jueves, 30 de diciembre de 2010

2011…Y DICEN QUE NO SE VAN


Llegamos sin resuello al final del 2010, año aciago donde los haya para nuestro país, especialmente en el tema económico, pero no solo. Como los resúmenes anuales propios de estas fechas de final de diciembre son aburridísimos y más me inclinan a la depresión que a otra cosa, me he dedicado en estos días a darle un vistazo a los mensajes que nos han largado la noche de Navidad y días previos, los principales personajes de nuestro país. El Rey de España y el Presidente Rodríguez Z. en distintos momentos, se han dirigido a la Nación, para amargarnos la cena, uno en Nochebuena y otro casi en Nochevieja, a los que, gracias a Dios, todavía tenemos algo que llevarnos a la boca, porque a los otros, los ciudadanos que las están pasando canutas con la penuria que les ha caído, se la repampimfla lo que tengan decirles estos dos.

Por resumir, el uno, el Presidente de Gobierno, después de jugar con los ciudadanos a las mentirijillas durante sus largos y desgraciados años de gestión gubernamental y de encandilar los corrillos de los cronistas del reino diciendo que su altísima voluntad, respecto de si adelantará o no las elecciones, ya se ha decantado, es decir, que ya ha decidido si se largará en breve o querrá llegar hasta el final de su mandato, y que esta decisión ya la ha comunicado a alguien de su confianza en el partido socialista (¿ummmmmmm?) y esposa Doña Sonsoles. Está bien eso de que el Presidente le casque en sus ratos de desahogo sus decisiones personalísimas a sus amiguetes, o amigos del alma, que tanto da, y por su puesto, a su familia más allegada o más alejada, que también da lo mismo, lo que ya no está tan bien, es que mientras el deshoja la margarita de si me quedo si, me quedo no, aquí el personal este perplejo porque la gente de a pie que le pagamos el sueldo, entretanto, nos estamos recociendo en el caldo pasado de caduco, de sus inexplicables, ineficientes, incompetentes y lesivas ocurrencias gubernamentales.

En cuanto a D. Juan Carlos, Jefe del Estado, debo decir que no he escuchado en directo su intervención por la tele, porque tenía mejores cosas que hacer como jugar con mi perrita a su juego favorito de coger en el aire su juguete de nudos. No corren buenos tiempos con estos fríos invernales madrileños, que ponen el termómetro por debajo del cero razonable, para que los perros se ejerciten y solacen como les es propio en el parque. Así que hay que aprovechar el momento que surja adecuado para que estiren las patas, muevan el rabo, y tengan su ración de diversión perruna. Dio la casualidad de que a mi perrita Tussi le vino bien su rato de esparcimiento a la misma hora que el Monarca emitía su mensaje de Navidad, y claro, para mi, no hay comparación que resista entre lo que Tussi me dice con sus ojos, y lo que el Rey me cuenta de viva voz una vez al año que no hace daño (eso dicen…). Pero como, efectivamente, es la primera personalidad de la Nación, es decir, el Jefe del Estado, porque así lo dice la Constitución vigente, es imposible sustraerse a lo comunicado por D. Juan Carlos y todos los medios de comunicación recogen como noticia de primer orden su mensaje navideño, emiten sesudas opiniones al respecto, y aconsejan su sapientísima interpretación en auxilio de los comunes mortales, que como yo, osamos a tener ideas de cosecha propia regadas con el entendimiento que Dios nos ha dado, que quizá no sea mucho, pero si es el suficiente para andar por esta vida haciendo de ella, nuestro propio sayo. Ya se sabe, los liberales somos así, un poco díscolos y un poco irreverentes, pero de todo tiene que haber es este Mundo ¿o no?

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, yo creo que es verdad, y como no quiero que me suba la adrenalina más de lo necesario, y me apetece tomarme las uvas con optimismo y serenidad, he optado por limitarme a la lectura del texto del Mensaje navideño del Rey. Después de leer mas allá del tercer párrafo, comienza a sonarme la música y la letra de lo que llevo leído. Tengo la sensación de haber navegado por esta amalgama de descripciones, consejos, intenciones y alusiones con anterioridad a lo largo de estos últimos meses. Vuelvo al principio y verifico, por si acaso, que estoy en la página adecuada, no vaya a ser que el diablillo de Internet, me haya gastado la broma de situarme en la comparecencia de algún Consejo de Ministros. Pero no, es correcto. Lo pone claramente: Mensaje de Navidad de su Majestad. Así que, continúo con la lectura.

Sus palabras describen la gravedad de la crisis económica en España pero… ¡también en todos los países¡, y está siendo más larga de lo esperado; que se vislumbran signos alentadores de recuperación, vamos, lo de los archifamosos brotes verdes que ya nos sabemos; que las autoridades han tenido que llevar a cabo “reformas necesarias”; que juntos ¿…? debemos desterrar el desánimo; que tenemos que estar dispuestos a renuncias, entrega y sacrificios para salir de ésta, etc.; que debemos ser solidarios… También hay alusiones a lo de siempre: el terrorismo, las drogas, los logros nacionales en el deporte, etc. Empiezo a bostezar… Lo dejo.

Lo de ser un ciudadano corriente y moliente, ahora mas que moliente, demolido, tiene la desventaja de que no podemos mandar mensajes a nadie, ni al Monarca y al Presidente, ni siquiera al concejal de nuestro pueblo. Porque de ser de otro modo, les recordaría a ambos, pero especialmente al Monarca, que no es a nosotros a los ciudadanos a los que tiene que pedir sacrificios con arengas optimistas del todo infundadas. Es a los mandamases del gobierno cuyas leyes él sanciona y refrenda por mandato constitucional, a quien debe pedirles cuentas si el bienestar de su pueblo le interesa lo más mínimo, como no pongo en duda ¡faltaría más¡. Cuando nos dice el Rey que no caben actitudes egoístas, individuales o colectivas y que debemos ser solidarios y responsables, estoy segura de se le debe haber pasado por alto que los españoles, millones de ellos, como los funcionarios y los pensionistas, ya hemos hecho un inmenso esfuerzo por la vía de la imposición gubernativa del Real Decreto, sufriendo subidas del IPC del 2,3% y bajadas de nuestros sueldos del 5%, o la congelación de las pensiones misérrimas con las que malviven centenares de miles de ancianos. En cuanto a la solidaridad, por lo que se ve, tampoco el Monarca debe tener conocimiento de que la sociedad civil y sobre todo los cristianos españoles, ya nos hemos organizado, y mantenemos abiertos decenas de comedores sociales a lo largo y ancho de todo el territorio español para que decenas de miles de pobres e indigentes tengan un plato de comida. Se trata de personas que no son víctimas de la marginalidad sino pobres a la nueva usanza socialista, familias de jóvenes y sus niños pequeños, arruinadas; ancianos que ya no pueden pagar la luz que nos acaba de subir un 10% más; inmigrantes sin trabajo llegados de medio Mundo, por la absoluta falta de responsabilidad de unos políticos incapaces de prever las durísimas consecuencias de una política de inmigración hecha a tontas y a locas, sin orden, sin planificación, sin el mínimo sentido común.

jueves, 16 de diciembre de 2010

ALARMA NACIONAL: CINCO MILLONES DE PARADOS


Diciembre se estrenó con subidón del IBEX, después de la agónica trayectoria que había seguido en los últimos tiempos. Parecía que el maléfico ente conjurado contra España, que se ha dado en llamar "los mercados", iba a dar un respiro a la maltrecha economía de nuestro país. Alguien pensará, algún estúpido sin duda, que eso de invertir en bolsa es cosa de millonarios despiadados, explotadores de la clase trabajadora, y especuladores codiciosos. No digo yo que en los entresijos del parqué bursátil, (desde hace tiempo mudado a una pantalla del ordenador), no se encuentren personajes con esas malévolas características, pero lo que si se, es que avariciosos, indiferentes e insolidarios, explotadores, defraudadores, envidiosos y codiciosos se encuentran en abundancia entre los míos, es decir, entre aquellos que como yo, apenas tienen donde caerse muertos, que diría el otro; sin embargo, se dan el lujo de insuperable placer de comentar con displicencia las llamadas de atención que hacen a su rumana de turno, que es que hay que atarlas corto para que no se te suban a la chepa, dicen con cara “a mi no me la dan con queso estas frescas”; por no hablar de los que se muestran orgullosos de meterle el un gol o todos los que sea posible a la Hacienda Pública año tras año, porque Hacienda somos todos, pero si podemos colgarle el mochuelo impositivo al vecino, mejor.

La vida cotidiana en lo que concierne a las reparaciones domésticas contiene todo un elenco de situaciones en las que se pone de manifiesto el inconmensurable morro del personal a la hora de defraudar al fisco. Pongamos como ejemplo el temible asunto de los enchufes que se desprenden de las paredes de nuestra casa casi con mirarlos; que sin venir a cuento, pegan un chispazo al enchufar la plancha y te dejan al borde del paro cardiaco con los pelos como escarpias, o que simplemente, poseen la misteriosa propiedad de ser perfectamente inútiles, es decir, de estar muertos en lo que a la conducción de electrones se refiere. En esos momentos tenemos la sensación de que hemos alcanzado el grado sumo de la inoperancia, es decir, nos sabemos unos inútiles redomados, máxime cuando nos comparamos con los manitas que pululan a nuestro lado (que de todo hay en la viña del Señor) y que se chapucean todos los arreglos que la casa necesita. Entonces, tomamos la única decisión que tenemos a nuestro alcance y recurrimos a un profesional del gremio, y aquí, comienza a desarrollarse el ejemplo paradigmático del escaqueo defraudatorio nacional

lunes, 8 de noviembre de 2010

¡¡QUE DIENTES TIENEN LOS TIBURONES¡¡


Leo en el blog de un amigo la entrada que titula “El Millas”. “El Millás…”, me digo, no caigo … hasta que un renglón más abajo constato que hace referencia a un artículo de este señor en un diario de tirada nacional que no frecuento; políticamente incorrecta, me siento orgullosa de ser de derechas, motivo por el cual mis lecturas van por otros derroteros, pero en este caso, he hecho una excepción y como mi amigo me ha facilitado el trabajo con su link directo al artículo “delmillás”, he dedicado un par de minutos a su lectura.
Se refiere en el mismo, a la fotografía de Zapatero reunido en Wall Street con los representantes de los principales bancos de inversión de EEUU, aseguradoras y fondos de inversión, dándoles cumplidas cuentas de las medidas de ajuste que su gobierno llevaba a cabo para lograr una economía competitiva …y bla, bla, bla…Seguidamente, y como me sentía derrochadora de moléculas de tiempo, me he tomado la molestia de buscar la fotografía a la que hacen referencia. A veces, me mata la curiosidad, y no quiero perderme la cara del Presidente enfrentándose a las fauces sedientas de sangre de los tiburones financieros. Es, ciertamente, un poema, pero de los malos. La sonrisa a la que nos tiene acostumbrados parece huirle entre los dientes, convertida más bien en el rictus extraviado de un orate.

