Intentaré transmitir a las personas que se acercan, por esta
mi casa de vez en cuando, la sensación que he tenido en el día de hoy, cuando
he leído, visto y oído, en diferentes medios de comunicación que el Supremo da vía
libre al Partido Socialista, hoy en el Gobierno (en funciones) al traslado de
los restos del General Franco, del El Valle de los Caídos, presumiblemente al
cementerio de Mingorrububio, en el Pardo, Madrid.
La noticia no es una sorpresa, mas bien, era algo
previsible. Estamos en campaña electoral. A nadie se le escapa que esta decisión
de los jueces llega en un momento sensible de cara a la inmediata contienda en
las urnas y seriamos muy ingenuos si pensáramos que es una simple casualidad. Incluso
aunque aceptaramos pulpo como animal de compañía. Hace décadas que en España
los partidos políticos no dan puntada sin hilo y especialmente el Partido
Socialista, cuya ascensión a los
gobiernos de España ha estado precedida en todos los casos y por una u otra razón,
por situaciones traumáticas, históricamente opacas: González llego al poder
tras el golpe de Estado del 81, Zapatero tras los atentados del 11 de Marzo, y Sánchez,
tras una moción de censura al Gobierno del Partido Popular que acababa de
sufrir un golpe de estado separatista en Cataluña y contando con el apoyo de
los neocomunistas de Podemos, los independentistas/golpistas catalanes y su
extrema izquierda, los filoterroristas de Bildu bajo cuya sombra política se
cobija el PNV.
El socialista al mando en este momento, Sánchez, por
voluntad propia, ha decidido no formar gobierno con la pléyade que constituye sus
apoyos naturales, comunistas e independentistas. En mi opinión el PSOE ha
valorado la situación critica en la que España va a encontrarse si o si, casi
de manera inmediata, con nubarrones económicos en el horizonte que ya han
desatado la tormenta y han comenzado a lanzar sus primeros rayos sobre la economía
internacional, y europea en particular con el asunto del brexit británico y el parón
alemán. Por si fuera poco, tenemos a la vuelta de la esquina las sentencia del
enjuiciamiento del los políticos delincuentes por golpismo en Cataluña. En este
escenario, en el que las encuestas que maneja el PSOE le son favorables, ha decidido
convocar nuevas elecciones con el objetivo puesto en arañar escaños a Podemos y
a Ciudadanos, a ver si suena la flauta y puede hacer con España, de su capa un
sayo.
Sin embargo, no siempre las cosas suceden con la precisión
cartesiana que proyectamos, y prueba de ello, es que ayer mismo, le ha salido,
un grano en salva sea la parte, al doctor Sánchez. Errejon, ha pegado la
segunda puñalada trapera a su antiguo socio, amigo, y camarada Iglesias, y ha
decidido presentarse a las inmediatas elecciones, dicen que contra él. Yo creo
que el personaje que se come las madalenas y se da besos en la boca con la
anciana ex alcaldesa de Madrid, se parece muchísimo al actual presidente en
funciones y lo creo por diferentes motivos de los que quizá tratemos en otro
momento. Por ahora, vale la pena poner el acento en una primera característica muy notoria que comparten: la
ambición, y en segundo lugar, la impostura. De manera que lo que Errejon pueda
o no pueda decir, comunicar, o prometer a su grey, y al resto de los mortales
que asistimos a sus devaneos políticos, tiene muy poca importancia. De manera
que es previsible, que Errejon se presente a las elecciones para comerse el
mundo, como vulgarmente se dice. Primero a Iglesias, y luego a Sánchez. Ya
sabemos que por ahora, no les va engullir del todo, pero, en mi opinión a
Iglesias le dejará medio muerto de las dentelladas que le va propinar y a Sánchez,
no me extrañaría, que le dejara con un buen dolor de meninges según donde le
hinque los mas que notorios colmillos que Dios le ha dado.
