Hemos salido de dudas y hemos entrado en la estupefacción. Los
norteamericanos han votado, y lo han hecho pasándose por el arco del triunfo
todas las encuestas, todos lo vaticinios de sesudos politólogos, los miles de
artículos incendiarios escritos contra Donald Trump, la costosísima campaña
electoral de la señora Clinton, la posición unánimente hostil de la prensa y de
los todopoderosos medios de comunicación, el mundo del artisteo, del deporte,
etc., que apoyaban sin fisuras la candidatura demócrata. Contra todo
pronostico, el stablishment
norteamericano se ha dado de morros contra la voluntad soberana de los
americanos.
Con anterioridad a la cita electoral, he podido comprobar el
odio y el desprecio que despertaba el
republicano y por el contrario, la adhesión
igualmente apasionada por la señora Clinton, entre las personas de mi
entorno. Por mi parte, la verdad es que
veo muy poco la televisión, y lo
que veo, leo y oigo, lo someto al filtro
de mi propia razón imagino, que como todos hacemos. Del señor Trump, del que no tenia el menor conocimiento, no así,
de la señora Clinton, que después de años como mano derecha del presidente
Obama, si tenia un juicio elaborado de la misma, al menos para fijar mi
simpatía o antipatía por ella. De manera que, siendo de la opinión de que no
hay mejor fuente que los propios sentidos, me he tomado la molestia de ver en
youtube los tres debates de1.30 horas de duración cada uno, entre los dos
candidatos con el fin de tener una aproximación actualizada a los dos personajes y a sus propuestas políticas, emitidas desde
sus propias gargantas y percibidas por mis propios ojos y oídos.
Tengo que decir que mas allá del aspecto un tanto peculiar
del señor Trump, por aquello del ostentoso flequillo rubio de bote, sus gestos
poco convencionales, su histrionismo, su desparpajo descarado y o desvergonzado
si se quiere, la puesta en escena de sus propuestas no me ha transmitido
ninguna sensación cercana a considerar que se trate de un estupido, un pirado o
un hombre dispuesto a desencadenar una hecatombe nuclear. Por otro lado, la
señora Clinton, tampoco me ha parecido una extraordinaria comunicadora. Es
verdad que tampoco en este caso me encontré con una persona atractiva, carismática,
más bien al contrario. Hay algo en esta mujer que me recordaba no a la hermana más
fea, sino a la hermana más mala del cuento de la Cenicienta , aquella que
cuando sonreía, se la ponía cara de ajo
y mirada de vinagre.
Después de ver los tres debates, ninguno de los dos me parecieron
candidatos interesantes, y me preguntaba como la nación más poderosa del mundo tendría
un jefe de gobierno y de estado tan poco sugerente. Ninguno era un gran comunicador, y ninguno, se
mostraba como un líder atractivo, en mi opinión. En resumidas cuentas, lo poco
que saque en claro, dado que mi interés en el asunto era francamente limitado,
y que en absoluto soy conocedora de los entresijos de la política interna norteamericana, es que lo que se dirimía en
las elecciones norteamericanas, de modo
esencial, era dos modelos de país, dos propuestas de sociedad bien diferentes,
y que las diferencias en lo económico, serian el instrumento para intentar un
cambio profundo en el modelo de sociedad.
Las posiciones de la señora Clinton me resultaban más
cercanas, me eran más fácilmente reconocibles, porque en España vivimos
básicamente en una experiencia similar o muy próxima a su apuesta política. Una política de corte socialdemócrata,
asentada en valores post modernos, post cristianos, una ética agnóstica o atea.
Como
muestra, y solo a modo de valor simbólico, queda la defensa del aborto en cualquier
momento del embarazo hasta el noveno mes, la implantación de la ideología de
genero de manera explicita, la dogmatizacion sobre el cambio climático, etc.; por
otro lado, la señora Clinton ofrecía mas de lo mismo, de lo que ya habíamos
visto en las dos legislaturas de Barak Hussein Obama.
En el otro lado, las posiciones adoptadas por el señor Trump
en estos ámbitos de lo social-ideológico son mucho mas restrictivas, diciendo
si a los movimientos pro vida, (como su propuesta de nombrar magistrados pro
vida en la Corte Suprema )
y no a la ideología de genero con carácter general. En cuanto al cambio climático
Trump se manifestaba abiertamente escéptico en este asunto.
He citado la cuestión del aborto, porque me parece paradigmático
del modelo social en el que podemos desenvolvernos,
y que aporta un perfil ideológico bien
definido del votante. Son también otras
cuestiones las que terminan de dibujar el puzzle ideológico de los dos
candidatos, dependiendo de la posición
adoptada en relación con asuntos como el gravísimo problema de la drogadicción que
existe en la población de jóvenes blancos, victimas de la heroína procedente de
Méjico en particular, la inmigración ilegal,
la posición ante el terrorismo islámico, el control de la delincuencia, el
empobrecimiento de las clases trabajadoras estadounidenses.
Me ha llamado muchísimo la atención el revuelo y la
consternación que ha provocado el resultado de las urnas en USA en nuestro país.
