lunes, 28 de enero de 2013

EL COHETE LANZADO POR IRAN, LLEVABA UN MONITO A BORDO. ¿Dónde está la gracia?

 Leo la noticia en la red y no salgo de mi asombro. El titular es que Irán ha lanzado al espacio un cohete espacial con un monito a bordo. La fotografía del simio embutido en una especie de escafandra de goma espuma se califica por sí sola. La mirada aterrada del animal, cae sobre mi, y se queda prendida de mi retina. Una vez más, como en muchísimas ocasiones a lo largo de mi vida,  la  Naturaleza humillada por el ser humano envilecido en su estúpida soberbia, me llena de vergüenza y de desprecio por  mi propia especie.

Hablar de miedo, de pánico y de violencia contra la vida y pensar en una monito desconcertado que encontrará quizá la muerte en el espacio sideral, hablando de Irán, no deja de ser paradójico. De sobra se que el dolor, la esclavitud, la falta de libertad, la tortura, el asesinato, se ejercen diariamente en un mundo que no comprendo, y al que no quiero dedicar ni un solo segundo de mi pensamiento. Me duele profundamente, en lo más hondo, lo que allí sucede con las mujeres condenadas desde su nacimiento a ser seres de categoría infrahumana, en relación con la población masculina, en nombre de determinadas cuestiones de naturaleza religiosa y cultural que en este momento no entro a valorar. Mujeres ancianas, jóvenes, niñas que nacen, viven y mueren sometidas, arrinconadas, tristes o resignadas, pero siendo sujetos del abuso y la alineación, personal, social y cultural por parte de sus padres,  hermanos y esposos, victimas de una opresión absolutamente cruel e injusta.

Por eso, hablar de miedo en Irán y hacerlo en referencia a la mirada de un mono indefenso y desconcertado, lanzado al espacio pudiera parecer un despropósito, cuando de tanto hay que hablar en  Irán,  mencionando el miedo, que clama a gritos en los ojos humanos de las mujeres. Y, sin embargo, hoy, como tantas otras veces, el dolor que me llega afilado como una daga y  súbito como una bala que se incrustara en mi corazón,  proviene del desconcierto que sufre la Naturaleza inocente y que, como si de un espejo se tratara, me devuelve la imagen de mi propia especie, con demasiada frecuencia instruida en la banalidad del mal, de personalidad psicopática,  cuanto más perversa más estúpida, revestida de un infantilismo sádico e insustancial. 

España sabe mucho de estos asuntos. Los españoles somos feroces, capaces de asesinarnos tanto a saetazos como a navajazos; con un tiro en la nuca o usando asesinas bombas contra niños que duermen en sus cunas. En el ruedo matamos a espada. Hemos hecho del quejido bravo, el pasodoble, y a las mujeres y a los hombres, les pone, a muchos,  los trajes de luces citando al astado con los genitales y el cuerpo curvado en un alarde de imposible gallardía de medio pelo, y de andar, solo, por casa. Trajes de luces para la masculinidad ceñida al escroto y teñida  de la sangre inocente, siempre inocente del toro. España, sabe mucho de estos asuntos. Somos una nación que lleva a gala el despeñamiento de cabras por los riscos de luto en fiestas populares, y de toros embolados de fuego tenebroso bañado en vino dulce y sudores agrios; del degollamiento de gallos colgados de ferias populares; de galgos leales atravesados por el plomo, ahorcados de encinas silenciosas y tristes; de perros abandonados, huérfanos vagabundos y  escoriados, que arrastran mugre y tristeza por nuestras calles, hasta los mataderos de departamentos municipales, de medioambiente,  les dicen. 

No se si el monito viajero a la luna, llevará como destino perderse por siempre en el azul celeste. Seguramente, mañana,  será objeto  de alguna broma pretendidamente ingeniosa. El cachondeo está servido,  un simio iraní puesto en la luna, ¡mira tú, que gracia¡. 

