domingo, 3 de noviembre de 2013

SENTENCIA CONTRA EL MALTRATO ANIMAL ...POR FIN UNA CONDENA

Formo parte desde hace tiempo de la asociación “El Refugio”, organización protectora de animales que tiene su sede en Madrid, motivo por el cual me mantienen informada puntualmente de las actuaciones e iniciativas que llevan a cabo en la defensa y protección de los animales. Perros y gatos, suelen ser los desdichados protagonistas de dolorosas informaciones sobre el maltrato animal perpetrado por ciudadanos nuestros.

No es momento de relatar de manera exhaustiva el nutrido mosaico de vergonzosas agresiones y torturas que perros y gatos sufren de manera cotidiana en España a manos de sus propietarios o simplemente, de ciudadanos a los que por uno y otro motivo resultan molestos, por aquellos que constituyen el exponente más cruel de la tortura a animales indefensos, aquellos que, simplemente se divierten causándoles dolor y sufrimiento.

España, además de estar a la cabeza del fracaso escolar en Europa, de no contar con una sola Universidad entre las 200 primeras universidades del Mundo, de ocupar el segundo puesto en el consumo de cocaína, de ser el tercer país de la UE27 con mayor número de abortos, de ser el primer país europeo en consumo de prostitución, además de ser considerado un país “paraíso” para el blanqueo del narcotráfico, etc, etc, además, somos todos los días noticia por protagonizar miles de aberrantes conductas contra los animales en general, y contra nuestras mascotas en particular.

La insensibilidad de nuestro país en relación con la naturaleza más inmediata a nosotros, la vida animal en nuestras ciudades y en nuestros pueblos, en nuestros zoos, incluso, en el sacrificio de animales para nutrición humana, es tan manifiesta que ha merecido la radical reprobación de la UE en más de una ocasión, instando a España de legislar en todos estos aspectos de modo y manera que se adecuara a los mínimos de decencia humanitaria que marca la ética proteccionista de Bruselas.

La presión exterior, y el endurecimiento en nuestro Código Penal de las penas que castigan el maltrato animal está haciendo posible que los jueces españoles, en aplicación de las leyes, dicten sentencias condenatorias que, al menos, suponen una certera censura moral y social, y ahora también penal, a los responsables de torturas infligidas a los animales gratuitamente. El duro y tenaz trabajo, siempre encomiable, de asociaciones proteccionistas como el Refugio está comenzando a dar sus frutos. Su permanente denuncia de los casos de maltrato, de sufrimiento infligido a perros y gatos y incluso siendo cachorros, propios de mentes sádicas y brutales, ha hecho posible conocer las identidades de los agresores. Es muy importante saber quienes son porque conviven entre nosotros con normalidad aparente, porque parecen ciudadanos de bien, porque se exhiben como gente intachable … sin embargo, cuando les quitamos la impunidad, queda al descubierto el desprecio que estas personas manifiestan por la vida inocente de los animales, el sadismo que esconden en su estructura psíquica, la violencia que practican con seres indefensos por divertimento, su gusto por la tortura que cristaliza en la aplicación del dolor y sufrimiento en los animales, que adquieren así, paradójicamente, el valor supremo de la victima para el torturador,

En este contexto  que quiero contribuir a la difusión, de la siguiente información que me ha trasladado el Refugio y que puede encontrarse en su página web: http://www.elrefugio.org

“El pasado mes de julio, el Juez del Juzgado de lo Penal nº 2 de Córdoba, condenó a Francisco Rubio Tirado a una pena de tres meses de cárcel por disparar a Tula, la gata de sus vecinos, cuando se encontraba en las inmediaciones de la tapia colindante entre su propiedad y la que habitaban los propietarios del animal. El disparo alcanzó a la gata Tula en la mano izquierda, que hubo que serle amputada. Los hechos ocurrieron en la finca “El Rosalejo”, en el término municipal de Alcaracejos, Córdoba.

