Ha sucedido. El Partido Popular ha perdido las elecciones autonómicas
y locales, de manera estrepitosa. Como era previsible, Mariano Rajoy ha
recibido en las urnas, el justo castigo a su soberbia, a su mala ralea, pero
sobre todo, a su estupidez. Cuatro años insultando a sus votantes, con sus acciones políticas y con
sus omisiones; con sus declaraciones y con sus silencios le han pasado factura.
La derecha sociológica que le llevó al
poder con mayoría absoluta, aunando fuerzas con aquellos que no siendo
conservadores percibieron con nitidez que el futuro de España se encontraba en
el abismo con el socialista Rodríguez Z, no le han perdonado el desprecio con
el que ha tratado a las bases sociales de la derecha, que le confiaron el
futuro de la nación tomando en consideración y muy en serio su palabra dada. A cambio,
el presidente del gobierno traicionó a
sus votantes, desde el minuto cero de su
llegada a la Moncloa.
Rajoy se ha convertido en estos cuatro años en el líder,
(por decir algo) que las diferentes familias que componen la derecha sociológica,
aborrecen y temen, sabedoras de que la
compleja personalidad que se le atribuye al personaje le llevará a no mover un dedo
por España si ello supone el abandono del poder, del que jamás fue merecedor. Rajoy encarna la
traición, la mentira, el cinismo y la vacuidad, a que se reduce la política
cuando se pierde de vista la dimensión moral de la actividad pública,
convertida en un pragmatismo sin horizonte y cortoplacista, al servicio de
intereses espurios, personalistas y
deleznables. Intereses, ceñidos a los caprichos, deseos, temores y complejos,
de un líder rodeado de lacayos ciegos, mudos y sordos a la hora de velar por el
bien común.
Rajoy tiene toda la pinta de ser historia. Más que historia, con mayúsculas, “historieta”;
una fabula ramplona, un cuentecillo en el que no ganan los malos, sino los
peores. Ganan sin honores, si vítores
porque su victoria es el preámbulo agónico de un final que se encuentra a la
vuelta de la esquina. A Rajoy le queda un telediario, pero antes tendremos que
asistir desolados al desmoronamiento de nuestro país, que él no ha querido ni
ha tenido arrestos para proteger. Le ha faltado lealtad y le han sobrado
arrobas de inanidad.
Me he referido hasta este punto y aparte al aún presidente
de Gobierno porque en la que hasta ahora ha sido la oposición no hay nadie.
Bueno si, encontramos a un PSOE degradado, hecho jirones, abandonado de sus votantes. El
fracaso del PP en las urnas es solo
comparable a la hecatombe que ha sufrido el partido socialistas de Pedro Sánchez.
Los socialistas moderados, socialdemócratas, se encuentran desnortados, viendo como sus líderes
andan dando bandazos de aquí para allá, mendigando alcaldías a cualquier precio por todo el
territorio nacional. Ellos dicen que es para desalojar al Partido Popular del
poder. Todos sabemos, sin embargo, que llevan
en barbecho cuatro años y son capaces de arrancarse los ojos con tal de pillar
cacho. De esta guisa, con el estilo reptiliano de la lombriz, se ciscan en
el compromiso adquirido con sus electores, cuando les prometieron que no
apoyarían a formaciones filoterroristas y populistas (que es la forma suave de
denominar hoy al comunismo y al fascisimo), y se colocan de cubito prono ante
Podemos y cuando se tercie ante Bildu, esperando que entre escupitajo y corte de
mangas, les dejen gobernar en ayuntamientos y capitales, mientras les tienen bien cogidos por las
pudendas partes. El PSOE, el de Felipe Gonzalez o Leguina, no existe, ni
siquiera es una reliquia a la que poder encomendarse, porque una vez perdida la
dignidad y la vergüenza, no le queda nada que le permita levantarle la voz al
amo de la coleta. El PSOE aun no esta del todo muerto, y ya apesta.
Los ciudadanos han hablado, y al tiempo que les retiraban la
confianza a los grandes partidos
nacionales, han votado a los “pequeños”
que llegan para quedarse. Ciudadanos ha arribado desde Cataluña, con Albert Ribera al frente. Llega
con la experiencia de haberse fajado entre los independentistas mas rancios,
corruptos y totalitarios. Los de Ciudadanos, vienen alzando la voz, con
palabras graves, poniendo altísimo precio a los pactos y libres para tumbar
gobiernos con los que no se comprometen. Su vocación es ahora nacional, y van a
jugar la baza de la honradez política, de la moderación y la centralidad
políticas. Haciendo suyos los símbolos nacionales constitucionales, y la
democracia liberal como esencia ideológica. Ya veremos si los recién llegados
aguantan el tirón de lo que a ellos y muchos de nosotros se nos viene encima, y
se mantienen firmes en sus convicciones. Les va en ello el protagonismo como
actor político cualificado en la
Historia de España, o diluirse como un azucarillo en el
olvido, sin llegar a nacer del todo, sin
pena ni gloria. En todo caso, la parte verdaderamente difícil del camino la
encontrarán más adelante, cuando la
espiral en la que estamos sumergidos adquiera auténtica intensidad. Será en ese
momento cuando deberá demostrar que es capaz no solo de aguantar el vértigo
sino, si es capaz, además, de parar la
noria, y con ello de ofrecer a España una nueva oportunidad.