Sánchez dice que Errejon suma y que limitara la abstención
de los votantes de izquierdas, y a lo mejor tiene razón. Pero, pudiera ser, que
por esas casualidades con las que el destino tiene a bien hacer una pedorreta
en el morro de los mas soberbios, una parte significativa de los que el PSOE
llama “los nuestros” resulta que se convierte en los de “ellos”, y al fin y la
postre, el Partido Socialista ha hecho un pan como unas tortas, convocando
elecciones para no solo no ganar votos, sino para perderlos.
Y, en estas estábamos ayer mismo, cuando hoy, se pronuncia el Supremo a favor de la decisión
del gobierno socialista, en su doble vertiente, la de sacar a Franco de su
tumba y la de no depositar sus restos en
La Almudena sino en el Pardo, en una especie de cripta que mas que un lugar
sagrado parece los aposentos del Conde Drácula. La noticia ha sido un notición.
Todas las terminales mediáticas del espectro izquierdista, que no me canso de
repetir son prácticamente todas, se han puesto a dar palmas con las orejas.
Periodistas, tertulianos, intelectuales (soy benevolente con el calificativo,
mas que nada para que se me entienda), etc.., a los que llevamos años viendo y
escuchando mañana y tarde en prácticamente todas instancias de la comunicación,
desde su adhesión a la ceja de Zapatero, le hacen hoy la ola con entusiasmo
inusitado al Gobierno socialista, que con un empalago que va mucho mas allá del
hartazgo, rayano con la nausea, se emociona hasta las lagrimas por boca de sus representantas gubernamentalas femeninas
con la decisión del Tribunal.
La familia Franco según leo tiene intención de seguir
litigando y llevara su causa al Tribunal Constitucional y en última instancia
al Tribunal de Derechos Humanos Europeo. Pero a mi no me interesa nada la
actitud ni los intereses de los nietos del dictador. A mi me interesa muchísimo
las intenciones del Partido Socialista que ha traído a España la Ley de la
Memoria Histórica, apoyado por los comunistas, y por todos aquellos que tienen
como intención política y como único
objetivo, la desmembración de España y la abolición de la Monarquía. Para la
consecución de su proyecto destructivo ha sido necesaria (entre otras cosas) la
implantación de una Ley la memoria que pusiera sobre la mesa con naturaleza de
absoluta actualidad la Guerra Civil, y el periodo de la dictadura del General
Franco, en virtud de la cual, el PSOE sacará los restos del difunto Jefe de
Estado del lugar que ha sido su tumba desde hace 40 años.
Mi impresión al respecto es facil de definir. Como decía con
anterioridad, en absoluto me sorprende, pero me asquea tanto odio babeante,
tanto desprecio por la esperanza. Y, me asusta, me atemoriza, y me sobrecoge la
profunda inmoralidad de sus argumentos que esgrimen, la manipulación de las
conciencias, y el poder desafiante que muestran en el ejercicio de su
particular vendetta contra la otra media España que piensa y vota como
alternativa a su liberticida perspectiva de la vida, las opciones politicas
diversas desde el centro, a todo el espectro liberal conservador. La estrategia
de hacer cómplices de una dictadura a todo aquel que no comparta la visión social
comunista de nuestra Historia, es a todas luces, una maniobra sucia y toxica.
El Partido Socialista hace décadas que ha encaminado su
rumbo por la radicalidad. Formalmente demócrata, ha ido, en la práctica,
abandonando los postulados de la social democracia, para abrazar y competir con
las ideologías mas radicales que se defienden desde el socialcomunismo del
siglo XXI. Al margen de cuestiones de carácter macroeconómico, embridadas desde
las imposiciones y los intereses de la Unión Europea, que deben ser
diligentemente obedecidas por los gobiernos comunitarios, incluyendo el de
España, la orientación de los gobiernos socialistas de Zapatero y Sánchez, han
estado teñidos de odio, de acorralamiento, de desprecio por la España que no
les vota. Una España que no es Franquista, pero que no es ni sera nunca
comunista. Una España de centro y/o de derechas, a la que la izquierda otra
vez, una vez más, no le reconoce su derecho a existir, si no es fuera del
poder, en silencio y de rodillas.
