jueves, 28 de septiembre de 2017

CATALUÑA 1-O. MOMENTO DE LA SOBERANIA NACIONAL. CE 1978, T. Preliminar, Art,1.2





Todo parece indicar que iniciamos la cuenta atrás, la enésima cuenta atrás para que se produzca el desenlace, del conflicto catalán. El  primero de octubre sabremos finalmente en que queda la última vuelta de tuerca con la que el separatismo esta desafiando al Estado, y lo que es peor, a la  Nación.

Como siempre me sucede, abordar la cuestión del independentismo me produce una inmensa pereza intelectual. Incluso, cuando los protagonistas de la agresión a mi país hacen uso de las balas, del secuestro, de la extorsión, de la violencia explicita y  adopta abiertamente el formato criminal del terrorismo, como es el caso del separatismo vasco, incluso, en ese caso, me cuesta muchísimo prestarle atención a su previsible y banal propaganda, a sus incendiarias proclamas victimistas, al relato fantasmagórico de la historia en la que supuestamente se asientan sus anhelos identitarios, y que solo y únicamente, ha tenido y tiene lugar en las mentes mitómanas de politicastros de carácter doméstico, aldeano, de personajes de nula valía, de intelectualidad de medio pelo.  Iluminados salvadores patrios, devenidos por un cúmulo de circunstancias, en miserables personalidades  públicas, lideran el movimiento separatista condenando en sus juicios sumarísimos a los ciudadanos que son y se sienten españoles en Cataluña o Pais Vasco (pero no únicamente en estas Comunidades). Esta clase política formalmente democrática y salida de las urnas, ha gobernado en los territorios nacionales de su “competencia” con mano de hierro y paso firme para llevar a la práctica sus objetivos independentistas, alimentando la xenofobia, incluso el racismo como en el País Vasco, hacía  España y los españoles.

El estamento político-administrativo autonómico inductor de la incendiaria movilización secesionista que vivimos pertenece en su mayor parte a las clases acomodadas y a una alta burguesía, que ha considerado a España como el gran mercado de los productos catalanes por un  lado  y por otro, como una fuente imprescindible de flujos monetarios estatales indispensables para financiar, precisamente, su secesión. La política autonómica catalana, se ha centrado fundamentalmente, en alimentar el victimismo, y trasladar a su ciudadanía, simultáneamente, un  ridículo sentido de su superioridad respecto a los españoles, y la “españolidad”. La frase “España nos roba” acuñada y repetida incesantemente por las autoridades catalanas deja bien a las claras la estrategia seguida para cultivar la desafección, sobre todo, en las generaciones más jóvenes.  

Todos los medios se hacen eco estos días de la llamada a la  movilización de las autoridades autonómicas catalanas para subvertir  la legalidad constitucional. Prensa escrita, medios de comunicación digital, redes sociales,  han convertido en monotema el asunto este de si el referéndum para la secesión de una parte del la nación debe o no producirse y si el gobierno de la nación, (y demás poderes del Estado) debe dar cobertura pactada a la consulta o si por el contrario, como parece estar sucediendo, se debe emplear a fondo con todos los instrumentos del Estado de Derecho para que la consulta no llegue a celebrarse. Esta es la cuestión que exige inmediatas tomas de decisión, toda vez que el secesionismo ya se ha pronunciado con toda claridad, y que la convocatoria a las urnas sigue adelante, pese a los reiterados pronunciamientos del Tribunal Constitucional y los Jueces.

Llegados a este punto, creo que es interesante plantear algunas cuestiones con el fin de observar el conflicto con una intencionalidad honesta, y por supuesto, con la limitación propia del conocimiento de una ciudadana, simplemente atenta a lo que sucede en su país, y guiada por lo que sus oídos escuchan, pero sobre todo, por lo que sus ojos ven.


1º La inútil apelación a la Historia, a la verdad, y a la razón.

