Esta noche duermen en Madrid. No lo harán en un hotel de
cinco estrellas. A estas horas ocupan las celdas que les han asignado en las cárceles
de Estremera y Alcala Meco. La
Juez de la Audiencia
Nacional decide el encarcelamiento de O. Junqueras y ocho
miembros del gobierno catalán, por su presunta vinculación con delitos de sedición,
rebelión y malversación de fondos públicos.
El independentismo catalán se rasga las vestiduras, utiliza
palabras grandilocuentes, y entre lágrimas se presenta como victima de un
Estado brutal, de una Justicia infame. Imagino que este escenario no estuvo previsto
en su meticuloso y largamente elaborado diseño de golpe a España. Supongo que,
ninguno de los responsables políticos independentistas contaba con que sus fechorías
tendría consecuencias, y que estas las vivirían en carne propia, acostumbrados
como están a hacer de su capa un sayo con las derechos y libertades de los
demás, entiéndase de los catalanes de usar, tirar, y silenciar, los catalanes
no independentistas.
Ha sucedido. El golpe a la legalidad constitucional de
nuestro país, se vuelve contra sus protagonistas como un bumerang el
sufrimiento que ha iniciado el movimiento de retorno a quien deliberada y
conscientemente lo ha desencadenado. Son los artífices, los lideres del
“proceso” los que han sido detenidos en aplicación de la ley y la ejecución de la justicia. Por ahora
de manera cautelar, mas adelante ya veremos. Si finalmente son condenados en
sentencia firme, podremos calificar
estos personajes mediáticos, tantas veces desafiantes y enchulados hasta
el insulto, con la palabra delincuente. Por ahora, es preciso anteponer a este
adjetivo uno mas, también calificativo, el de presunto.
Han llamado a tomar las calles y las plazas de Cataluña,
buscando que los ciudadanos presionen al Gobierno y a la Justicia. Les piden el trabajo
marrullero y más sucio, el de los tumultos, las algaradas…les arengan, les
animan a despreciar la ley, eso si, el vocablo “pacifismo” no se es cae de la boca a modo de
eslogan publicitario. Este es el mandato real: la desobediencia de apellido
espurio: “pacifica”. Utilizan en su llamamiento un lenguaje redentor, casi místico.
“Hacer lo que este en vuestra mano para
que el bien derrote al mal el 21-D. Palabra de… Junqueras. Amén.
Me perece este un momento muy interesante lo que esta
sucediendo en estos momentos en Cataluña casi una lección practica de sociología
política, e incluso de sicología social. Bien es cierto que, como se repite incesantemente
en el Eclesiastés bíblico, nada nuevo hay
bajo el sol, y estos métodos, modos y maneras de movilización ciudadana los
hemos visto en infinidad de ocasiones a lo largo de la Historia. Convertir
en víctima al victimario es una tarea de libro indispensable para mover las voluntades,
transformar en mártir al culpable, en adalid de la paz al violento. Se persigue
que la verdad y la realidad sean manipuladas en un primer momento, mas tarde
ignoradas, y finalmente, cuando el nivel de reflexión personal ha tocado fondo,
negadas. Lo cierto, la realidad, pierde todo interés, porque la experiencia
vital se sitúa en un ámbito muy diferente de la razón, neutralizada por el
sentimiento capaz de no ver, no oír, no expresarse, sino es desde un nivel
emocional. Este es el ámbito de la conciencia en el que los individuos no son,
si no son para y con nosotros; un nosotros que todo lo invade y al que apelan
los lideres mesiánicos con mensajes salvíficos y paraísos revelados. Es el
espacio psicosocial en el que anidan y se alimentan el totalitarismo, la
xenofobia y el racismo, las tres bestias devoradoras de la libertad. “hacer lo que este en vuestra mano para que
el bien derrote al mal” palabra de… Junqueras. Amén.
Los líderes de la clase política independentista han sido aislados
de la sociedad en el día de hoy, porque suponen un posible más que probable
peligro para ella. Su violencia no ha sido ejercida contra una persona en
particular, no han utilizado un arma homicida, ni están encarcelados porque se hayan apropiado
indebidamente de un bien material. No. La violencia ejercida por los dirigentes
independentistas, es mucho mas temible que todo eso, de extrema gravedad y de
consecuencias trascendentales para las vidas de toda una nación, en términos
económicos, sociales, e incluso emocionales y afectivos.
Su atentado ha sido contra la parte de España que es
Cataluña y por tanto contra la propia nación española. Su agresión se ha
dirigido a nuestra Democracia, despreciando y transgrediendo la Constitución que
ampara los derechos y libertades de todos los españoles, incluidos los
catalanes. Han golpeado al Estado desde el Parlamento Catalán, subvirtiendo su
propio estatuto de autonomía, ignorando e incumpliendo el funcionamiento de su
propia cámara, y despreciando al resto de representantes políticos de los
ciudadanos elegidos también por la ciudadanía catalana.
Han esgrimido a modo de autodefensa que tienen un mandato
popular de acción política para proclamar su independencia y lo han convertido
en causa de ley, lo que no es otra cosa que un argumento torticero y falaz desde su origen
porque no puede tener valor legal un referéndum sin garantías, sin el procedimiento
previsto en la ley, y sobre todo, es no solo ilícito sino también ilegal, si la
cuestión sometida a consulta atenta contra la soberanía nacional de España que
reside en el pueblo español, y no en la voluntad expresada o no, de una parte
de sus ciudadanos. Una soberanía nacional de la que emanan todos los poderes
del estado, incluyendo los poderes autonómicos.
Los responsables del gobierno catalán han sido llevados ante la Justicia en un país
democrático, respetando rigurosamente sus derechos ciudadanos, civiles y políticos.
Se han valorado jurídicamente sus responsabilidades y comportamientos
vinculados a delitos gravísimos, escrupulosamente y con todas las garantías
legales, y han tomado medidas precisas, medidas y fundadas legalmente para preservar el bien
común, como no puede ser de otro modo en un estado de derecho.
No son presos políticos. No son presos por delitos de
opinión, o de expresión. No son presos por su pertenencia a una u otra opción política.
No se les juzga por ser independentistas. Están presos por (presuntamente)
atentar contra Cataluña y contra España, contra nuestro ordenamiento
constitucional y nuestra convivencia pacífica.
Que nadie se llame a engaño. Ningún país del mundo permite
atentar contra su integridad y su seguridad impunemente, ni por golpistas con
uniforme o sin él. España tampoco, ni en
el pasado, ni en el presente.
Que no se nos olvide, ellos no son las víctimas, son los
victimarios.