Nos encontramos a tres meses
escasos de las elecciones autonomicas y municipales. Este año parece presentarse como un punto de inflexión en el
panorama político de nuestro país, a tenor de lo que indican las encuestas. Por
primera vez en los últimos treinta años, aparecen en escena fuerzas políticas
emergentes, que quieren plantarle cara sin ambages ni mas dilación, a los
partidos tradicionales que han venido ostentando el poder desde el comienzo de la democracia en España. Esta es,
esencialmente, la nota relevante de las consultas electorales a las que estamos
convocados los ciudadanos a lo largo de este año.
Hemos llegado a 2015 jadeando y medio asfixiados por la
crisis económica, y los recortes que se iniciaron con el Gobierno de izquierda
socialista del presidente Rodríguez, y se profundizaron con el gobierno de
Rajoy.
Sobre la crisis han corrido ríos
de tinta y se han elaborado todo tipo de análisis, tratando de dar respuesta a
los orígenes de la catástrofe económica a la que nos hemos enfrentado en las
sociedades occidentales, recomendando recetas de todos los sabores para salir
de ella, y paliar sus efectos sobre la ciudadanía. No seré yo quien entre a
debatir ningún aspecto propio de la ciencia económica, que para ello, como en la Iglesia , doctores hay que
lo hacen todos los días, y todos los días nos lo cuentan. Mi juicio, mi manera
de acercarme a la situación que se ha vivido y se vive en España, tiene mucho más que ver aquello que mis oídos
escuchan, que mi ojos ven, y sobre todo, con lo que mi razón me dicta a la luz
de lo que son hechos evidentes.
Si tuviera que encontrar un
palabra que definiera este tiempo que vivimos, diría que esta es “corrupción”. No
hay estamento o institución que no haya estado salpicada por escándalos,
latrocinios, tráfico de influencias, y abusos de poder. La idea de que los
líderes políticos, las altas instituciones del Estado, los jueces, los
sindicatos, la prensa libre, todas los entes
democráticos que vertebran nuestra convivencia, debían ser modelo de
rectitud, ejemplo para la ciudadanía, ha sido literalmente destruida por
aquellos que tenían como su máxima obligación el escrupuloso respeto a la ley,
a los valores constitucionales en su proceder personal y político.
Incidir en este panorama a modo
descriptivo no tiene sentido a estas alturas, en las que unos y otros, han
dejado sus vergüenzas al aire. Los ciudadanos estamos absolutamente hastiados,
aburridos; empobrecidos y desesperanzados. Ya me gustaría también poder pensar,
que de igual modo estamos escarmentados.
En el escenario social en el que
se desarrolla nuestra vida, no solo son protagonistas los mandamases,
dirigentes, y hombres de poder. No debemos nunca olvidar, que vivimos desde
hace décadas en un sistema democrático, en el que elegimos con nuestro voto a
nuestros representantes, que ocupan su escaño en el Parlamento de la nación, en
los parlamentos autonómicos, ayuntamientos, sindicatos etc. Ninguno de ellos ha
llegado de Marte sino a través de la libre y democrática elección ciudadana.