El caso es que, según mi amigo, (y elmillás) resulta que nos han dado un golpe de estado financiero. Así, como que no quiere la cosa, han pegado un puñetazo encima de la mesa y han obligado a nuestro flamante presidente a cuadrar las cuentas de la Nación, que tenían a nuestro país en bancarrota, y que, además, resultaban altamente molestas, inconvenientes y preocupantes para los intereses internacionales, vamos, del mundomundial, del Universo entero etc., etc. Ha resultado finalmente, que de la conjunción interestelar, del gran acontecimiento de Zapatero-Obama a nivel planetario que nos confió enfáticamente en un momento inolvidable de ridículo sin parangón, no hace tanto la señora o señorita Pajín, los grandes jerifaltes de la cosa económica no han sido debidamente informados, y le han tratado a nuestro Presidente como a ese mal alumno que ni copiando en los exámenes llega al aprobado, y le tienen castigado sin recreo haciendo sus deberes, bajo la amenaza de ser expulsado de clase y mandarle al pasillo, donde hace un frío que pela, si no alcanza un mínimo nivel.

sábado, 2 de octubre de 2010

OCTUBRE, DE NUEVO EN CASA


Octubre. Ya estamos todos de vuelta. Dejamos atrás el verano que en un suspiro se ha vuelto pasado. Los días han comenzado a sucederse uno tras otro, ligeramente encorvados, y encaminan sus pasos silentes hacia el anochecer del año; han envejecido los días de repente. Sin darse cuenta, se acercan inexorablemente a un nuevo tiempo que llegará de la mano de los hielos y de los vientos; que dejará desnudos los árboles y yermos los campos; que arrancará los veridazules reflejos a las olas del mar. Arrastrará hasta las profundidades del océano los castillos dorados de arena, y las caracolas, que un día entre las risas y los gritos bulliciosos de los niños, reinaron en ellos.

Los pájaros de mi barrio no se dan por aludidos. Ellos, ajenos a todo este trajín del cronómetro implacable de la Eternidad, siguen a los suyo, que no es otra cosa que el saludo alegre cuando despunta el día; el jolgorio estridente y un poco enloquecido en el atardecer, que siempre me hace pensar que se lo están pasando en grande. Dice un vecino, que debe ser entendido en estas cosas de la naturaleza urbana, que tenemos plumíferos visitantes, más bien oKupas, venidos de otras latitudes nacionales. Vamos, que se nos colado por el morro en este Madrid donde parecen hacerse un hueco todas variantes posibles de humanidades errantes, especies de pájaros de exóticos colores, de tamaños y formas desconocidas en esta gran urbe. Los gorriones, esos pájaros diminutos, de sobrio de color y fortaleza de titanes, que llevan paseando nuestras aceras y habitando nuestros árboles desde tiempos remotos, supongo que deben contemplar con estupor a los nuevos, a los recién llegados. Me pregunto como se repartirán en esta familia de altos vuelos, cada vez más mestiza, el sustento siempre escaso, porque también para ellos, imagino, las habas son contadas. Entiéndase que contados deben ser los gusanos, lombrices, semillas, y demás viandas ornitológicas. Los imagino, buscándose la vida, como hacemos todos, como puedan. Empleándose a fondo en la defensa de su nicho ecológico, batiéndose el cobre como Dios les de a entender. Ciertamente, los mensajes de Dios a los gorriones den ser bastante frecuentes y sobre todo eficaces, porque ahí siguen desde siempre, desde que tenemos memoria, vestidos con la sobriedad que engalana su austera belleza, resistiendo con confiada y alegre despreocupación los abrasadores soles y amaneceres gélidos de este Madrid tan extremo en esto de las temperaturas, y tan orgullosamente radical en otras cosas.

Por lo que a mi respecta, el tiempo parece urgirme, meterme prisa. Impaciente comienzo a pensar que va siendo hora de guardar las camisetas de tirantes, las sandalias y la ropa ligera con la me he vestido en los últimos meses, y de recuperar de los armarios todas aquellas prendas que guardé no hace tanto. Cuando lo pienso detenidamente, elimino de mi decisión bufandas, ropa gruesa de abrigo, botas, cálidos calcetines, guantes, zapatos cerrados etc, porque los veintitantos grados de los que aún disfrutamos resultan letales para mi intención. Son las bromas a que ya nos tiene acostumbrados, San Miguel, el del veranillo, que cumple divertido la encomienda que Dios le tiene asignada lanzando sobre la ciudad sus calurosos dardos, y más parece que nos adentremos en junio que octubre.

Afanada en mi tarea, me meto de lleno en el trasiego de armarios y de cajones, y me lanzo con decisión y perseverancia encomiables al rescate de lo guardado con la llegada de la primavera; emocionada con el reestreno de estrenar lo estrenado varios inviernos atrás, y con renovado optimismo, me dispongo a vestirme para la ocasión y darle la bienvenida al otoño. Es un nuevo comienzo. Un punto y aparte. Meditados proyectos y sobre todo renovadas esperanzas empujan con fuerza para nacer, por abrirse paso entre lo cotidiano, lo vivido y lo ya sabido. Aún se mecerán mis voluntades durante algún tiempo, en los brazos cálidos de atardeceres cada vez más tempraneros, enredados entre los flecos livianos y algo ajados ya, de este último verano al que le digo adiós sin un ápice de nostalgia.

Mientras tanto, apuro las páginas finales del libro que me traigo entre manos. Es la última historia que he puesto en mi vida para pasearme por una realidad que ya es mía siendo de nadie. Es lo bueno que tienen las historias contadas y escritas, que cotilleamos en vidas ajenas sin que a nadie moleste, ni siquiera a nosotros mismos. Los personajes, protagonistas de esos mundos imaginarios hechos de carne inmortal, al contrario, viven ansiando el tacto de nuestros dedos sobre el papel inerte. Nuestras manos, ellos lo saben bien, son las depositarias de la sabia mágica sin la que solo son tinta negra sobre blanco, ecos mudos, voces silentes; aguardan impacientes la mirada de nuestros ojos, la impresión en nuestras neuronas de sus vitales aconteceres, y nosotros, nosotros sonreímos con sus ocurrencias, y nos dolemos de sus tristezas, asistimos con estupor a su violencia y a su crueldad, y nos enamoramos de sus ojos y de sus palabras, prendidos de sus vidas, enganchados a sus almas nacidas del sueño de su autor. Nos vestimos de ellos por un rato, y ellos, descansan, por fin plácidos, sabiendo que ya son nuestros para siempre.

Cuando llego a las postrimerías de la historia escrita, como ahora me sucede con “Mercado de Espejismos”, divertidísimo y desconcertante trabajo literario del maravilloso escritor gaditano, Felipe Benítez Reyes, y apuro los últimos reglones del texto en los que los personajes encuentran finalmente su destino, se que el círculo se cierra mágicamente, y todos ellos, con cada lector que les preste sus sentidos, comenzarán de nuevo su existencia girando en una eterna rueda del tiempo para renacer después de haber muerto y de haber nacido.

Con la escritura de los dioses creadores de mundos imaginarios, he paseado este verano de la mano de un pícaro de nuestra España del S. XVI, he vivido el terror de las víctimas de un de un psicópata sueco que vive en un mundo que es el mío; me he divertido muchísimo acompañando en sus andanzas a joven y promiscuo escribano en la ciudad de Aviñón, en el S. XIV; he redescubierto, en una estupenda novela de mi admiradísimo D. Benito Pérez Galdós, personajes inocentes y miserables, tiernos y astutos, que jalonan una España de la que aún, para bien o para mal, o para ambas cosas, sigue quedando lo mejor y también lo peor. Un país trufado de perdedores en el último segundo de sus vidas de celofán; de victimas indefensas de la envidia y de la codicia, donde los que transitan por los atajos polvorientos que conducen al poder, vestidos de bandoleros con chaquetas de pana o diseños de Versace nos están dejando
en paños menores y en alpargatas. Mientras tanto esta nación todavía galdosiana se chuta televisivas sobredosis de rubias de bote y digiere sin rechistar las ruedas de molino que sea menester.

Octubre. Un año ha pasado, prácticamente, desde que levante esta casa, enmipropionombre, de ventanas abiertas y rincones privados, cuyos pilares no son otra cosa que la idea hecha palabra. Nunca pensé que lo pasaría tan bien recorriendo sus largos pasillos y las miradas de las que apenas soy consciente. Cumplimos un año, mi casa y yo, y ya comienza a tener el color con el que la imaginé. Se ha vuelto con el tiempo calentita y amable, y cuando cruzo su puerta, y desde sus ventanas me asomo al mundo que me rodea, siento algo parecido a cuando siendo una niña muy pequeña, ponía mis pies en una banqueta y me alzaba sobre el ventanal de la casa de mis padres, para mirar curiosa la calle donde casi nunca ocurría nada distinto de lo que había ocurrido el día anterior, y sin embargo, solo el hecho de asomar mis ojos al espacio exterior me llenaba de una emoción inexplicable. Se trataba entonces, como ahora, no solo de ver sino mirar; no solo de oír, sino de escuchar. No solo de salir, sino de emerger y mostrarse.

No solo de perderse, sino encontrarse.

viernes, 13 de agosto de 2010

NEGOCIACION CON EL ALACRÁN

Día 11 de Agosto 2010. Leo la siguiente noticia en un diario de prestigio en la red: “Brian Currin confirma la existencia de una nueva negociación con ETA”. Una vez más el Gobierno que padezco (hablo en primera persona, porque “otros” sabrán si lo gozan o lo soportan como yo lo soporto), atenta directamente en la línea de flotación de mi dignidad como ciudadana.

Las imágenes de las decenas de miles de personas a las que tuve el honor de acompañar estos años de atrás en cada una de las convocatorias que la AVT llevó a cabo en defensa de la Memoria, la Dignidad y la Justicia de las victimas del terrorismo me vienen nítidamente a la memoria en este momento. Mi presencia en estas manifestaciones multitudinarias me permitió, en más de una ocasión, mirar directamente a los ojos de J. Antonio Alcaráz, observar el gesto de el agotamiento de su rostro, y su triste sonrisa. Los asesinos vascos asesinaron a su hermano del alma cuando él tenia 19 años, y a sus dos sobrinas, dos niñitas de tres años cuyo cuerpos saltaron por los aires destrazos por una bomba en el año 1987. Desde aquel día han transcurrido 23 años, durante los cuales Alcaraz ha luchado denodadamente para que el recuerdo de todas víctimas de ETA no fuera borrado de nuestra memoria.

He aludido al caso de J. Antonio Alcaraz porque me parece que encarna perfectamente el heroísmo que los que como él han resistido los envites, las calumnias, las presiones del aparto del poder. El Gobierno había valorado políticamente rentable la negociación con los asesinos y sus cómplices y estaba decidido a llevarla a término, incluso cuando fueron asesinados de un bombazo en el aeropuerto de Madrid los dos jóvenes inmigrantes latinoamericanos que aguardaban a recibir a sus familias. La complacencia de la mayoría del arco parlamentario con esta determinación es algo que en mi opinión, define con bastante precisión el estado de deterioro moral de nuestra clase política y de la ciudadanía que con su voto o con su indiferencia sigue manteniéndola en el poder.

