miércoles, 2 de noviembre de 2016

YO NO CELEBRO HALLOWEEN

Desde hace  unos años, no demasiados, quizás algo mas de una década, la fiesta de Halloween se ha ido introduciendo en nuestro entorno hasta convertirse en una celebración muy popular. Sin prestarle ninguna atención, no he podido por menos de percatarme recientemente de como Halloween había llegado para quedarse, pasando en muy poco tiempo, de ser un festejo desconocido y completamente ajeno  a nuestra cultura, a formar parte de nuestras recién estrenadas costumbres. De la mano de los medios de comunicación y de intereses económicos, siempre atentos a las evoluciones sociales susceptibles de ser explorados con animo de ganancia, cuando no convertidos ellos mismos en creadores/productores  directos de pautas de comportamiento social, los jóvenes  y los niños, se aventuran divertidos hacia  los tenebrosos continentes del ocultismo, de lo desconocido, del misterio, en un juego inocente en el que el mal es de mentirijillas, las heridas sangrantes no son otra cosa que expresiones del maquillaje, los asesinos no dan miedo, y la muerte pareciera ser una  mujer  oculta bajo una capucha negra y sin rostro, que armada de una guadaña de plástico, seguramente fabricada en la China capuchina, da sustos de chirigota a incautos sumidos en la carcajada.

En estos días, se han vendido ingentes cantidades de disfraces terroríficos. La chavaleria se ha convertido en brujas, magos, zombis, muertos vivientes, esqueletos, … sofisticados cosméticos para niños,  les transforman en  ojerosos cadáveres, animas y fantasmas. Se muestran con simuladas heridas lacerantes, bocas putrefactas, como calaveras humanas de sonrisa aterradora y amenazante. Una calabaza agujereada con ojos y  boca retorcida para dotarla de expresión  humanoide y horrible, preside el festejo.

Antes decía que esta es una tradición completamente ajena a nuestra cultura. No es mi interés referirme a sus oigenes. Hay abundantisima información en Internet y todo el mundo sabe que Google esta dispuesto a encontrar en escasos segundos todo aquello que pueda interesarnos sobre Halloween.

Baste ahora decir que la noche de Halloween significa "All hallow's eve", palabra que proviene del inglés antiguo, y que significa "víspera de todos los santos", ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, ha ido asentándose y desplazando su naturaleza, el sentido pagano que esta en el origen de esta celebración que se encuentra en el Samhain o Samagín. Se trata de una conmemoración celta milenaria en la que los druidas de la antigua Britania pedían por las almas de los fallecidos al dios de la muerte; se encendían gigantescas fogatas para ahuyentar a los espíritus malvados y, además, se llevaban a cabo sacrificios humanos para ver el futuro. La barbaridad a la que llegó fue tal que, cuando los romanos arribaron a las islas, prohibieron parte de las actividades

Por otro lado, la leyenda cuenta que las brujas se reunían el 31 de octubre a la llamada de Satán que realizaba su convocatoria, y ellas acudían, para compartir hechizos y sabiduría negra, en aquellas fiestas macabras llamadas akelarres. Hoy en dia la noche de Halloween es reconocida por todos los satanistas, ocultistas, y doradores del diablo como víspera del año nuevo de la brujería. Para muchos es la noche en que los poderes satánicos y de brujería están en su nivel de desarrollo mas alto.  La noche de Hallowen es conocida como la noche de las brujas.

Los elementos conceptuales que componen la fiesta son herederos de una tradición pagana, pre-cristiana, y muy lejos de nuestra propia tradición.

