jueves, 25 de abril de 2013

EL SISTEMA DE SOSTENIBILIDAD DE LAS PENSIONES... Una nueva estafa


No hay día en que los ciudadanos no recibamos del ejecutivo del señor Rajoy una nueva amenaza o un insulto o ambas cosas. Se ve que no tuvimos suficiente con el tratamiento deleznable que nos propinó el anterior gobierno socialista con el señor Rodríguez como presidente, que ahora, parecemos abocados irremediablemente,  a recibir la puntilla, del gobierno de señor Rajoy. Con el ejecutivo de izquierdas, cogimos carrerilla y comenzamos a deslizarnos por la pendiente en la que hoy nos encontramos en caida libre,  sin freno ni contención posible.

El gobierno que tenemos la desgracia de sufrir y soportar en este momento, está ultimando las “reformas” que aplicará al sistema de pensiones. Me pongo a temblar cuando leo el titular, esperando lo peor de lo peor. Mis temores, eran del todo fundados;  a la canallada mayúscula la llaman “aplicación del sistema de sostenibilidad” . Este medida de nombre grandilocuente y rimbombante,  consiste, lisa y llanamente, en que los futuros jubilados se retirarán a una edad más avanzada y/o bien tendrán que cotizar más años para cobrar el 100% de su pensión y, en todo caso, lo que es seguro es que perderán poder adquisitivo. “Es la única forma de mantener la viabilidad financiera del vigente sistema de reparto en el futuro”, dicen las sesudas mentes, que nos van a dar la puñalada trapera.

Para este viaje no necesitamos alforjas, ni pagar sueldos astronómicos para parir ideas tan diminutas. En esta línea, hasta yo estoy dispuesta a darles una definitiva y gratis total, que hace al sistema de pensiones absolutamente sostenible en el tiempo, universal y viable sin duda alguna. Propongo al gobierno que los españoles nos jubilemos, en lugar de a los 67 años como se le ocurrió al señor Rodriguez y que, al parecer, le resulta una edad demasiado temprana al presidente Rajoy, lo hagamos a los 99,99 años de edad, sin esperar al 2027, sino mañana mismo. Así, los gobiernos que se sucedan, unos a otros, socialistas y populares, pueden seguir haciendo lo que hasta ahora han hecho tranquilamente, y sin sobresaltos, invertir el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, es decir, la hucha de las pensiones, en deuda soberana de España, con la que se financien todas las mamandurrias  de un estado en descomposición que antes de destruirse a si mismo íntegramente, habrá destrozado y sumido en la miseria a los ciudadanos a los que debería haber servido.

En palabras del economísta Manuel Llamas, según avanzó  Libre Mercado, “casi la totalidad del Fondo de Pensiones está ya invertido en deuda pública nacional, cuya calidad crediticia se encuentra al borde del bono basura (triple B). Es decir, el Fondo se caracteriza por su nula diversificación y por concentrar la totalidad de su inversión en activos de muy alto riesgo, lo opuesto a lo que comúnmente se entiende como una gestión prudente y óptima ….Así, mientras que en 2008 apenas el 55% del Fondo estaba invertido en deuda nacional y el 45% restante en extranjera, en 2009 se elevó al 76%, en 2010 al 88%, en 2011 al 90% y en 2012 el 97%. Desde 2008, se ha ido desprendiendo progresivamente de deuda extranjera (de alta calidad) para comprar deuda española (de baja calidad y, por tanto, con mayor riesgo de impago).

El paso del tiempo, es lo que tiene, que la ciencia avanza, lo que va de suyo, y como consecuencia natural y lógica, los ciudadanos nos morimos menos y mas tarde. Si a esto añadimos que el paro se ha llevado por delante millones de trabajadores cotizantes a la Seguridad Social… pues eso, que nos tienen que aplicar si o si el factor ese de sostenibilidad, o dicho en lenguaje del común de los mortales, nos van a llevar a trabajar con espinazo hecho un cuatro hasta poner el pie en la tumba,  alimentados con pan y agua, como en galeras. De esta guisa, con el sistema “sostenido” como Dios manda, nos veremos agraciados por papa estado-benefactor con pensiones de muertos de hambre, destinadas a viejos agotados y universalmente decrépitos. Bonita escena de futuro nos pintan estos señores tan empingorotados, de lenguaje finolis, y malévolas intenciones.