Francisco Rubio, cazador desde hace más de cuarenta años y vecino de Alcaracejos, recurrió la sentencia a la Audiencia provincial de Córdoba y la sala 3 de la misma, ha ratificado de forma ejemplar la condena de tres meses de cárcel por un delito de maltrato animal. Está sentencia es un paso de gigante en la protección animal y crea jurisprudencia menor. Además confirma la tendencia de que cada vez más jueces españoles condenan el maltrato animal y que el nuevo código penal hace más fácil poder sentar en el banquillo a los maltratadores de animales.

La Audiencia provincial de Córdoba, en una sentencia ejemplar, ha condenado a tres meses de cárcel por un delito de maltrato animal.

Desde la protectora El Refugio celebran esta sentencia por ser pionera en España, dos años después de denunciar los hechos que han acabado condenando al cazador maltratador”
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Quizá pudiera pensarse que los delitos contra la Naturaleza en general, y los animales en particular, carecen de importancia, y que con la que está cayendo, con el sinfín de comportamientos de brutal violencia que todos los días conocemos entre seres humanos, el asunto del maltrato animal no debería ocupar espacios informativos relevantes. En mi opinión un razonamiento de este tipo carece de todo principio moral o ético, incluso parece insostenible desde el punto de vista práctico para nuestras propias vidas. El respeto a la Vida, a la Naturaleza, es tambien el respeto  a nosotros mismos, que formamos parte esencial de ella. Nada en nuestro entorno nos ha sido dado para un uso que no encuentre la armonía con el Mundo que constituye  nuestra propia casa. No se trata de poner en cuestión el superior valor de la naturaleza humana en el Universo, evidenciado en el intensivo dominio de la Naturaleza por nuestra parte. No. Se trata de ser auténticamente humanos, sintiéndonos formar parte de un Todo al que, si bien no le debemos sumisión, si le debemos incuestionable respeto.

Somos muy superiores a cualquier otra especie que habite nuestro Planeta; somos seres inteligentes, libres y poderosos, capaces de la transformación de nuestro medio hasta el punto de asomarnos al abismo de la destrucción de aquello que imperiosamente necesitamos para asegurar nuestro existencia en un futuro no tan lejano. Sabemos del imperio de nuestro conocimiento científico y tecnológico, y sin embargo, olvidamos con demasiada frecuencia que formamos parte de una Naturaleza que, pese a todo, es misteriosa, mágica, y desconcertante, en la que no estamos solos. Las sociedades humanas tenemos la primordial responsabilidad, derivada de nuestro inmenso poder, de hacer uso, proteger, y cuidar de nuestro Mundo;  a cambio también tenemos la inmensa fortuna de poder gozar de nuestra vida sabiendo que formamos parte de un TODO cósmico orientado a la Verdad, la Belleza, y la Bondad universales.

La violencia, la agresión, la crueldad con los animales indefensos es contraria a la moral humana y a las leyes de la Naturaleza. En las sociedades modernas, después de recorrer un largísimo camino de obstáculos utilitaristas, alimentados por la indiferencia y la brutalidad, también constituyen acciones punibles y susceptibles de ser castigadas en condenas firmes. Esta es una gran noticia.

Os dejo, en recuerdo de todos aquellos animales tratados injustamente por los seres humanos, la hermosísima lección de grandeza y humildad que nos dejó Teresa de Calcuta:

“Amar a los animales, porque lo dan todo, sin pedir nada; porque son eternos niños, porque no saben de odios...ni guerras; porque no conocen el dinero y se conforman sólo con un techo donde guarecerse del frío, porque se dan a entender sin palabras, porque su mirada es pura como su alma, porque no saben de envidia ni rencores, porque el perdón es algo natural en ellos, porque saben amar con lealtad y felicidad, y porque están vivos. ¡Por esto y mil cosas más... merecen nuestro corazón! Si aprendemos a amarlos como lo merecen... estaremos más cerca de Dios”.