Estas tres cuestiones que teóricamente deberían ser determinantes en la defensa de los postulados secesionistas, son en mi opinión, completamente irrelevantes en el momento presente; no le interesan a nadie. El debate riguroso sobre el conflicto catalán o vasco, es irremediablemente el debate sobre la historia de España y la Nación Española, la patria común de los españoles, también de ambos territorios,  hace décadas que no es de interés.  España comenzó a morir en la conciencia de una gran parte de la ciudadanía por inanición, hasta el día de hoy, en que la encontramos prácticamente agonizante. Una muestra evidente de esta realidad es el comportamiento adoptado por altas instituciones del Estado, que han tolerado, aceptado e incluso avalado y defendido, el agravio, el insulto, la mofa y el desprecio publico, colectivo e individual, a las señas de identidad de la Nación y al Jefe el Estado. En la calle, en los campos de fútbol, en las redes sociales, amparados en la libertad de expresión  y en otras supuestas libertades, los separatistas han llevado a cabo con absoluta impunidad agresiones de toda índole contra todo aquello que representara a España. Parece haberse asumido que estos comportamientos colectivos e individuales del independentismo, no nos conciernen, y sobre todo, y que nuestra Nación no merece más  consideración que aquella que se  la reconozca en términos burocráticos, o la mención que forzosamente se ella hace en el Boletín Oficial del Estado.

La  Historia común de los españoles, ha sido sometida, por parte de las distintas consejerías de educación autonómicas, a todo tipo de cercenamiento, a orientaciones que distan enormemente de una objetividad riguroso, alejadas de la realidad de los hechos históricos. Varias generaciones de catalanes, han sido,  aleccionadas e instruidas en el desprecio y en el odio a la Nación española, imponiéndose contenidos educativos carentes de veracidad,  verdaderas patrañas pseudohistóricas como incuestionables y fuera de toda discusión. A nadie se le escapa las consecuencias de esta trágica estafa a la verdad y a la razón.

2. El Titulo Octavo  de la Constición.

En mi opinión, es un monumental, error sin paliativos. No pretendo entrar en profundas consideraciones jurídico-constitucionalistas. No poseo formación jurídica para ello, sin embargo la simple lectura de la Constitución nos da suficiente base como para entender que la redacción del Título Octavo es cuando menos, ambigua y poco esclarecedora. Los ciudadanos latinoamericanos que se acerquen a estas páginas, entenderán perfectamente a qué me refiero cuando digo que el Titulo Octavo de la constitución que alude a la organización territorial del Estado, es “un arroz con mango”, en otras palabras, un lío, una confusión, una indefinición, una inconcreción  normativa, que ha tenido consecuencias nefastas para España.

Si trataba de dotar de un armazón territorial coherente, comprensible y asequible al desarrollo institucional territorial, no ha podido ser un mayor fracaso. España se constituye en virtud del Titulo Octavo, en un Estado denominado “de las Autonomías”, que no es federal pero tampoco deja de serlo, que parece unitario pero desde concepciones descentralizadas, según  y como; que pudiera ser semifederal, que otros definen como un  Estado plural etc.

Por si fuera poco, el Titulo Preliminar expresa con absoluta contundencia que la soberanía nacional reside en el Pueblo Español, y afirma rotundamente, la indisoluble unidad  de la Nación española, para a continuación añadir, que garantiza la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran.

En este magma de incongruencias, de enorme dificultad de compresión lógica para el sentido común, se han ido gestando las más abyectas deslealtades, se ha regado tacita a tacita las yerbas venenosas que alimentan la conspiración, el golpe de estado que las autoridades catalanas pretenden materializar el 1-O. En la estructura burocrática y de poder autonómico, se  ha desarrollado como una hidra voraz la corrupción política embridada con la corrupción económica durante lustros, sin que ningún estamento social, jurídico o político, moviera un solo dedo para evitarlo. Es para mi un incognita que no consigo despejar, como es posible que los ciudadanos de a pie no sean capaces de percibir que es, precisamente, el poder político autonómico y su vocación carroñera, el responsable máximo en la reciente crisis económica que hemos padecido y de la que aun no nos hemos recuperado,  y que ha sido el mismo diseño autonómico, el que ha favorecido, tolerado y estimulado el expolio de las arcas públicas, y el empobrecimiento de sus ciudadanos. Madrid, Valencia, Andalucía, etc… pero sobre todo Cataluña, son el ejemplo fehaciente de ello.

