miércoles, 24 de febrero de 2010

YO TAMBIEN SOY JUDIA


Acabo de leer horrorizada como se ha producido la agresion a Ruben, un joven judio español, por parte de una mujer que dice "ser del PSOE", el pasado 1 de febrero en el Paseo de la Castellana, en Madrid.
Contra este hombre, vestido del modo tradicional jasídico, con brigo negro, camisa blanca, sombrero oscuro y rizos cayendo a cada lado de su frente la mujer profirio todo tipo de insultos como "ladrones", "usureros", "asesinos" o "nazis, o hijo de puta, judio asqueroso. Por la Castellana de Madrid, pasaban al parecer en ese momento numerosas personas que incluso grabaron los insultos y finalmente la agresion a Ruben, pero nadie recriminó a la mujer su repuganante comportamiento o apoyó a Ruben en su soledad.

La noticia publicada en LibertadDigital, informa tambien que Ruben ha decidido abandonar su España, su país, para irse a vivir a Israel.

Me da asco, verguenza y terror, que en España se pueda producir un hecho de esta naturaleza sin que suceda nada, sin que cunda el escándalo, sin que nadie alce la voz. No se si esa señora es del Partido Socialista, si es así, si eso se puede comprobar, espero, exijo que se la expulse de inmediato. No se puede permitir bajo ningun concepto o pretexto que un partido que se presenta a las elecciones, que gobierna España en estos momentos, acoja en sus filas el veneno corrosivo y genocida de la mujer a ha insultado y agredido a Ruben.

Desde esta mi casa, enmipropionombre, toda mi solidaridad con Ruben. Alli donde esté, en España o en Israel, me gustaria que supiera que como yo hay millones de personas en el mundo, que jamás olvidaremos el Holocaust0, que nunca perdonaremos a los asesinos y que no callaremos cuando sucedan actos como el que el ha tenido que sufrir y que soportar.

No tengo ninguna esperanza en que las autoridades de este país se pongan en conctacto con Ruben para asegurarle que la afrenta que ha sufrido no quedará impune, que España es su país donde los judios tiene igual cabida que cualquier otra confesión religiosa; que esa mujer ha cometido un delito gravisimo y que rendirá cuentas por ello; que le convenzan para que no se marche. Porque si Ruben se tiene que ir, acosado, amenazado, golpeado y humillado por ser judio en España la verguenza de ser español caera sobre todos nosotros. Me gustaría equivocarme, ..pero no tengo ninguna esperanza.

Me permito recomendar un libro para quien lea esta pagina: LOS VERDUGOS VOLUNTARIOS DE HITLER de GOLDHAGEN, DANIEL JONAH. Lo leí hace algunos años. Cada página es un retrato fiel de la Alemania y de los alemanes que asesinaron a millones de seres humanos. Pero es mucho mas, tanto, que el texto con seiscientas o setecientas paginas, (es todo un ensayo rigurosamente cientifico y documentado) se volvia en su lectura a veces insufrible, insoportable, tal era el dolor que me produjo entrar en contacto intelectual y moral con aquella abominable monstuosidad. De lectura dificil por dolorosa, lo lei de forma interrumpida, a trompicones, dandome respiros para que el análisis no se viera oscurecido por la ira, por el asombro, por el horror que me provocaba la realidad de lo que alli sucedió. Recomiendo, tambien, llegar hasta el final. Un final que pareciera no tener fin, por lo que todavía vemos a nuestro lado.

Hoy más que nunca es fácil para mi comprender, a la luz de hechos como este, que la existencia de Isarel no debe, pero sobre todo, no puede tener vuelta. Es la vida o el exterminio de un pueblo lo que está la base de la necesaria patria judia

Con Ruben, para Ruben, a su lado,... por muchas razones, pero sobre todo porque soy cristiana... yo tambien su judia.

lunes, 22 de febrero de 2010

TARDE DE SABADO CON PUCCINI

Tarde de sábado. Febrero se esta despidiendo dando bocinazos y soltando exabruptos. Arrecia el viento y los goterones de lluvia comienzan a esponjarse dibujando frágiles copos de nieve. Desde que dicen que el Planeta se achicharra por el calentamiento global, resulta que no hace mas que llover, nevar, granizar y un frió que pela. No se si esto tendrá mucho que ver con la dimisión de Ivo de Boer responsable de Naciones Unidas para el calentamiento global. Por cierto, el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), no deja perder "figuras sobresalientes". Este mes también ha dejado su cargo Pachauri "calentólogo" de importantísimo renombre. Yo, como ya he dicho en alguna ocasión desde esta casa, enmipropionombre, no tengo ni idea de si en lo tocante al clima nos calentamos o nos enfriamos, pero si veo con creciente interés como el debate de la comunidad científica se va abriendo paso, y como, cuando saltan los gatos huyen los ratones. No veremos como finaliza la cosa, de eso si que estoy segura. Las espadas por ahora están en todo lo alto.

