domingo, 27 de septiembre de 2015

LA CITA ELECTORAL

Se ha dicho de todo, se ha dicho de todas las maneras posibles, desde todas las perspectivas habidas y por haber, en relación con la cita electoral del día de hoy, día 27 de Septiembre de 2015, en Cataluña.

Pongo mis ojos y mis oídos en el escenario en el que se desarrolla la tragicomedia bufa  y contemplo a los personajes que la protagonizan y a sus secundarios, con curiosidad intelectual, intentando adivinar hasta que punto es capaz de resistir la asfixia la nación más antigua de Europa. España  se muere, a manos de ladrones, togados, sotanas y patéticos personajillos del famoseo televisivo mientras el pueblo soberano, sus instituciones democráticas, sus estructuras jurídicas, y militares, los medios de comunicación, los agentes sociales y culturales… mientras, la nación toda, asiste impasible a la crónica de una muerte anunciada.

Yo tampoco me siento concernida. Ha dejado de gustarme este lugar mío que aún siento como mi país. De alguna manera, como los pesimistas y dolientes intelectuales del 98, me muevo entre la tristeza y la rabia, y constato el fracaso, no de la España nacida de voluntades recias y esperanzadas, hacedoras de Historia y de futuro, no. Veo con pesar y vergüenza, el desden de un pueblo por su dignidad, por su libertad, por la igualdad de los ciudadanos, catapultando a las mas altas esferas del poder, a corruptos, y corruptores, ladrones de todo tipo y pelaje, inmorales, vendedores y compradores de comisiones, y de coimas, de una derecha nacionalista devoradora durante décadas de indignidades, de una curia  católica xenófoba y racista, de una izquierda de coletas sucias y sucias intenciones,  de estómagos agradecidos. Todos estos, los peores entre los peores, se agitan grotescamente en el escenario, y hacen sonar ruidos de látigos y carracas, dejando bien claro quien manda en masía, y quien se somete.  Los indiferentes, los mansos, los neutros, en Cataluña han mirado para otro lado durante lustros, elección tras elección, y han echado a los cerdos su libertad, su capacidad de ser, de inclinar el fiel de la balanza y erigirse en árbitros del destino.   

Como siempre, como ha sido desde que yo recuerdo, las voces, las frágiles voces de los disidentes compatriotas catalanes, siendo muchas, no son suficientes. Apelan a la esperanza, al sentido común, a la  Historia; al más puro pragmatismo del interés económico, de la pertenencia a Europa. Personalmente, creo que llegados a este punto ninguno de estos motivos  puede ser determinante.  Nada puede cambiar las cosas. La suerte está echada. Ya es tarde para Cataluña y es tarde para también España.

Por mi parte, que se marchen o que se queden, ¡¡ pero que se callen ¡¡. El discurso xenófobo, racista, antihistórico, diseñado desde un talante dictatorial y totalitario, por politicastros  de medio pelo,  me parece, sinceramente insoportable. Son tan aburridos, tan previsibles, tan engreídos, tan fatuos  los discursos independentistas que hasta pereza da tomarlos en serio.

Sea cual sea el resultado de estas elecciones autonómicas catalanas, en las que se pretende ni mas ni menos que romper España, lo que me temo es que en todo caso, si o si, nos costara aflojar la cartera a todos los españoles. Si se van porque se irán llevándose lo que no es suyo. Si se quedan, porque lo harán amenazando con que se van, si no soltamos la pasta. Esto no va a ser un divorcio de mutuo acuerdo, ni tampoco un matrimonio de conveniencia, esto, desgraciadamente, supondrá para España ser tratada como una puta por el señorito catalán, y además tener que poner la cama. catre en la que llegado el caso, se buscará un hueco caliente el independentismo vasco, que,  como ya nos han enseñado,  nunca le hacen ascos a nada. Siempre será más cómoda una cama redonda que andar dejando muertos por las aceras, que afean el paisaje.

Ahora, a estas horas de la tarde, estamos a un paso de conocer lo que los catalanes ha decidido en la urnas. Pero aquí no se acaba todo, mas bien, es este el momento en que comienza el baile.

En fin, que voten los ciudadanos catalanes en una elecciones autonómicas se ha convertido en un acontecimiento nacional, al menos, eso se creen ellos. En mi opinión lo que verdaderamente debe importarnos  es lo que nos va a costar a todos los españoles su decisión, conocer los partidos y dirigentes políticos que nos han conducido a esta situación por acción y/o por omisión, y recordarlo en las próximas elecciones generales, que están a la vuelta de la esquina.


En todo caso, habrá que exigir el café para todos. Dicho de otro modo, si Cataluña se va, y no somos capaces de defender la Nación que es de todos  que se marche con lo puesto, y la España que quede, que sea una nación de ciudadanos libres e iguales. Una nación centenaria, a la que podamos llamar patria, sin avergonzarnos, sin que nos insulten y sin que nos maten.