3. La desealtad de los partidos nacionales.

Hace más de 40 años que la Constitución esta vigente. Es muy importante señalar que, con todos sus defectos, fue votada y aprobada por la abrumadora mayoría de los españoles, y masivamente en Cataluña, donde lo fue con especial entusiasmo. Cabía esperar, por tanto, un futuro nacional esperanzado y fraternal entre los españoles, una vez cerrado el capítulo de la Dictadura, y superada, no sin esfuerzo,  la Transición. La política nacional ha sido liderada por dos grades partidos de ámbito nacional a ambos lados del espectro político, desde el centro izquierda y el centro derecha y eso podría haber sido garantía de estabilidad y progreso para España, en el contexto de una Europa de las Naciones, avanzando en la Unión y la cohesión.

El terrorismo de ETA, y la calculada ambigüedad del PNV, sin cuya cobertura de facto, la organización terrorista hubiera desaparecido en un breve espacio de tiempo, se encargaron desde el minuto cero de poner jaque a nuestra Democracia. Los disparatados principios doctrinarios de Sabino Arana, su patéticas chorradas acerca de la supremacía de lo vasco frente a lo español, sus enunciados nazis al describir la supuesta identidad vasca, resulta que, en un anacronismo histórico impropio de un país europeo que mira al siglo XXI, han sido asumidos por el PNV y la figura del orate Arana, se ha reivindicado sin que se les caiga la cara de vergüenza a los dirigentes nacionalista, eso si, tras un lavado de cara en sus formulaciones mas disparatadas con el fin, imagino yo, de evitar el escándalo de hacer suya una ideología simple y llanamente, de corte nacionalsocialista. No puedo por menos que recordar en este momento, como insignes, representantes de la política nacionalista durante los años de plomo en el Pais Vasco, a J. Arzalluz y a monseñor Setién, recogedores de las nueces ensangrentadas que cayeron durante lustros del árbol que sacudían  terroristas asesinos vascos de hombres, mujeres y niños españoles. Por desgracia, ambos despreciables personajes vinculados íntimamente con la Iglesia Católica, para deshonra y desconcierto de los católicos.

Durante todo este tiempo hemos escuchado del Partido Socialista y del Partido Popular que la gobernabiliad del país era el prioritario de sus objetivos. Así, las mayorías simples, o por decirlo de otro modo, la debilidad de los partidos nacionales en el Parlamento, ha sido la oportunidad de oro para los partidos nacionalistas (siempre independentistas, no lo olvidemos) para cobrarse el apoyo parlamentaria a precio de competencias, de dudosa legitimidad, pero siempre habitando en el limbo jurídico de la indefinición constitucional. Es preciso puntualizar que la presencia parlamentaria del separatismo, debería haber sido si  no insignificante, si irrelevante, de haber contado con partidos nacionales con  sentido de Estado, pero sobre todo, con conciencia de su responsabilidad histórica. Hoy  estaríamos hablando de cosas muy distintas, si el Partido Popular y el PSOE, hubieran liderado conjuntamente la preservación de la Nación Española, su integridad y su unidad, con el convencimiento de que se trataba de valores no vinculados con un  pasado oscuro y dictatorial, sino como un bien superior que debía y podía enraizarse en la libertad y en la igualdad de todos los ciudadanos, amparados por una Constitución y un Estado democráticos.

Lejos de este planteamiento, ni PP ni PSOE, se tendieron mutuamente la mano para hacer oposición limpia en sus legitimas y necesarias diferentes posiciones respecto de la orientación de la gobernabilidad del país, pero de común  acuerdo en las cuestiones de Estado de las cuales,   ninguna hay de mayor relevancia, que la preservación del estado mismo, y de la Nación en la que se este se sustenta. Por el contrario, ambos partidos alcanzaron los acuerdos de gobernabilidad con  los partidos nacionalistas/independentistas, repartiendo competencias y privilegios en unas componendas vergonzantes, mercadeando en última instancia con la mismísima seguridad existencial de la Nación, dispuestos desmenuzar, a trocear a cambio de pactos de legislatura que les garantizarse mantenerse en el Gobierno, a costa, incluso,  del vaciamiento del Estado. Véase la política llevada a cabo por Zapatero en Cataluña, (por no hablar de los acuerdos con la ETA), anteriormente los acuerdos de Aznar con el megacorrupto presdiente Pujol, o el último intento de aprobación de los presupuestos generales de Rajoy mendigando los cinco votos parlamentarios al PNV, a cambio de la pasta gansa y del control de la política penitenciaria, que de sobra sabe el partido popular tendrá como colofón la puesta en la calle de los asesinos etarras, bajo cualquier presupuesto de oportunidad política para el PNV, azuzado por sus descarriados hijos bilduetarras. Los asesinos y sus complices han decido que después de estar asesinando, extorsionando, secuestrando y torturando en su actividad terrorista que es la hora de pillar cacho, o lo que es lo mismo, poner las posaderas en las poltronas del poder.


