jueves, 30 de diciembre de 2010

2011…Y DICEN QUE NO SE VAN


Llegamos sin resuello al final del 2010, año aciago donde los haya para nuestro país, especialmente en el tema económico, pero no solo. Como los resúmenes anuales propios de estas fechas de final de diciembre son aburridísimos y más me inclinan a la depresión que a otra cosa, me he dedicado en estos días a darle un vistazo a los mensajes que nos han largado la noche de Navidad y días previos, los principales personajes de nuestro país. El Rey de España y el Presidente Rodríguez Z. en distintos momentos, se han dirigido a la Nación, para amargarnos la cena, uno en Nochebuena y otro casi en Nochevieja, a los que, gracias a Dios, todavía tenemos algo que llevarnos a la boca, porque a los otros, los ciudadanos que las están pasando canutas con la penuria que les ha caído, se la repampimfla lo que tengan decirles estos dos.

Por resumir, el uno, el Presidente de Gobierno, después de jugar con los ciudadanos a las mentirijillas durante sus largos y desgraciados años de gestión gubernamental y de encandilar los corrillos de los cronistas del reino diciendo que su altísima voluntad, respecto de si adelantará o no las elecciones, ya se ha decantado, es decir, que ya ha decidido si se largará en breve o querrá llegar hasta el final de su mandato, y que esta decisión ya la ha comunicado a alguien de su confianza en el partido socialista (¿ummmmmmm?) y esposa Doña Sonsoles. Está bien eso de que el Presidente le casque en sus ratos de desahogo sus decisiones personalísimas a sus amiguetes, o amigos del alma, que tanto da, y por su puesto, a su familia más allegada o más alejada, que también da lo mismo, lo que ya no está tan bien, es que mientras el deshoja la margarita de si me quedo si, me quedo no, aquí el personal este perplejo porque la gente de a pie que le pagamos el sueldo, entretanto, nos estamos recociendo en el caldo pasado de caduco, de sus inexplicables, ineficientes, incompetentes y lesivas ocurrencias gubernamentales.

En cuanto a D. Juan Carlos, Jefe del Estado, debo decir que no he escuchado en directo su intervención por la tele, porque tenía mejores cosas que hacer como jugar con mi perrita a su juego favorito de coger en el aire su juguete de nudos. No corren buenos tiempos con estos fríos invernales madrileños, que ponen el termómetro por debajo del cero razonable, para que los perros se ejerciten y solacen como les es propio en el parque. Así que hay que aprovechar el momento que surja adecuado para que estiren las patas, muevan el rabo, y tengan su ración de diversión perruna. Dio la casualidad de que a mi perrita Tussi le vino bien su rato de esparcimiento a la misma hora que el Monarca emitía su mensaje de Navidad, y claro, para mi, no hay comparación que resista entre lo que Tussi me dice con sus ojos, y lo que el Rey me cuenta de viva voz una vez al año que no hace daño (eso dicen…). Pero como, efectivamente, es la primera personalidad de la Nación, es decir, el Jefe del Estado, porque así lo dice la Constitución vigente, es imposible sustraerse a lo comunicado por D. Juan Carlos y todos los medios de comunicación recogen como noticia de primer orden su mensaje navideño, emiten sesudas opiniones al respecto, y aconsejan su sapientísima interpretación en auxilio de los comunes mortales, que como yo, osamos a tener ideas de cosecha propia regadas con el entendimiento que Dios nos ha dado, que quizá no sea mucho, pero si es el suficiente para andar por esta vida haciendo de ella, nuestro propio sayo. Ya se sabe, los liberales somos así, un poco díscolos y un poco irreverentes, pero de todo tiene que haber es este Mundo ¿o no?

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, yo creo que es verdad, y como no quiero que me suba la adrenalina más de lo necesario, y me apetece tomarme las uvas con optimismo y serenidad, he optado por limitarme a la lectura del texto del Mensaje navideño del Rey. Después de leer mas allá del tercer párrafo, comienza a sonarme la música y la letra de lo que llevo leído. Tengo la sensación de haber navegado por esta amalgama de descripciones, consejos, intenciones y alusiones con anterioridad a lo largo de estos últimos meses. Vuelvo al principio y verifico, por si acaso, que estoy en la página adecuada, no vaya a ser que el diablillo de Internet, me haya gastado la broma de situarme en la comparecencia de algún Consejo de Ministros. Pero no, es correcto. Lo pone claramente: Mensaje de Navidad de su Majestad. Así que, continúo con la lectura.

