jueves, 18 de diciembre de 2014

CASTRO. OBAMA. FRANCISCO ... Y CUBA, ENCADENADA


En el día de ayer, 17 de diciembre de 2014, ha tenido lugar la apertura de relaciones diplomáticas de los Estados Unidos de América, con el régimen comunista Cubano, después de 50 años de incomunicación y condena radical de los gobiernos norteamericanos a la dictadura castrista.

Al parecer, la diplomacia vaticana, y en particular, la personal implicación en el proceso por parte del papa argentino Francisco, ha sido determinante en la consecución del acuerdo entre los dos países.

Una vez más asisto perpleja al hecho, prácticamente irrefutable, de que en esta película, han ganado finalmente los malos. Dolorosamente sorprendida me pregunto por qué la Iglesia Católica, abandona a los pobres, a los débiles, a los presos, a los torturados, a los indefensos ciudadanos cubanos en manos de la ferocidad del régimen comunista. Qué razones han llevado al Vaticano a apartarse del recto camino de la denuncia de los tiranos y la protección de los mansos, promoviendo un acuerdo diplomático cuya traducción parece que no es otra que la inversión fiananciera y la expansión e influencia económica de USA en la Isla, al tiempo que le salva el culo a los dirigentes comunistas, abocados al colapso económico del régimen sin el apoyo que hasta la fecha ha venido recibiendo desde su implantación genocida. El comunismo cubano ha sido sostenido durante años por la URSSS, y una vez desmoronado el comunismo en Europa, financiado por parte de Venezuela, país que como de todos es sabido, hoy es un nido de corrupción, pobreza y violencia; una dictadura patética y asesina, que no es capaz de procurar a sus ciudadanos papel higiénico ni aspirinas. Chavismo y castrismo, unidos por una idología totalitaria habían recorrido un camino conducente a un callejón sin salida, hasta el momento en que Venezuela ha tocado fondo y no le queda otra que entrar en una dinámica de deterioro inexorable, mostrándose incapaz ya, de tirar de Cuba, convertida en una rémora para superviviencia del gobierno de Maduro.

Imagino que la ocasión la pintaban calva, y que este momento era especialmente adecuado para que el cambio político pudiera hacerse posible en Cuba. Pero no ha sido eso lo que se ha producido, lo que se ha mostrado al mundo, lo que los dirigentes de ambos países han trasladado a la comunidad internacional. Los acuerdos de tipo comercial y diplomático, no parecen haber tenido como contrapartida la inmediata apertura del régimen dictatorial hacia una senda de democratización de Cuba. Que sean intereses económicos, comerciales, de inversión, de comunicación y diplomáticos los que quedan reflejados en los acuerdos que hemos conocido, cuando centenares de cubanos jóvenes, ancianos y casi niños se pudren en las cárceles cubanas… cuando no hace ni quince días, se reprimieron a golpes brutales a las mujeres de blanco en las calles por reclamar el respeto a los derechos humanos para sus seres queridos presos en cáceles inmundas, muchos de ellos enfermos; cuando millones de cubanos se mantienen en el exilio alejados de sus familias por la persecución política de que son objeto... En definitiva, que se hable “de la pasta”, lisa y llanamente, para justificar un acuerdo entre una democracia y un régimen genocida, la dictadura más antigua del Mundo en este momento, como es la cubana, me parece de una inmoralidad extrema. Que en este mangoneo, haya participado el Vaticano con entusiasmo, es desolador.

Barack Obama dejará el poder en fechas no muy lejanas. Recién llegado a la presidencia de Estados Unidos, y sin estrenarla apenas, la comunidad internacional le otorgó el premio Nobel de la Paz. Francamente no recuerdo ni un solo hecho en su breve carrera política de nueve meses por aquel entonces, que justificara merito alguno que le hicieses merecedor de tal galardón. No se si en este mundo que se muestra cuanto mas tecnificado mas estupidizado, el color de la piel, en este caso color café con leche, es motivo suficiente para ser encumbrado con tan alta estima. En todo caso, el Rodriguez Z. americano, como el nacional, para desgracia de las victimas, en el caso de Cuba, exiliados y masacrados por el régimen, y en el caso español, victimas del terrorismo vasco, de la organización asesina ETA, se han propuesto pasar a la historia del universo mundo, teniendo un rengloncito dedicado a sus nombres. El deseo ególatra es en algunos seres humanos inconmensurable. La vanidad tantas veces unida a la estupidez, constituye sin embargo, también con suma frecuencia, iconos y símbolos en los que los que incautos, y bobalicones, encuentran una especie de grandeza de medio pelo, de relumbrón de lentejuela y baratija de todo a cien que ejerce sobre ellos enorme fascinación. Prohombres cuyo mayor merito esta depositado en la mirada perspicaz de los que detentan poderes e intereses espúreos, curiosamente aunados a los inmensamente mas numerosos, que esperan encontrar en su gobernantes una suerte de padres protectores, a cuya tutela entregan sin rechistar su legitima y obligada reflexión critica e individual, propias de un ciudadano responsable y libre.