Por lo que a mi respecta, espero no encontrarme con la jocosa chanza de algún compatriota que despierte mi ira, la que nace de la tristeza y del desprecio, la  peor de todas. No busco más razones en este momento, al fin y a la postre, en  mi casa estoy, y ya se sabe, como en casa de uno, como en ningún sitio para perderse, pero sobre todo, para encontrarse. Así las cosas me dejo llevar por el sentimiento que me envuelve, y me niego a conceder un ápice de perdón a los maltratadores de animales que todos juntos esta noche me han venido a la memoria. Me aburre su crueldad y me repugna su necedad. Su incapacidad para la clemencia  me atemoriza, y su desamor por la vida de los inocentes seres irracionales me enfrenta cara a cara, con su alma desteñída y ajada por la indiferencia ante el dolor y el sufrimiento de los benditos seres que en esta vida nos acompañan.

Y me acuerdo de Francisco de Asís, amante de la creación, hijo amado de su Dios Creador, y puedo imaginarle,  sabiéndose testigo temeroso de la naturaleza huma, pronunciando estas palabras:

Si tienes hombres que excluirían a cualquiera de las criaturas de Dios del refugio de la compasión y la piedad, tendrás hombres quienes se comportarán de la misma forma con sus semejantes.” 

domingo, 20 de enero de 2013

CORRUPCION, CORRUPCION, CORRUPCION…


A Bárcenas le han pillado con el carrito del helao… El que hace apenas tres años era el hombre fuerte de las finanzas del Partido Popular resulta que tenía unas cuentecitas de ahorro en el paraíso fiscal suizo. Dicen vienen a ser unos  veintitantos milloncejos de nada. El Gobierno se descuelga con que ellos no quieren saber nada de este señor, que ya la echaron del partido en su día por cuestiones del parné que no estaban claras, y que ahora, pío pío que yo no he sido. Esto, le parecerá una estupenda y suficiente explicación al señor Rajoy, pero queda por decir qué hacían los responsables del partido cuando este señor estaba, lo que podríamos llamar, “en sus labores“ en la sede del Partido Popular, que han resultado ser, según todos los indicios, afanarse en afanar lo que no debía. En la casa del partido, en Génova, se han llevado a cabo, según parece, actividades delictivas por parte de un destacadísimo miembro del mismo, nada menos que su Tesorero, delante de las mismísimas narices de los Presidentes y Secretarios Generales del PP. Esta rueda de molino no va a ser sencillo que nos pase por el gaznate a los españoles. Pero ahora que lo digo…, quizá si. Ya demostramos en su momento que teníamos unas tragaderas excepcionales cuando admitimos sin rechistar que Felipe González no sabía una palabra de los asesinatos cometidos por los GAL desde su ministerio de Interior, por no referirme a casos mas cercanos como los impresionantes atentados del 11-M  atribuidos por la “oficialidad” a mequetrefes del trapicheo, cuatro marroquíes de tres al cuarto y que se ha convertido en asunto tabú, incuestionado.

Claro que si lo comparamos con el estilazo que gastan los  pujoles catalanes en la cuestión de la mangancia, es que no hay color. La familia del president, se ha esforzado lo suyo, y le ha salido bordado y con puntilla. Según los medios, entre los tres hijazos del honorable se han hecho una huchita de 300 millones de euros, que también tenían a buen recaudo en paraísos fiscales en distintos países.  La verdad es que a pesar de ser letras, y que todavía las neuronas las tengo pilladas por la peseta como unidad monetaria, así, calculando por encima, me sale que deben ser alrededor de 50.000 millones del ala los que han distraido. El origen de estas cantidades ingentes de pasta, ocultas en cuentas bancarias que apestan, aparece todos los días publicado en la prensa nacional, a excepción de los medios catalanes, que hace varias décadas que aprendieron que no se muerde la mano del amo, así que no me extenderé en cuestión tan tediosa.