Todos los medios de comunicación en
España se mostraban aterrorizados por el futuro presidente americano. Los
titulares están plagados de insultos tremendamente explícitos; parecieran
presas de un pánico apocalíptico. Se debaten entre el desprecio y el ataque sin
miramientos. Y lo más curioso es que el señor Trump, aun no ha tomado ninguna
decisión de gobierno. Se le acusa de casi todo lo imaginable, de ser un
verdadero tarado, racista, machista, xenófobo, homófono, fascista etc., etc. Y
yo, insisto perpleja, en que este señor todavía no ha tenido ninguna
responsabilidad de gobierno, esa es, por ahora la única certeza con la que
contamos en cuanto a su responsabilidad publica.
Se le puede acusar de feo, de hortera, de que no nos gusta su
espelde, que diría un extremeño… también se le podría acusar de ser millonario,
si es que eso fuera un delito, de machista por sus expresiones salidas de tono
en relación a las mujeres, pero, siendo honestos, no me parece que estas
impresiones constituyan sólidos elementos de juicio, por ahora. Sin embargo, si
me parecen, ¡faltaría más ¡motivos más que suficientes, para que no lo haya
votado quien no haya querido votarle.
En cuanto a la señora Clinton, en este caso si, los
norteamericanos han tenido oportunidad de juzgarla no por lo que dice que
hubiera hecho de haber resultado elegida, sino por lo que si ha hecho en el
alto cargo que ha ejercido con la administración de Barak Hussein Obama. Y sus
conciudadanos le han dicho que no y se lo han dicho en las urnas. Claramente
han expresado que no la quieren gobernando los Estados Unidos de América.
La voluntad de los ciudadanos americanos, ha llenado de ira a
los ciudadanos españoles. Yo no se como
decirlo de otro modo: ¡flipo en colores¡ En estos dos días he escuchado mas
insultos e improperios hacia el señor Trump de los que he oído jamás contra
miembros de la clase política española cuya corrupción haría palidecer a
cualquier americano, en el rincón mas
pobre y recóndito de USA. El clan Pujol, los sindicatos y el partido socialista abanderando la corrupción
en Andalucía, la Gurtel ,
los famosos papeles de Barcenas, el
tarjetazo Blesa, la mismísima administración catalana extorsionando en números redondos
del tres por ciento, por no hablar de la inconmensurable e inconcebible
vergüenza de tener en nuestras instituciones a filo terroristas, en cargos públicos
a terroristas de ETA recién salidos de chirona. Los medios españoles, la
izquierda española de coleta, la que levanta el puño y la que lleva la mano en
el bolsillo y en la cartera,estan ¡¡¡¡ohhhh¡¡¡¡ escandalizados por la decisión libérrima
de los norteamericanos. Por su parte, la derecha social-demócrata-centrista-reformista
y no se cuantos mas apellidos, instalada en el limbo del pragmatismo en encuentra
con la elección del señor Trump, como aturdida, que no sabe si va o si viene y se le ha congelado la
sonrisa con la que esperaba el triunfo de la señora Clinton.
Nadie se explica hoy lo que ha sucedido en América. Pero
claro, tampoco se explicaban que había sucedido en el Reino Unido con el
Brexit, y tampoco parecían explicarse lo que había pasado en Colombia y el
corte de mangas de los colombianos al mundo mundial votando no a los acuerdos
en mi opinión infames del gobierno colombiano con los terroristas de las FARC.
A lo mejor es que los poderes facticos, se han pasado tres
pueblos en su calculado desprecio a la ciudadania. A lo mejor, es que las
supuestamente tontas y manipulables legiones
ciudadanos comunes y corrientes, están dejando de sorberse los mocos, para levantar la cabeza y decir a las
castas, va a ser … como que No. Y
cuando digo castas, no digo ricos en el sentido económico del termino, me
refiero a los poderosos, a aquellos que están encaramados al poder todos a una,
y en bloque, y por mutuo consenso, no hacen otra cosa que mirarse el ombligo, están
encantados de haberse conocido. Pasan su existencia manejando el cotarro desde
su mundito virtual vestidos de Armani y peinados
de rastas, mientras ocupan cargazos que pagamos con nuestros impuestos, desde
los que nos dicen que tenemos que pensar, como tenemos que comer, o en que debe
consistir la educación de nuestros hijos. Nos definen tropecientas clases y
maneras de identidad sexual que debemos merendamos sin rechistar y nos amenazan
con ponernos una etiqueta muy fea si osamos preguntar, reflexionar por nuestra
cuenta y sobre todo disentir. Nos ofrecen verdades científicas que a la manera
de dogmas de andar por casa, al tiempo que se empeñan decididamente en negar o
neutralizar las esencias trascendentes o religiosas que les son incomodas y
obstaculizar el proyecto de un orden nuevo. En definitiva, pretenden que
comulguemos con sus píldoras ideológicas, aunque nosotros sepamos que son
ruedas de molino.
