viernes, 3 de noviembre de 2017

CATALUÑA. VICTIMAS Y VICTIMARIOS

Esta noche duermen en Madrid. No lo harán en un hotel de cinco estrellas. A estas horas ocupan las celdas que les han asignado en las cárceles de Estremera y Alcala Meco. La Juez de la Audiencia Nacional decide el encarcelamiento de O. Junqueras y ocho miembros del gobierno catalán, por su presunta vinculación con delitos de sedición, rebelión y malversación de fondos públicos.

El independentismo catalán se rasga las vestiduras, utiliza palabras grandilocuentes, y entre lágrimas se presenta como victima de un Estado brutal, de una Justicia infame. Imagino que este escenario no estuvo previsto en su meticuloso y largamente elaborado diseño de golpe a España. Supongo que, ninguno de los responsables políticos independentistas contaba con que sus fechorías tendría consecuencias, y que estas las vivirían en carne propia, acostumbrados como están a hacer de su capa un sayo con las derechos y libertades de los demás, entiéndase de los catalanes de usar, tirar, y silenciar, los catalanes no independentistas.

Ha sucedido. El golpe a la legalidad constitucional de nuestro país, se vuelve contra sus protagonistas como un bumerang el sufrimiento que ha iniciado el movimiento de retorno a quien deliberada y conscientemente lo ha desencadenado. Son los artífices, los lideres del “proceso” los que han sido detenidos en aplicación de la  ley y la ejecución de la justicia. Por ahora de manera cautelar, mas adelante ya veremos. Si finalmente son condenados en sentencia firme, podremos calificar  estos personajes mediáticos, tantas veces desafiantes y enchulados hasta el insulto, con la palabra delincuente. Por ahora, es preciso anteponer a este adjetivo uno mas, también calificativo, el de presunto.

Han llamado a tomar las calles y las plazas de Cataluña, buscando que los ciudadanos presionen al Gobierno y a la Justicia. Les piden el trabajo marrullero y más sucio, el de los tumultos, las algaradas…les arengan, les animan a despreciar la ley, eso si, el vocablo  “pacifismo” no se es cae de la boca a modo de eslogan publicitario. Este es el mandato real: la desobediencia de apellido espurio: “pacifica”. Utilizan en su llamamiento un lenguaje redentor, casi místico. “Hacer lo que este en vuestra mano para que el bien derrote al mal el 21-D. Palabra de… Junqueras. Amén.

Me perece este un momento muy interesante lo que esta sucediendo en estos momentos en Cataluña casi una lección practica de sociología política, e incluso de sicología social.  Bien es cierto que, como se repite incesantemente en el Eclesiastés bíblico, nada nuevo hay bajo el sol, y estos métodos, modos y maneras de movilización ciudadana los hemos visto en infinidad de ocasiones a lo largo de la Historia. Convertir en víctima al victimario es una tarea de libro indispensable para mover las voluntades, transformar en mártir al culpable, en adalid de la paz al violento. Se persigue que la verdad y la realidad sean manipuladas en un primer momento, mas tarde ignoradas, y finalmente, cuando el nivel de reflexión personal ha tocado fondo, negadas. Lo cierto, la realidad, pierde todo interés, porque la experiencia vital se sitúa en un ámbito muy diferente de la razón, neutralizada por el sentimiento capaz de no ver, no oír, no expresarse, sino es desde un nivel emocional. Este es el ámbito de la conciencia en el que los individuos no son, si no son para y con nosotros; un nosotros que todo lo invade y al que apelan los lideres mesiánicos con mensajes salvíficos y paraísos revelados. Es el espacio psicosocial en el que anidan y se alimentan el totalitarismo, la xenofobia y el racismo, las tres bestias devoradoras de la libertad. “hacer lo que este en vuestra mano para que el bien derrote al mal” palabra de… Junqueras. Amén.

Los líderes de la clase política independentista han sido aislados de la sociedad en el día de hoy, porque suponen un posible más que probable peligro para ella. Su violencia no ha sido ejercida contra una persona en particular, no han utilizado un arma homicida, ni  están encarcelados porque se hayan apropiado indebidamente de un bien material. No. La violencia ejercida por los dirigentes independentistas, es mucho mas temible que todo eso, de extrema gravedad y de consecuencias trascendentales para las vidas de toda una nación, en términos económicos, sociales, e incluso emocionales y afectivos.  

Su atentado ha sido contra la parte de España que es Cataluña y por tanto contra la propia nación española. Su agresión se ha dirigido a nuestra Democracia, despreciando y transgrediendo la Constitución que ampara los derechos y libertades de todos los españoles, incluidos los catalanes. Han golpeado al Estado desde el Parlamento Catalán, subvirtiendo su propio estatuto de autonomía, ignorando e incumpliendo el funcionamiento de su propia cámara, y despreciando al resto de representantes políticos de los ciudadanos elegidos también por la ciudadanía catalana.

Han esgrimido a modo de autodefensa que tienen un mandato popular de acción política para proclamar su independencia y lo han convertido en causa de ley, lo que no es otra cosa que  un argumento torticero y falaz desde su origen porque no puede tener valor legal un referéndum sin garantías, sin el procedimiento previsto en la ley, y sobre todo, es no solo ilícito sino también ilegal, si la cuestión sometida a consulta atenta contra la soberanía nacional de España que reside en el pueblo español, y no en la voluntad expresada o no, de una parte de sus ciudadanos. Una soberanía nacional de la que emanan todos los poderes del estado, incluyendo los poderes autonómicos.

Los responsables del gobierno catalán  han sido llevados ante la Justicia en un país democrático, respetando rigurosamente sus derechos ciudadanos, civiles y políticos. Se han valorado jurídicamente sus responsabilidades y comportamientos vinculados a delitos gravísimos, escrupulosamente y con todas las garantías legales, y han tomado medidas precisas, medidas y  fundadas legalmente para preservar el bien común, como no puede ser de otro modo en un estado de derecho.

No son presos políticos. No son presos por delitos de opinión, o de expresión. No son presos por su pertenencia a una u otra opción política. No se les juzga por ser independentistas. Están presos por (presuntamente) atentar contra Cataluña y contra España, contra nuestro ordenamiento constitucional y nuestra convivencia pacífica.

Que nadie se llame a engaño. Ningún país del mundo permite atentar contra su integridad y su seguridad impunemente, ni por golpistas con uniforme o sin él.  España tampoco, ni en el pasado, ni en el presente.

Que no se nos olvide, ellos no son las víctimas, son los victimarios.  

miércoles, 1 de noviembre de 2017

GOLPE DE ESTADO EN CATALUÑA.

Nuevamente volvemos sobre el monotema político de los últimos meses, de los últimos años podría decirse: Cataluña. La deriva de la política independentista seguida por el Gobierno de la comunidad autónoma catalana ha desembocado en la proclamación de la república catalana.

Vivimos saturados de opiniones diversas, y los medios de comunicación son un constante clamor informativo desde todos los ángulos posibles, en relación a la cuestión catalana y los acontecimientos que hemos vivido recientemente, por lo que me siento razonablemente incapaz de añadir nada  nuevo a todo lo escrito, hablado y compartido en los medios; de aportar ninguna razón/opinión personal que no se haya dicho con anterioridad, y seguramente de manera mucho mas fundada que la que yo pudiera expresar. Es por ello, que, en esta mi casa, me quiero limitar en esta ocasión a poner negro sobre blanco, sin mas intención que la de aportar un punto vista, el mío. La mirada a la actualidad de una ciudadana sin mas pretensiones que las de ejercer su libertad de expresión y compartirla con aquellos que se hayan acercado a este modesto rincón de reflexión personal.

Así pues, comenzamos…

El viernes de la semana pasada el parlamento catalán votó la proclamación de “su” republica. Pudiera parecer una afirmación imposible semejante despropósito, sin embargo así fue.  Seguí con atención el desarrollo de la votación desde la TV de casa debatiéndome alternativamente entre la perplejidad y la ira, interrumpidas ambas emociones por esa risa tonta que nos da, nacida de la incredulidad y la certeza vividas al unísono. La oposición se levantó de sus escaños, y abandono en masa el hemiciclo. Sobre los escaños de algunos parlamentarios constitucionalistas, quedaban tendidas las bandera nacional y la señera catalana testigos silenciosos de la fechoría que allí estaba a punto de cometerse y que finalmente se perpetró. La imagen no podía ser mas deslucida, más triste, más vergonzosa. Los votantes independentistas del “si”, ellos con ellos, sin nadie mas, depositaron su voto de manera secreta, cobardemente, como ladrones intentando camuflarse en el anonimato del gentío. Así se llevó a cabo la ignominiosa votación convertida en golpe de Estado, para vergüenza de España, pero sobre todo, para vergüenza de Cataluña.

El numerito montado por los politicos catalanes, diseñado como un autentico esperpento en el fondo y en la forma, ambas ilegitimas e ilegales,”no ha sido sin embargo algo excepcional ni diferente en esencia de todo lo que lleva sucediendo en esta comunidad autónoma, en las últimas semanas,  meses, o incluso años. En el artículo que precede a este, ya comente algunos de los aspectos que en mi opinión nos habían traído hasta el momento presente en el que el “asunto catalán” ha tocado fondo. Honestamente creo que no podíamos esperar una cosa muy distinta de lo que ha sucedido. No será porque los políticos independentistas y sus socios de la extrema izquierda española, y catalana en particular, no lo venían avisando. Cada día daban un paso mas hacia la solución final, mientras el Gobierno de Mariano Rajoy se empeñaba una y otra vez en negar la evidencia, en decirnos que lo que nuestros oídos oían y nuestros ojos veían, era sencillamente un espejismo, imaginaciones nuestras, que no sabíamos de la misa la mitad, en tanto que por debajo de la mesa, con alevosía y ninguna vergüenza ni dignidad el Gobierno negociaba como echarle tierra al muerto que tenía encima y que apestaba y amenazaba su precaria estabilidad gubernamental. De manera que aplicó el método no por conocido menos deleznable. A iguales problemas idénticas soluciones. Asi pues a las amenazas del independentismo el señor Rajoy, ofrecía, medraba, y pasteleaba en la persona de su vicepresidenta señora Santamaria siempre poniendo pasta sobre la mesa de la negociación.   El señor Rajoy, imagino yo, confiaba con una ingenuidad rayana en la estupidez, que no llegarían a tanto, que este calentamiento de los ánimos catalanistas sería finalmente un farol, que nunca llegaría a celebrarse un referendum independentista y muchisimo menos la proclamación de la independencia. Aseguraron desde los despachos oficiales gubernamentales que el Gobierno controlaba la situación. El fracaso de la vicepresidenta no ha podido ser mas estrepitoso. Despues de marear la perdiz y darle masajes y sonrisitas, lo que no iban suceder, ha sucedido, lo uno primero y después lo otro. Lo han hecho en sus morros, en su mismísima cara, con luces y taquígrafos. Dicho sea de paso, no se como todavía tiene la cara dura de seguir ostendanto la ristra de cargazos, entre ellos el CNI, después del inmenso ridículo de su personal gestión.