Uno de los detonantes de que saltara el escándalo tiene que ver con la denuncia realizada por una señorita, la compañera sentimental, de Jordi Pujol Ferrusola, con el que, según cuenta, habría realizado numerosos viajes por medio mundo montando chiringuitos al mas puro estilo del Chicago de los años 20, pero sin pistolas, que sepamos… La señora, o señorita, se ha puesto a largar y se ha quedado sola, mas ancha que larga. Se ve que le tenía ganas al vástago del señor Pujol. Razones no parece que le faltaran, ya que de paso que cantaba la gallina en relación con los negocietes del exnovio, añadía nuevas informaciones, de índole personal, descriptivas y detalladas del seni, que parece caracterizar a  don Jordi junior y de las que no sale bien parado.  Al parecer, y siempre según la versión de la susodicha enamorada, entre los vaivenes que se traía la pareja, se encontraba subirse al cochazo y ¡hala, a poner rumbo a Andorra¡ que total se encontraba a la vuelta de la esquina. La pareja de tortolitos, además de pasear la pasión, se dedicaba según declaraciones de la novia, a actividades mucho mas prosaicas, como son, las de transportar hasta el chiringuito andorrrano, en bolsas de basura (pero que ordinarios resultan los muertos de hambre vestidos de Domingo...) ni mas ni menos que billetes de 500 euros a mogollón. Oye, que afición por sacar del país los dineros, igualito que si fueran pobres y se les fueran a acabar los duros que están contaos… Yo, la verdad, es que saber si se que estos billetes existen, que son de color magenta, tirando a lila, curiosamente mi color preferido, pero verlos, lo que se dice verlos, pues no los he visto ni he tenido ninguno en la mano. Será que esta circunstancia es cosa propia de mi humilde condición de contribuyente, y que los tejes y manejes con estos billetazos es privilegio exclusivo de aquellos mangantes que llevamos incrustados en nuestra vida a modo de voraces sanguijuelas.

Por lo que se ve, la dama, debía estar hasta el gorro del trasiego dinerario. No sabemos si fruto del aburrimiento del transporte, en si mismo, o precisamente por todo lo contrario, harta de jugarse el pescuezo (fiscal, se entiende) con el novio en actividad tan poco recomendable, o porque este había perdido a sus ojos algunos de sus más encomiables encantos, el caso es que la chica, va y se planta y le dice que na nai de la china, que no vuelve más con las bolsas llenas de guiíta a pasearse por Andorra, que si quiere, que vaya el solo, y que si se aburre, se compre un mono si hay mono que le aguante.

Ahora vuelvo a las noticias difundidas. Al parecer cuando la novia le dice a Jordi, que no, que no le acompaña, el chico, va y se pone un pelín payá de la pelota y la maltrata física y verbalmente. La mujer le coloca una denuncia por agresiones  ante la mismísima policía, con resultado ninguno, por parte de la autoridad. No por esperada, y poco sorprendente, deja de ser una vergüenza la impunidad con que los poderosos en España se pasan por el arco del triunfo la ley, y no digamos ya en Cataluña, paradigma donde los haya, de un régimen autoritario, controlador, generador de súbditos y clientelas, en el que, las voluntades se compran y se venden todos los días como si tal cosa.

En estas estamos. En estas y en peores, porque no hay día que no nos levantemos con la noticia de que alguien perteneciente a la clase política y adelaños económicos, nos ha estafado; algún juez lo ha protegido; algunos medios de comunicación lo han silenciado; mientras sobre los ciudadanos cae implacable la mano de hierro que ha decidido que las deudas por ellos contraidas, se pagarán con el juguete que no hemos comprado a nuestros hijos estas Navidades y las pensiones de nuestros ancianos empobrecidos.