La ciudania silenciosa, esta probablemente mas que harta de
aquellos que quieren tener todo y a todos bajo control, y que hacen política
social con el empobrecimiento de generaciones empobrecidas e indefensas,
practican una supuesta integración cultural a costa de sembrar de inseguridad y
violencia sus barrios pobres; la ciudadanía callada es requerida poner en
marcha una solidaridad impuesta y
obligada, mientras ven cada día que pasa, que la vida la vida no les da para
mas, y que su esperanza queda enterrada bajo la apisonadora ideológica de lo
políticamente correcto.
A lo mejor, es que hay un sector muy amplio de la población
que comienza a ser consciente de que lejos de querer abortar a sus hijos,
quiere verlos nacer y crecer dignamente; a lo mejor es que las mujeres
comienzan a estar cansadas de la burra coja que se las ha vendido reduciendo su
identidad a una genitalidad aburrida y banal que las lleva recorrer caminos que
ellas no han elegido. (Decía Susan Sarandon hace unos días, cuando la
preguntaban como es que no iba a dar su apoyo a Clinton, que ella no votaba con
la vagina). A lo mejor ha sucedido, que
ser negro o hispano, no es suficiente razón para votar a otro negro, a otro
hispano o darle el beneplácito a las políticas paternalistas socialdemócratas. Quizás
mujeres, negros, hispanos, esos que eran la gran esperanza para llegar al poder
de la señora Clinton, han pensado que no quieren ser tratados como especies
protegidas, que a lo mejor lo que necesitan es que les dejen de una vez en paz,
y les garanticen la seguridad de su presente y el derecho a elegir su futuro
libremente, dignamente.
Quizás la ciudadanía silenciosa que ha desconfiado de H.
Clinton, lo ha hecho porque no ha querido para su país otros cuatro años de
gobierno al estilo Obama. Las elites socialistas de caviar, los ecopijos, los
rojos capitalistas, ya no son de fiar, al menos para un sector de a población
americana que les ha retirado su confianza ¡y de que manera¡, Arriesgando muchísimo,
y poniendo su futuro en manos de un hombre como Trump que no hay podido ser mas
denostado. Se han jugado su presente a una carta de consecuencias imprevisibles
para gritar No. Un No rotundo, incontestable, inapelable.
En este caso USA ha votado mas vale lo bueno por conocer (y esta es la esperanza)
que lo malo ya conocido, y a nosotros,
los españoles nos ha sentado fatal. Es sorprendente. Nos escandalizamos
del cabello teñido del Trump, y nos parece normadísimo que el diputado podemita
que se pasee por el Congreso luciendo enormes rastas que parecieran dar cobjio
y nutrido alimento a varias familias de piojos. Nos parece de un machismo
insoportable que el ya presidente electo americano hablara de las mujeres en términos
nada respetuosos, pero nos parece poco importante que el señor Iglesias
expresara su deseo de azotar hasta hacerla sangrar a la periodista Marilo
Montero. En fin, los ejemplos darían para llenar mas espacio del que tengo interés
en dedicarle a los improperios vertidos sobre la decisión de los
norteamericanos. En todo caso, esta paradójica posición de nuestra opinión pública
me parece ridículamente patética.
La victoria de Donald Trump puede ser un punto de inflexión. Parece que, de algún
modo se ha roto la baraja, y que la evidencia ha puesto de manifiesto que no se
puede jugar con fuego, sin finalmente quemarse. Algo estamos haciendo mal, muy
mal en la sociedad occidental, y la solución, para los ciudadanos americanos,
no parece estar en reiterar y profundizar en nuestros errores. Las propuestas
socialdemócratas han sido rechazadas en este momento de la historia de los
Estados Unidos de América, con todo lo que eso conlleva. Es la denuncia
soberana de un fracaso, es la propuesta igualmente libre y legitima de cambiar
de rumbo. Hacia donde? Bueno esa es la cuestión, que en este momento tiene una
respuesta incierta por no decir
desconocida.
Por ahora, un señor riquísimo, de 70 años, con un aspecto y
estilo personal políticamente incorrectos, gobernará la nación más poderosa del
mundo y no nos engañemos, No es un estupido, no es un ignorante, no es un patán.
Haríamos bien apartar los insultos gratuitos y por otro lado perfectamente
inútiles, para que la imagen del Presidente de los Estados Unidos de América
nos llegue con fidelidad, con la menor distorsión posible, haríamos bien por la
cuenta que nos tiene. Y por la cuenta que nos tiene, deberíamos ir preparando
propuestas económicas, sociales, éticas y políticas humanistas y de libertad, capaces
de ilusionar y dar confianza a una sufrida ciudadanía silenciosa y libre, que
ha huido como el gato escaldado de unas elites demasiado lejanas, corruptas e
inmorales, cuyo comportamiento despótico se ha vuelto intolerable, y que en
opinión de los ciudadanos no merecen ni su respeto ni su confianza. Quizás sean
estos, los ciudadanos de nuestros países, silenciosos y sufrientes, los que reclaman el
protagonismo en la Historia ;
ellos, los poseedores del sentido común, el menos común de los sentidos, y sin
embargo indispensable para dejar en el camino la huella de nuestro propio paso.