La aprobación de la Memoria Histórica, es en si misma, una falacia. Pero es mucho más. Es una
ley liberticida que atenta contra la libertad intelectual y de cátedra. Relato
de una verdad, la de nuestro país, desnaturalizada por el filtro ideológico de
su particular e interesada interpretación impuesta en los ambitos educativos,
en la universidad, y en la actividad intelectual de la investigación histórica.
Una ley que imposibilita el derecho al debate, a la discrepancia, la puesta en común de diferentes percepciones
e interpretación de los hechos históricos, en beneficio del conocimiento y divulgación
en libertad de la verdad, a veces terrible y otras veces ilusionarte, de la
historia de España
El Partido Socialista, es absolutamente responsable de que en
un dia cómo hoy, el rencor y el odio que
corre por las venas de muchos, se vea momentáneamente satisfecho,
circunstancialmente reconfortado hasta las lagrimas como las de la señora
Lastra que cuando murió Franco debía ser un bebe, si es que había nacido. A lo
mejor es la alegría que sienten porque sus abuelos, que estuvieron en el bando
perdedor, se puedan ver resarcidos en su tumba de su derrota militar contra la
otra España, igual de sufriente, aunque vencedora de una guerra fraticida.
El Partido Socialista, protagonista en el asesinato del
inocente diputado conservador, Calvo Sotelo, debería saber a estas alturas que
el recuerdo no es patrimonio exclusivo de la izquierda, ni el sufrimiento
tampoco, ni el hambre, ni siquiera los muertos en las cunetas, ni los
fusilamientos en las tapias de los cementerios. La otra España también tiene
memoria y un dolor insoportable también atenaza
el corazón y despierta su ira, cuando respira el aire impregnado de
sangre de de los centenares de hombres torturados hasta lo inimaginable en las incontables
checas rojas de Madrid. Que muchos, muchisimos, hijos y nietos, rememoran estremecidos
los gritos de adolescentes abrazados a sus padres en Paracuellos del Jarama,
cuyo asesinato en masa y por miles, se llevo a cabo por orden de un señor
llamado Santiago Carrillo, que fue de
invitado estelar de un programa de radio de máxima audiencia durante muchísimo
tiempo, hasta que murió de viejo, recientemente, llevándose con él todos sus
pecados, contados por miles, uno por cada muerto. Imagino que la mismísimo
Infierno.
España tiene memoria, ¡claro que tiene memoria¡ y reza por
los miles de sacerdotes asesinados, torturados, lanzados muchos de ellos a la
muerte en los acantilados del Cantábrico; reuerdo para las monjas violadas y
finalmente muertas por aguerridos hombres “rojos” que decían follarse a Dios en
los cuerpos de mujeres de habito, indefensas. La otra España tambien tiene
memoria, y soporta en silencio, que las calles de nuestras ciudades se vuelvan a
nombrar con el recuerdo de aquellos que asesinaron durante a miles de españoles
durante los años terribles de una republica con actividad criminal desde el
gobierno o desde la cámara republicana, como Santiago Carrillo, La Pasionaria,
Indalecio Prieto, Companys, Negrin o Margarita Nelken etc. En virtud de la
memoria historica se ha cambiado el nombre a las calles de España para recordar
a muchos que formaron parte de lo que sus contemporaneos conocían como “el
terror rojo”.
Llegados a este punto lo facil, por evidente, e
incontestable es decir que a resueltas de la guerra España sufrio un dictadura
liderada por Franco. Efectivamente.
Sin embargo siendo esto una verdad inapelable, en absoluto
es toda la verdad. Lo cierto, para nuestra desgracia colectiva, es que solo una
dictadura de corte fascista fue capaz de pararle los pies a una terrible y
criminal dictadura comunista de corte soviético. En Europa los países sometidos
por el comunismo de Stalin no corrieron por los mismos derroteros. Rumania,
Polonia, Hungría, Bulgaria,
Checoslovaquia, etc., y la mismisma URSS sufrieron la esclavización de sus
poblaciones empobrecidas, hasta limites extremos, y masacradas durante décadas bajo el yugo soviético,
que sembró Rusia y sus republicas anexionadas, así como los países de su orbita
de dominación de asesinatos en masa y campos de concentración y de exterminio.