Nuestros políticos llevan decenas de años estafándonos. Los partidos gobernantes en los distintos ámbitos administrativos del Estado, Administración Central, Autonómica, y Municipal, han utilizado su poder y su capacidad de control para sembrar la corrupción a todos los niveles posibles de imaginar. Sistemática y constantemente, con el Partido Socialista, en los sucesivos gobiernos de Felipe González y Rodríguez Zapatero, la corrupción ha sido noticia cotidiana año tras año. La situación de Andalucía es una muestra nítida de hasta que punto los ciudadanos abandonan la esperanza de constituirse en una ciudadanía digna e independiente del poder, con vida propia al margen de aquellos que la gestionan políticamente. El resto del espectro político no es, desgraciadamente, muy diferente. El Partido Popular tiene los rincones de su casa, llenecitos de telas de araña tejidas con la actuación de responsables del mismo que parecen, según se puede desprender de las informaciones de que disponemos, pringados hasta las cachas en asuntos turbios, de enriquecimientos ilícitos, provenientes de corruptelas de todo orden. Ahora le tenemos en el candelero al señor Bárcenas, mientras el Partido Popular, se empeña en convencernos de que los niños vienen de París, tratándonos, como siempre nos ha tratado la izquierda española, como si fuéramos perfectos estúpidos. 

Los Gobiernos autonómicos como los catalanes, para que contar… Es tan burda, tan vergonzosa, tan escandalosa la corrupción que da hasta pereza entrar en el detalle. Por su parte, el PNV, más discreto, se tapa mejor las venguenzas, pero no se mueve una paja, sin que el “partido” omnipresente,  de el visto bueno…

Y como éramos pocos, parió la abuela, en la mismísima casa del Rey, y nos enteramos de que su yerno, parece haber estado robándonos a los españoles a tutiplé, usando subterfugios repugnantes como una Fundación para niños enfermos, como canal instrumental de enriquecimiento ilícito y personal. Entre tanto el Jefe del Estado anda enredado en las enaguas de quien a él le parece oportuno, y que no son las que todos podríamos suponer, mientras nos hace tragar con una familia, la suya, la de su hija,  que está sujeta a enjuiciamientos en los tribunales por delitos gravísimos, olvidando que desde el Jefe del Estado para bajo todos y cada uno de los representantes públicos en una sistema democrático deben tener vocación, actuación y obligación de servicio publico; de que su existencia política, se debe, exclusivamente a la voluntad nacida de la soberanía nacional; de que los ciudadanos españoles no somos súbditos a los que se pueda ningunear sino ciudadanos que podemos y debemos exigir el estricto cumplimiento de la ley también a los miembros de su Casa. A todos ellos.

Hago un esfuerzo por no usar argumentos propios de un melodrama, porque sinceramente creo, que no se corresponderían con la situación que España vive en ese momento. Lo nuestro no es el molodrama, sino la tragicomedia de vodevil sin gracia y sin inocencia. 

Es la sociedad batasunizada que le pone a papa Noel cara del hombre del saco, y que rebusca en las basuras la identidad de sus ciudadanos, a ver si resultan sospechosos de insuficiente adhesión a la causa vasca, mientras ellos miran al cielo distraidamente y dicen que allí no pasa nada anómalo, que son cosas que se dicen por ahí, sin fundamento. Y, tienen razón, han dejado de pasar cosas en Vascongadas, porque a las cosas no hay nada que pueda sucederles. 

Es nuestra izquierda gordilla, en calzoncillos y rulos, asaltadora de caminos y piscinas de marquesas, mientras el mayordomo la observa paciente y aburrido, espantando las moscas, bebiéndose bajo la sombrilla, un tinto de verano. Es la PSOE, maquinaria pseudo progresista en cuyos engranajes anidan los pájaros pijos, de vuelo corto, vocerones de escuetas entendederas, lucidores de rólex a juego con chaqueta de pana proleta que estrenan en mítines casposos. Los chicos y chicas de la rojería hortera disfrazados de marcas con firma extranjera, que no saben pronunciar, sin las que no pueden conciliar el sueño, en el que habita la codicia; son  los pujoles llevándoselo crudo a Andorra,  en bolsas transportadoras de estiércol; son los Alicias Sanchez Camacho, vendiendo los valores del Partido Popular al peso, a los Mas de turno, que visten con oropeles sus verguenzas al tres por ciento de comisión, por respirar en Cataluña; son, los Rajoy tragador de sapos y culebras, y de escorpiones que se apellidan Bolinaga, mientras abandona a las victimas inocentes al ostracismo y a la desesperanza; son los curas de chapela y barretina, arengadores de violencias, humilladores de huérfanos y viudas protectores de asesinos, bruñidores de la equidistancia entre asesinados y verdugos;  frecuentadores de los despachos donde se cocina el olvido y la impunidad de los crímenes, contra los ciudadanos y la nación; son los jueces que se chutan los sumarios y se limpian el trasero con la Justicia que nos han arrebatado dejándonos indefensos a los ciudadanos en beneficio de todo tipo de delincuentes de apellido presunto durante décadas, poniendo a la sombra las denuncias que no interesa vean la luz; son los medios de comunicación, mercenarios a sueldo del mejor postor,  expendedores de  humo, de botox y de silicona de la peor naturaleza, aquella que se implanta en la conciencia, y la anquilosa y adormece.