Sus palabras describen la gravedad de la crisis económica en España pero… ¡también en todos los países¡, y está siendo más larga de lo esperado; que se vislumbran signos alentadores de recuperación, vamos, lo de los archifamosos brotes verdes que ya nos sabemos; que las autoridades han tenido que llevar a cabo “reformas necesarias”; que juntos ¿…? debemos desterrar el desánimo; que tenemos que estar dispuestos a renuncias, entrega y sacrificios para salir de ésta, etc.; que debemos ser solidarios… También hay alusiones a lo de siempre: el terrorismo, las drogas, los logros nacionales en el deporte, etc. Empiezo a bostezar… Lo dejo.

Lo de ser un ciudadano corriente y moliente, ahora mas que moliente, demolido, tiene la desventaja de que no podemos mandar mensajes a nadie, ni al Monarca y al Presidente, ni siquiera al concejal de nuestro pueblo. Porque de ser de otro modo, les recordaría a ambos, pero especialmente al Monarca, que no es a nosotros a los ciudadanos a los que tiene que pedir sacrificios con arengas optimistas del todo infundadas. Es a los mandamases del gobierno cuyas leyes él sanciona y refrenda por mandato constitucional, a quien debe pedirles cuentas si el bienestar de su pueblo le interesa lo más mínimo, como no pongo en duda ¡faltaría más¡. Cuando nos dice el Rey que no caben actitudes egoístas, individuales o colectivas y que debemos ser solidarios y responsables, estoy segura de se le debe haber pasado por alto que los españoles, millones de ellos, como los funcionarios y los pensionistas, ya hemos hecho un inmenso esfuerzo por la vía de la imposición gubernativa del Real Decreto, sufriendo subidas del IPC del 2,3% y bajadas de nuestros sueldos del 5%, o la congelación de las pensiones misérrimas con las que malviven centenares de miles de ancianos. En cuanto a la solidaridad, por lo que se ve, tampoco el Monarca debe tener conocimiento de que la sociedad civil y sobre todo los cristianos españoles, ya nos hemos organizado, y mantenemos abiertos decenas de comedores sociales a lo largo y ancho de todo el territorio español para que decenas de miles de pobres e indigentes tengan un plato de comida. Se trata de personas que no son víctimas de la marginalidad sino pobres a la nueva usanza socialista, familias de jóvenes y sus niños pequeños, arruinadas; ancianos que ya no pueden pagar la luz que nos acaba de subir un 10% más; inmigrantes sin trabajo llegados de medio Mundo, por la absoluta falta de responsabilidad de unos políticos incapaces de prever las durísimas consecuencias de una política de inmigración hecha a tontas y a locas, sin orden, sin planificación, sin el mínimo sentido común.


En cuanto a lo de la unidad, y los términos “todos” y “juntos”, sería de agradecer que D. Juan Carlos se tomara la molestia de leerse con un poco de detenimiento el Estatuto de Cataluña, (también por el sancionado y promulgado) si es que no ha tenido ocasión de hacerlo, porque a mi me parece que lo de la unidad, francamente es como una real broma, pero muy pesada. De todos es sabido que, si decidimos irnos a trabajar a Reus, por ejemplo, y hemos nacido y crecido en Cuenca, no encontraremos trabajo, no podremos escolarizar a nuestros hijos en castellano, ni cursar un carrera en la Universidad; incluso tengo fundadas dudas de que nos dejen explicar en el idioma común de nuestro país, en las urgencias de un hospital público, que nos duele la barriga aunque tengamos un ataque de apendicitis. Y parece que este pedazo de problemón de desafección nacional, de agresión a la igualdad de los ciudadanos españoles en todo nuestro territorio, no va por el camino de resolverse hablando y entendiéndose según con qué gente. Más bien todo contrario (a los hechos me remito). Así que el Monarca, haría bien, a mi entender, en no añadir a la humillación de tener que convivir con esta realidad, el oprobio de su complacencia.