Una y otra vez, hemos votado a aquellos que sistemáticamente han traicionado
nuestra confianza y han utilizado nuestro voto para afianzarse en un poder que
ha llegado, en su amoralidad, a comportamientos que nos han llenado de estupor
y de ira. Sin embargo, durante años, y mientras la situación económica parecía
estar poblada por enormes y lustrosas vacas gordas, los ciudadanos hemos mirando
hacia otro lado, haciendo nuestro el
peor de los dichos, mientras yo ande caliente, ríase la gente. En este caso,
esa gente, se reía a mandíbula batiente, pero de nosotros, mientras nos tiraban
como si fuéramos sus perros, migajas luminosas de riqueza, que no era otra
cosas que cristalitos de baratijas, espejismos engañosos de una realidad parca,
fea, y casposa. Durante todo este tiempo España no mejoraba un ápice la
educación de sus jóvenes, no avanzaba en I+D, dejó de escuchar el clamor de la
victimas de ETA, acallado por el jolgorio de una ciudadanía que no estaba
dispuesta a malos rollos ni a pedir cuentas al gobierno socialista primero y
del partido popular después por unas políticas antiterroristas que de manera
escalofriante ponía en la calle a decenas de asesinos etarras con condenas
incumplidas. Y, es que la ciudadanía, como los politicastros y mandamases,
también quería dar su particular pelotazo, y para ello, se fue embarcando en
deudas disparatadas hasta el patetismo volviéndose con la perspectiva del
tiempo, trágicamente risibles. La ciudadanía estaba dispuesta a vivir a
crédito, fiado de por vida, a costa, de la libertad, la serenidad, del
crecimiento productivo. Los ciudadanos han estado dispuestos en España a
enrolarse en el juego de la especulación y el engaño, por eso se le han caído
los palos del sombrajo a las primeras de cambio, porque los ciudadanos no debieron
jugar a tiburones, cuando no eran otra cosa que débiles espantapájaros.
Llegados aquí, la realidad se ha
impuesto y el sufrimiento se ha socializado. Somos pobres y estamos cansados
del engaño. Millones de parados, y un país con una deuda estratosférica, nos ha
puesto en nuestro lugar con una bofetada dolorosisima, y como suele suceder,
cuando el barco se hunde, afloran las ratas por doquier que salen de sus
ratoneras. Ahora les ponemos apellidos de insulto, a todos aquellos que ya
conocíamos por su nombre, a los que se les ha venido dedicando durante décadas
un lugar preeminente en los telediarios. Sabemos de ellos que son vulgares
ladrones, estafadores públicos, jueces vendidos y comprados, sindicalistas
rojos enriquecidos que huelen a bareto y a mariscada, banqueros y empresarios
compradores de bragas y vinos, que no se pagan con un mes de salario de un
trabajador español. Son periodistas a sueldo de poderes difusos, prensa de
cabezada; artistas de la ceja metidos en arenas movedizas en las que la
subvención es la que manda, y la que vende. Ahora sabemos quienes son, donde
están, que hacen, y sobre todo, sabemos porque hablan y porque callan. Lo
sabemos todo de ellos.
Y en estas…..? No, no llego Fidel, como dice la canción cubana. Llegaron Pablo
Iglesias, Monedero, Errejon y Alegre. Emergió como un fenómeno estelar un nuevo
partido: Podemos. En alguna ocasión he hablado de ellos, de mi opinión sobre
sus postulados y sus propuestas. Desde entonces, se han multiplicado los escándalos
económicos e ideológicos, que afectan a esta formación cuyo patio de
operaciones ha sido Venezuela durante años, y cuya vinculación con el dictador
Hugo Chávez ya nadie pone en duda. Se han presentado ante la ciudadanía como
salvapatrias, vengadores de la afrentas sufridas, en forma de tarjetas gratis
total, preferentes, eres, etc., y han pedido el voto a esa multitud de
ciudadanos dispuestos a confiar en comunistas rancios y peligrosos, incapaces
de censurar al régimen venezolano que asesina a niños en las calles, y
encarcela en penales inmundos a la valerosa oposición democrática. Una
ciudadanía que entrega su voto a personajes oscuros de turbio pasado
político, a cambio de un plato de
lentejas aderezadas con odio y con venganza.
Entre tanto, y mientras la
ascensión de Podemos parece mostrarse como imparable, el Partido Popular y el
PSOE, se disuelven como azucarillos en leche caliente. La perdida de apoyos electorales
según las encuestas es espectacular. Por el contrario, se dibujan en el horizonte
nuevas alternativas políticas, partidos recién estrenados que con enorme
esfuerzo y sin apoyo mediáticos poco a poco van calando en sectores de la
sociedad. Ciudadanos, el partido de Albert Rivera curtido en Cataluña, entre
insultos y amedrantamientos del catalanismo mas radical, ha dado el salto a la
política nacional, y según las ultimas encuestas, se postula como una propuesta
a tener muy en cuenta, ocupando el centro político. Vox, dirigido por Santi Abascal, eterno
resistente por la democracia y la Constitución en el País Vasco, amenazado muerte
por los asesinos etarras desde hace años, quiere ser la voz de un sector de
ciudadanos que abiertamente se identifican con un posición liberal, democrática
y de derecha conservadora, con vocación nacional en todo el territorio. UPyD,
quiere ser, el adalid de una izquierda moderada y democrática, que podría
representar al votante socialdemócrata.