Son también, coronas ajadas y patéticas, descendiendo a la categoría de baratillo, de todo a cien, maquilladas de papel cuché, que han perdido el sentido de la Historia y lo que es peor aun, si eso es posible, el sentido del ridículo; es el futuro que no se adivina, la esperanza que se ha vuelto anoréxica e indiferente, interesada en no perder el trono, que ya no es trono, que es sillón, que ya no es sillón que es silla, que no es silla, que, apenas, es taburete. 

Dicen que es el nuestro es un país alegre, donde la vida se bebe a grandes tragos de vino y sol, y el miedo se conjura sobre las plazas regadas con la sangre del toro bravo, hermoso e inocente, y en los campos  de fútbol,  entre vítores de voces anónimas y palabras desahogadas subidas de tono. Nos morimos de risa, los españoles.¡Qué cosas, nos pasan¡ Que con la risa nos llegue, el dolor de la muerte.

miércoles, 9 de enero de 2013

AÑO DOS MIL TRECE … QUE PASE Y QUE SE QUEDE.


Hemos estrenado año. Dos mil trece nos contempla con carita de niño. Cuando el día de hoy finalice habrá cumplido, apenas, nueve días.

Me despedí de dos mil doce, con gratitud y un poco cansada. No ha sido el año pasado un tiempo de vivir sencillo. La incertidumbre ha caído como una lluvia de polvo fino y reseco sobre nuestras cabezas, y por momentos, nos ha impedido ver donde nos encontrábamos y sobre todo, nos ha escondido el rostro del futuro que anhelamos. Verdaderamente, deberíamos estar preparados para aceptar la contingencia de nuestra existencia de mejor modo, con más solvencia. Vivir, se quiera o no,  es en gran medida, viajar a lomos de la duda, sobrevolar los mundos ignotos de lo posible (solo posible) y, finalmente, descansar sobre la única auténtica certeza, al final del camino, iniciando la aventura de la Eternidad.

Estamos hechos de las frágiles pajitas que se le escapan a la Historia,  y sin venir a cuento y sin pedirle cuentas a nadie, nacemos y nos quedamos; paseamos por la existencia olvidando que cualquier leve brisa nos lanzará desvalidos, a mundos desconocidos, en los que nos sentiremos pequeños y extraños, por un tiempo, hasta que haya algo o alguien que nos haga participes de su propia existencia. Así crecemos y envejecemos, llenando de infinitos instantes la biología de nuestros músculos y huesos, ignorantes de que no son otra cosa que los incesantes pasos  hacia el final de nuestro Destino.