Entre tanto miro por la ventana de casa como las nubes cubren parcialmente las colosales y espectaculares torres del Complejo Cuatro Torres Bussines y descargan con entusiasmo la lluvia que mantiene encharcadas las aceras, el parque, y la patas de Tussi, desde casi hace dos meses de manera ininterrumpida.

Me encuentro en el ecuador del fin de semana.El tiempo ha volado escondiéndose en los quehaceres domésticos. Haciendo una cuenta sencillita, de las que se me alcanzan teniendo en cuenta que “soy de letras”, sumando el tiempo que dedicamos a dormir, a alimentarnos, a ganarnos el sustento diario trabajando, a atender la intendencia de nuestros hogares resulta que nos queda solo entorno a un 15% de vida útil para dedicarla al resto de nuestras actividades. Da vértigo planteárselo así, tan crudamente. La parte afectiva, lúdica, divertida, creativa, intelectual, resulta que tiene que apañarse con un ratito de nada a lo largo de toda nuestra existencia. Eso sin contar los minutos, incluso horas, que constituyen el tiempo-basura en que se convierte el que dedicamos al necesario desahogo del cabreo sordo que nos proporcionan los mandamases de turno. Pues eso, que el tiempo tiene alas y nosotros chinitas en los zapatos.

Sábado y el cesto de la plancha a rebosar, pidiendo a gritos que lo aligere. Ante el riesgo de desbordamiento he probado a presionar al fondo con contundentes empujones pero definitivamente no cabe ni un calcetín. De modo, que rendida ante la evidencia de lo inexorable, me pongo manos a la obra y plancha en ristre me dispongo a pasar las dos próximas horas entre vapores calientes eliminando arrugas y estirando almohadones.
Elijo para el menester, la habitación que yo he bautizado como “el cuarto de los libros” porque desde su ventana veo el parque de pinos que adoro, los edificios tras los cuales está la casa de mi madre y de mi hermana y, al fondo en el horizonte, Navacerrada la Sierra nevada de Madrid. Hoy no. Hoy no puedo verla. Está oculta porque la tarde se envuelve en una bruma demasiado densa, pero saber que las montañas nevadas están ahí me hace sentir bien.

Y es en estos momentos cuando él se acerca a mi recuerdo, trayendo bajo del brazo una de sus composiciones favoritas. Bienvenido mi entrañable Giacomo.

La primera vez que escuche una opera hace muchísimos años fue precisamente La Bohemme, de Giacomo Puccini. No olvidaré jamás la intensa emoción que me produjo escuchar la voz humana de hombres y de mujeres, amarrándose a cada nota y vibrando con ellas. La voz humana alzada en la cúspide de la música, como una hermosísima dama a la que rinden pleitesía todos los vientos y las cuerdas de la orquesta. Desde aquel momento y gracias a él, he ido descubriendo poco a poco el significado de la música que llaman clásica, francamente no se por qué, ni tampoco tengo demasiado interés en averiguarlo. A medida que yo iba descubriendo esa música distinta y especial, ella iba descubriendo en mi, lugares de la sensibilidad recónditos, laderas emocionales inexploradas. Con Giacomo me di cuenta de que la música no es el arte que percibimos a través de nuestro sentido auditivo. Es mucho más que eso. La música, se puede tocar y sentir en la piel. Juega con los latidos del corazón, y parece tomar forma en la punta de los dedos cuando inconscientemente los movemos para acompañar su ritmo.

