lunes, 2 de diciembre de 2013

RESPONSABILIDAD HISTORICA

Ha muerto en la cárcel el criminal nazi Heinrich Boere, a la edad de 92 años en el hospital de la cárcel de Fröndenberg (oeste del país), donde cumplía una condena a cadena perpetua dictada en 2010 por los asesinatos a sangre fría de miembros de la resistencia holandesa durante el nazismo …

La justicia alemana le declaró culpable en 2010 de los asesinatos de tres civiles, cometidos en 1944, y por los que había sido juzgado y condenado a muerte por un tribunal holandés tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.

El procesado tenía entonces 22 años y había ingresado en las SS con 18, por "puro fanatismo y convicción", según su propia declaración en su juicio.

En España, a los nazis, puntualizando, a los euskonazis, los gobiernos de turno, primero el partido socialista y luego el partido popular, les tratan con exquisito mimo judicial y penal. Después de haber cumplido condena en cárceles vip, retoman las riendas de su vida en libertad, recorriendo todo tipo de vericuetos legales, reduciendo penas por actividades carcelarias que nadie se cree, sencillamente, porque son literalmente “inverosimiles”.

Son recibidos en sus pueblos en medio del jolgorio. Entre vítores, sus paisanos aplauden a sus hombres de hierro protagonistas de hazañas de fuego y muerte, que no son otras que los asesinatos de niñitos de dos años destrozados por sus bombas, padres asesinados delante de sus hijos adolescentes, seres humanos mutilados y torturados a sus manos, nucas voladas por sus balas. Monstruos bruñidores de dolor, de sufrimiento y de muerte, son reconocidos como interlocutores políticos por las altas instancias del Estado, que guardan silencio cómplice el medio del escenario por ellos diseñado,  mientras por decenas salen por las puertas de las prisiones españolas los criminales terroristas mas feroces, acompañados de pederastas, violadores, asesinos múltiples, con quienes comparten el desprecio por la vida humana, dejando tras de sí regueros de sangre inocente.

Alguien podría pensar que no existe posibilidad alguna de comparación entre un asesino nazi y un asesino etarra. Es evidente que las realidades en las que se ha desarrollado la actividad criminal en los dos casos es diferente, como distinto es el contexto histórico, social y cultural en el que se han llevado a cabo los asesinatos. Sin embargo, el enjuciamiento del hombre, de su naturaleza criminal, en mi opinión, nos conduce a conclusiones de trágica similitud. La conducta asesina de ambos nace del odio político, de la deshumanización del ser humano victima, y se materializa en la consecución un objetivo radical y certero: su aniquilamiento, mediante la tortura física, la socialización del terror, y finalmente, la muerte.

La otra tarde, escuchaba al fiscal del País Vasco argumentar que los excarcelados, ya no son “técnicamente” terroristas, con el único razonamiento de que habían pagado con la cárcel sus crímenes. Quizá … Quizá técnicamente; él sabrá, que para eso es fiscal, aunque al parecer, los fiscales en España se han quedado solo para eso, para ponerse campanudos y decirnos, con estudiada displicencia, a los ciudadanos que les pagamos el sueldo, que no podemos llamar terroristas, a los terroristas. A la opinión jurídica del fiscal, le dedico interés cero, francamente. Para mi, el asesino, lo es en el alma, desde la intención de asesinar, desde la impiedad, desde su inmoralidad y su brutalidad inhumana. Estos, los que han salido, no han mostrado jamás el dolor de corazón por el sufrimiento causado, el propósito de nunca mas matar,  el acercamiento sincero a la solicitud del perdón a los que destrozaron cruelmente la vida. Como la víbora, no deja de ser sierpe por mudar de piel, el asesino no deja de serlo por vestir de libertad.

Pocas cosas hacen de Heinrich Boereu un monstruo diferente de Bolinaga, de Ines del Rio, de De Juana Chaos, y de tantos otros euskonazis que a estas horas duermen, beben, comen, rien y se aparean sin el menor atisbo de remordimiento o de pesar por su pasado de actividad criminal.

Algo muy profundo hace que Alemania y España sean hoy naciones esencialmente diferentes. La nación germana, limpia la conciencia histórica de su pasado terrible y tenebroso, de una política genocida asentada en valores infrahumanos, y lo hace, sin el menor atisbo de duda, para dejar claro al mundo y a las victimas, al pueblo judío, que la Democracia alemana tiene un valor en si misma, verdadero sentido, como sistema político garante de las libertades fundamentales y los derechos humanos de sus ciudadanos. Es por eso por lo que ninguna interpretación jurídica, ni de ninguna otra  índole ha permitido que Boereu terminara su vida en libertad, a sus 92 años.

Por el contrario, algo muy terrible sucede en España, fundamentalmente, pero no únicamente en el País Vasco. El comportamiento inane de la sociedad española, ante la conducta de sus mas altos dirigentes políticos involucrados  en las conversaciones, pactos y acuerdos con los terroristas vascos, ignorando el sufrimiento de las víctimas, negándoles a ellas, y a la Nación, la Memoria, la Dignidad  y sobre todo, y fundamentalmente, la Justicia, pone de manifiesto que estamos aquejados de una grave enfermedad social, y moral, cuyos síntomas son la indiferencia y la cobardía, sin darnos cuenta de que ambas conducen a los pueblos  por el camino a ninguna parte, hacia  un futuro que nunca será.