Justo es decir que detrás de las actuaciones independentistas hay un ejército de bruñidores de realidad que se lo ha puesto difícil al Gobierno. Pero nunca dijo nadie que gobernar fuera sencillo, ni tampoco nadie obligó al señor Rajoy a mantenerse al frente del Ejecutivo si no se sentía capaz de lidiar este toro. Desde el gobierno autonómico y sus socios, y desde los medios de comunicación publicos, se han diseñado noticias, se han inventado ataques desproporcionados de las fuerzas de seguridad, se han sacado de la chistera mujeres abusadas sexualmente por la Guardia Civil, abuelitas inocentes atacadas por brutales fuerzas de ocupación. En fin, toda una panoplia de mentiras y medias verdades, que por otro lado, eran perfectamente previsibles.

La construcción de la realidad virtual separatista es insoportablemente burda, tosca y sin embargo eficaz. Pareciera diseñada para adoctrinar a párvulos, cuestión esta en la que tienen extensa y eficaz experiencia, pero funciona.  Sin embargo, esto que es cierto, no resta un ápice a la responsabilidad del Presidente del Gobierno, y a su mano derecha la señora Santamaría, que han  conducido a la nación española a los limites de lo intolerable en materia de seguridad nacional, a una situación de conflicto abierto en la sociedad catalana, a poner en cuestión nuestra democracia en los foros internacionales, a poner en peligro la seguridad económica y la prosperidad de nuestro país. Porque si bien es cierto que los políticos catalanes se han comportado lisa y llanamente como golpistas y por tanto como delincuentes, no es menos cierto que al gobierno de Mariano Rajoy se le ha desencadenado un incendio de proporciones descomunales porque ha sido incapaz de apagar las fogatas, mas o menos intensas, pero siempre peligrosas, cuando ha tenido oportunidad, y no solo eso, cuando tenía la obligación de hacerlo para preservar el bien supremo de todo gobierno que se precie de tal, como la integridad territorial,  el cumplimiento de las leyes y  de su Carta Magna. La responsabilidad política de Mariano Rajoy es en mi opinión insoslayable, en este caso por omisión, por inacción, por dejación en sus primordiales funciones como jefe del Ejecutivo.

Llevamos décadas en las que la Constitución ha dejado de aplicarse en distintos territorios nacionales en su letra y en su espiritu. Cataluña es un ejemplo palmario de ello y la deslealtad de los políticos catalanes y catalanistas, siempre ha recibido a cambio prebendas y privilegios, que, por otro lado, no ha llevado a ninguna otra cosa que no haya sido un victimismo constante, una vuelta de tuerca detrás de otra a los gobiernos de turno. Todo es y lleva siendo muchísimo tiempo, un despropósito descomunal, que ha terminado en esta tragicomedia, en este vodevil de ínfima categoría, con unos protagonistas, a cada lado, cual mas patético y mas ridículo. Porque si el papelón de Puigdemon es para nota, el de la vicepresidenta del gobierno, responsable además de los servicios de inteligencia no le va a la zaga.

Sin embargo se  ha producido en este breve espacio de tiempo, desde la celebración del no-referéndum, un fenómeno con el que yo creo que no contaba nadie. De la noche a la mañana comenzamos a ver algo inusual y completamente sorprendente en las calles, en los medios, en las televisiones.  Ciudadanos catalanes, comenzaban a significarse espontáneamente, a protestar abierta y públicamente contra la imposición fascista del independentismo de la que se sentían víctimas.

Recuerdo con especial emoción a ciudadanos ofreciendo sus casas para alojar a los guardias civiles y policía nacional, sometidos al acoso, a la humillación de no encontrar alojamiento, cuando intentaban llevar a cabo su trabajo con motivo de los mandamientos judiciales en relación con el supuesto referéndum eran insultados y amenazados en las calles en los tumultos independentistas. A partir de este momento, se han sucedido en toda España, y en Cataluña en particular, manifestaciones de centenares de miles de ciudadanos agitando la bandera de España y la bandera catalana, y reclamando su derecho en las calles a ser y sentirse españoles y catalanes, catalanes y españoles. Convocados por DANES o por Sociedad Civil Catalana, se han llenado las plazas de ciudades y pueblos españoles de banderas nacionales. La calle, ha dejado de ser de los independentistas y de la extrema izquierda. Los rostros felices y libres del millón de personas que alzaban sus banderas y cantaban el himno nacional en Barcelona del domingo pasado, es un hito en la historia de nuestro país. La ciudadanía le ha puesto cara a la españolidad, y los políticos de miserables intenciones y pusilánimes conductas, no les ha quedado otra que sumarse en un intento de rentabilizar, yo creo que electoralmente, el acto de valentía y coraje protagonizado por la ciudadanía común y corriente, cuando hanpercibido con absoluta nitidez que su nación estaba a punto de resquebrajarse y con ello, su libertad como ciudadanos.

A esta hora, Puigdemon y su sequito están  en Bruselas, una vez cesados de sus cargos, con la aplicación in extremis del Art. 155 de la Constitución, por el Gobierno y con la aquiescencia de Ciudadanos y el PSOE. Los responsables del golpe tendrán que dar cuenta de sus acciones ante los Tribunales, con acusaciones de sedición y otras de enorme importancia relacionadas con el acto de traición a la Constitución y al Estatuto catalán. La cobardía es la definición que mejor se ajusta a la conducta de estos delincuentes golpistas, que han dejado colgados de la brocha a los ciudadanos que sacaron a la calle, a los que aseguraron que ellos no solo eran diferentes del resto de los españoles, murcianos, andaluces, o castellanos, sino que eran además mejores, por el simple hecho, no de ser catalanes únicamente, sino por ser catalanes independentistas. Así se lo enseñan a los niños y jóvenes en las escuelas y centros educativos controlados por unas leyes de educación perversas y xenófobas en su aplicación. Esos ciudadanos que abducidos por un proyecto totalitario, como el nacionalista, en el que la siempre expresión de la opinión no independentista te convierte en un apestado, se ven por ahora, en tierra de nadie, con sus lideres institucionales “fugados”, esperando seguramente condenas importantes como rastreros delincuentes, y a las puertas de una convocatoria electoral a instancias Gobierno español, de resultados del todo inciertos para sus aspiraciones.

El depuesto expresidente de la comunidad autónoma catalana se busca la vida en Bruselas, a cubierto de su más que probable detención por protagonizar en el ejercicio de sus responsabilidades políticas, delitos de la más extraordinaria gravedad, llama a los ciudadanos catalanes a resistirse a ley, y que pongan la cara, donde, el no ha querido poner su culo. Las negociaciones, al parecer llevadas a cabo con el Gobierno central, intentando por todos los medios salvar ¡¡su patrimonio personal¡¡ y buscando no solo inmunidad penal sino también inmunidad patrimonial nos una idea de la calaña del señor Puigdemon. Ya se sabe… la pela es  la pela. Que poco elegante, cuanta zafiedad y que poco romanticismo/idealismo se atisba en esta ridícula, patética y delincuencial pantomima independentista. Veremos en que acaba la puesta en polvorosa del insigne Presidente autonómico y sus inmediatos colaboradores en el gobierno. Todo parece indicar que, como ha sucedido hasta el momento, en el extranjero, como se decía antiguamente, no les van dar ni media bola. La estrategia seguida por este señor apelando a la violencia del Estado español y a la falta de garantías para su seguridad, estamos aburridos de escucharla en boca de toda la basura etarra que ha buscado escaquearse de la responsabilidad de sus crímenes e incluso justificarlos. Los países de la UE se dirán probablemente, aquí tenemos otros perros con idéntico collar y que esa película ya la habian visto antes.

El Gobierno de España llama a las urnas para normalizar la situación en Cataluña. Esta patata caliente le quema a Rajoy como una brasa y como ya nos tiene acostumbrados, buscara la manera de soltarla a cualquier precio. Al mago de los tiempos, como le dicen algunos de los suyos, ya sabemos que le gustan las soluciones recocidas a fuego lento. Como si el resultado de unos comicios autonómicos fuera a resolver por arte de birli birloque la profundísima fractura social entre catalanes, y de Cataluña con España.

Es un hecho, ya no es un rumor, o un mensaje viajero de los wsp, que muchos españoles se detienen a comprobar que los productos que llenan la cesta de la compra, no lleven la identificación de producto catalán, porque son muchos los españoles que están dolidos, cansados y aburridos, de esa Cataluña que sale en la teles dia si y dia tambien, soberbia, faltona y despreciativa, que no permite hablar la lengua de todos en sus comercios o sus calles, que mira por encima del hombro a los ciudadanos andaluces, o menosprecia e insulta a extremeños o castellanos; de esa Cataluña, que les recuerdan siempre que tiene oportunidad, que ellos no son como nosotros, y que, por si fuera poco, exige mantener y aumentar sus privilegios en detrimento, como suele suceder de las comunidades mas pobres. Tantos españoles están hartos de esta mandanga, que han hecho de su consumo un elemento de presión, y de expresión de su cabreo mayúsculo, y  a esa burguesía catalana acomodada e indiferente, pero que no estúpida (según dicen),  tantas veces ensorbebecida y con tan pocos motivos para el engreimiento, ha comenzado a notar en su bolsillo o en el negocio, que viene a ser lo mismo que las cosas ya no son como antes, y que aun les queda muchisimo recorrido por empeorar, si el consumo se afianza en la discriminación por origen de los productos.  Esa conducta de muchísimos  consumidores parece que ha llegado muy lentamente, pero ha llegado para quedarse y no será  nada fácil de revertir.

Tampoco lo será, que las grandes empresas que han salido por patas de Cataluña, regresen. Mientras el gobierno de Cataluña sea un nido de grillos o de ratas, la seguridad jurídica estará en entredicho, y las grandes corporaciones ponen el ojo en su cuenta de resultados, que es donde resulta estar su verdadera y gélida identidad.

No será fácil tampoco reconvertir las actitudes y los estereotipos negativos provocados por décadas de educación xenófoba en Cataluña, en las que se ha reinventado la Historia de España para proyectar un odio feroz a nuestra nación y el desprecio a los españoles. El independentismo no ha ahorrado esfuerzos para controlar el sistema educativo, cultural y de los medios de comunicación hasta el punto que reivindicar la españolidad de los profesionales en estos ámbitos exige tener una vocación heroica.

Y sobre todo, no será fácil sacar a la gente de sus casas, para ir a votar en primer lugar, y en segundo lugar, a votar por opciones políticas constitucionalistas, que han sido objeto de desprecio publico, de estigmatización y de ninguneo por los medios de comunicación públicos catalanes y abiertamente independentistas, a los que se ha sumado la prensa de izquierdas nacional siempre comprometida con la destrucción de España, para ella sinónimo de un idealismo fascista y carca. Ya conocemos que la masa siempre suele estar al lado del ganador, y el constitucionalismo, ha sido claramente el perdedor durante todo nuestro periodo democrático. Sin embargo, la experiencia nos dice que este es el único camino posible para transformar la realidad de Cataluña, si es que aun podemos y queremos confiar en que ese camino que hasta hoy era inexistente podemos hacerlo realidad trazándolo, dibujándolo,  nosotros con nuestros pasos, uno a uno, y uno tras otro.