El panorama que se presenta en las
inmediatas elecciones autonómicas es muy, pero que muy interesante, porque es
el momento en que la ciudadanía tendrá que retratarse, plantearse la utilidad
real de su voto. En mi opinión otorgar el voto al PP o al PSOE,
es como proponer a guardar el gallinero al zorro. Ambos partidos han sido y son
nuestro problema, y ellos son incompatibles con una solución para España. Su
tiempo ha pasado, y debemos ser capaces, por una vez, de ser valientes y
responsables con nuestra conducta ciudadana, votando a favor del futuro, de la
esperanza, de nosotros mismos, de cada uno de nosotros. Alguien podrá decir que
no hay nada peor que Podemos en el horizonte, y que habría que votar con la
nariz tapada cualquier opción capaz de neutralizar su acceso al poder. Es
cierto que la opción que representa Pablo Iglesias puede generar inquietud e
incluso temor, yo así lo siento. La vocación totalitaria de Podemos se ha puesto de manifiesto de manera continuada
en sus actuaciones y explicaciones a la opinión publica. No engañan a nadie.
Pero a Podemos no se le descabalga democráticamente con el PP de la Gurtel , o el PSOE de los
eres, sino con personas y propuestas políticas nuevas, limpias, y honestas,
cada uno desde su preferencia política, y desde el ejercicio de su libertad.
Vox, Ciudadanos, UpyD son además partidos nacionales que creen y defienden la diversa
unidad de la Nación Española
y podrían ser, estoy segura, elementos fundamentales para la estabilidad del
país y su indispensable regeneración.
Si me preguntaran donde esta el
voto útil, diría sencillamente, que lejos, muy lejos de PP y PSOE. Estos dos
partidos, son palos en la rueda de nuestro futuro. No levantaremos la cabeza si
debemos tirar de fardos viejos, roídos y pesados, mientras hacemos el camino
largo y difícil que nos espera. Es necesario aligerar el equipaje, y partir de
lugares comunes, más que nuevos, renovados, para dejar que nuestra voz se
escuche en el Parlamento español, en los parlamentos autonómicos, en los
ayuntamientos, por la boca de aquellos que llegan con el historial limpio y con
propuestas que nos devuelvan la esperanza y la dignidad.
Lo peor del gobierno de Rajoy no han sido lo recortes, lo peor del
nefasto gobierno de Rodríguez no fue abocarnos a bocajarro a la crisis, lo pero
de ambos ha sido la traición y la humillación a la que sometieron a sus
votantes en todos los ordenes, fundamentalmente el PP que no ha cumplido ni uno
solo de sus compromisos políticos con sus electores. El voto útil es el que
sirve para cambiar el rumbo de la historia, pero sobre todo, en lo que a mi
concierne, el voto útil es, por ejemplo, aquel que me permita saber que de los
mas de 100.000 niños abortados en España, ninguno de ellos me será imputable porque
yo dije cuando me preguntaron: con mi voto NO. El voto útil es el voto de la
razón, pero también, el voto en conciencia. El voto político es una acción
radicalmente moral. A fuerza de olvidarlo, venimos de aquellos polvos a estos
lodos. No es cierto que la única elección posible para España sea Podemos
versus PP/PSOE. Ese planteamiento forma
parte de la estrategia dirigida del engaño y de la confusión. La elección
posible, es el voto en conciencia, el voto de la razón, el voto del corazón. El
voto útil es el voto de la libertad, que no nos confundan.