No me cabe la menor duda de que este y no
otro hubiera sido el destino de nuestro país de haber triunfado el régimen
rojo en la Guerra Civil.
Si se deduce de mis palabras la menor simpatía por una
dictadura como el franquismo es no haber entendido una palabra de lo que quiero
expresar. Seguramente será por mi falta de pericia para explicarlo. La libertad
y el respeto a los derechos individuales y colectivos, son en mi opinión condición
indispensable para el desarrollo de la persona humana y de las naciones. Las
dictaduras contravienen absolutamente la oportunidad de progreso colectivo y
ahogan el potencial humano estrangulando su libertad. No hay disculpa alguna
para una Dictadura. Si hay, sin embargo, posibilidad de comprender su origen,
su naturaleza y la gravedad de sus consecuencias.
Es justamente por este motivo, por el que la Transición
española con todas sus sombras que las hubo, fue en mi opinión una apuesta
valiente por la reconciliación, por la esperanza, en la que todos, uno y otros,
pedimos perdón, por lo que hicimos, por lo que no evitamos, por lo que no
supimos ver, por nuestra culpabilidad, por nuestra venganza, por nuestros
silencios. Así llegamos a reconocernos con mucho esfuerzo y dueños de nuestra
voluntad como un país moderno, que miraba al futuro, sin tiempo que perder en
acusaciones ni represalias. Somos una Monarquía parlamentaria, y tenemos una Constitución,
democrática impecable que votamos prácticamente por unanimidad en todo el
territorio nacional, hay que decir, por
cierto, que especialmente en Cataluña.
Durante todo este tiempo, cuarenta años, en que nos ha
pasado todo, Franco dormía el sueño de la Eternidad. La opinión pública no se
cuestionaba el lugar donde estaban depositados los restos del dictador. Como Lenin,
o Stalin, o Castro, o recientemente Hugo Chávez los muertos están donde se les
coloca. No hablan, ni protestan, ni piden pan. Sin embargo, el Partido
Socialista radicalizado y rivalizando con los neocomunistas en cuestiones de
fondo ideológico, y con los independentistas en el progresivo abandono de su
“españolidad” se ha sacado de la chistera, en este caso, no conejo blanco y
risueño, sino un cadáver ya en manos de la Historia y sujeto a su juicio.
El PSOE ha sacado a pasear su rencor y su odio, pero sobre
todo, su inabarcable ambición política, su deseo patológico de poder, su
pretendida superioridad moral como arma política arrojadiza, que transgrede con
absoluta impunidad las líneas rojas de la ética y la verdad histórica, y niega
el agua y la sal, al oponente político entendido como un enemigo con una
concepción desgraciadamente fraticida de la naturaleza política del ser humano.
El PSOE, llevado de su absoluta irresponsabilidad lanza el cadáver de Franco
sobre la cabeza de la que supuesta es la “otra España”, y en un acto en mi opinion
teñido de autoritarismo rancio y peligrosísimo se atreve a abrir una tumba y
exhumar un cadáver, el cadáver de un Jefe de Estado, que vuelvo a repetir, es
propiedad de su familia y forma parte yacente de la Historia de España. Es de autentico
sonrojo el nivel reptiliano de la izquierda española y de sus comparsas de agradaores.
Una izquierda cegada por el ansia de poder que quizá no vea que
esta sembrando vientos que traerán tempestades. O quizá, si. Y por el contrario, estemos asistiendo a una
estrategia perfectamente orquestada en la que se prevea que después de la
tempestad venga la calma, y en esa paz quieta y silenciosa, solo queden ellos. Están
muy confundidos.
Volverán a equivocarse, otra vez.