No es que no se me alcance que la situación es complicada, muy complicada, y que no entienda yo que las reformas son mas que necesarias, imprescindibles. Pero tocar las pensiones… eso son palabras mayores, y francamente, creo que los ciudadanos no deberíamos consentir de ningún modo y manera, que se reduzcan aun más, las pésimas condiciones en que los ancianos ya viven en nuestro país.

La razón fundamental es que ninguno de nosotros hemos podido elegir  el modo y manera en que cuidaríamos de nosotros  mismos en nuestra vejez. Nos han impuesto el sistema que hoy se encuentra prácticamente en quiebra, como un sistema de solidaridad intergeneracional. No hemos tenido ni un ápice de libertad personal para decidir hacer con nuestra solidaridad lo que nos viniera en gana.  La consecuencia de tan generosa imposición sobre nuestra vida y nuestra libertad, es que aquellos  que hemos trabajado desde prácticamente nuestra niñez, habremos contribuido al mantenimiento del Estado a lo largo de décadas, durante cuarenta o incluso mas años. Ahora, llegado  el momento de vivir el último cuarto de hora de nuestra existencia, en el que esperamos afrontar la debilidad de nuestro cuerpo con dignidad, con serenidad, esperanzados en  de disfrutar de los tiempos  que a estas altura de la vida tienen el valor incalculable  de lo que dejará de ser para no volver a ser nunca, ahora, nos dicen que, donde dije, digo diego, y que pio pio que yo no he sido, y que….nos van a aplicar la pena sumarísima del “factor de sostenibilidad”, eufemismo donde los haya, para hacernos saber con cajas destempladas  que lo único que nos queda es aguantarnos, y sobre todo, seguir trabajando y seguir produciendo.

Por si fuera poco el atraco vital del que somos victimas, se añade el insulto de considerarnos y tratarnos como si fuéramos absolutamente imbéciles. Nos venden la burra coja, como si de un pura sangre se tratara, convirtiendo el derecho a una vejez digna, fruto del esfuerzo de toda una vida de trabajo en algo parecido a  que una limosna graciable del estado.

En el mismo diario económico leo, antes de finalizar la pagina la siguiente noticia:
“El Supremo rechaza la querella contra 63 diputados por cobrar dietas dobles. Se trata de 1.823,86 euros al mes para los diputados de circunscripciones distintas a Madrid y de 870,56 euros para los electos por Madrid. Al ser una cantidad dedicada a cubrir gastos, está exenta de tributación. El presidente del gobieno, Mariano Rajoy, percibe esta remuneración porque disfruta de indemnización como diputado por Madrid pese a que sus gastos de alojamiento y manutención están cubiertos en el Palacio de la Moncloa, de titularidad pública”

La información no puede ser mas ilustrativa por su naturaleza simbólica. El comportamiento de estos diputados, de distintos partidos políticos, con el presidente a la cabeza, es legal según dicen las togas, pero a mi, como ciudadana, me resulta simple y llanamente, repugnante, miserable y digna del mas absoluto desprecio. Desgraciadamente, no se trata de una circunstancia aislada, puntual o excepcional. Muy al contrario, estamos acostumbrados a que sea el estilo que preside la vida publica en España. Demasiados cargos públicos, electos y no electos, miembros de partidos políticos, sindicalistas en el primer plano de las conductas corruptas, jueces comprados y vendidos al peso, periodistas servidores de causas interesadas, hombres de empresa encamados con el poder político, constituyen la gigantesca tela de araña en la que la ciudadanía española se encuentra atrapada, y está siendo devorada, por aquellos que le han perdido el respeto, si es que alguna vez llegaron a tenérselo.