Las manifestaciones de estos días han roto el silencio de los ciudadanos invisibles y silentes. Salieron a la calle con su bandera y con su voz, y han protagonizado, ellos si, lo que pareciera una incipiente revolución de la sonrisa. Una revolución roji-gualda que podemos atisbar como un instante fugaz de la Historia, en esas imágenes aéreas de las calles de Barcelona y de la Pza.de Colon de Madrid, que se llenaron de un silencio mágico para escuchar sentidamente las notas del himno nacional, tantas veces abucheado y denostado en aglomeraciones independentistas impunemente.

No quiero dejar pasar la ocasión de mencionar al Rey de España. Lo  hago con satisfacción y sinceramente sorprendida. Mis inclinaciones monárquicas son francamente débiles y la figura del rey D. Juan Carlos no me parece la de un Jefe del estado del que sentirse orgulloso. No es este el lugar ni el momento dedicarle al penúltimo rey Borbón una mayor atención o comentario. Baste de decir que atisbo en su persona y su conducta demasiadas sombras, sospechosas opacidades, y vergonzosas evidencias y obviedades. A la luz de lo que me podria esperar en un primer momento,  la intervención del Rey de España Felipe VI dirigiéndose a los ciudadanos en defensa de la legalidad, de la Constitución y de la integridad y unidad nacional de España me pareció extraordinariamente importante, muy positiva y sobre todo muy esperanzadora. Ante una situación política de gravedad extrema, y de una, como poco,  aparente inconcreción y contundencia del Gobierno para abordarla, el rey se manifestó como el rey de todos, recordando que España no es un país tercermundista, una frívola aventura histórica, o una nación de plexiglás. España enfatizo Felipe VI es un pasado, casi ancestral, un proyecto de futuro y progreso, y una nación democrática en la que sus ciudadanos están protegidos y amparados por un Estado de Derecho. Los ciudadanos españoles han valorado las palabras y la posición adoptada por el Jefe del Estado, y le han manifestado su adhesión, y yo creo que también su agradecimiento, reivindicando su reconocimiento en cada manifestación multitudinaria que se ha celebrado, proclamando vivas al Rey.

Quedan 50 días para los comicios autonómicos. Francamente me es difícil ser optimista, porque  mi desconfianza en la clase política es radical. Las propuestas de algunos, de más autonomía y autogobierno y mejora en la financiación de Cataluña para que, como estos señoritos de política dicen, se sienta cómoda y encajada con el resto de España y los españoles, no son en mi opinión, un paso adelante, sino más de lo mismo, más de lo peor. Ni dentro ni fuera de la Constitución es coherente ya, plantear las soluciones a los conflictos territoriales desde el ahondamiento de las diferencias y el abundamiento de los privilegios, ni para Cataluña ni para ninguna otra Comunidad Autónoma. Por el contrario, soy partidaria de abolir fueros, y privilegios, anclados en supuestos derechos históricos que apestan a rancio, comenzando por el País Vasco y Navarra. No se puede consentir por mas tiempo, que territorios, sean los que sean,   asienten su progreso en la pobreza de los mas, o del patriotismo que se le presupone a Comunidades solventes, por el simple hecho de no tener aspiraciones nacionalistas, y sentirse absolutamente identificadas con su españolidad.

Llevamos décadas de democracia escuchando la martingala de los hechos diferenciales y entre ellos el de tener una lengua propia distinta del castellano.  Si eso es suficiente para justificar y aceptar la fuerza centrípeta  y desestabilizadora de nacionalismos egoístas siempre demandantes de privilegios sine die, en detrimento de l afirmación de una nación de ciudadanos libres e iguales, estamos poniendo la mirada fuera de foco. El bilingüismo no es que sea deseable, es que es imprescindible, para garantizar los derechos de todos los ciudadanos. Es inadmisible que en nuestro país, no pueda hablarse o expresarse con libertad en cualquier ámbito de la actividad cultural, económica o social, en castellano, la lengua que todos los ciudadanos españoles tienen reconocida en la Constitución como la lengua oficial del estado, con el deber de conocerla y el derecho a usarla, por su puesto, respetando la  oficialidad del resto de las lenguas cooficiales en sus territorios, que se consideran patrimonio cultural y que, además deben ser objeto de protección. No hace falta ser muy espabilado para darse cuenta que eso no será posible con una hora de español a la semana de enseñanza en las escuelas, o con la marginación de nuestro idioma, el idioma de todos, en los medios de comunicación, en la administración publica o en el ámbito de los negocios económicos.

La lengua, el bilingüismo, es la gran batalla que le queda por librar al constitucionalismo y que a día de hoy todo parece indicar que se da como una batalla perdida. Los padres que en Cataluña se han rebelado ante el imperativo autonómico que les obligaba a escolarizar a sus niños en un sistema que excluye el castellano, han sido literalmente abandonados cuando no negados de manera vergonzosa  por los gobiernos nacionales. Los intelectuales, creadores con deseos de expresarse en castellano de se han visto marginados y prácticamente expulsados, condenados al ostracismo, por los poderes públicos autonómicos catalanes, viéndose obligados a exiliarse fuera de Cataluña para seguir desarrollando su actividad docente, creadora o innovadora. Mención a parte merecería este asunto referido al País Vasco, donde hasta hace prácticamente un telediario, la discrepancia con el nacionalismo/independentismo afectaba, directamente a tu integridad personal o la de tu familia, porque en cualquier momento podías ser victima del euskonazismo y eso todos sabemos en que consistía y como acababa.

La cuestión territorial en España se ha convertido en un tema de absoluta gravedad y urgentes soluciones tr los gobiernos nacionales, qporque  constituye una espada de Damocles sobre nuestra pervivencia como nación, y sobre nuestro progreso. En mi opinión, el estado de las autonomías esta efectivamente agotado y sobre todo se ha convertido en una organización del estado costosísima para los ciudadanos, con una tendencia prácticamente inevitable a la corrupción política y económica, y de naturaleza tóxica y corrosiva. El estado autonómico se ha esclerotizado, ha dejado de ser funcional, y es fuente de desigualdades entre ciudadanos y territorios que es necesario corregir. No podemos aceptar que la inercia de la historia nos conduzca por caminos plagados de víboras que  nos acechan en cada recodo. No podemos consentir que partidos nacionalistas/independentista usen y abusen de nuestro sistema democrático para subvertirlo, para humillar al Estado y para ser una y otra vez, los adalides de intereses egoístas e insolidarios, planteando permanente chantaje a la gobernabilidad de la Nación.

Una vez llegados al punto en el que lo que temíamos que sucediera, finalmente ha sucedido, quizá habría que modificar las reglas del juego que nos dimos hace 40 años, para que con la experiencia que el paso del tiempo nos ha permitido acumular, pongamos en marcha una formula alternativa de organización territorial del estado, en la que todos los territorios que hoy denominamos Comunidades Autónomas, dispongan de al menos, las misma oportunidades de desarrollo, aportando un esfuerzo fiscal al conjunto cifrado en criterios justos, basados en la capacidad, en la responsabilidad y la solidaridad interterritorial. Pero no solo eso. El estado de las autonomías ha devenido en gran medida en una yuxtaposición de entes políticos progresivamente más desgajados del resto, más desafectos a la patria común.  Las lenguas propias de las comunidades que las poseen, no han contribuido al enriquecimiento de la Nación en su conjunto, como debería haber sido,  sino que se han utilizado por los partidos nacionalistas como barreras sociales, culturales y de identidad, generando tendencias a un autismo identitario intransigente, totalitario  y empobrecedor, que ha expulsando a sus conciudadanos a las tinieblas destinadas a la otredad, a los que no somos nosotros y convirtiendo a los castellano parlantes en ciudadanos de segunda, imponiendo con medidas de carácter político imperativas el progresivo abandono de la lengua común de todos los españoles con todo lo que ello tiene de significado disgregador.

La situación que vivimos es compleja, y no creo que unas elecciones autonómicas sean la panacea para abordar el comienzo de un cambio de rumbo en el Estado. Ello exigiría medidas políticas de calado como por ejemplo una modificación de la Ley Electoral que se sustentara en el criterio de un hombre, un voto, de manera que el voto de un ciudadano de Murcia valiera lo mismo en términos de representación que el de un ciudadano de Madrid, por ejemplo. Esta reforma seria fundamental para terminar de una vez por todas con la sobrerrepresentación parlamentaria de la que disponen los partidos nacionalistas, que les ha permitido tener una influencia parlamentaria determinante e inmerecida.

Otra de las cuestiones que habría que someter a discusión es si las competencias en asuntos troncales en los servicios públicos a los ciudadanos, como la sanidad, la educación, y posiblemente también la seguridad, no ganarían en eficiencia siendo competencias de responsabilidad estatal, siempre poniendo la atención del mejor servicio y atención a los ciudadanos. Un estado que se precie debe ser capaz de atender de manera óptima a todos sus ciudadanos, con idénticos recursos, en cualquier lugar del territorio. Debe así mismo, ofrecer una educación homogénea y de calidad en lo que concierne a la inversión de recursos educativos a cualquier niño o joven, independientemente no solo de su condición económica socio-familiar, sino también independientemente del lugar del territorio nacional en el que haya nacido y de que este disponga de mayor o menor capacidad y riqueza.

Deberíamos plantearnos de una vez por todas una  nación de ciudadanos y no tanto de territorios, en la que el bienestar y desarrollo de la persona estuviera por encima de cualquier otra consideración. Sobran quizá, superestructuras administrativas atomizadas, cuyos costes soportan los ciudadanos, y que pienso, no responden a los intereses reales y vitales de los mismos. Estas estructuras burocráticas autonómicas  se retroalimentan, crecen, se expanden, y resultan finalmente costosísimas. Son caldo de cultivo para las tomas de decisiones políticas  fraudulentas y corruptas, como ya estamos cansados de constatar y son parte esencial de nuestros problemas como país, no podemos esperar, por tanto, que se conviertan por si mismas en la solución.

Desde mi punto de vista, nos encontramos muy alejados de lo que yo humildemente considero podrían ser motivos para la esperanza. Desde luego, nada que esperar de nuestros partidos políticos ni a la derecha ni a la izquierda. En el partido popular, siguen encantados de conocerse, y el estado de las autonomías sigue siendo su mejor opción, no importa que el tinglado rezume corrupción por los cuatro costados y que se alcen en rebelión los socios con los que ha venido contando en sucesivos acuerdos parlamentarios. En el PSOE, su lider P. Sánchez sencillamente no parece saber por donde se las anda, salvo que parece dominarle la pasión por asentar sus posaderas en el palacio de la  Moncloa. Me siento incapaz de traducir a un lenguaje inteligible las asimetrías territoriales de las que habla con su media lengua de decir para no decir nada, como propuesta de su reforma constitucional.  Pero mal empezamos cuando trata de explicarnos que unas comunidades deberían ser mas asimétricas que otras… que que deberían serlo menos .., etc. El señor Iglesias, merece mi atención de una manera, francamente muy limitada, no porque crea que no es capaz de empeorar aun mas las cosas, sino porque de una ideología totalitaria como de la que hace gala, simplemente me espero lo peor y a eso no hay que darle muchas vueltas. Sus aspiraciones considero que en absoluto tienen que ver con un proyecto nacional, y de progreso para España, sino en alcanzar el poder a cualquier precio, para perpetuarse en él sine die, ya sea  pactando con terroristas como Otegui o apoyando de facto un golpe de estado contra España, como el perpetrado estos días en Cataluña.