En este contexto, en un mundo imperativamente mediático, una parte abrumadora de la ciudadanía, exige a sus líderes políticos, que comuniquen bien, que sean poseedores una una fotogenia que “enamore”, que se hayan aprendido el discurso con la debida entonación y la pertinente sonrisa y que en su lenguaje ante los medios, se adecue estrictamente a lo “políticamente, oportunamente correcto”. Estos son los que alcanzar el poder, y desde él, emiten incesantes mensajes minuciosa y estratégicamente definidos por legiones de técnicos de la comunicación y de la ingeniería social. En frente, mirando como David miró a Goliat, las víctimas son ignoradas, cuidadosamente envueltas en silencios de celofán hasta que se sus gritos perezcan por asfixia, hasta acallar por siempre su voz. Hasta que el olvido digiera su pasada o presente existencia.

Me refería anteriormente a la implicación personal del Papa Francisco en los acuerdos diplomáticos del gobierno de Obama y el gobierno de los Castro, a la excelencia incontestable que se le atribuye a la diplomacia vaticana y aguardo a que el Jefe de la Iglesia Católica dedique alguna de sus palabras a la pobreza, la indefensión, la dignidad, el hambre de los desvalidos, la soledad, el sufrimiento, el dolor, la enfermedad, que se sufre en Cuba, no en las mansiones de los Castro, ni en las los cuadros del partido, ni en sus policías criminales, ni en comisarios políticos, ni en los delatores del régimen, ni en sus torturadores. No. Sino a sus victimas, a los ciudadanos privados de las libertades básicas democráticas, de los derechos humanos individuales; a los miles de cubanos, hombres y mujeres, que viven con pánico, en la pobreza, con tristeza, con desesperanza, aplastados por las botas de un Gobierno dictatorial, violento y cruel, a quien el Vaticano, el Papa Francisco, el Presidente Obama, fundamentalmente, han decidido darle carta de interlocutor, como si de un igual se tratase, sin contrapartida alguna, ni siquiera de carácter humanitario, lo que constituye un éxito importantísimo del gobierno comunista cubano, y una tragedia para sus victimas, tanto en Cuba como en el exilio, un desprecio inmenso a la memoria de los miles de cubanos muertos intentando huir del comunismo o victimas de él.

La comunidad internacional recibe este acuerdo con regocijo y se felicita por la apertura de las relaciones cubano-americanas. Yo me temo muchísimo que asistiremos al desarrollo de un símil a pequeña escala del comunismo capitalista que se sufre en China, en el mejor de los casos.

Nada importante cambiará en la isla si el régimen comunista prevalece, si los derechos humanos siguen siendo palabras de estercolero, si los Castro siguen ejerciendo la crueldad que les ha caracterizado sobre su pueblo.

En los comunicados de Obama y de Castro, no se ha pronunciado la palabra Libertad ni Democracia para Cuba, esas palabras por las que han entregado la vida millones de personas en todo el mundo en su lucha contra los totalitarismos de todo pelaje. La misma Libertad, en este caso, de fe espiritual, por la que centenares de miles de cristianos son perseguidos y asesinados por los gobiernos de países sobre todo de confesión musulmana. Quiero recordar a la joven católica Bibi Asia presa y condenada a muerte por el gobierno de Pakistán, que el día 12 de este mes cumplió 2000 días de terrible cautiverio esperando su ejecución. Sería de agradecer que las excelencias de la diplomacia del Vaticano y la implicación personal del Papa Francisco, dirigieran compasivamente sus ojos hacia esta mujer, separada de sus dos niños, y de su familia y que aguarda la muerte por no renunciar a su fe en Jesucristo.

La verdadera noticia respecto de Cuba sería, no la apertura de las relaciones diplomáticas y comerciales entre Cuba y USA, sino la apertura de las celdas en las que permanecen prisioneros sus heroicos hijos; la apertura de las cárceles, instrumentos de violación de los derechos humanos por parte del régimen comunista.

La noticia, la única noticia digna de ser conocida con alegría y esperanza, se producirá cuando un ciudadano cubano pueda salir a la puerta de su casa, y alzando la voz pueda gritar a los cuatro vientos, ¡Soy un ciudadano libre¡ y no se encuentre como respuesta un fusil disparándole al corazón. Entre tanto, tendremos que hablar de otras cosas, de las cosas que parecen importarle al Papa Francisco, al flamante presidente Obama, a los repugnantes dictadores comunistas hermanos Castro, pero que a mi, personalmente, no me interesan nada.