Y digo todo esto, porque el escenario político después de
las elecciones del 24 de mayo, ha puesto en bandeja la gobernabilidad de una
parte muy importante de la nación, a
Podemos, y a sus marcas blancas, (que
viene a ser idéntica cosa) , y están dispuestos a ejercer el poder de manera
implacable.
Me da muchísima pereza entrar en el análisis de cuales han
sido las razones de la ciudadanía para confiar en una formación de esta
naturaleza. Los que saben de estas cosas dicen que ha sido la ira, el hartazgo
ante la corrupción generalizada de los partidos nacionales, lo que ha llevado a
los españoles ha votar al partido de Pablo Iglesias o a sus acólitos. El hecho
es que Barcelona, La Coruña ,
Valencia y Madrid, y una multitud mas de ciudades y pueblos de España, están ya
gobernadas por opciones políticas alineadas con Podemos, lo que supone un hecho
verdaderamente preocupante, porque, por vez primera desde la Transición , un partido
de corte populista y totalitario ha accedido al poder territorial la mayor
parte de la geografía nacional.
Podemos y sus marcas locales, con el apoyo explícito de un
partido socialista rehén de su sentimiento enfermizo guerracivilista, del que no consigue desprenderse, y con los
votos del Bildu y afines partidos filoterroristas, suman fuerzas y encarnan la
esencia del odio hacia la otra mitad de España, a la que aborrecen y a la que jamás
han reconocido su derecho a existir.
Vivimos una situación inédita en España para centenares de
miles de españoles, que por edad solo tenemos experiencia de vivir en
Democracia. Los que llegan, los que ya están aquí, vienen con otro lenguaje,
basado en la exasperación de los sentimientos más bajos, azuzando el odio,
convirtiendo en enemigo al adversario político, amenazando con ignorar las
leyes que nos hemos dado, mofándose de nuestro estado de derechos, insultando
las creencias y la fe de los cristianos y acusando a la derecha de ilegitimidad
democrática.
No me gusta hablar de Podemos, de sus lideres y lideresas. Me
aburre sobreañamente tener que poner mi atención en elementos antisistema,
aburridos y casposos. Comprendo que sus alharacas, y sus maneras desafiantes y barriobajeras hayan
hecho las delicias en las tertulias televisivas en los medios apesebrados en
los poderes facticos rojo-capitalistas. Con ellos, llegó ¿el escándalo?, ¿el
divertimento? ¿el morbo? Quizá. Yo no lo
tengo nada claro. En todo caso, salían en la tele, y subía la audiencia. Así
son las cosas y así, se han fabricado estos lidercillos y lidercitas, cargados
de mala leche, de rencor y de fobias hacia otros seres humanos únicamente,
porque , por ejemplo, van a misa, o tienen pinta (dicen) de pijos. Podemos ha
llegado y ganado en las urnas el poder municipal que los ciudadanos les han
otorgado. Nada más ni nada menos.
Ahora, a la ciudadanía le toca comenzar a recoger los frutos
de su decisión electoral. No se si me da mas asco el elenco de representantes
podemitas en los gobiernos municipales y autonómicos, o más lastima la
estulticia de los ciudadanos que les han servido en bandeja un triunfo cargado
de odio. No tengo la menor duda de que las ideología totalitaria y liberticida
de Podemos y sus adláteres se plasmara en sus decisiones al frente del poder,
como tampoco tengo duda de que una multitud inmensa de ciudadanos que les
votaron llevados por la ira, serán los primeros que recibirán como una patada
en la boca, las consecuencias inmediatas de una acción política que hará
realidad el dicho, de “yo tuerto, pero tu ciego”. Lo que no saben es que en un
mundo de oscuridad, todos los tuertos con su rencor a acuestas, caminan
implacablemente hacia la ceguera total, desde donde ya no hay retorno. Y es que
hay que cuidarse de los deseos por si finalmente terminan haciéndose realidad.
Por mi parte, lo he dicho en alguna otra ocasión, los recién
llegados me dan mucho miedo. Pero eso es una cosa y otra muy distinta que eso
sea suficiente para que yo les tome en serio. Soy plenamente consciente que
entrañan un peligro real para la
Democracia de mi país, para la libertad, para la igualdad de
los españoles, sin embargo, no dejan de parecerme una manada de simios
envalentonados y ensoberbecidos. Que le vamos a hacer, me parecen tan feos, tan
sucios, tan vulgares, tan necios y tan malos, sobre todo, tan malos, que no son
dignos de mi respeto. Sin embargo, habrá que seguirles la pista con atención,
más que nada para mantener la consciencia, al menos, en los difíciles tiempos
que se nos avecinan, a todos aquellos que hemos hecho de la libertad el eje
central de nuestro juicio político como ciudadanos.
En otro momento, y con improbó esfuerzo, dedicaré el espacio
que creo se merece la nueva Alcaldesa de
Madrid, y sus Concejales. A ver si tomo fuerzas, y consigo hacerlo sin vomitar.