Y, en cuanto a lo de las hazañas épico-deportivas, le recordaría si pudiera al Monarca, con todo respeto, que éstas son como las burbujas del maravilloso champaña francés, exquisitas de saborear y efímeras de disfrutar. Nos hacen olvidar durante un rato lo cutre de nuestra existencia sobre todo cuando estamos pasando las de Caín para llegar a final de mes, nada más. Supongo que a los futbolistas y demás deportistas de elite, que evidentemente viven en otra esfera muy alejada de nuestra realidad cotidiana, y a los jerifaltes que revoloteando en torno al deporte se lo llevan crudo, esos logros deportivos internacionales habrán sido verdaderamente gratificantes en términos de realización personal y de realización beneficios, pero los demás, los españolitos de a pie, seguimos levantándonos diariamente a lidiar con una vida que en nada se parece a la que ellos disfrutan.

Olvidaba lo más importante del mensaje navideño del monarca. Con este ir y venir por los lugares comunes de los que el discurso está plagado, se me quedaba en el tintero informático del teclado un aspecto mollar del mismo: Que dice D. Juan Carlos que él, tampoco se va. Que hace como Rodríguez, que el sigue hasta mas ver.

Pues vale. Nosotros a asentir que es lo nuestro. Bueno, a asentir y a pagar que es lo importante para sacar el país adelante dicen, como si la catástrofe económica en la que nos han sumido no fuera directamente su responsabilidad sino más bien consecuencia de fuerzas desconocidas, huracanadas, y malévolos elfos de lo económico. Hasta el Rey nos dice que nos podemos ir preparando que esto no ha hecho más que empezar. Ciertamente, es para ponerse a temblar. Muchísimos ciudadanos llevan temblando desde hace bastante tiempo y ya les han sacado hasta los higadillos, pero al parecer hay que tener paciencia vietnamita y estar todos juntitos, pero que muy, muy juntitos, y sobre todo …apoquinando que es de lo que se trata.

Yo lo de la solidaridad con el Estado ya lo practico por la vía de los impuestos desde hace más de treinta años. Mis primeros impuestos los pague cuando me quité los calcetines y me puse tacones para ir trabajar, que entonces, las chicas trabajadoras en oficinas teníamos que ir de esta guisa. Era una adolescente, casi una niña, pero había que disimular, y aparentar que podíamos desempeñar un trabajo responsablemente, que para eso habíamos estrenado el carmín en los labios, al tiempo que desarrollábamos estrategias de urgencia para defendernos de un mundo de adultos que apenas comprendíamos pero que intuíamos contenía abundantes y dolorosos riesgos a nada que nos descuidásemos. Yo lo recuerdo bien, porque por aquel entonces los chicos y chicas que libres de la necesidad de trabajar por un salario iban a la Universidad para labrar su futuro (nosotros ya estábamos instalados en él por la vía de la necesidad) lucían el sugestivo y riguroso atuendo propio de las izquierdas, (de progres decíamos en aquel tiempo), que envidiábamos a rabiar. Ropa informal, como vestida al descuido, de panas y vaqueros un poco ajados. Rizos al viento, y melenas desmadradas, lucían en las cabezas de mis amigos universitarios, como si los pobres fueran realmente ellos, mientras que los adolescentes trabajadores nos vestíamos con una dolorosa sobriedad y, cogíamos todos los días el metro a horas madrugadas, ataviados y repeinados impecablemente, como si en lugar de ir al curro fuéramos de boda.

Ahora, a los mismos de entonces, y que aún seguimos en el tajo, pero ya aburridos de trabajar pasados los años, Rodríguez y D. Juan Carlos nos dicen que no es bastante. Que se siente, que no lo hemos hecho suficientemente bien y que para solucionar este problemón económico en el que nos encontramos y volver al crecimiento y blá, bla, bla, hay que dar más el cayo. Y, que ellos, que si, que ellos se quedan, que los españoles somos su pasión… No se si tengo que agradecer tamaño sacrificio por su parte. De ser así me devano los sesos sin encontrar el sentido a tal agradecimiento, cuando los diputados y senadores españoles han llegado recientemente al acuerdo por unanimidad de no reducirse, ni simbólicamente siquiera, sus emolumentos y cuando la Casa real y aledaños a la misma siguen en lo suyo, que no digo yo que esté mal mirar por el presente y por el futuro de la propia familia, solo digo que nada tiene eso que ver con lo mío. Así que cada uno en su casa; yo en mi pisito alquiler y el Rey en su Palacio, pero milongas las menos, a ser posible, ni siquiera las reales, que una es hija de sus padres y tiene poca afición a la astracanada.

