donde los derechos humanos se violan todos los días en nombre de regímenes políticos, (socialistas, comunistas, indigenistas…), y creencias religiosas totalizantes y excluyentes.

Y, volviendo la vista a casa, muchos, no dejaremos de acompañar, de comprender, de valorar, y sobre todo, de resistir, al lado de las víctimas del terrorismo de ETA. Denunciamos la actuación los gobiernos socialistas en el tratamiento del problema de terrorismo asesino que padecemos. No vale todo, ni antes aceptamos los asesinatos de los GAL, ni ahora, aceptamos los acuerdos y componendas con el grupo terrorista vasco. Jamás les perdonaremos ninguna de las dos cosas, las dos caras de una misma moneda con la que no pueden comprarnos. Somos ciudadanos libres y exigimos Justicia. Nada más ni nada menos.