La AVT desde el primer momento lideró la resistencia pacífica, la movilización de ciudadanos libres y solidarios con su dolor. Sabíamos que las víctimas lo eran por el único motivo de ser españoles, y que sus asesinos, secuestrando y matando a miembros de la fuerzas de seguridad, del ejército, de partidos políticos, jueces, periodistas, niños pequeños indefensos, ciudadanos elegidos al azar, etc. tenían como objetivo doblegar nuestra Democracia e imponer su voluntad a través de actos de terror, por eso, los millones de ciudadanos que asistimos una y otra vez a aquellas convocatorias exigimos del Gobierno socialista el cumplimiento escrupuloso de la ley y el ejercicio de la justicia para derrotar a la banda de asesinos que nos causaba tan terrible sufrimiento, sabedores de que es éste el camino y ningún otro, el que garantiza nuestra Libertad en un estado democrático. Lo hicimos sin transgredir en ningún momento ni una sola de las reglas democráticas de nuestra convivencia; defendimos con nuestra presencia la identidad de las víctimas como sujetos políticos imposibles de ignorar en cualquier hipotético escenario que tuviera que ver con su derecho irrenunciable a la Memoria, la Dignidad y la Justicia.
Hoy, constatamos, una vez más que el Gobierno nunca ha abandonado su interés en la negociación y que en las alcantarillas, donde los gusanos y las ratas tienen cobijo, se reúnen los hombres del Gobierno con los asesinos a jugar su partida, a llevar a cabo el intercambio de cromos que a los dos satisfaga. Los unos ponen sobre la mesa las lágrimas, los otros, las balas. Constatamos una vez más algo a lo que ya estamos muchos acostumbrados, a su pretensión de engañarnos, porque nos han perdido el respeto, porque no somos para ellos otra cosa que un saco de votos con que acrecentar su poder a costa de nuestra dignidad.

Negociación.

Los asesinos obtienen privilegios penitenciarios, reducen condenas y salen a la calle en regímenes semiabiertos. Traslados “discretos” a cárceles más confortables, chivatazos a los etarras de que van a ser detenidos que proceden de los propios ámbitos de la seguridad del Estado, detenciones de “oportunidad” y asesinos “en fuga” que muchos intuimos es consentida. Decenas de asesinatos llenan los historiales delictivos de algunos de los asesinos agraciados mientras el Ministro de Interior sigue negando la evidencia y el Presidente de Gobierno habla al país de los brotes verdes… Su profunda y radical obscenidad política es sobrecogedora.

La negociación de un Gobierno con una banda de terroristas asesinos es, en mi opinión, sencillamente inadmisible, incuestionable y debería ser inabordable en una sociedad sólida moralmente. Negociar implica mutuas contrapartidas, y, en este caso, no hay contrapartida que el Gobierno pueda ofrecer a cambio del cese de terror. Estas no son las reglas del juego en un Estado democrático. ETA es una organización terrorista que actúa con métodos de violencia extrema contra ciudadanos indefensos o en situación de absoluta indefensión. Los miembros de la banda son delincuentes peligrosísimos, infiltrados en nuestro entorno, silentes, y de una crueldad rayana en lo patológico, como hemos podido ver en multitud de ocasiones, como cuando dispararon a muerte a Ascensión en avanzado estado de gestación después de asesinar a su marido el concejal sevillano Alberto Garcia Becerril delante de sus ojos, o cuando sometieron al torturante cautiverio de meses a Ortega Lara en condiciones infrahumanas, o cuando asesinaron a Miguel Angel Blanco cuya autopsia reveló un inconmensurable sufrimiento previo a su asesinato, y como éstos podríamos seguir poniendo espeluznantes ejemplos del sadismo de la banda asesina. No. El tratamiento de hechos de esta naturaleza es en un país democrático la persecución policial, la aplicación con el máximo rigor de ley, y el cumplimiento estricto de las máximas condenas en la cárcel, sin paliativos posibles, y con el mayor rigor.


España, los españoles, no estamos en guerra contra ETA; de estarlo, los ciudadanos nos defenderíamos de otro modo. El Ejército español habría asumido la defensa de la nación y de sus ciudadanos. No estamos en guerra. El Gobierno, por tanto, no puede negociar la “paz” con ETA.
Las contrapartidas y exigencias que la banda de asesinos reclama no están en la esfera de las competencias que con carácter de “interinidad” este o cualquier otro Gobierno administra. La fragmentación de una parte de la nación española, la libertad de los asesinos o sus prebendas carcelarias, NO son atribuciones de las que el Gobierno pueda discrecionalmente disponer sin arrebatarnos a todos los ciudadanos en general y a la víctimas de los asesinos en particular el derecho a la justicia que nos asiste en un Estado democrático. Muchos jamás les perdonaremos, muchos de nosotros no lo consentiremos.

ETA debe dejar de matar porque la aplicación todos los mecanismos de los que dispone el Estado de Derecho lo haga posible y en esta dirección todos los esfuerzos que es Estado realice son pocos. Destinar recursos económicos y los medios más sofisticados, modernos y eficientes a las fuerzas de seguridad; medidas legislativas que drásticamente eliminen del escenario político la presencia de los terroristas y de sus apoyos, aislamiento internacional, persecución de sus actividades económicas vinculadas a ETA o a sus colaboradores, apoyo diáfano y sin ambigüedades a las víctimas de su barbarie…

Es fundamental en este sentido decir NO a la equidistancia que se pretende imponer entre las víctimas y sus asesinos o los cómplices de éstos en el tratamiento del problema del terrorismo en España y de la que son partícipes y responsables numerosas instituciones de nuestro país, comenzando por la Iglesia Católica que debería, pedir perdón y hacer propósito de enmienda, por su actitud ante el fenómeno terrorista de ETA, que nos llena de vergüenza a muchos católicos, ocultando durante lustros las palabras del Evangelio bajo el ideario independentista; partidos nacionalistas que recogiendo las nueces impregnadas de sangre del árbol doliente que ETA sacudía hacía caja en las elecciones; partidos nacionales comprando y vendiendo lealtades en el Parlamento Nacional a cambio de hacer la vista gorda cuando no asumiendo derivas nacionalistas periféricas cuya vocación separatista ha sembrado el desconocimiento, la manipulación y el odio a España y a su Historia; jueces y fiscales que en el ejercicio de sus funciones no han dudado en “arrastrar las togas por el barro” según sus propia palabras, si eso era lo que el momento político demandaba.

Ahora el Gobierno nos niega la evidencia, lo que los medios de comunicación difunden con descaro. Mañana, como esta película ya nos la sabemos, pretenderán vendernos su actuación deleznable como esfuerzos encaminados a conseguir la paz con ETA aunque se a cualquier precio.
NO. La paz no se negocia, se defiende. La Justicia que asiste a las victimas no está en venta ni puede ser el objeto de sus componendas con los asesinos. La memoria de los muertos, el sufrimiento por la perdida de los hijos o los padres, los días agónicos de hospital y de muerte no serán nunca moneda de cambio. La Nación Española no es su cortijo, y los españoles, al menos algunos, no nos alimentamos de bellotas. Que no se equivoque el Gobierno, ETA no es buena compañía para compartir la mesa, ni siquiera esa que anhelan de la negociación con la que esperan mantenerse sine die en el poder. Puede sucederle, además, lo que le pasó a la rana de la vieja y sabia fábula de Jean de La Fontaine, que dice así:


“… en la tierra de Shien-Lon, después de intensas lluvias un alacrán le dijo a una rana:-Oye, llévame sobre tu lomo hasta tierra firme... Si no me salvas, moriré ahogado... La rana miró al alacrán, dubitativa, y le contestó:-No... no puedo llevarte, porque si subes sobre mi lomo me picarás y moriré...-Anda, rana... ¡Sálvame! Prometo formalmente no picarte con mi aguijón...La rana asomó la verde cabeza fuera del agua y dijo:-No, no me fío de ti... Me picarás... Eres un alacrán...-¡No!! -respondió el alacrán- ¡No te picaré! ¡Lo juro!-¡Anda, sálvame! Y puedes tener mi palabra de honor de que no te picaré... pues si lo hago moriríamos los dos. Entonces, está bien - dijo la rana convencida por la fuerza del argumento del insecto - acepto tu palabra, pero lo haré con esa condición. Y así fue como el alacrán montó sobre el lomo de la rana y ambos se dirigieron nadando hacia la salvación... Y así, iban bogando, a través de aquel inmenso piélago interior, cuando de repente la rana sintió un fuerte dolor en la nuca… Era un dolor agudo, lacerante, adormecedor... Enseguida, comenzó a estremecerse... El veneno corría raudo a través de sus venas, paralizando los miembros y obnubilando los sentidos... La rana se dio cuenta de que el aguijón del alacrán había penetrado en sus carnes, inyectando el letal veneno...Ya, en el último instante de lucidez, alcanzó a musitar: -Alacrán... ¿Por qué me has picado? -La tierra firme aún está muy lejos, ahora moriremos los dos... Y mientras ambos se hundían en el agua, irremisiblemente, el alacrán alcanzó a decir:

-Perdóname... No pude evitarlo... es mi naturaleza.


Pues eso. Y es que me temo lo peor, que a la maldad que le es propia a nuestra clase política en general, sobre todo a la que hoy ponemos caras socialistas en el poder, se une la estulticia que caracteriza a este Gobierno; y lo peor es que cuando el alacrán le atice su inexorable picotazo a la rana, la muy estúpida nos arrastrará con ella hasta lo más profundo de las aguas. Quizá nos lo merezcamos, por habernos prestado a ser su salvavidas.

miércoles, 4 de agosto de 2010

EL OCASO DE UN REINO (I)


Érase una vez…un Reino en el que, hace ya muchos años, tuvo lugar un enfrentamiento terriblemente cruel entre su habitantes. Las madres sin posible consuelo lloraban a sus hijos que habían encontrado la muerte en los campos de batalla y los hombres que por designios del azar o de la Providencia conservaron la vida aunque fuera hecha jirones, regresaron a sus hogares con ese vacío sordo y persistente que se apodera de las entrañas cuando no es posible olvidar lo que la memoria, sin embargo, no es capaz de soportar sin hacerse añicos. Los niños guardaban en sus pupilas el rostro impenetrable del miedo que se arrastraba por las calles y los campos, surgiendo tenebroso en el polvo reseco de las calles, en las esquinas donde la tenue brisa del amanecer poco tiempo antes había acunado sus sueños y los de sus hermanos; pequeños hambrientos que aprendieron sin maestros a no pedirle pan al aire, porque al aire le había robado el alma la metralla, y era mudo y sordo, y solo… traía olor a pólvora, causando más sed y más hambre.

El reino se cubrió de escombros, de casa derruidas, de tejados convertidos en guaridas de minúsculos insectos sonoros e indiferentes. Los campos yermos se cubrieron de luto vistiendo únicamente las ropas de las amapolas teñidas de lamentos y heridas laceradas, de últimos suspiros; las margaritas nacidas en abril, crecieron deshojadas… me quiere si me quiere no, me quiere…repitiendo incesantemente los nombres de los enamorados muertos, yacentes en las cunetas y en las tapias de los cementerios, sellando los labios de las novias sin días de domingo que estrenar; secando sus bocas, huérfanas de besos y de promesas de amor renovadas. Novias enlutadas. Novias viudas.

La melancolía anegó las vidas de los habitantes de este Reino centenario. El triste recuerdo de los ausentes acudía puntualmente a la cita sobre todo a la hora de la cena, amenazando las noches con pesadillas y desesperanzas. Verdugos y victimas, todos y cada cual, portaban en su mochila de la vida la pesada carga de la del remordimiento y de la culpa, a veces, del arrepentimiento.