No tengo una gran cultura musical. De hecho, no podría mantener ni un solo argumento técnico, o critico sobre la calidad de tal o cual obra, de este u otro compositor. Como tampoco podría discernir los diferentes ingredientes que contiene un delicioso pastel o sus distintos tiempos del proceso de elaboración. Sin embargo, si he comprendido algunas cosas. Por ejemplo que la música es un lenguaje que actúa con asombrosa eficacia como vehiculo de comunicación pero sobre todo de evocación. Es como una conversación en la intimidad, al oído, solo para ti. La música toca a la puerta del alma, y si le abres aunque solo sea un redijilla, y la dejas entrar lo justo para que fluya como una suave corriente, se te cuela en el corazón y te habla. Es curioso, porque aquello que ella te cuenta se trata de ti. Rememora desde las experiencias de los otros y del propio autor, desde su creación, lo que también a ti te pertenece porque también es tuyo. Las palabras musicales con las que Puccini dio vida a Mimi, por ejemplo, me cuentan mis propios afanes, mis deseos, mis frustraciones y anticipa también mi propia muerte, dándome la oportunidad de llorar en la muerte de Mimi el dolor de mi propia despedida; con su risa me da la oportunidad de sonreir, y en los silencios de la voz, cuando las notas instrumentales son las únicas protagonistas de la partitura, en esos fragmentos musicales, transcurren los ríos sonoros de la experiencias y de los recuerdos. Todo cuanto le sucede a Mimi es fácilmente reconocible y entrañable. Cuando las notas brotan de la garganta de la dulce Mimi se deslizan como caricias; cuando Mimi agoniza y muere su voz se transforma en lágrimas que se escapan de sus ojos y de los nuestros.

Así, fue anocheciendo entre las gotas gélidas de lluvia y el olor a hogar de la ropa limpia y planchada, mientras se derramaba desde los altavoces, inundando la habitación, el ardiente amor de Rodolfo y Mimi truncado por la muerte. Cuando las últimas y tristes notas impregnadas de belleza y dolor ponían fin a la opera de Giacomo, yo había conseguido que del cesto de la ropa estuviera ya prácticamente vació. Nuevamente como un amante fiel, Puccini, no por más conocido y previsible, había sido conmigo menos apasionado. Al contrario, conocerle más era amarle mejor.

Finalizada la tarea doméstica me sentí profundamente agradecida a Puccini, a su música, a la lluvia, a mi tiempo vivido.

Estoy recordando en este momento lo que decía un amigo al que le gusta llamarse “El Manolo”, “… al templo va la gente a pedir, porque para dar ya están las ONGs”. Como frase está bien, es ocurrente e ingeniosa, pero alejada de la realidad, porque al templo también se puede ir a dar gracias a Dios, por una tarde de sábado como la de este gélido mes de febrero.
La sencilla humanidad de Mimí y la grandeza creativa de Giacomo Puccini, ayudan a descubrirlo y a comprenderlo.

jueves, 18 de febrero de 2010

TOCA LIDIA EN EL CONGRESO.

¡Gran expectación¡ A estas horas, los dos primeros espadas de la cosa política en nuestro país han bajado al ruedo y se está batiendo el cobre para plantear soluciones a la crisis económica que padecemos. El acontecimiento es acogido con enorme interés por los medios de comunicación que ya están dispuestos a hacer concienzudos análisis, criticas, elogios, valoraciones etc, de las intervenciones de Rodríguez y de Rajoy y de sus respectivas recetas para librarnos de la penuria económica nacional.

A mi, personalmente, me importa una “chufa” lo que digan, propongan, argumenten, y sobre todo, prometan el uno y el otro. Tengo el convencimiento moral de que detrás de sus actuaciones solo hallaremos la avidez miserable de captación de votos, de mi-nuestros votos, indispensables para ambos. En un caso para mantenerse en el machito del poder y en el otro, para asentar sus posaderas en el sillón si consigue desalojar al que hoy le ocupa. Además, de la observación de lo que sucede a mi alrededor he deducido hace ya tiempo, que la situación económica catastrófica en la que nos encontramos, no es el peor de los males que nos aqueja como nación, y tampoco es, desde luego, lo que suscita mi mayor interés o preocupación. Y no porque no me vea afectada directísimamente. Mi empobrecimiento económico es paulatino y constante desde hace años en términos relativos, en los cuales el Estado no hace otra cosa que considerarme una contribuyente “neta”, forzando mi “solidaridad” por la vía ineludible e inexorable de los impuestos. No.