Se habla continuamente de los sueldos, prebendas y privilegios que se han atribuido los miembros del poder político, nacional, autonómico o local, con los han blindado  la seguridad de su vida presente y su futuro. En los tiempos que corren, estas desmesuras resultan especialmente irritantes e intolerables. Sin embargo, el problema mas grave en mi opinión, no es lo que les pagamos, sino lo que nos cuestan. Ellos son para nosotros, un  motivo de preocupación grave porque sabemos que su prioritario interés no es el servicio publico sino su mantenimiento en el poder a cualquier precio, no importa cual; sabemos que son capaces de faltar a sus promesas, a sus compromisos y a la palabra que empeñaron con sus electores. Nos engañan, nos utilizan, nos amenazan, y tambien, nos corrompen. Son un pésimo ejemplo para nuestros hijos, para las nuevas generaciones, y  el peor de los augurios para la esperanza de los mayores. Promueven el enfrentamiento entre los ciudadanos en beneficio propio, y manejan a su antojo, manipulando el temor y el sufrimiento, a la  ciudadanía mas desvalida, destruyendo poco a poco, la cohesión y la paz social. Justo es decir que los movimientos de izquierda tienen una radical responsabilidad en estas maniobras de calle promoviendo algaradas y la violencia en la calle en beneficio propio y  partidista, buscando el rédito politico en la desesperación de algunos y en el sectarismo agresivo y antidemocrático de otros.


Los distintos poderes que parece han perdido el sentido de la honestidad y su responsabilidad histórica, configuran la estructura mastodóntica de un estado que ahoga con sus infinitos tentáculos la iniciativa individual del ciudadano innovador y libre, y actuando denodadamente desde el poder para confundir a la ciudadanía con cantos de sirenas envilecidas, con el unico objetivo de hacernos creer que ellos tienen la llave de nuestra felicidad y de nuestra seguridad, adormeciendo la fe en nosotros mismos y nuestro sentido de la responsabilidad individual, la titularidad de nuestra propia actividad personal y social.

A cambio de unas pensiones miserables que harán de la ancianidad sinónimo de pobreza, de una educación pública que es poco mas que una fabrica analfabetismo funcional absolutamente alejada de una formación intelectual sólida y moderna; a cambio  de una sanidad progresivamente mas precaria, a medio camino entre lo publico y lo privado, en tierra de nadie; de un país, carente de innovación, sin investigación sin creatividad, sin futuro. A cambio de la miseria que nos ofrecen, les permitimos fragmentar España y repartírsela en reinitos de taifas, única manera de preservar una administración carísima de infinitos e insaciables cargos públicos constituidos en una verdadera casta, que ha pervertido el sistema democrático hasta límites insospechados.   Nosotros, los ciudadanos, que sufrimos los abusos mantenemos con nuestros impuestos su chiringuito de poder, a cambio, de las migajas que caen de su mesa, como perros hambrientos que han perdido su collar.

Los ciudadanos españoles hoy vivimos la experiencia de una estafa, una burla cruel de la que somos victimas, aunque no seamos del todo inocentes. Hemos elegido, demasiadas veces, mirar hacia otro lado,  buscar y lamer la mano que nos diera  de comer, sin considerar el precio que habríamos de pagar si dejábamos en manos de otros, aquello que nos era propio, a lo que jamás debimos renunciar. El camino de la prosperidad se recorre con esfuerzo, con responsabilidad personal e individual, con independencia de pensamiento, desde el consenso pero también desde la disidencia, desde los valores y la lealtad a los principios.

Personalmente, si tengo que elegir, elijo ser lobo a ser cordero; sentir a  veces, la soledad, y a veces,  integrarme lealmente en  la manada, respirando siempre el aire de la Libertad. En ningún caso he deseado nunca formar parte del rebaño a cambio de una desesperanzada, triste y miserable seguridad.