Pero la batalla había terminado, y sus ecos resonaban cada vez más distantes. Como siempre sucede, como acontece desde el principio de los tiempos, la vida se afanaba en su fecunda e imparable acción creadora, ajena por completo a las aflicciones estériles de los hombres. Los arroyos renovaron su caudal abrazando el agua derretida de las azules nieves, y a los niños nacidos les salieron los dientes, y los ancianos llegada la hora del adiós cerraron sus puños y entornaron los ojos para ser acogidos maternalmente por la tierra, a la que volvieron, finalizado su tiempo. Poco a poco se fueron extinguiendo los volátiles átomos de la pólvora y el aire recuperó el olor a tomillo y a romero, y a veces, a rosas; también a mar; también a olas.

En los pueblos y en las ciudades todas, se oía como un runrún, a unos decir que habían ganado la paz, y a otros, que habían perdido la guerra, pero todos sabían ya que no podían poner sus ojos en otro destino que no fuera un futuro compartido, porque los vientres incansables parían nuevos hijos a los que amamantar, y los hombres escuchaban en sus entrañas la voz imperiosa y eterna de la tierra caliente que aguardaba impaciente la herida del arado. La ciudad voceaba, urgiendo a la acción, su enigmática llamada colándose por las por las ventanas de los todavía maltrechos hogares. Los jóvenes imaginaban un destino lejos de sus casas, entre adoquines y farolas, al que no sabían si más temer o más desear, pero al que no podían ni tampoco querían resistirse.

Los habitantes del Reino hicieron una apuesta valerosa y arriesgada enfrentándose a la incertidumbre con la esperanza, dispuestos a derramar generosamente ríos de sudor salado y encallecido. El silencio acompañó sus fatigas jadeantes y vistieron los días con las madrugadas de trabajo. Acunaron las noches susurrando sus sueños y dibujaron las caricias antes de llegar al alba, en las grietas forjadas de trigales cosechados.

El deseo de paz se abrió paso imperiosamente entre los despojos dejados por la ira y el odio. No fue fácil, porque los ojos por mucho tiempo siguieron llenándose de lagrimas, y el Reino, continuó sumido por durante lustros en el silencio impuesto a sangre y fuego por el Jefe victorioso. Pero, incluso así, los niños recuperaron las risas y los juegos en las calles y las plazas, sin hacer distingos en el color del escudo de guerra de sus padres. Las mujeres y los hombres, consagrando sus fuerzas a levantar la casa y llenar los pucheros, tejían en las noches de verano hermosos y audaces planes para sus hijos. Hallaron los ciudadanos del Reino centenario, lugares de encuentro en los que compartir unas risas y estrechar sus manos entre fichas de dominó y partidas de tute crepusculares. Al olor de ladrillo y del cemento, en las fábricas, en los talleres de sueños, hombres y también mujeres, urdieron los mimbres de su presente ganado palmo a palmo al desaliento. Fueron maestros para sus hijos, y honra para sus padres viejos. Tuvieron que aprender con tesón, a confiar en la mirada limpia de su vecino, demostrando heroicamente que se necesita más valor para perdonar que para matar, e incluso, que para morir.

Con el transcurso de los años, el Jefe se fue volviendo débil y viejo. Ya solo le quedaba pasar a la Historia y cerrar los ojos para siempre. Un día de un frío mes de Noviembre, los habitantes del reino recibieron la noticia de su muerte, cuando solo los más ancianos guardaban el recuerdo lacerante del daño sufrido y el dolor infligido, en aquella terrible batalla cada vez más lejana en el tiempo en la que mataron y murieron con una ferocidad propia de las alimañas, pero sin su inocencia; con la consciencia humana que inevitablemente proporciona el sufrimiento grabado en la carne propia y en las pupilas en que se agota la vida de nuestro enemigo.

En aquel entonces, y con la desaparición del Puño de Hierro que había detentado el poder durante algunas décadas, fue posible romper el silencio. Aires y tiempos nuevos aguardaban para escalar por los peldaños de la Historia no siempre ascendentes. Palabras de cambio jubiloso recorría las ciudades y los campos. Los súbditos deseaban ardientemente convertirse en ciudadanos con voz y con palabra. Únicos dueños de su destino, reivindicaron la Libertad para trenzar sólidamente los cabos de su Historia que solo a ellos les pertenecía, y para que nunca mas volvieran las hieles de la traición y la Justicia fuera la garante de una Paz tan trabajosamente conseguida, los ya ciudadanos del Reino pactaron innovadoras reglas del juego. Redactaron las leyes que guardarían sus haciendas, garantizarían su Igualdad y protegerían sus vidas, su Libertad y la unidad del Reino.

El juego a jugar en las próximas partidas de la Historia, debería repartirse entre todos los ciudadanos en términos de igualdad y de libertad; este había sido su deseo claramente expresado en la puesta en marcha del Nuevo Orden. Acuerdo y discrepancia, serían los complejos elementos que regirían su convivencia, amparados por la palabra y el ejercicio de la Ley. Conflicto y enfrentamiento canalizados en el respeto al oponente, al disidente, al contrario, y la Libertad como eje rector de la vida en común. ¡Qué difícil ejercicio convivencia para un pueblo tan poco instruido en el albedrío¡

EL OCASO DE UN REINO (II)

Pasaron los años, nuevas generaciones reemplazaron a aquellos que vivieron la atroz batalla y a sus hijos, y a los hijos de sus hijos…Nacidas ya en la prosperidad y el progreso y seducidas por la experiencia de la inmediatez los logros y de los deseos, asistían con indiferencia a los crecientes devaneos del poder político con la riqueza, y de ésta con las togas de una Ley día a día maltrecha y postergada. Los nuevos ciudadanos renunciaron a cuestionar las actuaciones de la multitud de mediocres diosecillos, intocables y caprichosos, que se habían ido instalando en las más opulentas y confortables poltronas de la vida pública en las dispares vertientes del Poder a lo largo de las últimas décadas.

El juicio crítico aletargado por la pereza intelectual desapareció casi por completo de los foros de debate publico, y las consignas políticas reemplazaron a las ideas contrastadas en aquellos centros de opinión que debían alimentarse de la legítima discrepancia. Los dogmas sacrosantos de una pretendida Modernidad se horneaban como los únicos válidos presupuestos intelectuales y morales, incuestionables y listos para consumir por la ciudadanía sin decir esta boca es mía.

El Poder difuso y fraudulento llevo a cabo con admirable eficacia ejercicios sofisticados de propaganda antes ensayados con éxito en fórmulas despóticas y liberticidas en distintos momentos de la Historia en otros paises, disponiendo con maestría de los innumerables canales de comunicación que surcaban la estructura el tejido social. Los medios repetían como mantras las consignas que el poder político administraba con audacia, según el tiempo y la oportunidad, controlando la información y discriminando en beneficio propio hasta los testimonios más banales de la vida cotidiana.


El Nuevo Régimen se había configurado como una superestructura poder imperceptible y opresiva, de la que ya sería muy difícil escapar. Nacido en el progreso de las comunicaciones, en el desarrollo tecnológico y la bonanza económica, había convertido a sus ciudadanos en individuos dóciles y manipulables, acomodaticios e indolentes que renunciaban voluntariamente al ejercicio de su Libertad Critica, aceptando de buen grado una libertad minúscula e insignificante, domestica y tutelada al antojo de aquellos que detentaban la autoridad. Personajes de todo pelaje que ostentaban como sus rasgos más notables la mediocridad y la astucia se erigieron en los modelos sociales a emular, en arquetipos a los que hombres y mujeres, y sobre todo jóvenes contemplaban con fascinación creciente.

Los dioses de la espiritualidad, fueron abandonados; también sus credos. Los mandamientos regidores de la conducta moral de los ciudadanos se dictaron desde los centros de poder que procediendo al arrinconamiento de los símbolos religiosos. Al tiempo que se alentaba en la ciudadanía la negación de ancestrales verdades absolutas se implantaron con absoluta radicalidad, medidas de ingeniera social que contribuirían a reforzar un poder político cada vez más firmemente consolidado.
El Reino había sufrido una sutil, persistente y profunda transformación. La infantilización social producto de la uniformidad de las conciencias y la instauración del Pensamiento Único dio lugar a que las voces de las minorías inconformistas e insumisas de los escasos librepensadores que aún se no habían sido deglutidos por el sistema, fueran silenciadas sin necesidad alguna de recurrir a la violencia física; un calculado aislamiento, la ausencia de medios que pusieran eco a sus voz y su palabra, y el acotamiento eficaz de los espacios de libertad de expresión fueron suficientes. Los ciudadanos discrepantes se convirtieron de disidentes, expulsados de cualquier ámbito de influencia social se constituyeron en la vanguardia de una resistencia siempre amenazada. Entre tanto, el Régimen mantenía la apariencia de un modelo democrático en el que la paz social se presentaba al pueblo como la suprema y bondadosa aspiración de sus gobernantes.

La corrupción se extendió por las más variadas instancias del cuerpo social del Reino, alimentada por los ciudadanos que elegidos por el pueblo para el mejor y mas justo gobierno, repartían a su antojo riquezas y prebendas entre aquellos que les eran afines, negociando voluntades y poniendo precio a su lealtad. La justicia mordía el polvo doblegada por los hombres togados comprados y vendidos y la igualdad de los ciudadanos se fue muriendo lentamente como se mueren las promesas que olvidamos. Imperceptiblemente.

El Reino centenario se hallaba sumido en una profunda crisis, también de identidad. La creencia de que su Unidad era un residuo indeseable y pernicioso propio rancios tiempos pasados y caducos, fue introducida en la sociedad y difundida con carácter pedagógico en las nuevas generaciones, que crecieron en el desprecio, la animadversión o el odio a sus símbolos y señas de identidad. El proceso de adoctrinamiento en la disgregación, se produjo rápida y eficazmente liderado por un Poder cuanto más fragmentado más despótico. Los ciudadanos repudiando su pasado compartido, jaleaban ahora a los caudillos locales, que se envolvían como vulgares reyezuelos, ignorantes y autoritarios, en el manto tejido con la ostentación y la opulencia.

El Reino, indefenso, estaba a punto de extinguirse. Agonizaba sin estertores, calladamente; sucumbía al abandono de sus hijos, a la deslealtad de su Príncipe, a las mordazas impuestas a la palabra disidente, desamparado de la justicia, bajo el férreo yugo impuesto a la libertad.

EL OCASO DE UN REINO (III

Y en este punto y aparte, ponemos realmente el punto y final al relato de lo que aconteció en los últimos tiempos de la Historia de este Reino. No es fruto de mi deseo, ni caprichosamente es este el final que me hubiera gustado contar en estas páginas porque la parte romántica que vive en mi se duele con la tristeza de su pérdida, con el adiós que algunos, no demasiados, le dieron a la Nación de sus abuelos, a la Historia hermanada y reñida de de sus antepasados. No obstante, de nada serviría mi empecinamiento, y cualquier otro final hubiera sido sumar una traición más la verdad de lo que allí aconteció.