Ciudadanos se perfila como una opción innovadora pero todo esta por ver. Pareciera, en principio que sus planteamientos están alejados de pactos o acuerdos con partidos nacionalistas y ese es un buen punto de partida. Pero nada más. Únicamente eso. Tiene que demostrar absolutamente todo en política de gobierno. Su planteamiento de una reforma constitucional pareciera estar más cerca de la cohesión que de la fragmentación del país. Ya veremos. A estas alturas de la película España no esta para dar cheques en blanco.

Mi posición personal es el escepticismo. Únicamente atisbo un motivo para la esperanza en los centenares de miles de españoles que han salido a las calles estos días para gritar a pleno pulmón que son y se sienten españoles, que tienen una bandera de la que se sienten orgullosos, que escuchan emocionados y respetuosos el himno nacional de su patria, y que le gritan a los vientos ¡¡Viva España y viva el rey¡ Esa ciudadanía compuesta de personas, (no de “gente”, en abstracto, muy diferente de una manada, o de la masa amorfa o informe), hombres y mujeres, trabajadores, jóvenes estudiantes y mayores jubilados, autónomos, emprendedores, amas de casa, que se han envuelto en la bandera nacional con la sonrisa en la cara y con aires de fiesta y de reivindicación en las calles, que no son hijos del franquismo. Que nadie se equivoque. Ellos no son una antigualla, ni son abanderados de un patrioterismo vacuo y superficial. Son nuevas y antiguas generaciones viviendo su presente, hijos de su tiempo, con deseo y voluntad de pertenecer y reivindicar su tierra, su pueblo, perteneciendo a una España moderna y democrática, y siendo, también, ciudadanos europeos. Es una ciudadanía asentada en el siglo XXI, con valores democráticos profundamente arraigados. Son ellos, los ciudadanos españoles los que tienen la última palabra. Si alguien puede cambiar el rumbo de la Historia son ellos, y su determinación, su esperanza y su coraje. Han recuperado la calle, han defendido su libertad, y le han plantado cara a los buitres que planean sobre una España maltratada y humillada pero en absoluto destruida, y ellos son el vivo ejemplo de su oculta vitalidad.

Como tantas otras otras veces en nuestra historia, el pueblo parece ser el adalid de su patria, el Pueblo y su Rey. Hoy  es el pueblo soberano de una Nación centenaria, regida por una Constitución democrática, organizada en torno a un Estado de Derecho y representada por el Jefe del Estado con funciones y atribuciones constitucionales. Queda por ver si los políticos que pretenden dirigir su destino están a la altura que el momento histórico les demanda, del pueblo español y de su Rey. Yo personalmente lo dudo. Nada me alegraría más que equivocarme

jueves, 28 de septiembre de 2017

CATALUÑA 1-O. MOMENTO DE LA SOBERANIA NACIONAL. CE 1978, T. Preliminar, Art,1.2





Todo parece indicar que iniciamos la cuenta atrás, la enésima cuenta atrás para que se produzca el desenlace, del conflicto catalán. El  primero de octubre sabremos finalmente en que queda la última vuelta de tuerca con la que el separatismo esta desafiando al Estado, y lo que es peor, a la  Nación.

Como siempre me sucede, abordar la cuestión del independentismo me produce una inmensa pereza intelectual. Incluso, cuando los protagonistas de la agresión a mi país hacen uso de las balas, del secuestro, de la extorsión, de la violencia explicita y  adopta abiertamente el formato criminal del terrorismo, como es el caso del separatismo vasco, incluso, en ese caso, me cuesta muchísimo prestarle atención a su previsible y banal propaganda, a sus incendiarias proclamas victimistas, al relato fantasmagórico de la historia en la que supuestamente se asientan sus anhelos identitarios, y que solo y únicamente, ha tenido y tiene lugar en las mentes mitómanas de politicastros de carácter doméstico, aldeano, de personajes de nula valía, de intelectualidad de medio pelo.  Iluminados salvadores patrios, devenidos por un cúmulo de circunstancias, en miserables personalidades  públicas, lideran el movimiento separatista condenando en sus juicios sumarísimos a los ciudadanos que son y se sienten españoles en Cataluña o Pais Vasco (pero no únicamente en estas Comunidades). Esta clase política formalmente democrática y salida de las urnas, ha gobernado en los territorios nacionales de su “competencia” con mano de hierro y paso firme para llevar a la práctica sus objetivos independentistas, alimentando la xenofobia, incluso el racismo como en el País Vasco, hacía  España y los españoles.

El estamento político-administrativo autonómico inductor de la incendiaria movilización secesionista que vivimos pertenece en su mayor parte a las clases acomodadas y a una alta burguesía, que ha considerado a España como el gran mercado de los productos catalanes por un  lado  y por otro, como una fuente imprescindible de flujos monetarios estatales indispensables para financiar, precisamente, su secesión. La política autonómica catalana, se ha centrado fundamentalmente, en alimentar el victimismo, y trasladar a su ciudadanía, simultáneamente, un  ridículo sentido de su superioridad respecto a los españoles, y la “españolidad”. La frase “España nos roba” acuñada y repetida incesantemente por las autoridades catalanas deja bien a las claras la estrategia seguida para cultivar la desafección, sobre todo, en las generaciones más jóvenes.  

Todos los medios se hacen eco estos días de la llamada a la  movilización de las autoridades autonómicas catalanas para subvertir  la legalidad constitucional. Prensa escrita, medios de comunicación digital, redes sociales,  han convertido en monotema el asunto este de si el referéndum para la secesión de una parte del la nación debe o no producirse y si el gobierno de la nación, (y demás poderes del Estado) debe dar cobertura pactada a la consulta o si por el contrario, como parece estar sucediendo, se debe emplear a fondo con todos los instrumentos del Estado de Derecho para que la consulta no llegue a celebrarse. Esta es la cuestión que exige inmediatas tomas de decisión, toda vez que el secesionismo ya se ha pronunciado con toda claridad, y que la convocatoria a las urnas sigue adelante, pese a los reiterados pronunciamientos del Tribunal Constitucional y los Jueces.

Llegados a este punto, creo que es interesante plantear algunas cuestiones con el fin de observar el conflicto con una intencionalidad honesta, y por supuesto, con la limitación propia del conocimiento de una ciudadana, simplemente atenta a lo que sucede en su país, y guiada por lo que sus oídos escuchan, pero sobre todo, por lo que sus ojos ven.


1º La inútil apelación a la Historia, a la verdad, y a la razón.

Estas tres cuestiones que teóricamente deberían ser determinantes en la defensa de los postulados secesionistas, son en mi opinión, completamente irrelevantes en el momento presente; no le interesan a nadie. El debate riguroso sobre el conflicto catalán o vasco, es irremediablemente el debate sobre la historia de España y la Nación Española, la patria común de los españoles, también de ambos territorios,  hace décadas que no es de interés.  España comenzó a morir en la conciencia de una gran parte de la ciudadanía por inanición, hasta el día de hoy, en que la encontramos prácticamente agonizante. Una muestra evidente de esta realidad es el comportamiento adoptado por altas instituciones del Estado, que han tolerado, aceptado e incluso avalado y defendido, el agravio, el insulto, la mofa y el desprecio publico, colectivo e individual, a las señas de identidad de la Nación y al Jefe el Estado. En la calle, en los campos de fútbol, en las redes sociales, amparados en la libertad de expresión  y en otras supuestas libertades, los separatistas han llevado a cabo con absoluta impunidad agresiones de toda índole contra todo aquello que representara a España. Parece haberse asumido que estos comportamientos colectivos e individuales del independentismo, no nos conciernen, y sobre todo, y que nuestra Nación no merece más  consideración que aquella que se  la reconozca en términos burocráticos, o la mención que forzosamente se ella hace en el Boletín Oficial del Estado.

La  Historia común de los españoles, ha sido sometida, por parte de las distintas consejerías de educación autonómicas, a todo tipo de cercenamiento, a orientaciones que distan enormemente de una objetividad riguroso, alejadas de la realidad de los hechos históricos. Varias generaciones de catalanes, han sido,  aleccionadas e instruidas en el desprecio y en el odio a la Nación española, imponiéndose contenidos educativos carentes de veracidad,  verdaderas patrañas pseudohistóricas como incuestionables y fuera de toda discusión. A nadie se le escapa las consecuencias de esta trágica estafa a la verdad y a la razón.

2. El Titulo Octavo  de la Constición.

En mi opinión, es un monumental, error sin paliativos. No pretendo entrar en profundas consideraciones jurídico-constitucionalistas. No poseo formación jurídica para ello, sin embargo la simple lectura de la Constitución nos da suficiente base como para entender que la redacción del Título Octavo es cuando menos, ambigua y poco esclarecedora. Los ciudadanos latinoamericanos que se acerquen a estas páginas, entenderán perfectamente a qué me refiero cuando digo que el Titulo Octavo de la constitución que alude a la organización territorial del Estado, es “un arroz con mango”, en otras palabras, un lío, una confusión, una indefinición, una inconcreción  normativa, que ha tenido consecuencias nefastas para España.

Si trataba de dotar de un armazón territorial coherente, comprensible y asequible al desarrollo institucional territorial, no ha podido ser un mayor fracaso. España se constituye en virtud del Titulo Octavo, en un Estado denominado “de las Autonomías”, que no es federal pero tampoco deja de serlo, que parece unitario pero desde concepciones descentralizadas, según  y como; que pudiera ser semifederal, que otros definen como un  Estado plural etc.

Por si fuera poco, el Titulo Preliminar expresa con absoluta contundencia que la soberanía nacional reside en el Pueblo Español, y afirma rotundamente, la indisoluble unidad  de la Nación española, para a continuación añadir, que garantiza la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran.

En este magma de incongruencias, de enorme dificultad de compresión lógica para el sentido común, se han ido gestando las más abyectas deslealtades, se ha regado tacita a tacita las yerbas venenosas que alimentan la conspiración, el golpe de estado que las autoridades catalanas pretenden materializar el 1-O. En la estructura burocrática y de poder autonómico, se  ha desarrollado como una hidra voraz la corrupción política embridada con la corrupción económica durante lustros, sin que ningún estamento social, jurídico o político, moviera un solo dedo para evitarlo. Es para mi un incognita que no consigo despejar, como es posible que los ciudadanos de a pie no sean capaces de percibir que es, precisamente, el poder político autonómico y su vocación carroñera, el responsable máximo en la reciente crisis económica que hemos padecido y de la que aun no nos hemos recuperado,  y que ha sido el mismo diseño autonómico, el que ha favorecido, tolerado y estimulado el expolio de las arcas públicas, y el empobrecimiento de sus ciudadanos. Madrid, Valencia, Andalucía, etc… pero sobre todo Cataluña, son el ejemplo fehaciente de ello.