Ciertamente, las cifras macroeconómicas ponen los pelos como escarpias. Es evidente que desde fuera de nuestras fronteras, y en lo que al tema económico se refiere (a lo peor también en otros aspectos) tenemos credibilidad nula, vamos, cero zapatero. Andan por ahí, allende nuestras fronteras, los ministros socialistas buscando despachos y voceros de la prensa extranjera a los que convencer, (no se a cambio de que, me temo como siempre lo peor), de que no somos un “bluf” de país; dentro de casa, hasta Su Majestad también ha abierto la boca para pedir grandes dosis de “buenísmo” a los dos partidos mayoritarios, para que “juntos” encuentren soluciones a esta crisis que parece venida como aguacero de una densa y negra nube. Debe estar preocupado el Monarca por futuro bienestar de... los españoles. Supongo.

Pero no es fácil encontrar acuerdos, porque desde que comenzó esto de la crisis, la izquierda, incluidos sindicatos, después de aburrirnos a todos negando lo que era obvio, se ha remangado y dispuesta a contarnos quienes son los responsables de carne y hueso del mal rollo financiero le ha colgado el muerto tranquilamente y sin despeinarse a los gobiernos de Aznar (vaya chollo eso tener a mano el muñeco Aznar; lo mismo les sirve para un roto que para un descosido. Siempre tiene la culpa de algo, mejor dicho, de algo no, de todo). Pero si se les gasta el recurso Aznar, sigue teniendo la izquierda española muñequitos varios a los que recurrir, como ya nos tiene acostumbrados, para el pim-pam-pum, ¡Que a quien recurre’ Eso. Eso es. Al sempiterno y socorrido General Franco. ¡Naturalmente, faltaría más¡ No es chupi ni nada, tener un dictador del que echar mano para sacudirse responsabilidades; eso si, este monigote les queda un poco mas lejos en el tiempo, y habrá algunos, los mas jóvenes que tuerzan el gesto y no sepan muy bien de que va la historieta del abuelo Cebolleta, que va para 40 años que ésta enterrado don Francisco y como espantajo comienza a estar un pelín pestilente. Aún así no puede negarse que sigue dando su juego. Que se lo digan a Garzón, pero bueno, esto es otro asunto que merece una más detenida atención, que para eso es un super-mega-hiper Juez, perdón con minúsculas, “juez” .No da para más, incluso, quizá de para menos. Pero a lo que íbamos, que poniendo el huevo de la responsabilidad en la cesta de otros, podemos llegar hasta Fernando VII, o hasta los pobladores de Apuerca, que en paz descansen todos ellos. Por otro lado, bien mirado, los acuerdos no tengo muy claro si serán posibles en este momento, o si por el contrario, siguen en plena vigencia aquellos eficacísimos Pactos del Tinel, o el famoso y también determinante “cordón sanitario” (que acierto en la elección definitoria del pacto, cordón sanitario, el mismo lenguaje que usaron los nazis con los judíos) firmado entre la Izquierda y los Partidos Nacionalistas para aislar a la Derecha y dejarla fuera de la arena política. No se, a lo mejor Su Majestad, que tantas dotes tiene de expresión y que tan bien se entiende hablando con determinada gente, nos lo puede explicar, porque son precisamente esos con los que el monarca se entiende estupendamente los que firmaron en la pasada Legislatura el aislamiento político del Partido Popular representante “solo” de diez millones de españoles.

Esto por lo concierne a sus señorías y a las más altas Instituciones. Entre tanto, la sociedad civil, no deja de clamar horrorizada por lo que teme que se le venga encima. Los medios así lo reflejan y las noticias cada día nos traen datos macro/micro económicos más desoladores que el día anterior; y es que vamos de derechitos de cabeza a por la cifra espantosa de cinco millones de parados en España, con unas datos de paro juvenil verdaderamente de escándalo.

Bueno, pues pese a todo, a mi todo esto de la “crisis”, me importa, para decirlo de manera que no resulte malsonante, solo, relativamente. Y, tengo mis razones.

