viernes, 19 de junio de 2015

EL NUEVO PODER TERRITORIAL.

Ha sucedido. El Partido Popular ha perdido las elecciones autonómicas y locales, de manera estrepitosa. Como era previsible, Mariano Rajoy ha recibido en las urnas, el justo castigo a su soberbia, a su mala ralea, pero sobre todo, a su estupidez. Cuatro años insultando a sus  votantes, con sus acciones políticas y con sus omisiones; con sus declaraciones y con sus silencios le han pasado factura.  La derecha sociológica que le llevó al poder con mayoría absoluta, aunando fuerzas con aquellos que no siendo conservadores percibieron con nitidez que el futuro de España se encontraba en el abismo con el socialista Rodríguez Z, no le han perdonado el desprecio con el que ha tratado a las bases sociales de la derecha, que le confiaron el futuro de la nación tomando en consideración y muy en serio su palabra dada. A cambio, el presidente del gobierno  traicionó a sus votantes,  desde el minuto cero de su llegada a la Moncloa.

Rajoy se ha convertido en estos cuatro años en el líder, (por decir algo) que las diferentes familias que componen la derecha sociológica, aborrecen y temen, sabedoras de  que la compleja personalidad que se le atribuye al personaje le llevará a no mover un dedo por España si ello supone el abandono del poder,  del que jamás fue merecedor. Rajoy encarna la traición, la mentira, el cinismo y la vacuidad, a que se reduce la política cuando se pierde de vista la dimensión moral de la actividad pública, convertida en un pragmatismo sin horizonte y cortoplacista, al servicio de intereses espurios, personalistas  y deleznables. Intereses, ceñidos a los caprichos, deseos, temores y complejos, de un líder rodeado de lacayos ciegos, mudos y sordos a la hora de velar por el bien común.

Rajoy tiene toda la pinta de ser historia.  Más que historia, con mayúsculas, “historieta”; una fabula ramplona, un cuentecillo en el que no ganan los malos, sino los peores.  Ganan sin honores, si vítores porque su victoria es el preámbulo agónico de un final que se encuentra a la vuelta de la esquina. A Rajoy le queda un telediario, pero antes tendremos que asistir desolados al desmoronamiento de nuestro país, que él no ha querido ni ha tenido arrestos para proteger. Le ha faltado lealtad y le han sobrado arrobas de inanidad.

Me he referido hasta este punto y aparte al aún presidente de Gobierno porque en la que hasta ahora ha sido la oposición no hay nadie. Bueno si, encontramos a un PSOE degradado,  hecho jirones, abandonado de sus votantes. El fracaso del PP en las  urnas es solo comparable a la hecatombe que ha sufrido el partido socialistas de Pedro Sánchez. Los socialistas moderados, socialdemócratas, se encuentran desnortados, viendo como sus líderes andan dando bandazos de aquí para allá,  mendigando alcaldías a cualquier precio por todo el territorio nacional. Ellos dicen que es para desalojar al Partido Popular del poder. Todos sabemos, sin embargo,  que llevan en barbecho cuatro años y son capaces de arrancarse los ojos con tal de pillar cacho. De esta guisa, con el estilo reptiliano de la lombriz, se ciscan en el compromiso adquirido con sus electores, cuando les prometieron que no apoyarían a formaciones filoterroristas y populistas (que es la forma suave de denominar hoy al comunismo y al fascisimo), y se colocan de cubito prono ante Podemos y cuando se tercie ante Bildu, esperando que entre escupitajo y corte de mangas, les dejen gobernar en ayuntamientos y capitales, mientras les tienen bien cogidos por las pudendas partes. El PSOE, el de Felipe Gonzalez o Leguina, no existe, ni siquiera es una reliquia a la que poder encomendarse, porque una vez perdida la dignidad y la vergüenza, no le queda nada que le permita levantarle la voz al amo de la coleta. El PSOE aun no esta del todo muerto, y ya apesta.

Los ciudadanos han hablado, y al tiempo que les retiraban la confianza a los grandes partidos  nacionales,  han votado a los “pequeños” que llegan para quedarse. Ciudadanos ha arribado desde  Cataluña, con Albert Ribera al frente. Llega con la experiencia de haberse fajado entre los independentistas mas rancios, corruptos y totalitarios. Los de Ciudadanos, vienen alzando la voz, con palabras graves, poniendo altísimo precio a los pactos y libres para tumbar gobiernos con los que no se comprometen. Su vocación es ahora nacional, y van a jugar la baza de la honradez política, de la moderación y la centralidad políticas. Haciendo suyos los símbolos nacionales constitucionales, y la democracia liberal como esencia ideológica. Ya veremos si los recién llegados aguantan el tirón de lo que a ellos y muchos de nosotros se nos viene encima, y se mantienen firmes en sus convicciones. Les va en ello el protagonismo como actor político cualificado en la Historia de España, o diluirse como un azucarillo en el olvido, sin llegar a nacer del todo,  sin pena ni gloria. En todo caso, la parte verdaderamente difícil del camino la encontrarán  más adelante, cuando la espiral en la que estamos sumergidos adquiera auténtica intensidad. Será en ese momento cuando deberá demostrar que es capaz no solo de aguantar el vértigo sino, si es capaz, además,  de parar la noria, y con ello de ofrecer a  España  una nueva oportunidad.