Pero he aprendido que la vida no se detiene, como tampoco la Historia se toma un respiro; incansable sigue el curso que trazan los seres humanos pero no únicamente ellos. El azar, la casualidad, el Destino, e incluso las fuerzas ocultas que se esconden en la psicología más profunda de las personas y de los pueblos, en demasiadas ocasiones han dado al traste con los pronósticos y predicciones más concienzudas sobre su futuro. Así las cosas, cabe plantearse que en las incógnitas que quedan sin despejar en el final de este cuento, se esparcen enigmáticos misterios que dibujan los puntos suspensivos de estas ultimas líneas, como jóvenes ríos de esperanza buscando serpenteantes y desorientados las azules aguas de los océanos interminables donde volver a encontrarse…

miércoles, 12 de mayo de 2010

LA HEGEMONIA DE LOS NECIOS


Desde hace tiempo vengo pensando que vivimos tiempos desconcertantes en lo que al ordenamiento social se refiere. Con perplejidad y con asombro que no deja de ir en aumento constato que son los mediocres, cuando no los últimos de la clase los que detentan puestos de incontestable poder en el mundo que me rodea; los más mediocres, y lo que es peor, los más malos.

Observando la naturaleza de los componentes de las elites sociales que marcan nuestro rumbo, vemos que no abundan entre sus filas hombres caracterizados por su capacidad, ni por su honestidad; por el contrario éstos están currándose la vida confundidos con el “paisaje”, como seres anónimos, invisibles e incoloros. No. Las cosas son de muy diferente manera en los tiempos que corren.

Si queremos identificar a aquellos que gobiernan nuestras vidas y nuestras haciendas, que están en la cúspide de la vanguardia cultural, que definen un estilo de vida y hasta de muerte, debemos dirigir nuestra atención a aquellos que ostentan el poder y han alcanzado el éxito social. Pero mucho más interesante y tambien más divertido es encontrarnos con aquellos que se encuentran justamente realizando la interesante tarea de su, llamémosla “auto-promoción social”. El abanico de personajes que se cruzan en nuestro camino es amplísimo, tanto por el ámbito en el que se desenvuelven como por la catogoria del éxito que han alcanzado. De manera que no es necesario estrictamente bucear en las vidas y actuaciones de personalidades de conocido renombre, sino que puede bastar con echar un vistazo rápido a nuestro alrededor para encontrar interesantísimos personajes “exitosos” a los que reconoceremos de manera casi inmediata por lo que constituye su rasgo distintivo, denominador común que comparten con los representantes de las elites a las que antes aludía, esto es su proverbial, ostentosa y relevante necedad.

Siendo ésta, la necedad, en mi opinión, la característica más sobresaliente del “prohombre” triunfador actual, no es, sin embargo suficiente. Algunas otras cuestiones se muestran como condiciones coadyuvantes e ineludibles para adquirir la condición y el estatus de personaje relevante. Entramos así, en la curiosa metamorfosis que se lleva a cabo en el seno de la sociedad de manera prácticamente imperceptible y sin embargo, auténticamente eficaz. Se lleva a cabo silenciosamente la necesaria demolición de los valores que hasta hace relativamente poco tiempo eran prioritarios para ganarse el respeto y el reconocimiento de los otros, como punto de partida de la conducta promocional. Cuestiones como la capacidad intelectual, la formación en el conocimiento, y sobre todo la honestidad personal, no sólo no constituyen un aval en la progresión de la escala social, sino que por el contrario, se muestran como un freno, una barrera, como un obstáculo para acceder a puestos de teórica responsabilidad y relevancia. Se aúnan pues, la necedad y la idiotez, entendida esta última tanto en la acepción que le daban los griegos a la palabra idiotés, cualidad (mas bien característica) de la persona a la que los asuntos públicos o sociales le traen al fresco, movida tan solo por el interés personal, e incapaz de ofrecer nada a los demás, como en la que encontramos en nuestra propia Lengua Española, definiendo al idiota como un engreído sin fundamento para ello.

Para no perdernos en el discurso es oportuno puntualizar que el necio no siempre es un estúpido, como el hombre brillante no es infrecuente que carezca de astucia. La posesión de habilidades y destrezas para engañar, para falsear (incluso para inventar) la realidad adecuándola a su interés siempre cambiante, la firme decisión de ejercer la manipulación que se demuestre necesaria, son condiciones imprescindibles para que el necio se acerque a su objetivo de ascenso en la escala social. No vaya a pensarse que el triunfo para el necio es asunto sencillo. Ayuno de los méritos la inteligencia y del conocimiento proporcionan, alimentar un ego desmedido con tan escasa proteína intelectual, únicamente a base de codicia y ambición, exige no poca determinación y firmeza.

Desde casi desde el primer momento en que nuestro necio vislumbra las distintas y limitadas alternativas vitales de las que dispone, procede inmediatamente a despojarse de cualquier principio o valor que pudiera ser óbice para llevar a cabo las imprevisibles actuaciones a las que se verá abocado en su durísima escalada por la pendiente ascendente de la vida en sociedad. Llevado del pragmatismo más rampante, convierte por arte de birlibiloque su ya probablemente debilitada y anémica conciencia y la rediseña como un folio en blanco, en el que irá trazando el mapa, en los colores que dicte la oportunidad, desde el rojo más intenso al azul mahón, de aquellos principios y valores que le convengan según qué circunstancias y que intereses toque defender, convirtiendo en el primer mandamiento de su conducta lo que magistralmente definió Groucho Marx: “Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros”. El necio será capaz de defender una opinión y su contraria sin inmutarse, con aplomo, y sin despeinarse. Tendrá la habilidad de estar prácticamente siempre de acuerdo con unas tesis, y a la vez, con las tesis contrarias, contentando todos y no guardando lealtad a nadie, mientras que el entorno se va convirtiendo en un fértil patio de operaciones adecuadamente abonado.

Cuando la realidad se impone y parecen evidenciarse sus escasísimas virtudes o capacidades, ¿Qué hace nuestro necio personaje? El necio se ríe. Si, suele reírse, y bromear, mostrándose cercano, amigable, campechano e inocente. Que los demás parezcan un poco bobalicones suele ser para la mayoría de la gente más agradable que detectar en los otros una ávida inteligencia. Las masas perciben la necedad de los hombres famosos en términos de inofensiva y simpática inocencia, facilitando que aquellos que son aún mas estúpidos que ellos, se sientan confortablemente seguros y de algún modo identificados con el líder que ostenta una natural necedad. También aquellos a los que podríamos calificar como los “listos” pero carentes por completo de astucia, y lo que es verdaderamente importante, de principios, (que también los hay) entran en sus redes, negando al necio la categoría que se merece y con ella, la naturaleza peligrosa, que reconocen en su enemigo. El necio juega su baza, deja ver ligeramente la carta que lleva en la manga, en la manga que él decide, claro está, ocultando la baraja completa que esconde en su calcetín, y gana la partida a costa de los estúpidos y los listos, en ambos casos victimas de su propio amoral pragmatismo.

Día a día, considerado por unos “como uno de los míos” y por otros como “un pobre infeliz”, nuestro personaje se va abriendo camino, escalando peldaño a peldaño por la escala social, y cuando nos queremos dar cuenta, se ha convertido en un actor de renombre, un escritor de bet sellers, un modisto de fama, un periodista de éxito, un músico celebrado o un Presidente de Gobierno. Naturalmente todo este proceso no sería posible en nuestra sociedad sin la valiosísima complicidad de los indispensables mecanismos de transmisión que son los medios de comunicación audiovisual y sin contar con el respaldo de las fuerzas fácticas económicas. La diferenciación entre medios de comunicación y fuerzas económicas se plantea únicamente a efectos de explicación metodológica ya que en la practica constituye una redundancia. Los grandes medios de comunicación, salvo muy minoritarias excepciones, son activos en manos de los grupos económicos de poder, a la vez que clientes sumamente dependientes del beneplácito político en una economía profundamente intervenida como la nuestra. Cerramos, pues, el círculo de complicidades que arropan a nuestro necio en su ascenso social: la masa que lo erige en líder, la fuerzas políticas interesadas en participar del poder en sus múltiples formas fragmentarias, la incercia de las fuerzas ecónomicas siempre carentes por su propia naturaleza de valores éticos, y los vehículos de transmisión que constituyen los "mass-media".

Estos mecanismos algo complejos, se pueden sin embargo comprender sin dificultad, cuando nos fijamos en la paulatina conformación del “lidercillo” o vulgarmente llamado “vividor”, personaje que todos hemos podido conocer. Ese que de la noche a la mañana acumula ascensos, carguitos, bienes de uso común aunque ostentosos, en otro momento impensables y en todo caso, fuera del alcance de todos aquellos poseen iguales o incluso superiores meritos.

El necio, naturalmente, a medida que supera cada uno de los obstáculos en su ascendente trayectoria va acaparando mayores cotas de “poder” y/o discrecionalidad que como no podía ser de otra manera, constituirán la ración energética necesaria para llevar a cabo sus próximas actuaciones, con el objetivo de seguir avanzando por el camino tiempo atrás iniciado. El sentido de su acción se vuelve progresivamente más instrumental y más eficaz. La garantía de éxito más real. Estamos, por fin, ante un auténtico triunfador social.

El proceso descrito hasta aquí no pretende ni siquiera ser el esbozo de un paradigma. Es la descripción de un proceso, realizada con trazo grueso, a grandes pinceladas, y sin grandes pretensiones, que nace de la observación, simplemente, y en el que he constatado se desenvuelven numerosas personas de mi entorno personal, laboral, etc. La vida social, cultural y sobre todo política en España, ofrece en mi opinión, necios personajes, estos si paradigmáticos, a los que el “traje diseñado” en estas líneas, en mi opinion, les encaja con bastante precisión.

Si, creo que nos encontramos inmersos en la Hegemonía de los Necios, lo que francamente resulta muy poco edificante y desalentador. Podemos observar sus evoluciones, su conquista de espacios económicos, culturales, incluso religiosos. Podemos sentir su presión y el ejercicio de su poder en nuestra vida diaria traducidas en la limitación, coacción y liquidación de los derechos individuales, en la prevalencia de los privilegios de las elites, en la denostación cuando no persecución de profesionales, intelectuales u hombres de ciencia librepensadores; en la desigual aplicación de la Justicia cuando no en su abierta corrupción; en la connivencia escandalosa entre el poder económico y el poder político, y a su vez, entre este último y una pretendida y vergonzosa intelectualidad que ha renunciado abiertamente al ejercicio de la critica rigurosa que le es propia, de lo social y de lo político.

El transcurso del tiempo en el ejercicio de esta Necia Hegemonía podemos ver como pasa factura en la formación de los más jóvenes, en su instrucción, en su incompetencia intelectual y en su conformación humana desde el punto de vista ético, con la implantación de mecanismos educativos desde la primera infancia que promueven el relativismo cultural y la promoción de los no-valores en nuestras escuelas. El adocenamiento acrítico, la mansedumbre social, la amoralidad valorativa son los instrumentos indispensables para el mantenimiento del poder hegemónico de los necios. Ellos lo saben bien.

Nosotros, algunos de nosotros, también lo sabemos.

Los reconocemos y no los menospreciamos, porque tenemos claro que ignorarles no evitará las nefastas consecuencias de sus acciones. Por el contrario, es necesario hoy mas que nunca, mantenerse alerta y disidentes, críticos y lúcidos, ejercitar la prudencia, y saberse hombres y mujeres libres. Poseedores de esa libertad humana que no nace de su reconocimiento jurídico o político, sino que es anterior al mismo, como propiedad definitoria de nuestra naturaleza y de nuestra identidad.