En las ultimas tres décadas, en las que por edad he tenido la posibilidad de ser razonablemente consciente de lo que acaecía en España, han sucedido en mi vida personal cosas importantes, alguna de ellas decisivas. Para superar las dificultades, he debido buscar en los lugares más recónditos de mi voluntad y mi esperanza para encontrar y sacar a la luz lo mejor de mi misma y en este ejercicio, a menudo doloroso y siempre agotador, he contado con lo mejor de aquellas personas de las que recibo el amor que alimenta mi vida. Yo, como mis abuelos y mis padres, nada le debo al Estado. Cada una de las incontables horas de estudio; cada uno de los días, de las ya, decenas de años de trabajo (me quité los calcetines para ir a trabajar); cada peldaño que he subido y también que he bajado en la espiral ascendente del transcurrir de los años son la materia de la que se nutre mi experiencia, mi percepción de la realidad, mi análisis de lo cotidiano y de este modo, la curiosidad, la solidaridad, el afán de dar por bueno solo aquello que doy por cierto, me ha llevado a conclusiones, empatías, y posiciones políticas y sociales, al parecer destinadas a encontrarse en minoría. Me explico, con algunos detalles.

Mi cercanía y apoyo incondicional a las víctimas de los asesinatos cometidos por ETA, mi posición radical en reconocer al Estado de Derecho como única y exclusiva vía de persecución de los delitos, especialmente el de terrorismo sin aceptar atajos GAL, mi exigencia de una Justicia independiente del poder político, mi reivindicación de la libertad y exclusividad del derecho de los padres en la formación moral de sus hijos, la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres, en términos reales, despreciando la ideología de genero, y la discriminación positiva, el respeto a la fe religiosa de todos y también a su agnosticismo o ateismo, siempre y cuando no atenten contra los derechos humanos; mi desprecio creciente y mi temor presente ante cualquier ideología y forma de gobierno totalitario, comunista, socialista, indigenista, populista o fascista. Mis dudas fundadísimas, sobre lo que yo percibo como ruedas de molino tragadas y digeridas por mis conciudadanos respecto de los asesinatos cometidos el 11 de marzo o sobre el cambio climático, dos ejemplos singulares aunque bien distintos y de diferente gravedad, de lo que a mi modo de ver se acepta sin discusión, con una mansedumbre que da miedo. Son algunas de las cosas que me han ido colocando justo en el lugar en el que quiero estar, donde debo estar.

En este contexto, constato que los ciudadanos de mi país van, como decía mi abuela, “a lo suyo”. Es comprensible, o quizá no tanto, respecto de ciertas cosas que tienen que ver con la vida o con la muerte, con la libertad o la sumisión ante el poder, y para comprender esto no hace falta ninguna formación académica de relevancia, basta con ser gente corriente y gente de bien. Recuerdo cuando algunos salimos a la calle para exigir del gobierno socialista memoria, dignidad y justicia para las victimas del terrorismo, en momentos en los que se estaba literalmente pisoteando a los más indefensos, otros, los mas, veían con indiferencia o con aquiescencia las negociaciones y trapicheos del gobierno con las alimañas asesinas y se hacían fotos con ellos. Mientras que algunos nos escandalizamos de que el juez que tiene que impartir Justicia, se vaya de caza (pero que pijos y que horteras son) con el ministro y con el poli encargado de la investigación y la detención del justiciable, otros, se regocijan de que al opositor le den caña y dicen que este juez es un héroe. Mientras algunos vemos con espanto como la desigualdad ciudadana termina por institucionalizarse con el Ministerio de Igualdad precisamente, (la última medida del ministerio de marras ha sido destinar decenas de miles de euros al mapa del placer del clítoris) y comenzamos a pensar que las fijaciones feministoides de la Sra. Aido deben ser síntoma de alguna enfermedad de diván, otros dicen, que bueno, que los tiempos cambian y que esto es lo que hay; y cuando algunos, caemos en la cuenta de que la frase del monarca destinada a Chávez bien podría aplicársela así mismo, y que con todo respeto, el monarca nos parece mas parte del problema que de cualquier solución, en este contexto, francamente, el problema económico no me parece la urgencia mas prioritaria, más bien, al contrario.