3. La desealtad de los partidos nacionales.

Hace más de 40 años que la Constitución esta vigente. Es muy importante señalar que, con todos sus defectos, fue votada y aprobada por la abrumadora mayoría de los españoles, y masivamente en Cataluña, donde lo fue con especial entusiasmo. Cabía esperar, por tanto, un futuro nacional esperanzado y fraternal entre los españoles, una vez cerrado el capítulo de la Dictadura, y superada, no sin esfuerzo,  la Transición. La política nacional ha sido liderada por dos grades partidos de ámbito nacional a ambos lados del espectro político, desde el centro izquierda y el centro derecha y eso podría haber sido garantía de estabilidad y progreso para España, en el contexto de una Europa de las Naciones, avanzando en la Unión y la cohesión.

El terrorismo de ETA, y la calculada ambigüedad del PNV, sin cuya cobertura de facto, la organización terrorista hubiera desaparecido en un breve espacio de tiempo, se encargaron desde el minuto cero de poner jaque a nuestra Democracia. Los disparatados principios doctrinarios de Sabino Arana, su patéticas chorradas acerca de la supremacía de lo vasco frente a lo español, sus enunciados nazis al describir la supuesta identidad vasca, resulta que, en un anacronismo histórico impropio de un país europeo que mira al siglo XXI, han sido asumidos por el PNV y la figura del orate Arana, se ha reivindicado sin que se les caiga la cara de vergüenza a los dirigentes nacionalista, eso si, tras un lavado de cara en sus formulaciones mas disparatadas con el fin, imagino yo, de evitar el escándalo de hacer suya una ideología simple y llanamente, de corte nacionalsocialista. No puedo por menos que recordar en este momento, como insignes, representantes de la política nacionalista durante los años de plomo en el Pais Vasco, a J. Arzalluz y a monseñor Setién, recogedores de las nueces ensangrentadas que cayeron durante lustros del árbol que sacudían  terroristas asesinos vascos de hombres, mujeres y niños españoles. Por desgracia, ambos despreciables personajes vinculados íntimamente con la Iglesia Católica, para deshonra y desconcierto de los católicos.

Durante todo este tiempo hemos escuchado del Partido Socialista y del Partido Popular que la gobernabiliad del país era el prioritario de sus objetivos. Así, las mayorías simples, o por decirlo de otro modo, la debilidad de los partidos nacionales en el Parlamento, ha sido la oportunidad de oro para los partidos nacionalistas (siempre independentistas, no lo olvidemos) para cobrarse el apoyo parlamentaria a precio de competencias, de dudosa legitimidad, pero siempre habitando en el limbo jurídico de la indefinición constitucional. Es preciso puntualizar que la presencia parlamentaria del separatismo, debería haber sido si  no insignificante, si irrelevante, de haber contado con partidos nacionales con  sentido de Estado, pero sobre todo, con conciencia de su responsabilidad histórica. Hoy  estaríamos hablando de cosas muy distintas, si el Partido Popular y el PSOE, hubieran liderado conjuntamente la preservación de la Nación Española, su integridad y su unidad, con el convencimiento de que se trataba de valores no vinculados con un  pasado oscuro y dictatorial, sino como un bien superior que debía y podía enraizarse en la libertad y en la igualdad de todos los ciudadanos, amparados por una Constitución y un Estado democráticos.

Lejos de este planteamiento, ni PP ni PSOE, se tendieron mutuamente la mano para hacer oposición limpia en sus legitimas y necesarias diferentes posiciones respecto de la orientación de la gobernabilidad del país, pero de común  acuerdo en las cuestiones de Estado de las cuales,   ninguna hay de mayor relevancia, que la preservación del estado mismo, y de la Nación en la que se este se sustenta. Por el contrario, ambos partidos alcanzaron los acuerdos de gobernabilidad con  los partidos nacionalistas/independentistas, repartiendo competencias y privilegios en unas componendas vergonzantes, mercadeando en última instancia con la mismísima seguridad existencial de la Nación, dispuestos desmenuzar, a trocear a cambio de pactos de legislatura que les garantizarse mantenerse en el Gobierno, a costa, incluso,  del vaciamiento del Estado. Véase la política llevada a cabo por Zapatero en Cataluña, (por no hablar de los acuerdos con la ETA), anteriormente los acuerdos de Aznar con el megacorrupto presdiente Pujol, o el último intento de aprobación de los presupuestos generales de Rajoy mendigando los cinco votos parlamentarios al PNV, a cambio de la pasta gansa y del control de la política penitenciaria, que de sobra sabe el partido popular tendrá como colofón la puesta en la calle de los asesinos etarras, bajo cualquier presupuesto de oportunidad política para el PNV, azuzado por sus descarriados hijos bilduetarras. Los asesinos y sus complices han decido que después de estar asesinando, extorsionando, secuestrando y torturando en su actividad terrorista que es la hora de pillar cacho, o lo que es lo mismo, poner las posaderas en las poltronas del poder.


4. Los medios de comunicación al servicio del poder autonomico y de la causa secesionista.

Estamos en este punto, ante el más garrafal de los errores de los Gobiernos desde la Transición hasta este momento. La política de comunicación, junto con la cesión de las competencias de educación ha sido la clave de la progresiva desafección a España. 

Vivimos un tiempo en el que la influencia de los medios audiovisuales y de internet es determinante en la estructuración y configuración de las conciencias individuales y colectivas, y el poder autonómico se ha ocupado con muchísimo interés y justo es reconocerlo, con enorme eficacia, de controlar férreamente cada minuto emitido por las ondas o por las televisiones de su comunidad, que son, evidentemente de titularidad publica o, en todo caso, afines. Esto en lo concerniente a los medios de ámbito local. Los medios de carácter nacional, televisiones generalistas y emisoras radio nacional, están sometidas en resumidas cuentas, en su creación, y en su regulación por los diferentes gobiernos. La izquierda ha sido, en este caso, la que ha cortado el  bacalao y de no dejado ni las raspas, ante la pasividad cuando no aquiescencia, de un derecha, empeñada en definirse como de centro, reformista, que es lo mismo que no decir nada con tal de no significarse. De manera que durante lustros se ha dedicado también con una perseverancia encomiable, pero este caso patética y suicida, a dejarse comer el bocadillo por el grandullón macarra del patio, incapaz de construir una alternativa política basada en valores reconocibles, que le dotaran de entidad, y de respetabilidad. Así las cosas, los medios de comunicación, en la abrumadora mayoría de los casos, están en manos de grupos de comunicación controlados por una bollante y multimillonaria izquierda capitalista que sin complejo alguno se sitúa siempre al servicio del mejor postor, y siempre, invariablemente, de uno u otro modo, en contra España.  Solo hay que ver los informativos, tertulias y debates políticos, (y no solo políticos) para constatar la evidencia.

Los puntos mas arriba mencionados, han sido determinantes en mi opinión, para llegar a la compleja situación en la que hoy nos encontramos. Hay momentos especiales, estelares en esta triste historia, como la reunión de Carod Rovira de Ezquerra Republicana con ETA, para pactar la actividad asesina de los terroristas vascos en España pero fuera de Cataluña, o en otro orden de vergüenzas,  el inefable presidente Zapatero proclamando que aceptaría sin decir ni chitón, cualquier resolución del Parlamento de Cataluña, o la sintomática frase de extrema debilidad y estupidez del acomplejado presidente Aznar frente a Pujol, cuando dijo que él hablaba catalán en  la intimidad… (realmente patético el pobre José María), o el masaje en los hombros (asi, como suena) que le procura  Oriol Junqueras a la Vicpresidenta Soraya Saez de Santamaría,   encargada por Rajoy de aplacar por cualquier medio (léase poniendo la pasta de todos los españoles) las ínfulas independistas, es decir del propio Junqueras, al tiempo que éste tomaba posiciones para clavarle hasta el corvejón la estocada definitiva a su Gobierno, pero sobre todo a nuestra Nación. La escena, no tiene precio para provocar la hilaridad. No se puede hacer más el ridículo.

Es este momento parece que el pescado esta todo vendido. Al Gobierno únicamente le queda hacer lo que no tiene mas remedio. El referéndum debe impedirse porque, si bien la consulta a los ciudadanos en Democracia es un ejercicio legítimo y saludable, no todas las consultas pueden ser planteadas; estas son aquellas que son contrarias  la Ley, principio por el que se rige cualquier democracia en cualquier país del Mundo civilizado. El Gobierno no puede autorizar ni pactar esta consulta porque sencillamente no tiene potestad ni competencia  para hacerlo. La soberanía nacional reside en el pueblo español, y es en esa soberanía en la que se asienta la Nación española como patria común e indivisible de todos los españoles. También de los españoles catalanes. Las decisiones sobre la Nación de todos no pueden ni van a estar en manos de una parte, por más violencia y presión que se pretenda o pueda ejercer, desde ningún poder autonómico.

El Gobierno esta obligado a hacer cumplir con la ley, a los ciudadanos de manera individual, a los colectivos, a las instituciones, y a los gobiernos autonómicos. Nadie esta por encima de la Ley en un Estado democrático y de derecho. Hoy mismo la banda terrorista ETA a través de sus asesinos se ha pronunciado a favor de la rebelión secesionista de las autoridades autonómicas catalanas como antesala de la  materialización de su proyecto para Vascongadas y Navarra. La burguesía independentista catalana es alzada en hombros por los asesinos comunistas independentistas vascos. En este simbólico y repugnante maridaje carente de cualquier valor ético y democrático esta atrapada la Nación española.

Ha hablado ETA todavía encapuchada, y la Conferencia Episcopal también se ha pronunciado. Intentando poner una tirita en la profundísima herida que ha ocasionado el clero catalán a la maltrecha Iglesia Católica en España. ETA se pone al frente y la jerarquía de la Iglesia Católica se pone de perfil, que no se vea … que no se note. Con calculada ambigüedad se ha pronunciado monseñor Blázquez a favor de todos, desde una equidistancia, innoble y desleal. Cuando el edificio está en llamas, acuden los obispos con su regadera de juguete para que no se diga que no ha contribuido a apagar el incendio. Que tristeza y que vergüenza. Una vez mas, otra vez...que indignidad¡.