4. Los medios de comunicación al servicio del poder autonomico y de la causa secesionista.

Estamos en este punto, ante el más garrafal de los errores de los Gobiernos desde la Transición hasta este momento. La política de comunicación, junto con la cesión de las competencias de educación ha sido la clave de la progresiva desafección a España. 

Vivimos un tiempo en el que la influencia de los medios audiovisuales y de internet es determinante en la estructuración y configuración de las conciencias individuales y colectivas, y el poder autonómico se ha ocupado con muchísimo interés y justo es reconocerlo, con enorme eficacia, de controlar férreamente cada minuto emitido por las ondas o por las televisiones de su comunidad, que son, evidentemente de titularidad publica o, en todo caso, afines. Esto en lo concerniente a los medios de ámbito local. Los medios de carácter nacional, televisiones generalistas y emisoras radio nacional, están sometidas en resumidas cuentas, en su creación, y en su regulación por los diferentes gobiernos. La izquierda ha sido, en este caso, la que ha cortado el  bacalao y de no dejado ni las raspas, ante la pasividad cuando no aquiescencia, de un derecha, empeñada en definirse como de centro, reformista, que es lo mismo que no decir nada con tal de no significarse. De manera que durante lustros se ha dedicado también con una perseverancia encomiable, pero este caso patética y suicida, a dejarse comer el bocadillo por el grandullón macarra del patio, incapaz de construir una alternativa política basada en valores reconocibles, que le dotaran de entidad, y de respetabilidad. Así las cosas, los medios de comunicación, en la abrumadora mayoría de los casos, están en manos de grupos de comunicación controlados por una bollante y multimillonaria izquierda capitalista que sin complejo alguno se sitúa siempre al servicio del mejor postor, y siempre, invariablemente, de uno u otro modo, en contra España.  Solo hay que ver los informativos, tertulias y debates políticos, (y no solo políticos) para constatar la evidencia.

Los puntos mas arriba mencionados, han sido determinantes en mi opinión, para llegar a la compleja situación en la que hoy nos encontramos. Hay momentos especiales, estelares en esta triste historia, como la reunión de Carod Rovira de Ezquerra Republicana con ETA, para pactar la actividad asesina de los terroristas vascos en España pero fuera de Cataluña, o en otro orden de vergüenzas,  el inefable presidente Zapatero proclamando que aceptaría sin decir ni chitón, cualquier resolución del Parlamento de Cataluña, o la sintomática frase de extrema debilidad y estupidez del acomplejado presidente Aznar frente a Pujol, cuando dijo que él hablaba catalán en  la intimidad… (realmente patético el pobre José María), o el masaje en los hombros (asi, como suena) que le procura  Oriol Junqueras a la Vicpresidenta Soraya Saez de Santamaría,   encargada por Rajoy de aplacar por cualquier medio (léase poniendo la pasta de todos los españoles) las ínfulas independistas, es decir del propio Junqueras, al tiempo que éste tomaba posiciones para clavarle hasta el corvejón la estocada definitiva a su Gobierno, pero sobre todo a nuestra Nación. La escena, no tiene precio para provocar la hilaridad. No se puede hacer más el ridículo.