No tengo un especial interés en juzgar los modos que la gente elige para divertirse, siempre que esta forma no se convierta en un atentado contra la libertad y la seguridad de las personas. Tampoco me incumbe cual es el criterio con el que los padres educan a sus hijos, ni los valores que les inculquen desde su infancia. Allá cada cual con su responsabilidad, personal y familiar. Si quiero decir, sin embargo, haciendo uso de la libertad que reconozco para los otros, que me llama extraordinariamente la atención que en un tiempo como en el que vivimos, de increencia, de ateismo en su máximo esplendor, de anticristianismo rampante, en el que todos los días la fe de los cristianos, católicos o no, se ve ridiculizada, menospreciada y atacada de uno u otro modo, expresamente marginada, que en esta sociedad laica, que se debate fundamentalmente entre el ateismo o en el agnosticismo de facto, se viva con intensidad, aunque sea bajo las formas y maneras de la broma y el divertimento, una fiesta que tanto tiene que ver con el mundo del mas allá, de lo oculto, de lo misterioso, pero sobre todo con la exaltación del mal, de la muerte. Un festejo popular que refleja  una eternidad sufriente, eternamente doliente para las almas, convertidas en fantasmas angustiados y perdidos.  Se dan cita, en mi opinión en Halloween, lo feo y lo triste, una cultura de violencia y de miedo, para finalizar en un desfile autocomplaciente e infantiloide, en el que los participantes juegan a dar miedo con gestos absurdos, sin darse cuenta de que, el mas allá para las almas errantes, solas y tristes, vagando por una eternidad mecida por las fuerzas del mal, únicamente podrían dar pena.

La tradición cristiana, cada vez menos la nuestra, y de la que yo si me reconozco formar parte, ofrece en mi opinión una alternativa mucho mas hermosa, esperanzadora y limpia. El cristianismo ofrece otras opciones de celebración para el dia de los difuntos y de todos los Santos. Una celebración en la que esta presente recuerdo de los seres queridos que descansan en una paz celestial como destino del final de su vida; en la invocaciòn de las personas buenas y santas, que pasaron por nuestro mundo, y que ahora protegen nuestra existencia, por cuya intercesión podemos alcanzar la comunicación con un Dios, padre/madre bueno, origen y destino de toda la verdad, la belleza y la bondad. El cristianismo concibe una eternidad de luz, que no de tinieblas, una vida sobrenatural para nosotros, compartida con angeles que no con demonios, una humanidad de vida llamada a la santidad no a la brujería.

Si, hay otra alternativa a Halloween, pero no es políticamente correcta, ni se compra o vende en grandes centros comerciales o en las tiendas de chinos. Es una alternativa que consuela y calma el dolor de la herida abierta por la ausencia de aquellos que amamos y nos dejaron, cumplida su mision en este mundo,  para cruzar el umbral de la otra vida; heridas que no son cosmeticas, ni impostadas y que no mueven a la risa, a la burla o al ridiculo. La tradición cristiana, nos recuerda los nombres de hombres, mujeres y de niños, tambien de niños, cuyas vidas santas iluminan nuestro camino, y nos protegen de los hombres malos de la guadaña, de los duendes maleficos, de los asesinos encapuchados que Halloween saca a pasear todos los dia 31 de octubre, en un desfile patético y grotesco donde el mal se ve reflejado en sus mas horrendos rostros.

Estoy completamente segura, llegado este punto y aparte, que alguien podra tachar quizá de radical o una exageración mi parecer aquí expuesto. Sin duda alguna que tendrá sus razones, y una de ellas, pudiera basarse en la banalizacion de las intenciones y la inocencia manifestada en esta fiesta, argumentando que Hallowen es tan solo, una manera, una mas, de exteriorizar con un talante libre y de moderna actualidad,  las ganas de divertirse perfectamente licitas y saludables. Alguien podría añadir que mi argumentación, se basa también, en creencias, tan inofensivas, y por otra parte tan irreales como las celebradas en la noche de las brujas, porque al fin y al cabo, desde la increencia no existen los demonios ni los Ángeles, ni las brujas ni los santos, ni Satán ni Dios.

Sin embargo, inevitablemente, cuando nos referimos al mas allá, nos adentramos en el  ámbito de las creencias, y de eso, precisamente de eso va Hallowen, de la vida después de la muerte. Puestos a elegir, algunas personas, yo entre ellas, eligen la luz y no la oscuridad, la libertad del alma  y no su esclavitud; eligen la alegría y no el dolor, la paz  y no el sufrimiento; eligen el renacer celestial y no  una eternidad sumida en el vacío de no ser nunca jamás.

Halloween, se quiera o no, se adentra de lleno, en la dimensión espiritual humana, la del mal… Existe otra opción detrás de esa puerta, la espiritualidad del bien y de la esperanza.

Porque soy cristiana, yo no celebro Halloweeen.