Y como nunca he estado dispuesta a que aquello que considero vulgar, aburrido y mediocre, sea el centro de mi atención, no quiero tampoco que estas páginas tenga un punto y final sin esperanza. Opongamos a la vulgaridad consustancial a la necedad, la belleza incomparable de lo auténtico; a sus predecibles imposiciones despóticas, el insospechado misterio de un instante de luz, por eso quiero compartir con todos aquellos que se den una vuelta por esta, mi otra casa, y "enmipropionombre”, el último regalo que he recibido de la Primavera.
Os cuento la brevísima historia de esta imagen:

La otra tarde, amenazando lluvia y tormenta, al borde de la carretera que me llevaba al hiper, casi en la cuneta, allí la encontré sobreviviendo enérgicamente, con coraje, entre los escombros olvidados. Tan humilde y tan hermosa; tan roja, tan intensa. Tan valiente y tan orgullosa, que me la quise llevar para siempre a casa, también …para vosotros.

viernes, 16 de abril de 2010

GUERRACIVILISMO EN LA UNIVERSIDAD




La otra tarde, intenté, sin éxito, ver y escuchar al completo en Internet las intervenciones de los congregados en la Universidad Complutense de Madrid en defensa del Juez Garzon, y contra la admisión a tramite por parte del T. Supremo de las querellas contra él presentadas por Manos Limpias y Falange. Lo intenté sin conseguirlo no porque mi ordenador me dejara tirada en la intención o porque Youtube no hubiera recogido con presteza el evento, sino porque después de asistir al spich que lanzó Jiménez Villarejo, (19 minutos “cascando” en tonito rojeras trasnochado), no pude llegar más allá del minuto 4 de la intervención del comunista Toxo, pasando por el prolongado aplauso del concurrente a un inaudito Berzosa apunto de derretirse de gusto. ¡Que nivel Maribel, el de la Universidad madrileña¡

Mi primera impresión, en un principio, fue que no había que darle demasiada importancia a estos numeritos de la izquierda siempre tan previsiblemente aburrida. Villajero, al que como digo escuché y vi con disciplina prusiana, me pareció sencillamente patético. Su lenguaje ampuloso, engolado, engreido y gerracivilista podría dar, sin embargo, verdadero miedo de no tomarse a cachondeo (con perdón). Lo de considerar la intervención de este señor a modo de las historietas del abuelo cebolleta, es francamente una tentación pero me temo que los insultos al Tibunal Supremo tachándole de fascista, colaborador con torturas etc, tienen bastante más enjundia, sobre todo considerando los aplausos que levantaban en un publico entregado cada exabrupto, cada barbaridad vertidos en el discurso de este señor. Podría también plantearme que semejantes insultos al Estado de Derecho proferidos por este personaje eran fruto de sus cansadas y ya achacosas neuronas como consecuencia de su avanzada edad. Sin embarro, me temo que tiene toda la pinta de estar en su más absoluto y peligroso juicio.

El aquelarre montado en la Complutense por la izquierda, con el pretexto de la defensa del juez con tres causas pendientes por prevaricación y cohecho, tiene un tufo golpista verdaderamente pavoroso, en la medida que supone un frontal ataque al eje vertebral de la estructura judicial del Estado en la persona del Tribunal Supremo, máxima institución de la judicatura en la aplicación de la Ley, también de la Ley de la Memoria Histórica.
Los argumentos justificantes de esta agresión sin precedentes en la Democracia española son tan peregrinos que podrían resumirse, por no extenderme más, al supuesto de que son los “franquistas” los que sientan al juez en el banquillo; los franquistas-fascistas-totalitarios que todavía quedan España…

Si, efectivamente, todavía quedan bastantes “franquistas” y para encontrarlos solo tienen que mirarse a ellos mismos o buscar referencias directas en su entorno familiar. Sin ir más lejos el propio Villarejo ya ejercía de fiscal aplicando la ley que emanaba del régimen dictatorial de Franco por los años 60, de manera que si quiere encontrar con un “puro residuo” franquista solo tiene que mirarse al espejo. Porque elegir ser fiscal en un régimen totalitario no es como ser zapatero, o médico, o albañil, es otra cosa mucho más “comprometida”, por decirlo de suavemente. El lo sabe, y nosotros también. La izquierda que padecemos está plagadita de padres, abuelos, tíos etc. que hicieron carrera y fortuna como altos y medios cargos públicos al servicio de la dictadura de Franco.


Y en este discurso-alegato de defensa del juez acusado de prevaricador, les escucho también decir que les indigna especialmente que sea Falange o Manos Limpias quienes le puedan sentar en el banquillo. Que yo sepa, Falange es un partido perfectamente legal, que se presenta incluso a las elecciones y Manos Limpias, ni siquiera eso, es un sindicato de funcionarios. Se llega a afirmar que los demandantes deberían ser ilegalizados siguiendo en la ya vieja y archiconocida tradición de las vocaciones totalitarias de “matar al mensajero” cuando toca el momento de dar la cara y la tienen llena de babas porque se han engullido lo que no se debe y la digestión comienza a ser muy pesada. Si, se pide la ilegalización de estas formaciones. ..¿ Y para cuando dejamos la ilegalización del Partido Comunista y afines? Los PCs responsables de millones de muertos en la Historia moderna, y desgraciadamente desarrollando su actividad criminal en la actualidad, en países como Cuba, China, o Venezuela, no reciben ni la más leve crítica por parte de sus correligionarios españoles, más bien al contrario. Hace bien poco que la plana mayor de PSOE con motivo de no recuerdo qué acto político de autobombo nos obsequiaron con una cantada grupal de la Internacional con el puño en alto que todos pudimos ver en las varias televisiones encargadas de la propaganda gubernamental (por cierto, sería de agradecer que evitaran semejantes espectáculos en la hora de la cena). Y es que los socialistas-capitalistas no se cortan un pelo. Me preguntaba, cómo se atreven a hacer ostentación y propaganda de la simbología social-comunista que genera pánico, dolor y sufrimiento en millones de seres humanos. También en nuestro país, en el que bajo esos símbolos se asesinó y torturó a decenas de miles de personas para las que aun quedan lágrimas de sus padres, sus hijos o sus nietos; Los asesinatos masivos, de miles de personas llevados a cabo por la izquierda en Paracuellos durante la guerra civil (pregunten a Carrillo), muchísimos de ellos menores, permanecen anclados a la memoria como un acto de terror sin limites, al que habría que añadir los asesinatos y torturas de religiosos y religiosas, católicos, a opositores de derechas etc. Sin embargo piden la ilegalización de Falange o Manos Limpias cuando su actividad y sus estatutos se encuentran dentro de la más absoluta legalidad en nuestro país de acuerdo con Ley de Partidos. Esta es la misma posición política e ideológica que ha llevado a eliminar todas las estatuas del dictador Franco, los nombres de calles de personas del régimen, mientras se erigen monumentos a personajes relevantes de la izquierda como J. Besteiro, o la Pasionaria en la Guerra Civil y se ponen sus nombres a las calles de los neuvos barrios.

De todo este asunto el juez de marras me importa poco, mas bien nada. En mi opinión el personaje está absolutamente sobredimensionado y de no ser por su propensión a estrellato con fuegos de artificio y mucha parafernalia, estaría ocupando el lugar que le corresponde, que al parecer, según relevantes opiniones, no pasaría de ser un mediocre instructor, porque sus actuaciones en términos profesionales han dejado muchísimo que desear en todos los aspectos en los últimos años. Me da, eso si, cierta grima por lo estético, verle rodeado de animales yacentes en sus cacerías, a carcajada limpia compartida con personajes como el ministro de justicia Bermejo y el “poli” jefe cuando ¡casualidades de la vida¡ tenía entre manos, un asunto que podía dar en el trullo con miembros del Partido Popular. Pero al margen de estas y otras abundantes notas de mal gusto, (no pueden evitarlo, son así de horteras), el talante, el estilo, las formas y actuaciones del Juez, también en otros temas, de extrema gravedad como el caso del chivatazo del Bar Faisán, me parece que apestan. En todo caso, si en términos jurídicos es adecuado, me parece bien que se le pidan explicaciones en el banquillo al juez cuando existen indicios de que ha cometido uno o como en este caso, tres delitos, por otra parte gravísimos en su cargo, de prevaricación y cohecho. Si la demanda procede del sindicato Manos Limpias, Falange, o de la abuela de Caperucita, me parece irrelevante. Lo verdaderamente importante es que el Estado de Derecho funcione, y lo haga con eficacia.

A Garzón , le “enfila” la Justicia, no porque si el franquismo esto o lo otro...No. Se le acusa de cosas mucho más prosaicas y mucho más simples. Se le imputa delitos de prevaricación y cohecho por sus actuaciones como juez en relación con las victimas durante la Guerra Civil y el franquismo, (recordemos cuando pidió la partida de defunción del Franco); en relación con la pasta (300.000 Euros “del ala”) que obtuvo en su momento del Presidente del Banco de Santander, señor Botín , y por realizar escuchas telefónicas en el casto Gurtel entre los abogados y clientes cuando estos estaban presos. Garzón tiene todos los medios que el Estado de Derecho pone a su disposición para defenderse, para demostrar su inocencia de los cargos que se le imputan y que vienen avalados por los indicios de su culpabilidad (de no ser así no se hubiera admitido las demandas). Que lo haga. Así de simple.

Lo verdaderamene preocupante, en mi opinión, de toda esta movida es que la Izquierda variopinta de nuestro país (incluyendo a “artisteo” rojo, como a ellos les gusta denominarse), nos viene a decir que Franco está vivo todavía y que ellos están, por lo tanto, en posición de “lucha” como lo estuvieron hace 70 años. No es intención de estas líneas entrar ahora en las razones y valoraciones de nuestra Guerra Civil, la guerra de todos. Lo que si tengo claro es que Franco no está vivo. Franco está muerto, y lo se sin necesitar, como al parecer necesita Garzón, su partida de defunción. Tengo claro también que, desgraciadamente, ellos, la Izquierda no quieren enterrar al dictador, porque, ¿qué sería de ellos sin el espantajo del General que agitar?. Por eso reviven el fantasma, para que se pasee por la memoria de todos nosotros y ellos tengan, por fin, algo nuevo que decir, cuando ya la Historia les ha demolido cada argumento; porque las acciones del social-comunismo están cargadas de sangre inocente y se ha demostrado no solo que son un fracaso estrepitoso en términos sociales y económicos sino que además constituyen una fórmula asesina de control de los ciudadanos.

La Izquierda quiere volver a hablar de muertos, de asesinatos, de fosas comunes, de odio, de violencia … de guerra, pero lo hace silenciando a las victimas que murieron a sus manos; quiere arrebatar el nombre a aquellos a los que torturaron porque rezaban, o porque eran hijos (incluso siendo niños) de personas “con posibles” como se decía entonces. La Izquierda española dice que hay que resarcir a las victimas, pero no quiere cerrar las heridas por las que se desangró nuestro país en una guerra fraticida cuya ferocidad todavía hoy sigue sobrecogiendo a sus analistas tanto nacionales como internacionales.