Lo de yo a lo mío, y otra de gambas, tan español, está muy bien y puede resultar sociologicamente interesante, pero una ciudadanía que solo levanta su voz y poquito, cuando ve que a lo peor no puede pagar la factura del móvil, o salir de vacaciones alguna playa exótica de un país del Tercer Mundo, o pagarse las copas a precio de oro el finde, o hacer frente al pago de una hipoteca sustentada en la codicia y deseo de dar el pelotazo, (porque ya se sabe, que hay que ser propietario a cualquier precio, y si alquilas tu morada eres un pringao, como eres un pringao si no cambias de coche cada cinco años, o de ordenata cada tres o de móvil cada seis meses) es una ciudadanía poco merecedora de tal nombre, y tiene un futuro mas bien gris o lo que es peor tirando color de hormiga. Porque nuestros sensibles ciudadanos que sueltan lágrimas de sentida condolencia por las victimas de todo tipo de desastres producidos por volcanes, terremotos, maremotos, desprendimientos, huracanes y demás fenómenos de la Madre Naturaleza, resulta que con las víctimas del terrorismo, de la agresión del violadores campantes por nuestras calles por obra y gracia de nuestras leyes, nuestros políticos y nuestros jueces, por esas victimas no parecen tener mucho interés en alzar su voz ni ejemplarizar su solidaridad. Ese mismo “pueblo” como les gusta a muchos denominar a la ciudadanía, que montó la que todos sabemos cuando la guerra de Irak que puso fin a la dictadura aterradora de Sadam Hussein, resulta que recibe con absoluta indiferencia los cadáveres de los jóvenes muertos en la guerra de Afganistán, a la que les manda el gobierno socialista "a pelo" sin las debidas dotaciones de protección y cuyas familias no podrán ni siquiera contar con el triste honor de decir que sus hijos murieron en una guerra por su país, porque según el gobierno que les mandó, no han ido a una guerra sino en una misión de paz, (hay que ser desalmado y tener poca vergüenza). Esta ciudadanía, que ante las violaciones constantes del derecho a hablar Español ¡en España¡ como las que perpetra impunemente el Gobierno de la Generalidad Valenciana, la última en la persona de Natalia, de una niña de 10 años, acosada y marginada por sus maestros por contestar en sus exámenes en español, o el tendero que le cae un multazo en Cataluña por anunciar las salchichas en su tienda llamándolas salchichas y no saltsitxes, esta ciudadanía que no dice ni pío al respecto, lanza lamentos por doquier, porque se barrunta que la cosa se le está poniéndo verdaderamente cruda, sabe fatal, y huele peor, y que va a tener que apretarse el cinturón de lo lindo, mientras ve como se le adelgazan los bolsillos. Va pareciendo que lo del "pincho de tortilla y caña" se va a quedar en agüita del grifo, y la tortilla, en casa… si acaso.
Las cosas para mi son bastante claras. Mi manera de entender la cuestión es simple: siempre es mucho peor perder la vida que perder el trabajo. Siempre es mucho mas grave, perder la libertad que la tarjeta de crédito. De manera que mi atención y mi preocupación van por otros derroteros. Algunos o muchos, no se, a lo mejor esperan algo de la lidia de hoy en el Congreso. Yo francamente, no espero nada, bueno si, espero lo de siempre: más de lo mismo. De lo mismo que a mi cada día me interesa menos y me aburre más.
La lección de la Historia está servida. Ni una persona ni una nación pueden hacer todo aquello que puede, solo porque pueda. El centro moral de la actuación humana no esta, en mi opinión, en lo que se puede sino en lo que debe hacerse. La suerte está echada, y la lección ha comenzado a aplicarse. No tengo nada claro que España sea capaz, tampoco esta vez, de aprenderla.
Yo, como ellos, como los otros, también a lo mío. Aunque lo mío no tenga prácticamente nada que ver con lo suyo.

miércoles, 3 de febrero de 2010

TE HE VISTO…, AVATAR


Avatar, la película de ciencia ficción dirigida por James Cameron, se ha convertido desde su estreno en un rotundo éxito. Su proyección en la gran pantalla haciendo uso de la tecnología 3D, es decir, jugando con la profundidad y el relieve en su visualización supone una novedad tecnológica que imagino está contribuyendo a la recaudación multimillonaria de la productora norteamericana con la distribución de su película en todo el mundo.

Pero no es el aspecto tecnológico lo que me interesa abordar de Avatar. Vaya por delante que, soy muy aficionada en primer lugar al cine de ciencia ficción, (también a la literatura de este género), en segundo lugar al cine de producción norteamericana, y en tercer lugar que tengo un enorme respeto por el trabajo bien hecho. Avatar reúne las tres condiciones para que merezca mi atención. Había oido alguna cosa respecto de la película, pero como no tengo mucho tiempo, ni tampoco ganas de prestar oídos a todo lo que se dice ni se escribe en los mass-media, puede decirse que me coloque frente a la pantalla con una predisposición tan impoluta como un folio en blanco.