Es este momento parece que el pescado esta todo vendido. Al Gobierno únicamente le queda hacer lo que no tiene mas remedio. El referéndum debe impedirse porque, si bien la consulta a los ciudadanos en Democracia es un ejercicio legítimo y saludable, no todas las consultas pueden ser planteadas; estas son aquellas que son contrarias  la Ley, principio por el que se rige cualquier democracia en cualquier país del Mundo civilizado. El Gobierno no puede autorizar ni pactar esta consulta porque sencillamente no tiene potestad ni competencia  para hacerlo. La soberanía nacional reside en el pueblo español, y es en esa soberanía en la que se asienta la Nación española como patria común e indivisible de todos los españoles. También de los españoles catalanes. Las decisiones sobre la Nación de todos no pueden ni van a estar en manos de una parte, por más violencia y presión que se pretenda o pueda ejercer, desde ningún poder autonómico.

El Gobierno esta obligado a hacer cumplir con la ley, a los ciudadanos de manera individual, a los colectivos, a las instituciones, y a los gobiernos autonómicos. Nadie esta por encima de la Ley en un Estado democrático y de derecho. Hoy mismo la banda terrorista ETA a través de sus asesinos se ha pronunciado a favor de la rebelión secesionista de las autoridades autonómicas catalanas como antesala de la  materialización de su proyecto para Vascongadas y Navarra. La burguesía independentista catalana es alzada en hombros por los asesinos comunistas independentistas vascos. En este simbólico y repugnante maridaje carente de cualquier valor ético y democrático esta atrapada la Nación española.

Ha hablado ETA todavía encapuchada, y la Conferencia Episcopal también se ha pronunciado. Intentando poner una tirita en la profundísima herida que ha ocasionado el clero catalán a la maltrecha Iglesia Católica en España. ETA se pone al frente y la jerarquía de la Iglesia Católica se pone de perfil, que no se vea … que no se note. Con calculada ambigüedad se ha pronunciado monseñor Blázquez a favor de todos, desde una equidistancia, innoble y desleal. Cuando el edificio está en llamas, acuden los obispos con su regadera de juguete para que no se diga que no ha contribuido a apagar el incendio. Que tristeza y que vergüenza. Una vez mas, otra vez...que indignidad¡.

La cuerda se ha tensado al máximo. Hemos llegado al final de un lento proceso de vaciamiento del Estado. No tengo ni idea de que será lo que  nos deparará el futuro.  Si creo  que después de lo que ahora suceda nada volverá a ser igual, y pienso que ello no tiene porque ser negativo forzsamente. Quizá tengamos que volver a dotar al Estado, de proyectos de futuro compartido; a contar nuestra Historia común a nuestros niños en las escuelas y a nuestros jóvenes en las Universidades desde la verdad iluminada por las brillantísimas luces que nos alumbran y no únicamente desde las sombras que oscurecen nuestro pasado y nuestro presente, como hacen las grandes naciones en el Mundo. Quizá, llegado el momento de la verdad, el camino a recorrer en las distintas regiones de España no sea el de los privilegios, las desigualdades y los conciertos y cupos económicos injustos e insolidarios,  amparados en supuestos derechos feudales, sino el camino de la reconstrucción de una nación de ciudadanos libres e iguales en todo su territorio. Quizá haya que rebelarse y abandonar todo aquello que nos somete impunemente al insulto, a la humillación y que nos destruye, haciendo respetar de una vez por todas y a todos, territorios y personas,  los símbolos que representan a nuestra Patria. Quizá haya llegado el momento de respirar hondo, mirar al futuro y soltar lastre. Si, quizá debamos plantearnos, todos, desde nuestra Soberanía compartida, no tanto el derecho a que algunos nos abandonen, sino  el derecho que nos asiste a decidir que no deseamos compartir el camino con aquellos que nos desprecian y nos hieren. Quizá deberíamos reflexionar sobre el derecho a independizarse…de España y que se vayan, los que se tengan que ir, pero que lo hagan con lo puesto. y que dejen las llaves de nuestra casa al salir. En todo caso, estas cuestiones, y cualesquiera otras que afecten a la soberanía de la Nación española, están en manos de los únicos depositarios de la misma: los españoles. No tengamos miedo, quizá nos encontremos ante el comienzo de un proyecto nacional verdaderamente ilusionante de ciudadanos libres e iguales.

Nosotros, todos los españoles somos Nación, y nosotros, solo NOSOTROS decidimos,