La cuerda se ha tensado al máximo. Hemos llegado al final de un lento proceso de vaciamiento del Estado. No tengo ni idea de que será lo que  nos deparará el futuro.  Si creo  que después de lo que ahora suceda nada volverá a ser igual, y pienso que ello no tiene porque ser negativo forzsamente. Quizá tengamos que volver a dotar al Estado, de proyectos de futuro compartido; a contar nuestra Historia común a nuestros niños en las escuelas y a nuestros jóvenes en las Universidades desde la verdad iluminada por las brillantísimas luces que nos alumbran y no únicamente desde las sombras que oscurecen nuestro pasado y nuestro presente, como hacen las grandes naciones en el Mundo. Quizá, llegado el momento de la verdad, el camino a recorrer en las distintas regiones de España no sea el de los privilegios, las desigualdades y los conciertos y cupos económicos injustos e insolidarios,  amparados en supuestos derechos feudales, sino el camino de la reconstrucción de una nación de ciudadanos libres e iguales en todo su territorio. Quizá haya que rebelarse y abandonar todo aquello que nos somete impunemente al insulto, a la humillación y que nos destruye, haciendo respetar de una vez por todas y a todos, territorios y personas,  los símbolos que representan a nuestra Patria. Quizá haya llegado el momento de respirar hondo, mirar al futuro y soltar lastre. Si, quizá debamos plantearnos, todos, desde nuestra Soberanía compartida, no tanto el derecho a que algunos nos abandonen, sino  el derecho que nos asiste a decidir que no deseamos compartir el camino con aquellos que nos desprecian y nos hieren. Quizá deberíamos reflexionar sobre el derecho a independizarse…de España y que se vayan, los que se tengan que ir, pero que lo hagan con lo puesto. y que dejen las llaves de nuestra casa al salir. En todo caso, estas cuestiones, y cualesquiera otras que afecten a la soberanía de la Nación española, están en manos de los únicos depositarios de la misma: los españoles. No tengamos miedo, quizá nos encontremos ante el comienzo de un proyecto nacional verdaderamente ilusionante de ciudadanos libres e iguales.

Nosotros, todos los españoles somos Nación, y nosotros, solo NOSOTROS decidimos,

miércoles, 12 de julio de 2017

20 AÑOS SIN MIGUEL ANGEL BLANCO




A quien corresponda,
a todos aquellos que han sepultado en el olvido el espíritu de Ermua.

Solos se quedan los hombres
al calor de las batallas,
y vosotros, lejos de ellas,
queréis ocultar la infamia,
pero el color de cobardes
no se os irá de la cara.

Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta.

Miguel Hernández (Viento del Pueblo, 1937)

EL DIA DEL ORGULLO, UNA FIESTA MAS… O MENOS

Pasados los efluvios del día del Orgullo en Madrid, el Ayuntamiento podemita y el gobierno autonómico pepero, han recogido y plegado las banderitas arco iris para desempolvarlas en algún otro evento de naturaleza sexo-propagandística. Los partidos políticos con representación parlamentaria han echado carreras a ver quien llegaba más lejos en su defensa de los derechos supuestamente vulnerados de aquella parte de la ciudadanía que cuya elección sexual es la que ella ha decidido  libremente ser.

Francamente no dejan de asombrarme estos fastos, estos festejos, en los que la reivindicación y el homenaje se centran en las preferencias sexuales de los individuos/as. Pensaba yo, al parecer presa de una ignorancia supina, que la defensa de los derechos humanos recogida en nuestra Constitución, era de carácter inclusivo, que hombres y mujeres independientemente de su legítima opción sexual, se encontraban representados, sin más.

Tampoco alcanzo a entender el eslogan, por otro lado, de alcance internacional, que utilizan los ciudadanos de opción sexual homosexual, bisexual, intersexual… y me permito dejarlo aquí, para no extenderme. Los llamados colectivos LGTBI, hablan de las celebraciones como día del “Orgullo”. Nunca se me hubiera ocurrido que practicar sexo, o elegir pareja con uno, con una, o con ambos, tuviera mérito alguno del que sentirse orgulloso. El sexo, la opción sexual, el intercambio sexual, no añade ni quita nada a la persona. Las opciones sexuales están ahí, y cada uno determina cual es el campo en el que quiere jugar. Incluso, debe tener la legítima opción libre, de no elegir ninguna y mantenerse en la abstinencia sexual. Puestos a considerar opciones, más o menos frecuentes, y sin recurrir al celibato por razones de índole religiosa como en el caso de los monjes y monjas budistas y los sacerdotes, monjes y monjas católicos,  existen personas cuya opción es la a-sexualidad, y cuyo interés por el sexo es nulo.

No se si los célibes, por uno u otro motivo, han reflexionado sobre el orgullo que deben esgrimir ante el resto de la ciudadanía, porque su elección haya sido la abstinencia. Por otro lado, los ciudadanos y ciudadanas heterosexuales, no se si han caído en la cuenta de que por abrumadora mayoría, además, deberían tomar las calles, y a grito pelado lanzar consignas reivindicativas y folklóricas sobre lo estupendo, natural  y saludable que es copular, cuanto mas mejor, con el sexo opuesto.

A mi, para que decir otra cosa, no me gusta el numerito multitudinario y carnavalesco de los fastos del llamado orgullo, en este caso, me voy a permitir escribirlo con minúsculas, porque creo que no da para mas el vocablo en esta ocasión. Me parece una fiesta banal, y carente de verdadera enjundia reivindicativa. Probablemente porque aquí y ahora, no hay derechos cercenados, ni menosprecio a las minorías, cuyas preferencias sexuales, no son la heterosexualidad. La reivindicación se convierte en humo, a lo sumo, en una fiesta de disfraces, cuando aquello que es  supuestamente vulnerado resulta que se encuentra protegido y defendido en la mismísima ley. No se puede ir más allá en el reconocimiento de los derechos ciudadanos que su defensa plasmada en la legislación derivada de la Carta Magna.

Otra cosa muy distinta es que bajo el argumento de la reivindicación y la denuncia, los colectivos LGTBI, persigan la implantación en la sociedad de determinados esquemas y modelos de familia, de pareja, de creencias y modos de sexualidad. En este punto, es de reconocer, que la presión ejercida por los lobby LGTBI ha sido eficaz y muy exitosa. Hasta el punto de que el poder ejecutivo (por ahora autonómico) ha liderado la imposición legal de la limitación del derecho de libertad expresión y educación, sobre lo que es o no licito considerar y opinar en el ámbito de la libertad individual sobre estos asuntos. Seria muy largo y tedioso enumerar en detalle los aspectos legales de la Ley de Protección Integral contra la LGTBIfobia y la Discriminación por Razón de Orientación e Identidad Sexual aprobada en la Comunidad de Madrid por el Gobierno de Cristina Cifuentes, por ejemplo. Baste decir que deja meridianamente clara cual es la posición política del ejecutivo y del legislativo autonómico, y lo que es mas, cual es la intención de los mismos, a la hora de controlar e imponer a los ciudadanos su particular interpretación de esta realidad. El poder político  esta dispuesto a utilizar todos los resortes de que dispone, con la mayor contundencia, es decir desde la coacción de la ley y la penalización de la infracción de la misma, en la implantación de la ideología que considera oportuna al respecto.

A mi, personalmente me parece mal, muy mal, fatal, por la sencilla razón de que si bien los derechos humanos son incuestionables y la dignidad de la persona es inherente a la misma independientemente de cualquier otra consideración, los comportamientos individuales y colectivos, también los sexuales, pertenecientes a LGTBI o heterosexuales, pueden ser, han sido, son y serán, objeto de valoración ética, moral, o estética incluso, por parte del resto de la sociedad. Intentar eliminar mediante la imposición legal y/o mediante el adoctrinamiento educativo la libertad individual de juicio y criterio respecto de las conductas humanas, también sexuales, creo que tendrá un éxito aparente y formal, pero considero, sinceramente, que es intentar ponerle puertas al campo. Hasta tal punto es así, que incluso desde el corazón del colectivo LGTBI, surgen voces que, paradójicamente, comparten criterios con posiciones esgrimidas desde ámbitos sociales muy críticos, por ejemplo, con los modos y maneras llamémoslos  benévolamente “peculiares” de expresión de lo específicamente gay con las que no solo no se sienten identificados, sino que les resultan ofensivas, inadecuadas y perjudiciales para sus intereses y su proyección en libertad dentro de la sociedad.

Tengo la impresión de que asistimos a una eclosión un tanto artificial y de postureo, de ensalzamiento del homosexualismo, y sus diversas y extensas variables. Una vez más, parece que nos encontramos  sometidos a la imposición de lo políticamente correcto. En este caso, es el sexo, las opciones sexuales, con lo que mercadean políticos, medios de comunicación fundamentalmente. La imposición de la ideología de género, sin la que es prácticamente imposible comprender como hemos  llegado a la calificar de “orgullo” la homosexualidad y el lesbianismo, la bisexualidad, intersexualidad, etc., (es evidente que nadie menciona el orgullo al referirse a la heterosexualidad), es un objetivo que se define perfectamente en los manuales y programas de prácticamente todos los partidos políticos en las democracias occidentales. No basta la igualdad en la diversidad, pareciera que se hace indispensable ahondar, promover, difundir e implantar, la generalización de lo particular, la socialización en las opciones sexuales naturalmente minoritarias. Cuando digo “naturalmente” me refiero en sentido estricto y literal de la palabra. Es natural y  mayoritaria, la copulación y relación de pareja heterosexual simplemente porque es indispensable en términos instintivos, para la reproducción de la especie humana. Simplemente eso, de lo que no cabe inferir, que la homosexualidad no sea una conducta sexual practicada por los seres humanos, en mayor o menor medida, con mas o menos aceptación social, en las sociedades y colectividades a lo largo de la historia. Por otro lado, es una obviedad que la sociedades humanas, cualesquiera que sean,  desde sus más antiguos ancestros han sido mayoritariamente heterosexuales, y  en condiciones de especial dificultad de supervivencia para el grupo, ávidamente, codiciosamente heterosexuales.

Al margen de estas cuestiones, podría debatirse ampliamente sobre algunas de las reivindicaciones de la comunidad LGTBI, la fundamental, en mi opinión, la adopción de niños huérfanos por parte de sus miembros. Mi posición es nítida en este asunto: en absoluto reconozco tal derecho a los adultos. Este enfoque me parece del todo equivocado, y esencialmente injusto. El derecho a contemplar, no es el de los adultos, heterosexuales u homosexuales etc., el derecho es el que asiste a los menores a tener una familia en la que crecer, y evolucionar, en la que sentirse amados y protegidos. Y, en este sentido, considero que un niño tiene el derecho a ser adoptado por una familia compuesta por un padre y una madre, y a ser posible, compartirlos con hermanos. No pongo en cuestión la capacidad de amar y cuidar adecuadamente a un menor por parte de homosexuales o lesbianas, etc etc. Lo que planteo es que el niño o la niña deben tener el derecho y la oportunidad, de crecer en una familia con referentes paterno y materno. Insisto, en que el derecho de hombres y mujeres adultas, heterosexuales, o lesbianas, u homosexuales, no debería, en mi opinión ser objeto de planteamiento o discusión en este caso. Podrían argumentarse múltiples razones, desde perspectivas muy diferentes que no entro a valorar en este momento.  

