La organización terrorista vasca
ETA toma la palabra. Ni siquiera agonizante muestra respeto por sus victimas, y
lanza el mensaje de un supuesto cese de su actividad criminal como un insulto.
En este día, especialmente en
este día en el que terroristas de ETA, sus cómplices, sus amigos, sus
parientes, sus padres y sus hijos, vuelven a ser los protagonistas de esta
historia de muerte, de sufrimiento, de dolor inmenso, de terror, yo quiero
recordar a las victimas de sus asesinatos, de sus amenazas, de sus humillaciones.
Quiero hoy, especialmente, que mi pensamiento se alce sobre los titulares,
sobre la verborrea de los polìticos de turno y el bla, bla, de opinadores
interesados, para decirles a los masacrados por los cobardes asesinos de la chapela
que guardo con cuidado, respetuosa y humildemente, las lágrimas de su ausencia.
Que quiero escribir estas palabras con la tinta indeleble de mi inmenso agradecimiento.
Sin fecha de caducidad, por siempre jamás,
mientras yo tenga vida y memoria tenga.
Las victimas de ETA son historia
de España en carne viva, son la
Nación herida, son mi Patria ensangrentada. Son los nuestros.
Son los míos mas de mi que nunca. Me urge el recuerdo en las venas porque
apremia implacable el olvido. La guadaña asesina se cierne, otra vez, esta vez,
sobre la Memoria ,
la Verdad y la Justicia.
Hoy, una vez más, constatamos que
falta lo fundamental en los actores al servicio de la ideología criminal: el arrepentimiento.
El calculo interesado y la
oportunidad de conseguir sus objetivos políticos, sigue siendo lo prioritario. No
se valora otro sufrimiento que no sea el derivado de la incomodidad vital de los
condenados por sus sanguinarios actos. Decenas de asesinados por sus manos aun siguen
esperando justicia. No pidan perdón. Confiesen quien, como y porqué les dieron
muerte. Después hablamos.
Los obispos vascos y navarros, arrepiéntanse,
pidan perdón a los hombres, pero sobre
todo pídanle perdón a Dios por su desamor a los indefensos, por su falta de compasión durante décadas con
los débiles, con los perseguidos, con los amenazados por la organización
terrorista ETA. Pídanle perdón a Dios, por
el inmenso daño que han causado y causan a la Iglesia. Quizá El,
en su infinita misericordia pueda perdonarles. Yo no.