Desde los primeros minutos es evidente que nos encontramos ante un espectáculo visual muy divertido, técnicamente logradísimo, con imágenes de una dinámica excepcional, con efectos visuales verdaderamente mágicos; a medio camino entre el cine convencional de acción épica y los recursos propios de los juegos interactivos de ordenador, nos vamos introduciendo en un mundo “virtual”, de atmósfera a la vez terrenal y onírica. Nada que objetar en este sentido a Avatar.

Pero, Avatar no es solo la tecnología aplicada a la imagen, al cine. Avatar es un producto económico que debe venderse y venderse bien. Y, para ello, es necesario que sea capaz de concitar la atención de millones de espectadores más allá de sus recursos visuales. Aquí reside, en mi opinión, el aspecto más interesante de la película. Avatar no es un film “blanco” o “inocuo”. La película esta concebida argumentalmente con un alto contenido ideológico, inserta en la corriente “progresista” que dirige una parte importantísima de la multimillonaria industria del cine, pero no solo del cine, sino del arte en general, de la literatura en particular, de los medios de comunicación, de grupos económicos, y de movimientos de poder en el mundo desarrollado.

Estamos en mi opinión, y para sintetizar, ante el consabido y explotado “mito del buen salvaje” de Jean-Jacques Rousseau, superado por el conocimiento y la contundencia de los hechos históricos, por la realidad, y que difícilmente resiste el análisis intelectual cuando se confronta con el devenir de la Historia. El mito del pensador francés, nos situa en la tesis de que el hombre puro, involucionado, en estado de subdesarrollo cultural, inserto en un mundo natural y adherido al mismo desde la inocencia y la inacción es un hombre pleno, libre y feliz.

Esta “pildorita” nos endilga Avatar. A lo tonto y a lo bobo, como diría mi abuela, nos meten el rollito progre a lomos de un saurio volador intergaláctico, mecidos por el viento ese del que habla Zapatero y que no pertenece a nadie sino a la Tierra… y a los dragones de James Cameron, bueno, y a los “molinillos” de las superestructuras empresariales dedicadas a los moler nuestras economías domésticas con el recibo de la luz.

En el contexto del “buenísimo” salvaje, el argumento de la película cuenta con todos los ingredientes que la progresía internacional utiliza como instrumentos “transformadores” de nuestra sociedad.

La historia que cuenta la película, es una historia de buenos y de malos, en la que los malos son los seres humanos corrientes y molientes, y sus instituciones de seres “civilizados”, a saber…El ejército, encarnado por los marines norteamericanos con un sargento al uso, (cara de malo, musculoso, vocerón, violento y antipático, con pelo a cepillo y mirada aviesa), el poder económico, representado por el alto cargo de una compañía explotadora minera, egoísta, ambicioso e inmoral, que pretende a toda costa explotar el mineral que subyace bajo la tierra fértil de Pandora, y los científicos, indispensables en el objetivo colonizador-explotador del proyecto que debe llevarse a cabo en el planeta. Como digo, estos son los malos (con alguna excepción como veremos). Los buenos, ¿Quiénes son los buenos? Los Na’vi , naturalmente, los habitantes de Pandora. Una raza de seres humanoides azulados, de escaso dimorfismo sexual, esbeltos, de mirada felina, ágiles como simios, de rápidas reacciones como lagartijas, con un rabo fashion con el que se comunican y conectan en un nivel extrasensorial, y orejas que me recuerdan a las de un perrito yorkshire, pero sin pelo. Son seres atractivos, esculturales y estilizados, que evocan la belleza corporal de los etíopes. Seres que habitan en un gran árbol “madre”, y que viven trepando y deslizándose por árboles gigantescos, en un paraíso galáctico de luces y cascadas, rodeados de seres feísimos, con apariencia de ferocidad pero beatíficos con los que conviven en una armonía perfecta y donde las almas “cuelgan” de los árboles donde se supone que residen. Antes decía que había una excepción a la maldad de los humanos ¿Cuál? La excepción son los humanos que que deciden ponerse del lado de los indefensos y extraordinarios Na’vi, enfrentándose a sus congéneres.
Acabada la película, uno cae en la cuenta de que a lo largo de las 2hora, 40minutos de duración, en las que se nos muestran las bondades de este mundo “natural”, armónico y feliz que constituye la sociedad, mejor dicho, la comunidad de los Na,vi (una sociedad es otra cosa mucho más compleja) no hemos visto, entre los pobladores de Pandora, ancianos y no hemos visto niños. No les hemos visto buscar alimento ni sufrir la enfermedad, tampoco les hemos visto morir (salvo por el efecto contundente de las armas usadas por los humanos). No hemos detectado ningún tipo de diversificación del trabajo social; tampoco parece reflejarse algún indicio de identidad individual, de privacidad o intimidad de sus individuos. Sus estímulos vitales no vienen dados por la acuciante necesidad de sobrevivir, sino por los impulsos inocentes de su corazón o de sus sentidos, que son inmediatamente reconocidos, aceptados y complacidos por lo que para los quechuas es la “Pachamama”, o madre Tierra. Son los Na’vi, para concluir, naturalmente buenos y naturalmente felices.