Así que llegando al final del año se ha resuelto la ecuación con dos incógnitas que nos traíamos entre manos. La solución es cero. Ni frío ni caliente. Una ración doble de más de lo mismo para empezar el año 2011.

Nos espera Enero, que en esta línea, parece que promete, trayendo un nuevo modelo de jubilación. Después de sesudas discusiones creo que se han inspirado en la longevidad de Matusalén. Según la cuenta de la vieja, al parecer, los trabajadores no nos morimos suficientemente pronto. Es una pena, porque les ahorraríamos el trago molesto del decretazo que alarga por sus bemoles nuestra vida laboral en aras a la solidaridad impositiva. Además, creo que el cómputo para determinar la pensión de jubilación va a estar basado en los sueldos que teníamos allá por el Paleolítico laboral de cada uno de nosotros. Por ejemplo, que tienes la desgracia de no haber disfrutado de tu adolescencia y de tu juventud porque te las has pasado currando para los hijos de la gente acomodada fueran a al universidad, para que los coches de quien tenía coche tuvieran una buena red de carreteras, para que los que ancianos desde hace 40 años tengan una pensión, para que el Estado deglutiera en su estomago insaciable de las autonomías separadoras/despilfarradoras todos nuestros esfuerzos, para subvencionar la ristra de películas españolas que nadie ve a no ser que sea por mandato penitencial, para mantenimiento de las Casa Real, y demás Instituciones del Estado que dicen son indispensables, para que todo chichiminichi que pusiera los pies en este país tuviera gratis total todo tipo de servicios sociales… etc., etc., bueno, pues entonces, tu jubilación será lo que se conoce popularmente como una pensión de hambre.

Esta nuevas medidas reguladoras de las pensiones, evidentemente, no afectan a las jubilaciones de los señores diputados y senadores, que con siete años de asentar sus posaderas en el Congreso y el Senado ya tienen asegurada la pensión máxima de por vida, eso sin contar los que han sido Ministros, y otros cargos oficiales además, que entonces entran el paquete de los agraciados con varias pensiones de jubilación acumuladas. Creo recordar que Solbes, ex ministro de economía, ¡si, hombre, aquel¡ que con toda la cara del mundo mundial estuvo negando la existencia de la crisis económica cuando ya se llevaba a mordiscos a miles de trabajadores al paro, este insigne personaje de la hipocresía y de la farsa, obediente y leal a cualquier poder, sea el que sea, dejó su escaño recientemente llevándose en el bolsillo tres pensiones y un cargo retribuido acumulando 13.000 euros mensuales. ¿No está mal, verdad? En cuanto a la Casa Real no tengo idea de la pensión que le quedará al Rey cuando se jubile, Porque los reyes, algunos, se jubilan ¿no?. Mejor no quiero saberlo, que ya se sabe que ojos que no ven, corazón que no siente, además, alguno me diría, ¡claro, para eso es el Rey¡ y, yo tendría que contestarle, efectivamente, pareciera que es el Rey, para eso.

Pero aquí no acaba todo, 2011 viene subido de tono, y teñido de rojo incandescente porque según nos auguran los precios de todo lo que comemos, vestimos y consumimos, se van a poner por las nubes, y los salarios siguen en caída libre y sin tocar fondo. Nos informan todos los días de que la productividad de los españoles está en mínimos en relación con los trabajadores europeos y que los sueldos se tienen que acomodar a nuestra eficacia para ser competitivos, es decir, que deben pegar un buen bajonazo. A mi no me extraña, francamente, pero me llama la atención que únicamente se refieran las cabezas pensantes a la eficiencia de los curritos y no tengan en consideración, la ineficacia, ineficacia, inoperancia, incapacidad, ignorancia, incompetencia e insolvencia intelectual, de aquellos que por millares dirigen nuestras Administraciones Públicas (Administración Central, Autonomías, Ayuntamientos…), nuestro Congreso y nuestro Senado, nuestros Bancos, nuestras Cajas de Ahorros, Empresas Publicas de todo tipo, etc., cuyos puestos de trabajo están blindados, diría más, acorazados. Son esos, los que toman las decisiones, los que redactan las leyes que rigen nuestra vida económica y social, los que hacen y deshacen, y los que …permanecen. Da igual lo que suceda o deje de suceder, ellos no rinden cuentas, no asumen responsabilidades, no se aplican la medicina de la austeridad y el rigor presupuestarios. Sus cuentas bancarias no se resienten, siguen gordas, nutridas y bien alimentadas con cifras de varios dígitos. Ellos, mientras tanto, tienen algo claro como el agüita clara: que no se van. Que se quedan para meternos debidamente en cintura a los ciudadanos que somos, ya se sabe, unos manirrotos, irreflexivos, y tendemos a la indolencia, a la vagancia y a la jarana. Con cara de habérsele muerto el canario el ministros de turno que sale por la tele, o los economistas que vigilan las curvas esas dichosas que nos traen a mal traer, nos dicen que el cachondeo a que estábamos acostumbrados los españoles se ha terminado. Que aquí hay que ganarse los garbanzos hasta que no nos quede ni un diente y tengamos un pie en la tumba. Supongo con la bajada del precio del suelo el metro cuadrado de camposanto será más asequible. Eso que salimos ganando los pobres, que el descanso eterno nos va a salir a precio de amigo.