Para mí la cuestión es bastante simple, elemental si se quiere. Somos hijos de la Naturaleza. Sofisticados, evolucionados y culturalmente extraordinarios gigantes. Elegimos nuestras opciones sexuales, las reconocemos en nuestras legislaciones, y garantizamos el derecho a la dignidad de ciudadanos y ciudadanas que se identifican con cualquiera de estas opciones, protegiendo los derechos humanos desde el reconocimiento de la diversidad, pero eso en absoluto es óbice para tener muy presente a la hora de regular la adopción de los menores, que nacemos de una mujer,  que nuestra llegada a la existencia se gesta en un útero y que este que no es un receptáculo reproductivo, sino que forma parte de la naturaleza humana materna; que para hacer realidad la vida, es condición biológica de nuestra especie la fecundación de una mujer por el esperma de un hombre, que no es una semilla inanimada, sino esencia y origen de la paternidad. Nos reconocemos a nosotros mismos, independientemente de cualquier otra consideración, como los hijos de una pareja heterosexual, de unos progenitores, padre y madre, hombre y mujer. Eso es lo que yo deseo para los niños, que han perdido a los suyos. Ellos no pueden elegir. Entiendo que el Estado esta obligado proteger prioritariamente el bien mayor: el niño, siendo muy escrupuloso a la hora de ejercitar su tutela sobre el menor,  de no legislar en favor de los adultos, libres de elegir sus opciones sexuales, permitan éstas o no su  capacidad de procrear, en detrimento de los mas débiles, los niños que necesitan y tienen derecho, (ellos si)  a ser miembros de una familia.

Podría argumentarse que existen en la actualidad los llamados vientres de alquiler, técnicas de fertilización in vitro, “almacenes”  de óvulos descartados y donantes de esperma anónimos etc… Ciertamente que la biotecnología  permite técnicas de reproducción humana altamente sofisticadas, pero eso no afecta al fondo del asunto que aquí se considera. La maternidad, la paternidad y la filiación trascienden el ámbito de  lo técnicamente posible, para adentrarse en el territorio de la ética, de la moral, y de la psique, tres aspectos estos que son el núcleo de la naturaleza individual y social del hombre; forman parte indisociable de la esencia personal que nos permite la autoidentificación como hijos de una madre y de un padre en términos reales, pero sobre todo, en términos simbólicos.
Creo recordar que son veinticinco el número de países que han permitido la adopción de niños por parejas del mismo sexo, yo me sitúo en la posición que mantienen el resto de los países del Mundo.

Madrid es una ciudad maravillosa, mundana, dada al jolgorio y a la fiesta, a las celebraciones y a los ritos. Sus calles se llenan con decenas de miles de personas, en manifestaciones políticas multitudinarias, en carnavales, en el desfile de los Reyes Magos, en las procesiones de Semana Santa como la del Cristo de Medinaceli, que moviliza centenares de miles de fieles por las calles. También, claro que si, en las fiestas del Orgullo Gay, participa la ciudad con entusiasmo, porque son eso, una fiesta en la que se cumple con toda la parafernalia de banderitas, enseñas y colorines con la que se atavían los ciudadanos de cualquier condición sexual al ritmo de la fiesta callejera. La diferencia muy notable  a considerar es que en ninguno de estos acontecimientos y manifestaciones, las autoridades políticas haciendo pleno, se han empleado a fondo junto con los medios de comunicación social, dando una cobertura extraordinaria, llamando a la población a participar en las mismas e invirtiendo recursos económicos y de toda índole, de manera absolutamente desmedida, y en mi opinión, injustificada. Ellos sabrán porque. Yo creo intuirlo.

En todo caso, una vez más, miembros  colectivo LGTBI se ha comportado en las calles, haciendo uso de su libertad, como ya nos tiene acostumbrados y hemos asistido a imágenes en las que se ha insultado y vejado las creencias y símbolos religiosos católicos, se han utilizados modos y maneras de expresión de dudoso respeto a los menores, se ha hecho alarde de gestos obscenos en la calle publica, se ha practicado sexo de manera francamente sucia, en portales, en rincones y parques de la ciudad. En fin, yo creo que si este colectivo tiene verdadero interés en ser, como no puede ser de otro modo, respetado por la ciudadanía deberían hacérselo mirar desmarcándose de imágenes tan poco edificantes como los patéticos cueros y dominaciones que se arrastran por las aceras, obscenidades, y postureo pretendidamente  escandalizante en la vía pública, que los medios de comunicación difunden profusamente para vergüenza ajena, lo que debería ser de propia vergüenza.

Por otro lado, y a la postre, tengo la sensación de que no tanto como champán, si no mas bien, como la gaseosa, la fiesta ha pasado en un chim-pump, esfumándose como las burbujas que se diluyen en un tinto de verano peleón. Eso ha sido todo. A mi me parece mas bien poco para tan insistente vocerío y relumbrón.

Habría que preguntarse de donde sacan los colectivos LGTBI pa tanto como destacan, como decía la canción. La respuesta nos daría seguramente la clave para entender en gran medida, de donde venimos, pero sobre todo, hacia donde vamos, y decidir, si es ese el camino que queremos recorrer, si estas son nuestras banderas. O no

miércoles, 17 de mayo de 2017

LEY DE LA MEMORIA HISTORICA

Memoria histórica. Así la llaman y para mas concreción el concepto se ha desarrollado con rango de Ley, como tal es de obligado cumplimiento. La iniciativa no es nueva, fue con el Gobierno del inefable presidente socialista J.L. Rodríguez Z. cuando tuvo su aprobación parlamentaria.

Tengo que confesar que no he leído la norma legal de cabo a rabo. Conozco sus entresijos, mas que nada por las acciones ejecutivas que las distintas administraciones están llevando a cabo para implementarla. No es que me falte interés, es que me escasea el tiempo para menesteres tan tediosos. La izquierda, se ha empeñado en ganarle la guerra a Franco con casi 100 años de retraso, y no ve el momento de lanzar alguna dardo, misil o balazo (entiéndase que figurados) contra una supuesta derecha fascista que, al parecer, sigue pisándole el callo.

Me parecer verdaderamente asombroso que aún mantengan la esperanza en una victoria postrera sobre la otra España que según ellos, pervive por doquier y acecha oculta a la vuelta de la esquina de cada cita electoral en la que los ciudadanos le dicen nones a las izquierdas variopintas y con papeleta susceptible de ponerse en una urna. Con franqueza, debo decir que me mueve más el pasmo que el desprecio por este estado de ánimo en el que aun se debaten las izquierdas en España. Porque, lo único que mi razón alcanza a informarme es que aquellos españoles que mataron y murieron y a los que se supone pretenden recordar, están todos muertos. Los perdedores y los ganadores, los vencidos y los victoriosos, reposan en sus tumbas y son historia, ellos si, con todas las de la ley.

Pero volviendo a la Ley “de la memoria histórica”, es evidente que ambos términos no van más allá de la Guerra Civil y el posterior periodo de la Dictadura del General Franco. Tampoco llega más acá, la memoria. De tal modo, que el pretendido recuerdo no alcanza a los Gobiernos de la Segunda Republica, y la amnesia de vuelve absoluta a la hora de tener en consideración a los españoles que han sido asesinados a lo largo de casi cuatro décadas por terroristas comunistas/independentistas vascos, y algunos catalanes. Para las izquierdas la historia es selectiva y la memoria restrictiva, siempre al servicio de la causa propia del pensamiento único, el suyo; siempre instrumentada para contar los acontecimientos del pasado y del presente, desde su perspectiva totalitaria y amenazante.

En todo caso, la cuestión es que se han puesto manos a la obra, y entre consejos de sabios y doctas opiniones de historiadores de filiación evidente,  han cogido el callejero, y se han cepillado los nombres de las calles que les ha parecido oportuno. En este mismo orden de cosas se ha eliminado estatuas o señas del pasado calificadas  como ofensivas a la susodicha memoria. No voy a entrar en detalles pormenorizados de cada uno de los casos, que para quien tenga interés en ello están a su disposición en la red, tanto los personajes denostados por las sacrosantas cabezas pensantes, como sus biografías y las acciones de las que en su momento fueron protagonistas.

Me cuesta enormemente entrar en valoraciones que tengan que ver con los tiempos de la Republica, la Guerra, y de algún modo también, de la Dictadura. No soy experta en Historia, y lo que conozco de este tiempo, lo se por referencias familiares, como creo que nos sucede a la mayoría de los españoles que no somos niños. La información de que dispongo me ha llegado también, por lo mucho o poco que he podido leer al respecto, y mi conclusión es que, pese a todo, parecen existir razones rigurosas para que las matizaciones en el fondo de la interpretación de los acontecimientos históricos vayan cobrando una importancia, en mi opinión cada día mas relevante. Los hechos se circunscriben en su punto de partida,  al periodo de Gobierno Republicano, de carácter formalmente democrático, a una sublevación contra dicho gobierno por parte de una facción de los militares de ese Gobierno que desemboca en una fraticida guerra  y un posterior periodo de una Dictadura, en la medida en que las libertades políticas se mantuvieron eliminadas, que finalizo tras cuatro décadas, con la muerte, del dictador ya muy anciano.

El punto y final se puso hace ya cuarenta años. Desde entonces, ha llovido y diluviado todo tipo eventualidades sobre nuestro país. Hemos sufrido un terrorismo asesino proveniente de Vascongadas que ha causado más de mil muertos, decenas de miles de heridos, viudas y huérfanos, más de 200.000 exiliados políticos. En este tiempo de Democracia, hemos visto como las libertades ciudadanas de los españoles, en las Autonomías llamadas históricas, se han visto cercenadas con absoluta impunidad siempre encaminada a aniquilar  su percepción de pertenencia a la Nación española. Un ejemplo clarísimo ha sido las políticas lingüísticas contra el uso del Español. La libertad de expresión en el idioma oficial (cooficial en determinadas Autonomías) de España, su uso en la escuela, la administración y el comercio, o la cultura, se coarta bajo el acoso y el amedrentamiento por parte las autoridades autonómicas y sin intervención alguna por parte de los diferentes gobiernos nacionales. El Español, convierte a quien pretenda utilizarlo en un ciudadano de segundo clase, cuando no, en un proscrito o un marginado fundamentalmente en Cataluña o País Vasco, sin olvidar Valencia, Baleares o Galicia.

Recientemente, España ha sufrido el mayor atentado de Europa  por parte de un grupo terrorista supuestamente, yihadista, en el que perecieron 200 personas y cerca de mil resultaron heridas, en los días inmediatamente anteriores a unas elecciones generales, y nos dicen que, se ha dado carpetazo al magnicidio con el esclarecimiento de la verdad judicial, para a continuación añadir entre dientes, que los españoles no estamos preparados para conocer “que paso” el 11 de marzo de 2004 y como, posiblemente, se cambió de un tajo, el rumbo de la historia de nuestro país.  

En este mismo momento, los poderes locales, en este caso, la Autonomía Catalana, ha optado por pasarse la Constitución por el mismísimo arco del triunfo inguinal, y le hace corte de mangas al Tribunal Constitucional, al gobierno de la nación,  al Parlamento nacional, y se suena los mocos con las soberanía nacional que reside en el pueblo español, mientras el nacionalismo vasco entre pistoleros y bailadores de claque, mejor dicho, airosos danzarines de aurrescu aprovecha inmisericorde la indigencia moral para defender democráticamente la soberanía nacional de los sucesivos Gobiernos presididos por partidos supuestamente nacionales.  Puntualizo que me permito escribir en Castellano la denominación de la honorable danza, porque que es mi lengua materna y la lengua de Francisco de Quevedo y Villegas y el idioma de mi país. Si tengo tiempo y ganas, en otra vida, a lo mejor aprendo vascuence, y lo escribo con una enorme “k”, por ahora  y mientras yo decido, la cosa irá como va.