La película, se mantiene firmemente, en la maniquea tesis roussonania: el hombre en la Naturaleza es bueno y feliz, el hombre en la Sociedad es desgraciado y perverso. Asi de sencillo y así de fraudulento.

Como esta página y las que la preceden y las que le seguirán constituyen un ámbito de libertad intelectual para quien las escribe y solo hablan “enmipropionombre”, reivindico para mi un mundo humano e imperfecto, que incluya las lágrimas y la enfermedad, el amor y la muerte. El reconocimiento de la individualidad y la libertad de sus miembros. Una Historia humana de errores y de culpas por las que sentir un profundo y sentido arrepentimiento. Un devenir humano de agotadoras y magistrales pruebas de ensayo/error, de conocimientos heredados de nuestros antepasados; de pasos torpes y exitosos avances en el anhelo siempre inalcanzable y siempre presente de la superación del dolor y la búsqueda de la felicidad. Una estructura de organización humana cada vez mas sociedad con individuos mas autónomos de la naturaleza y más responsables y respetuosos con ella. Una sociedad donde el azar se minimice y se combata con la inteligencia la disciplina y el esfuerzo una Naturaleza a menudo hostil y homicida. Porque el viento zapateril, a veces es una brisa que saluda nuestros sentidos y a veces, es un huracán que nos arranca de los brazos a nuestros hijos. Es la misma Naturaleza la que imprime en nuestras pupilas la belleza transparente y blanca de los hielos del Ártico, que aquella que estalla violentamente y escupe desde sus entrañas la lava que arrastra nuestros pueblos. Es verdad que la Naturaleza no nos pertenece, porque difícilmente puede pertenecernos algo de lo que formamos parte. Y es que, nosotros somos también Naturaleza, y por tanto, de modo indirecto, el producto de nuestras acciones es la consecuencia de una forma natural perfectamente identificable que es lo humano.

Los seres humanos no tenemos que comunicarnos moviendo un rabo, como los Na’vi, porque tenemos la palabra. La palabra que alberga todo el Universo. La palabra que constituye la abstracción de lo real, y transforma lo abstracto en comunicación. Nuestra madre no es un árbol, sino la piel que nos protege y nos enseña. Nuestra familia no es la Tierra, son los ojos que nos miran en nuestra infancia, y las manos que nos impulsan y ayudan a dar los primeros pasos. Nuestro Dios no vaga flotando en forma de mariposas espaciales revoloteando en nuestro entorno, sino que vive dentro de nosotros, a veces tan escondido que ni siquiera sabemos que está ahí y, entonces, nos sentimos aún más indefensos y más solos.

Lo específicamente humano es la sensación de vulnerabilidad ante lo desconocido, el miedo a la enfermedad y a la muerte; también la risa, la solidaridad y la esperanza; es nuestra la capacidad creadora de la música que eleva nuestra alma, del instrumento afilado para matar el animal que garantice nuestro sustento y el de nuestra familia, y, también, es nuestro el intrincado sistema de conocimientos tecnológicos que hace posible una película visualmente tan hermosa como Avatar.
Pero que no quieran confundirnos. Ese es un juego que yo no voy a jugar. Avatar es un cuento épico poco edificante; la Tierra es mi hogar a veces confortable y a veces francamente incomodo, pero, en todo caso, no es mi amo. ¿ Y el viento…? El viento es, como deciamos de niños, “el aire en movimiento”. Y, el presidente de mi país…me parece un cursi de tomo y lomo, además de otras cosas que dejo para mejor oportunidad...