En fin, 2011 se presenta con una mochila ya ajada, con costurones y remiendos hechos deprisa y corriendo y a la voz de firmes marcada por los organismos internacionales en materia económica. En mayo tenemos elecciones autonómicas y municipales, va a ser divertido ver como se navajean los políticos en lid. En la plaza, algunos como yo van cogiendo asiento en los tendidos de sombra que serán más confortables y más discretos, para no perderse detalle del desarrollo de la lidia. Lo que no tengo claro es quien tendrá el rol de toro y quien el de matador. Más me inclino a pensar que será una charlotada viendo la talla de los contendientes. Les falta la valentía y el coraje, la honestidad, el orgullo y la capacidad necesarios para que del enfrentamiento surjan propuestas de esperanza para los ciudadanos, transformadoras en el fondo y en la forma de lo que, es obvio, ha sido un fracaso en nuestro país. Es difícil que gane el mejor. Desgraciadamente creo que a lo más que podemos aspirar, es a que en los próximos años nos gobierne alguien menos nefasto.

Los contendientes en las elecciones en general, son lidercillos de cartón, de mentirijillas, a los que sus sociólogos de cabeza les han aconsejado las cuatro cosas que tiene decir con mucho énfasis, eso si, en los mítines, a modo de píldoras estimulantes para asegurar el voto de la clientela política y acrecentarlo en lo posible. Escucharemos cosas a nuestro alrededor como, ¡pero que bien habla, que majo… o por el contrario es que fulanito no me gusta nada, mira que tic tiene en ese ojo, como le afea, o menganita hay que ver la pinta que tiene de pija, y, hala, hechas estas profundas reflexiones, a poner la papeleta en la urna y a tragar otros cuatro años. Pasar por el gaznate las ruedas de molino sin rechistar es que se nos da que ni pintado a los españoles.

Por mi parte, me dispongo a recibir a 2011, pese a todo, con mi mejor ánimo. Miraré a los ojos a mi madre, y encontraré la plenitud del paso del tiempo por lo autentico que nada puede arrebatarnos. Buscaré la sonrisa de los míos, mas míos con el paso del tiempo, más amados. Y daré gracias a Dios por todo aquello que me ha dado y también por lo mucho que he aprendido en 2010 de aquello que me ha faltado. Felizmente, hace mucho tiempo que descubrí que lo más valioso para mi, no tiene precio, por lo que no esta sujeto a las subidas o bajas del IPC. Que el sentido de la Libertad no cotiza en bolsa, y no puede comprarse o venderse, al menos la mía. Que el sentido de la vida no es un anuncio de un famoso refresco, sino la alegría de saberse humildemente, único y eternamente irrepetible. Pertrechada de estas mis preciadas herramientas y ligera de equipaje, quiero iniciar mi periplo vital por el 2011 esperando, como decía Chesterton, encontrar una ilusión en cualquier esquina.

Dejo abierta la puerta de esta mi otra casa, para todos aquellos que deseen franquear su entrada y acompañarme. Seréis siempre bienvenidos y respetados. Si no me encontráis en ese momento, no os extrañe, será que me he subido a las alas de un gorrión y le he pedido que volando me lleve hasta la nube. Aquella a la que me subía siendo niña para ver las cosas del Mundo desde arriba, desde lo más alto, a mi manera. Estar a ratos en las acogedoras nubes sigue siendo para mi muy divertido, una experiencia fascinante que a todos recomiendo.

Aguardadme, no tardaré.