Todas las familias que conozco, tuvieron víctimas de la represión por ambos bandos. Mi propia familia tuvo un pie en cada una de las dos españas, y cada uno de mis abuelos sufrió el miedo y la desgracia en sus propias carnes en guerra civil, padeciendo el odio del bando contrario. Exijo para ellos, para ambos, desde estas páginas, el respeto a su descanso eterno. Que no se pervierta ni se violente en su nombre, su libre voluntad de perdonar al enemigo, como lo hicieron mientras tuvieron vida. Porque ellos sabían que era necesario que sus hijos y sus nietos construyeran una país en el que nunca más fuera posible un baño de sangre como el que arrasó sus vidas.

Por eso perdonaron, y por eso, la Democracia fue posible en España.

El vergonzoso y terrible acontecimiento de la Universidad Complutense, con el pretexto de reivindicar la figura de un juez acusado de cometer graves delitos, ha puesto de manifiesto en mi opinión, una vez mas, pero en esta ocasión de manera especialmente nítida, el peligrosísimo ánimo despótico, revanchista y antidemocrático que anida en el corazón de la izquierda española. Veremos si la ciudadanía sabe mantener la cordura censurando o al menos desoyendo los cantos de sirena que no conducen a otra cosa que al hundimiento de nuestra Nación en las oscuras aguas de las tentaciones totalitarias.


domingo, 28 de marzo de 2010

CURAS DELINCUENTES, LA PARTE POR EL TODO

Desde hace tiempo, largo tiempo ya, los medios de comunicación vienen recogiendo informaciones terribles sobre delitos de pederastia perpetrados por sacerdotes de la Iglesia Católica, acaecidos desde los años 70 y durante décadas, en Estados Unidos y en Irlanda entre otros países. La pederastia, es un crimen abominable y cuando es un sacerdote quien lo comete adquiere una gravedad excepcional. La cuestión es que estamos ante un delito, perfectamente tipificado por las legislaciones de los países en los que se ha cometido; podemos reconocer a la victima y al delincuente. Se hace pues indispensable el ejercicio de la justicia, mediante el resarcimiento de las victimas y la condena y el castigo riguroso del delincuente y de sus encubridores con la mayor eficacia y sin ningún tipo de exculpación. La condición de sacerdotes católicos no debería servir para otra cosa que no fuera el agravamiento de la responsabilidad y del castigo, ya que los que ejercieron su violencia sobre los menores tenían encomendada su tutela, de un modo u otro, para su cuidado y protección lo que hacía a los menores especialmente vulnerables. Que encontremos frailes, sacerdotes u obispos, implicados o responsables directos, de estos abominables actos, a los ojos de la justicia debe ser necesariamente indiferente. Hablamos de delitos; de victimas y de delincuentes, esto es todo.

La Iglesia Católica, en su vertiente institucional, tiene la obligación hacer frente a esta dolorosa y vergonzante realidad. El papa Benedicto XVI ha sido claro y contundente al respecto como podemos constatar en sus numerosas alusiones al respecto y con especial claridad en la carta dirigida a la Iglesia Irlandesa y a sus fieles: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/letters/2010/documents/hf_ben-xvi_let_20100319_church-ireland_sp.html

Maruja Torres decía hace unos días en un artículo publicado en un medio de comunicación escrita que le tiene “ganas al Papa” aludiendo a los casos de pederastia relacionados con sacerdotes católicos. He leído alguna de sus “perlas” al respecto, y como no podía esperarse de otro modo viniendo de esta señora, constituyen un claro exponente de manipulación y de mala fe, además de la utilización de la mentira como instrumento de agresión por parte de un determinado sector social movido por el odio profundo hacía todo lo tenga que ver con la fe cristiana en general y con la Iglesia católica en particular. Fuera de esto, el veneno y la basura moral e intelectual que destila la pluma de esta señora me impiden dedicarla una letra de espacio más en esta que es mi casa, que procuro mantener limpia y aseada.

Servir a la justicia es servir a la verdad y verdad es también la posición meridianamente clara del Papa Benedicto XVI; todas sus manifestaciones van en esta sentido y no en otro, sin dar lugar a equívocos o a excusas. El Cristianismo tiene 2000 años de existencia; millones de seres humanos en el Mundo practican la fe de Cristo, y centenares de miles cristianos viven y mueren dejando testimonio de su fe en este mundo. Los religiosos y religiosas cristianos en general y católicos en particular, han dado muestras a los largo de los siglos de la bondad del mensaje de Jesús y de su propia bondad y generosidad sin límites, y lo siguen haciendo todos los días. En el rincón del Planeta más abandonado, junto al pobre más pobre, al lado del enfermo mas triste, donde ninguna institución humana tiene interés en llegar, allí, podremos encontrar con toda seguridad un cura o una monja que anónimamente y en silencio, movidos por el amor a su hermano desvalido y por el amor de Dios, son el único apoyo y el único consuelo de aquellos a los que nadie quiere.

Mienten y engañan los que pretenden extrapolar la conducta execrable de una infinitésima parte de sacerdotes al “todo” espiritual que la Iglesia católica constituye.

Mienten.

Se vierten muchas opiniones en relación con la pederastia y los casos de sacerdotes católicos, como que el celibato esta en el origen del delito, de los abusos sexuales a menores, lo que es tanto como decir que el ejercicio de la libertad individual en la renuncia de la práctica sexual convierte a estos hombres en potenciales delincuentes, pervertidos, agresores y violadores a los niños. En mi opinión esta ida no tiene fundamento alguno, de hecho, durante siglos hombres y mujeres, religiosos o no, han vivido en la libre abstinencia sexual una realidad vital plena de sentido sin sufrir ningún desorden de tipo psicológico, mora o social. En mi opinión, la pederastia practicada por sacerdotes debe ser enmarcada en el aspecto más amplio que constituye el abuso sexual que sufren los niños en nuestro mundo por parte de los adultos. Este es un tema complejo y que a menudo es tratado con demasiados disimulos, sobre todo cuando la realidad de los hechos nos sitúa en posiciones “políticamente incorrectas”.

The Economist, en un estudio publicado en abril 2002, cita un trabajo de investigación de Charol Shakeshaft según el cual el 60% de los abusos se realiza en el entorno familiar, el 30% de los abusadores son personas conocidas, maestros, amigos de familia, sacerdotes entre éstos; solo el 10% son extraños. El 15% de alumnos de la generalidad de los colegios de “América” sufre abusos del 5% de los profesores.

¿Se nos ocurría afirmar que la familia, ámbito en el que se producen la mayor parte de las agresiones sexuales a menores es una institución deleznable o bajo sospecha? ¿quizás podríamos pensar que la escuela a la que enviamos confiados a nuestros niños es un lugar de perversión, de intimidación y de sufrimiento para ellos?. La aplicación de la lógica, el sentido común y la búsqueda de soluciones honestas y veraces nos llevan a abordar el problema de los delitos de pederastia entre los sacerdotes católicos con igual ecuanimidad.

Pero como en esta mi otra casa, la irreverencia hacia lo políticamente correcto es el lugar natural de mi acomodo, a quien lea estas letras aconsejo “cliquear” en el enlace siguiente http://www.hispanidad.com/noticia.aspx?ID=7141
en el que se aborda los vínculos existentes entre la conducta homosexual junto con otros aspectos de lo que en la modernidad se considera sexualmente correcto, adecuado y fuera de toda discusión moral y las prácticas pederastas, es decir, de las conductas de agresión sexual a los niños.

Otros aspectos de carácter socioreligioso, o culturales, por ejemplo, son motivo de que millones de niñas en el mundo sean entregadas en matrimonio a hombres adultos e incluso ancianos; sean vendidas y compradas, confinadas y abusadas, maltratadas sexualmente en el seno de su propia familia.

En otro orden de cosas, y por seguir contemplando el abuso sexual a los menores desde una perspectiva amplia, encontramos realidades como el trafico de niños y niñas para el comercio sexual que constituye en la actualidad una autentica tragedia humana a través del turismo sexual practicado mayoritariamente por varones occidentales, procedentes de países desarrollados y a los que el calificativo de delincuentes no les alcanzará jamás, protegidos como estan por el anonimato, el status que les confiere ser miembros del primer mundo, o simplemente, por la permisividad y cierta complacencia que lleva a considerar objetos sexuales a los jóvenes cada vez de menor edad.

Los datos que aporta UNICEF Son escalofriantes. La red de prostitución infantil en el mundo cuenta con un 10 millones de niños y el motor principal de la prostitución infantil es el turismo sexual. Sus practicantes son también los mayores consumidores de pornografía infantil y proceden fundamentalmente de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Australia y Japón.
Asia es el continente más afectado por la prostitución infantil. Unas 600 mil criaturas son explotadas en Filipinas, 300 mil en la India, 250 mil en China y 30 mil en Sri Lanka y Nepal. El Comité de Derechos del Niño denunció que entre 100.000 y 150.000 niñas y mujeres de Nepal fueron enviadas en 1995 a India para ser explotadas sexualmente. Cada año 3.000 niñas hindúes son obligadas a prostituirse por primera vez. En Tailandia la situación afecta a 80.000 menores, de las cuales 60.000 no alcanzan los 13 años. En Indonesia el 20% de las mujeres explotadas sexualmente son menores de edad. ...Alemania es el país con mayor número de turistas sexuales y de mayor demanda de material pornográfico. Le siguen Estados Unidos, Australia, Francia y Nueva Zelanda. Más del 60% de las jóvenes y adolescentes prostituidas de Berlín provienen de los países del Este y, muchas veces, se contentan con una cama limpia, un poco de comida y una ducha caliente.

Las cifras son abrumadoras y dolorosas. La agresión y la explotación sexual de los niños es una realidad que salpica nuestro entorno de manera directa o indirecta. Esta es la realidad que debería dar lugar a una profunda reflexión. En este contexto y no en otro, entiendo deben ser abordados los delitos de agresiones sexuales a los menores cometidos por los sacerdotes católicos y sus encubridores.

La persecución de los delitos de pederastia debe llegar a todos los rincones y alcanzar a todos sus responsables, no importa en que esfera social se encuentre el delincuente, en que ámbito de poder, o como en el caso que nos ocupa, en que confesión religiosa, en país suceda o en qué ámbito social. Los delitos de pederastia, de agresiones y abusos sexuales a los niños, de esclavismo sexual de los menores, no deberían prescribir, ni ocultarse bajo la protección de tal o cual peculiaridad cultural o religiosa, bajo ningún pretexto o circunstancia. Pero no es tarea fácil, más bien todo lo contrario porque exige adentrarnos en un mundo de sordidez extrema, en el que, como sucede en la mayoría de las ocasiones, el disimulo y la ocultación es la constante y donde todo tipo de intereses económicos, debilidades y perversiones humanas se dan la mano. Sin embargo, para alzar la voz es necesario hacerlo exigiendo tolerancia cero con los agresores, encubridores y colaboradores por acción y por omisión, de toda índole y todo pelaje.