Es este contexto, la memoria ni esta ni se la espera, y lo de historia mueve directamente al cachondeo. Si queremos reír a mandíbula batiente, o llorar a lagrima viva, no tenemos mas que asomarnos a los textos educativos en los que las diferentes autonomías hacen el relato de su devenir en desde los tiempos pretéritos. Nunca mejor dicha la frase “la imaginación al poder”. Ahora  podríamos quizá decir con mayor propiedad “al poder por la imaginación”. Pero esto no sucede únicamente en los ámbitos educativos en poder de las autoridades autonómicas.  Los medios de comunicación afines a los variopintos independentismos y siempre al servicio del mejor postor, difunden sin sonrojo, cosas verdaderamente pintorescas revestidas de aires académicos. Así nos podemos  encontrar,  ya en el mismísimo Paleolítico con el nacimiento nada más ni nada menos, de la nación vasca¡ o una modernísima  democracia en plena Edad Media como Cataluña¡ o toparnos, así como que no quiere la cosa, con Breogán el mítico rey celta, que dicen las meigas gobernó Galicia hace la friolera de cerca de 4000 años, y ahora reivindicado por los independentistas gallegos como anclaje de su, identidad nacional… ¡faltaría mas¡

De memoria, no parece que andemos muy sobrados, y de historia, ya vemos como estamos en el muy deficiente, sin embargo, los políticos parecen haber tomado gusto a esto de dejar su huellita y tener su minuto de mezquina gloria a golpe de cambio del nombre de las calles, removiendo tumbas y desenterrando esqueletos. La más, la mejor, la tope guay, la number one de las tumbas: la tumba de Franco.

Esta semana se ha votado en el congreso y ha salido aprobada la propuesta de ley, de la exhumación los huesos de Franco del Monasterio del Valle de los Caídos. No tengo conocimiento de si sus señorías en su clarividencia habrán decidido que hacer con los huesos del cadáver del general. Tengo entendido que el Valle acoge, además, a miles de combatientes republicanos y del bando nacional. El tema me parece no tiene una pizca de comicidad. Francamente me cuesta comprender que mueve a la izquierda a tomar este tipo de decisiones aquí y ahora.

Me he preguntado muchas veces como sería la España republicana, la España de la Guerra Civil. He escuchado directamente las historias de aquel tiempo que cuentan personas muy mayores que aun recuerdan. Historia antitéticas, desde los dos lados, desde el enfrentamiento fraticida. Historias feroces y tristísimas de asesinatos injustos, de perdidas de vidas irreparables. Historias de asesinatos de adolescentes tiroteados en las tapias de los cementerios por ir a misa, y de mujeres humilladas y asesinadas por rojas y republicanas. De jovencísimos seminaristas tirados por los acantilados del Cantábrico y socialistas fusilados sin posibilidad de defensa alguna. Guerra entre vecinos de escalera, guerra entre hermanos, guerra entre clases, guerra entre creencias, guerra entre españoles que se mataron con  ferocidad, a dentelladas. Un millón de muertos, dicen. No se si tantos, fueron los muertos, si se, sin embargo, que fueron millones las lagrimas, millones las oraciones por los caídos de los dos bandos, millones de seres humanos entre madres, padres, novias, esposos e hijos, solos, perdidos, huérfanos. Fueron millones de españoles tristes, enfermos, desesperanzados, asustados, delatados y delatores. Envenenados de odio, a Dios y a los hombres. Impulsados a matar y a morir, ferozmente, sobre hielos tras las nevadas, bajo el sol de justicia; abocados a caer matados sobre las rocas y sobre los campos yermos porque los hombres que debían mecer la hoz sobre los trigos, cargaban con la guerra a cuestas, con el arma que le abriría de un balazo el corazón el vecino de calle, convertido por algún demonio, en enemigo.

Tiempo de de violencia y muerte, que no acabo del todo. La matanza entre las dos Españas inclino la victoria del lado del General Franco. Volvemos al juicio. Ahora si es evidente el calificativo de dictador para el jefe del Estado. 40 años de paz y 40 años sin libertades democráticas. Con decir Dictadura se dice todo, aunque no completamente. Faltan los matices de los que antes hablaba, del mismo  modo que definir como Republica democrática la Segunda Republica no describe con precisión la verdadera naturaleza de aquellos gobiernos de final de los años treinta. El contexto internacional europeo también cuenta y mucho. En la deriva de  los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar en España estuvieron en gran medida inducidos por el clima político de la Europa entre guerras. Aquellos hombres que lideraron el enfrentamiento de las dos Españas eran como no podía ser de otra manera, fruto, producto de su tiempo. En mi opinión las posiciones adoptadas por la Republica devinieron paulatinamente y con enorme rapidez en  experiencias anarquistas, y socialcomunistas, fundamentalmente, y los modos, maneras, y actuaciones gubernamentales torpes, irresponsables, crueles y totalitarias fueron a encontrarse con su alter ego en las fuerzas nacionales dirigidas por el General Francisco Franco imbuido de una ideología totalitaria de corte fascista y firmemente decidido a plantarle cara al comunismo que había triunfado, sometido y masacrado a millones de rusos desde prácticamente comienzos de siglo. Finalmente fue el quien dirigiría el destino de España durante las siguientes cuatro décadas y lo hizo a su modo, como un caudillo. Sinceramente no tengo la menor duda de que de no haber sufrido una dictadura de corte fascista hubiéramos sido una republica comunista dentro del corral de influencia soviética. Me parece a  mí que las alternativas para España se debatían entre lo malo y lo peor, o lo peor y lo malo, según se quiera.

Debo insistir en que en absoluto tengo interés alguno en polemizar con los planteamientos que reivindican con trazo grueso la bondad arcangélica de la Republica, y sus defensores en la Guerra Civil. La legalidad, incluso del ejercicio del poder y la limpieza de  los sufragios que le dieron el gobierno de las fuerzas políticas republicanas están cada día más entredicho. Pero, en todo caso, y al margen de esta cuestión que no es baladí, muy al contrario, al hablar de legitimidad y de democracia, lo cierto es que en aquellos años millones de españoles sufrieron, en tiempo de supuesta paz y después en plena guerra, el acoso, la persecución, la amenaza y hasta la muerte, acusados de ir a misa, de ser burgueses o contrarrevolucionarios. De ser, simplemente de derechas.  Lo que vino después lo conocemos sobradamente. Un régimen, como ya he dicho antes, autoritario, dirigido por un caudillo, sin libertades civiles ni políticas, y su traducción en la coacción y la represión de todo aquel que pretendiera ejercer una oposición política al mismo.

Después de décadas hoy, las fuerzas políticas de izquierdas y nacionalistas/independentistas, pretenden refrescarnos la memoria histórica, dicen y para ello, borran  los nombres del callejero que consideran ofensivos a tal memoria, alcanzando su máxima expresión, en la exhumación del cadáver del General Franco. Todo esto tendría, de tener, algún sentido si, simultáneamente no hubiéramos tenido como partícipe en una  tertulia radiofónica todas las tardes durante años, en una emisora de ámbito nacional, a  una personaje como Santiago Carrillo cuya responsabilidad directa en el genocidio de Paracuellos es públicamente reconocida y hay que decir, que hipócritamente blanqueada con excusas infantiles que son un insulto a cualquier inteligencia por corta que sea; tendría algún sentido, de tenerlo, si figuras sobresalientes del Gobierno republicano y activos responsables en la guerra civil, como Dolores Ibarruri, la Pasionaria, miembro del Partido Comunista y mano derecha de Stalin en España no  hubieran dado nombre a calles y plazas en España por doquier, desde la llegada de la Democracia. He mencionado únicamente dos nombres, Carrillo e Ibarruri, porque ambos son, en mi opinión, exponentes de lo que fue, también,  la izquierda española en la preguerra y la propia Guerra Civil. Detrás de estos nombres, de estas figuras históricas, no se encuentra la defensa de la libertad, la defensa de la Democracia, de los derechos humanos. Al contrario, sus oscuras actuaciones están guiadas por su ideología comunista, totalitaria, liberticida y cruel. Miles de muertos de torturados están ligados a estos nombres. Ambos, sin embargo, han recibido y reciben, como tantos otros con los que comparten la historia en el bando republicano, honores y honra.

Después de vivir la dictadura del General Franco durante cuarenta años, nos queda la posibilidad de hacer historia ficción e imaginar una España republicana y comunista. Los países satélites de la Unión Soviética después de la Segunda Guerra mundial y durante la Guerra Fría hasta el derrumbamiento del comunismo en Europa nos pueden dar alguna pista. Francamente las conclusiones son, en mi opinión, obvias y evidentes. Doscientos  millones de muertos en el mundo por causa de la ideología comunista clarifican bastante las cosas. Ningún régimen criminal y totalitario puede defenderse  o legitimarse como una alternativa, de transformación, de solución de los problemas políticos, sociales o económicos, en ninguna circunstancia, bajo  ningún concepto,  ni en el pasado ni en el presente.

La ley de la Memoria Histórica en España es, en mi opinión, una muestra lamentabilísima del perdurable enconamiento del odio hacia la que consideran la otra España. Es una imposición pseudodemocrática  producto de una supuesta supremacía moral que plantea como indiscutibles e incuestionables el relato de la Historia diseñado a su medida y desde su obligo.

En mi opinión hace muchísimo tiempo que a los españoles ni Franco ni Hazaña les quitan el sueño. Es, creo yo, el momento de la Historia, del trabajo honesto los historiadores, del ejercicio en libertad y sin prejuicios del análisis riguroso y veraz de nuestro pasado, y desde esa perspectiva, dejar descansar a los muertos. A todos los muertos. Da vergüenza ajena contemplar el odio y el regusto de personajes políticos a los que solo les queda babear como hienas, contemplando la carroña con la que alimentar su ego, su diminuta y mezquina talla política, en un espectáculo incomprensibe y obsceno.

Desde mi libertad nada me lleva a defender lo que para mi es indefendible, y mi posición radicalmente democrática me permite contemplar con nitidez todo lo que de abominable tuvo el régimen franquista. Con idéntica claridad puedo decir que, en  mi opinión, la Republica no fue ejemplo de democracia, sino que más bien, de todo lo contrario. Gestó en su corto tiempo de vida, las condiciones en las que desde La responsabilidad de sus gobiernos dirigidos por políticos de ideología socialcomunista y anarquista,  se violaron gravísimamente y de una manera insostenible e insoportable, los derechos políticos y civiles, y se aniquilaron los derechos humanos en España.

La Guerra Civil española  fue una guerra entre hermanos. No se  me ocurre mayor mayor sufrimiento y mayor indignidad para una Nación, para que ahora, después de casi 100 años, vengan algunos con lecciones de moral a examinarnos de pureza democrática.

No pueden dar más pena y más asco.