Quizá deberíamos saborear la consciencia de cuando aquí somos, mientras estamos, con más detenimiento. El otro día, bajo el hermoso cielo azul escarchado de invierno, que viste Madrid con sus mejores galas, estábamos mi madre y yo, charlando y  mirando la callecita silenciosa que pasa bajo la ventana. Ella llamó mi atención para decirme, que algunos árboles habían comenzado a mostrar incipientes y tiernos brotes en sus ramas. Me lo dijo con una sonrisa incalificable de feliz asombro. Parecía que fue ayer mismo cuando esos mismos árboles habían perdido sus hojas, arrasadas el por viento y sin vigor  para tenerse en pie, a fuerza de estar vividas y agostadas.  No hay tregua en la Naturaleza, ni freno ni control. Es un caballo desbocado en carrera siempre adelante, y sin embargo, de galope preciso y poderoso, incansable e indomable. Por eso, cuando parece que la vida se muere tiene la osadía de mostrarse renacida, en cualquier tiempo, para dejarnos siempre  pasmados ante su silenciosa grandeza. Se sucede a si misma, y pasa, sin que casi nos demos cuenta, del balbuceo de las primeras palabras, a la lectura de las palabras primeras, y de aquí, al primer beso, y del beso enamorado, a la primera cana, y de la cana a ese cansancio difuso y persistente en las piernas, y después, a las noches mecidas por los recuerdos, de las sonrisas prendidas del temblor de las manos, y … de las noches sin sueño a las lagrimas de nostalgia por aquello que deseamos y que ya nunca podrá ser nuestro. 

Vivimos, quizá, demasiado deprisa, sin darnos tiempo, sin volver la vista a todo aquello que merece nuestra mirada. Dejamos en manos de los artefactos las cosas del alma, y claro, sucede que los pobres artilugios inanimados no saben que hacer con nuestras atenciones y nuestros desvelos. Ellos no nos responden. No pueden. Al contrario que la Naturaleza, siempre guardan silencio. El silencio de lo inerte, de lo que de verdad está muerto. 

El tiempo corre que se las pela. También por nuestro torrente sanguíneo discurre veloz.  Con cada bocanada de aire que inunda nuestros pulmones se aloja en nuestra piel, y en nuestros labios, y nosotros, ignorantes e inconscientes, demasiadas veces, nos bebemos la vida a grandes tragos, sin que podamos decir a qué sabe siquiera. 

Dos mil trece no será una excepción, y no contará con nosotros para hacer de las suyas. Pasará por nuestras vidas, sumando tiempos que colocar en la columna del debe, y hoy, cuando le contemplo con apenas unos días, se que si Dios lo quiere, le veré cansado y sin resuello, dejando paso al hijo del tiempo que le suceda, que vendrá como ha venido él, empujando y luchando a brazo partido por instalarse en la existencia que nos pertenece a cada uno de nosotros. 

Le doy la bienvenida a este año que termina en 13, como el día de mi nacimiento. Me gustaría vivirlo intensamente, serenamente y sin prisas. Sin perderme los instantes con los que el alma se alimenta y crece: las gotas de música que riegan los sueños, las palabras escritas que tejen las historias de los personajes de los cuentos que aun amo, las imágenes ocultas que nacen cuando yo las encuentro y las hago mías para siempre en una sencilla fotografía … las risas de las niñas jugando como duendes felices con la brisa … la miradas de los míos … la sonrisa anciana de mi madre … el afecto de los amigos entrañables y leales, y el amor de mi vida cuyo lenguaje solo yo conozco.

Son muchas las cosas que se que me aguardan, todas ellas hoy están ocultas tras el velo del azar o del destino, llámese como se quiera. Se, que en el misterio que esconden pudiera encontrarse agazapado el dolor, el sufrimiento, dispuesto a cruzarse en el camino que recorro y que, si eso sucede, me hará tambalearme, y, quizá, si eso sucede,  me sienta extraviada y confusa, como si el camino se hubiera escapado de mis pasos dejándome la ruta a seguir en el vacío. Confío, si eso sucede, en que el Espíritu de Dios salga a mi encuentro y recoja cada una de mis lagrimas, y me ofrezca una esperanza para reanudar el camino. Si eso sucede. 

Son tantas las cosas que me aguardan, que entre todas ellas, se que se encuentran cantarines pájaros que pregonan a los cuatro vientos, infinitos motivos para sentirme feliz y agradecida. Así me encuentra el nuevo año que ha tocado a la puerta de todos hace ya nueve días. 

Dos  mil trece, le abriré la puerta de mi vida, de par en par. Que pase y que se quede, que tenemos muchas cosas que decirnos antes de que llegue la hora de nuestra despedida.