Y digo todo esto, porque el escenario político después de las elecciones del 24 de mayo, ha puesto en bandeja la gobernabilidad de una parte muy importante de la nación,  a Podemos, y a sus marcas blancas,  (que viene a ser idéntica cosa) , y están dispuestos a ejercer el poder de manera implacable.

Me da muchísima pereza entrar en el análisis de cuales han sido las razones de la ciudadanía para confiar en una formación de esta naturaleza. Los que saben de estas cosas dicen que ha sido la ira, el hartazgo ante la corrupción generalizada de los partidos nacionales, lo que ha llevado a los españoles ha votar al partido de Pablo Iglesias o a sus acólitos. El hecho es que Barcelona, La Coruña, Valencia y Madrid, y una multitud mas de ciudades y pueblos de España, están ya gobernadas por opciones políticas alineadas con Podemos, lo que supone un hecho verdaderamente preocupante, porque, por vez primera desde la Transición, un partido de corte populista y totalitario ha accedido al poder territorial la mayor parte de la geografía nacional.

Podemos y sus marcas locales, con el apoyo explícito de un partido socialista rehén de su sentimiento enfermizo guerracivilista,  del que no consigue desprenderse, y con los votos del Bildu y afines partidos filoterroristas, suman fuerzas y encarnan la esencia del odio hacia la otra mitad de España, a la que aborrecen y a la que jamás han reconocido su derecho a existir.

Vivimos una situación inédita en España para centenares de miles de españoles, que por edad solo tenemos experiencia de vivir en Democracia. Los que llegan, los que ya están aquí, vienen con otro lenguaje, basado en la exasperación de los sentimientos más bajos, azuzando el odio, convirtiendo en enemigo al adversario político, amenazando con ignorar las leyes que nos hemos dado, mofándose de nuestro estado de derechos, insultando las creencias y la fe de los cristianos y acusando a la derecha de ilegitimidad democrática.

No me gusta hablar de Podemos, de sus lideres y lideresas. Me aburre sobreañamente tener que poner mi atención en elementos antisistema, aburridos y casposos. Comprendo que sus alharacas, y sus  maneras desafiantes y barriobajeras hayan hecho las delicias en las tertulias televisivas en los medios apesebrados en los poderes facticos rojo-capitalistas. Con ellos, llegó ¿el escándalo?, ¿el divertimento? ¿el morbo? Quizá.  Yo no lo tengo nada claro. En todo caso, salían en la tele, y subía la audiencia. Así son las cosas y así, se han fabricado estos lidercillos y lidercitas, cargados de mala leche, de rencor y de fobias hacia otros seres humanos únicamente, porque , por ejemplo, van a misa, o tienen pinta (dicen) de pijos. Podemos ha llegado y ganado en las urnas el poder municipal que los ciudadanos les han otorgado. Nada más ni nada menos.

Ahora, a la ciudadanía le toca comenzar a recoger los frutos de su decisión electoral. No se si me da mas asco el elenco de representantes podemitas en los gobiernos municipales y autonómicos, o más lastima la estulticia de los ciudadanos que les han servido en bandeja un triunfo cargado de odio. No tengo la menor duda de que las ideología totalitaria y liberticida de Podemos y sus adláteres se plasmara en sus decisiones al frente del poder, como tampoco tengo duda de que una multitud inmensa de ciudadanos que les votaron llevados por la ira, serán los primeros que recibirán como una patada en la boca, las consecuencias inmediatas de una acción política que hará realidad el dicho, de “yo tuerto, pero tu ciego”. Lo que no saben es que en un mundo de oscuridad, todos los tuertos con su rencor a acuestas, caminan implacablemente hacia la ceguera total, desde donde ya no hay retorno. Y es que hay que cuidarse de los deseos por si finalmente terminan haciéndose realidad.

Por mi parte, lo he dicho en alguna otra ocasión, los recién llegados me dan mucho miedo. Pero eso es una cosa y otra muy distinta que eso sea suficiente para que yo les tome en serio. Soy plenamente consciente que entrañan un peligro real para la Democracia de mi país, para la libertad, para la igualdad de los españoles, sin embargo, no dejan de parecerme una manada de simios envalentonados y ensoberbecidos. Que le vamos a hacer, me parecen tan feos, tan sucios, tan vulgares, tan necios y tan malos, sobre todo, tan malos, que no son dignos de mi respeto. Sin embargo, habrá que seguirles la pista con atención, más que nada para mantener la consciencia, al menos, en los difíciles tiempos que se nos avecinan, a todos aquellos que hemos hecho de la libertad el eje central de nuestro juicio político como ciudadanos.


En otro momento, y con improbó esfuerzo, dedicaré el espacio que creo se merece la nueva  Alcaldesa de Madrid, y sus Concejales. A ver si tomo fuerzas, y consigo hacerlo sin vomitar.