Desgraciadamente la actualidad nos da la oportunidad (una vez mas) hoy mismo de comenzar a poner el cascabel al gato, en nuestro país. Aquí mismo, a nuestro lado.
Esta es la noticia:
“Cuatro años de cárcel por violar a la hija de su pareja desde los 8 a los 11 años” La Audiencia de Sevilla ha condenado a cuatro años y tres meses de cárcel a un hombre por violar a la hija de su compañera sentimental desde los ocho a los once años, con periodicidad casi diaria. Cuando la madre descubrió los hechos los denunció.
Ahora, mucho me temo que podemos esperar sentados, tumbados, o bailando una jota aragonesa, a que los medios de comunicación, la señora reseñada en los primeros párrafos que le tenía ganas a Benedicto XVI, el Defensor del Menor, la Ministra de Igualdad, las asociaciones feministas de toda índole, etc. monten en cólera, se rasguen las vestiduras, dediquen primeras páginas y abran telediarios pidiendo “la cabeza” del violador, del Juez (por cierto, espero que podamos conocer su nombre) que ha perpetrado semejante sentencia; del Ministro de Justicia por elevación, Caamaño, que mantiene de rositas al al juez en su juzgado.
Espero, al menos, que el Ministro de Justicia critique de forma contundente la sentencia, que el Ministerio Fiscal (que pagamos todos) se persone en esta causa recurriendo la sentencia, que me pidan perdón humildemente por usar el dinero de mis impuestos que sale de mi bolsillo para reírse de una niña violada con ocho años cuyo sufrimiento jamás podremos resarcir, traicionando su confianza y la mía en la justicia, una vez mas, porque esta sentencia no es otra cosa que un insulto y una cruel mofa a su sufrimiento y al de su madre, y después, si todas estas instancias hacen todo eso, habrán hecho muchísimo menos de lo que Benedicto XVI y la Iglesia Católica está haciendo reconociendo la terrible tragedia que algunos de sus sacerdotes generaron en la vida de niños inocentes, pidiendo humildemente perdón a las victimas y a toda la sociedad por ello, mostrando su publico arrepentimiento por sus errores, por sus faltas por acción o por omisión, por sus pecados contra Dios y contra los hombres, intentando encontrar la verdad de lo sucedido, identificando a los culpables y resarciendo a las victimas en la medida de lo posible después de décadas desde que se produjeran estos terribles actos en el caso muchas víctimas, y recordando y reivindicando como el Papa lo ha hecho, las palabras de Jesús de Nazaret como la única posición posible de adoptar ante hechos tan absolutamente deleznables:
“Al que escandalizare a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valiera que le colgasen al cuello una piedra de molino de asno y le hundieran en el fondo del mar" (Mt 18, 6)

domingo, 14 de marzo de 2010

TRES LAGRIMAS POR CUBA

Orlando Zapata Tamayo, albañil de profesión, a la edad de 42 años muere en cautiverio tras una huelga de hambre de 83 días, en protesta por las inhumanas condiciones carcelarias a las que es sometido; exigía ser tratado como preso de conciencia, estatus que le tenía reconocido Amnistia Internacional.

Guillermo Fariñas, psicólogo y periodista, inicia una huelga de hambre y sed para pedir la libertad de 26 presos políticos cubanos muy enfermos, y en protesta por la terrible muerte del también disidente Orlando Zapata. Su estado de salud es de extrema gravedad.

Felix Bonne, ingeniero de 70 años de edad, declara estar dispuesto a reemplazar a Guillermo Fariñas en su huelga de hambre si éste fallece, como única vía de lucha contra el gobierno totalitario comunista cubano.

Tres pinceladas blancas sobre la oscura y fría fosa en que el comunismo ha convertido a Cuba. El régimen es implacable. Insaciable. No tiene piedad.

Tres nombres para la Libertad. Tres hombres entre centenares, miles de cubanos humillados y perseguidos. Expulsados de su tierra o sometidos. Aterrorizados y empobrecidos. Muertos.

En régimen no descansa. En las actas de un simposio celebrado en la Escuela Superior del Partido Comunista de Cuba, publicadas por la Editora Política de la Habana, y destinadas al adiestramiento de los cuadros dirigentes de la “esfera ideológica” del Partido, se reconoce la “extraordinaria ayuda” de la psicología social marxista para moldear controlar la “personalidad socialista”, a través de diversos “métodos de influencia sociopsicológicos” entre los cuales está no sólo la “persuasión” sino, incluso la “sugestión” (tomada en cuanto acción de sugestionar a individuos y grupos sociales) http://www.cubanet.org/

Adoctrinamiento, delación y represión, ponga los tres ingredientes y agítelos con el hielo de la tortura, obtendrá un autentico y genuino cóctel cubano.

Orlando Zapata, Guillermo Fariñas, Felix Bonne, tres nombres; tres hombres y, ahora ya, solo dos vidas. Quedará en el recuerdo por siempre el lamento desgarrado de la madre que trajo a su hijo a un mundo creado por el monstruo. El monstruo que finalmente acabó devorándole pero cuanto más dolorosas eran sus mordidas, más sereno era el rostro de Orlando. Más libre su alma. Su madre, bien lo sabe.

Hoy se escribe el nombre de Orlando junto con aquellos que hacen de la Historia un camino también de luces, porque luz era su anhelo y su es su conquista.

Vendrán otros tras su estela. Siempre hay hombres dispuestos a ofrecerlo todo, porque sin Libertad no hay nada que valga la pena de ser vivido. Son los elegidos, los ambiciosos, los que se revuelven porque no son mansos. Son aquellos que negándose a vivir en el redil, han aprendido a vivir aprendiendo a morir, y en la sed y el hambre; en el cautiverio y en la tortura encuentran la victoria, porque … “¡¡solo les pueden arrebatar la vida¡¡”.

Orlando Zapata, Guillermo Fariñas, Felix Bonne. Tres gritos de esperanza, tres lágrimas.

Quejidos y lamentos flotan en los aires de Cuba. Saetas dolorosas yacen sobre las ardientes arenas de sus playas. Cuba llora en silencio el asesinato, la tortura, el exilio de sus mejores hijos.

El monstruo mata y duerme.

martes, 9 de marzo de 2010

“MIMO”


Ya está en casa. Asiático de raza y cordobés de nacimiento, Mimo ha llegado a nuestra vida hace unos días. Tiene 5 meses y sus ojos color azul intenso parecen dos zafiros recién arrancados a las entrañas de la Tierra.

El aspecto de Mimo es inusual; de tan felino, es extremo y radical. Incluso siendo un cachorro, todo en él se define como un dibujo de líneas rectas y oblicuas, con suaves y estrechos ángulos de armoniosos contornos. Su pelo corto y delicado cubre su hermoso y ya musculado cuerpecillo. Una agradable sensación de suavidad y tersura se transmite a mis dedos cuando le acaricio.

Mas asustado que precavido, ha necesitado de unos días para explorar y conocer su nuevo entorno, para confiar en sus habitantes, por lo que se ha pasado los dos primeros días literalmente “a cubierto”, escondido detrás de las puertas, debajo de los muebles y de los sofás, y metido en cualquier hueco de armario. En este tiempo de toma contacto con su nueva realidad, ha descubierto un sitio que le gusta especialmente dentro de un ropero, sobre mis bufandas, que en un primer momento ha utilizado como escondrijo, y ahora, es su lugar preferido para descansar dormitando. Todos sabemos que cuando Mimo no esta “a la vista”, está en “su sitio”, “mi” armario que ahora también es suyo.

Los perros y los gatos, (pese a que se dice que los felinos no se desprenden nunca de su amor a la soledad), eligen al que va a ser su “amo”, aunque esta palabra no define con propiedad, en sentido estricto, la relación de un gato con su dueño. Pensamos que Mimo ya ha hecho la elección de quien será su referencia vital en el futuro, eligiéndome por algún motivo secreto que nunca adivinaremos. Me mira, me sigue, me busca, y con ese lenguaje tan especial que tienen los gatos, me hace saber que está tranquilo y feliz a mi lado ronroneando sin parar en cuanto le toco. Desde la primera noche que pasó en casa duerme sobre mi almohada, y entre sueños escucho su apacible y silenciosa respiración de cachorro en mi oído.

Mimo, como buen gato siamés, es un “hablador”, que reclama atención con un sordo y ronco maullido, mirándome fijamente a los ojos. Tiene una voz peculiar, ligeramente grave y persistente, que utiliza como modo de comunicación gatuna para demandar atención y cuando contesto a su reclamo se estira y se restriega suavemente contra mí con un suave ronroneo.

Después de que han pasado casi diez días desde su llegada a casa, ya controla el espacio y sobre todo los rincones. Se pasea tranquilamente por la casa, o irrumpe repentinamente dando saltos y carreras en el momento menos pensado. Es un cachorro muy vital que reparte su “jornada” entre el sueño feliz, comer varias veces al día, y gastar la energía que alberga su joven cuerpo, correteando y jugando con cualquier cosa susceptible de ser desplazada con sus pequeñas y esbeltas patas.

Mi hogar tras la triste despedida de mi querido gato Momo ha recobrado con Mimo, nuevamente el orden que le es propio, un poco caótico, (que creo también forma parte de mi carácter) en el que las cosas siempre están en su lugar, pero en un lugar ligeramente cambiante e imprevisible, un poco sorpresivo. Quizá por eso me gusta tanto vivir con seres “irracionales” como los perros o los gatos. Ellos aportan el sosiego y la calma que repentinamente rompen de modo inocente y sin pedir permiso. Interrumpen, incordian, incomodan, incluso, sin ningún rubor. Alteran y desbarajustan la rigidez de nuestros tiempos. No entienden de obligaciones, ni entienden que puedan ser molestos. No piden disculpas. No se sienten culpables. No ponen nunca en duda que les amas. Siempre te sonríen, a su manera; una manera que yo he aprendido a comprender.

He oído en numerosas ocasiones opiniones negativas acerca de los felinos domésticos. En general no tienen muy buena prensa. Se les define como traicioneros, peligrosos, egoístas, zalameros…, hasta el punto de que aun perviven fobias y supersticiones ridículamente absurdas. Bernard Shaw decía que “el hombre es civilizado en la medida que comprende a un gato”, y aunque suene un poco radical, en parte estoy de acuerdo con él.

El gato es el objeto y el sujeto de una pasión humana y como todas las pasiones, infunde en algunas personas inseguridad, desconfianza, temor. Es una pasión afirmada en la libertad y el respeto y ese es un territorio vedado a las almas acostumbradas a la mansedumbre. Muchos no se sienten cómodos. Yo si. No espero ni quiero su sumisión, se que a cambio tendré su fidelidad y su amor gatuno durante toda nuestra vida juntos.

El gato es el sonido de un violín y el perro es las notas de un piano.

Ambos son música. Ambos son la mágica naturaleza incrustada en nuestra vida, alejados de su medio, olvidados de lo que eran antes de ser sin nosotros. Hace tanto tiempo que nos elegimos mutuamente para compartir nuestro hogar, nuestros silencios, nuestras sonrisas; nuestras fatigas y nuestros trabajos. Nuestros amaneceres y nuestro sudor. También nuestras lágrimas y nuestra inspiración; que cuando llegamos a viejos, y la vida se nos escapa de las manos casi ya rugosa arcilla, para volver a la tierra, buscamos en nuestro recuerdo y allí les encontramos. Junto a nuestros seres mas queridos, nuestras mascotas más amadas. Rememoramos el nombre de nuestros perros, de nuestros gatos, sus miradas, y los momentos de nuestra vida en que nos acompañaron y, sentimos como desde el otro lado, nos sonríen, porque nunca dejaron de esperarnos.

Pero, para hacer ese último viaje, aun nos queda un largo camino que recorrer. Ahora es tiempo luz y de arcoiris para Mimo; de conocernos, de comprendernos, de divertirnos, y de amarnos. Nos queda un millón de instantes, un futuro benditamente incierto, juntos.

Bienvenido a casa, Mimo.